╰✯┋Capítulo 17┋
Shannon veía una pequeña versión suya, supo que estaba soñando. Aunque posiblemente se trataba de un recuerdo puesto que tenía la sensación de que había vivido eso antes.
Eira, siendo pequeño lloraba abrazando un cachorro muerto. Shannon, que había llegado tarde a detener a los pendencieros, intentaba buscar alguna palabra de consuelo.
—Él estará en un mejor lugar. A donde va no habrá más dolor.
—¿Y por qué los humanos no podemos hacer que la Tierra tampoco lo tenga? ¿Por qué si somos seres inteligentes actuamos como si no lo fuéramos?
Permaneció en silencio un momento más. Le dolía no tener las palabras que su amigo necesitaba.
—Eira es tarde, debemos volver.
—Si en verdad existe un Dios que ve todo y que puede evitar el dolor...entonces es el ser más cruel por no hacerlo.
—Quizás es porque desde donde está... los problemas deben verse tan pequeños. Ni siquiera sabemos si lo quiere, lo puede o lo sabe. No sabemos tantas cosas...
Su respuesta no pareció hacer efecto en Eira, quien continuó llorando aferrado al cuerpo sin vida del animal.
—Si yo pudiera terminaría con todo lo malo —dijo al fin, todavía hipando por el llanto.
—Y si solo hubiera cosas buenas, ¿cómo distinguiríamos cuando algo sea malo? ¿no es acaso lo malo lo que nos enseña qué cosas son buenas?
Shannon abrió los ojos, confundido. La cabeza dolía y sus párpados pesaban. Cuando se acostumbró a la luz visualizó el salón de clases vacío y recibió un suave golpe con un libro.
—Las clases terminaron, bella durmiente —se burló Damien.
Shannon talló sus ojos y se estiró. Soltó un bufido y tomó su bolso para unirse a su amigo en el regreso.
—Odio tener que venir —manifestó—. Hay una guerra latente y nosotros seguimos con esta farsa.
—Supongo que estamos más cerca que nunca. Eira no ha venido, debe significar que también se han cansado.
—También estamos completos. Pero me preocupa pensar en que no estamos listos.
—Todo irá bien —le sonrió—. Incluso tú has sobrevivido a las peleas con las estigias.
Shannon iba a golpearlo por su comentario cuando notó que fuera de su salón se encontraba Jade.
—Jade, ¿cómo sigues? —preguntó Damien amable.
Pero la mirada en el rostro de la chica reflejaba angustia. Supuso que tenía que ver con el rumor de que algunos de los miembros de la banda de Damon, los matones famosos de su escuela habían sido encontrados gravemente heridos.
Para su sorpresa, Jade lo confirmó, todos, excepto ella, se encontraban en el hospital y el único que se hallaba consciente no paraba de repetir que un monstruo los había atacado.
—Está bien. Puedes estar segura de que nada te pasará —la intentó animar Damien—. Incluso si algún justiciero se está vengando es casi imposible que busquen algo contra ti.
—No es solo por mí. Alguien que pueda lastimar a todo un grupo a ese grado...
—Debemos volver —sentenció Shannon tajante—. Damien tiene razón, pero, aun así, cuídate.
La chica asintió y ellos siguieron su camino.
—¿Planeas seguirla para mirar si es atacada? —supuso Damien haciendo que Shannon se sonrojara al saberse tan obvio.
—Aunque no parece ser un trabajo de las estigias, un humano normal no habría podido hacerlo.
—¿Y qué tal un apóstol?
—Elizabeth ¿qué haces aquí? —cuestionó sorprendido al ver a la chica, pero pronto su ceño se frunció—. No me digas que has sido tú.
—Por favor, ¿qué ganaría yo enfrentándome a unos simples insectos? No sé ustedes, pero yo no veo a más sospechosos que a Nicholas.
—Nicholas no es como tú —se apresuró a reprocharle— no imagino las veces que seguramente habrás usado tus poderes para lastimar a otros.
—Piensa lo que quieras Liebheart —espetó la chica—. Pero si sigues creyendo que todos son igual de bondadosos que tú, acabarás decepcionado.
Hizo una seña de despedida y siguió su camino. Shannon estaba por seguirla cuando Damien le detuvo.
—Tal vez está involucrada, pero tiene razón. Nicholas es el único que ganaría algo al enfrentarse a ellos.
—¿Perdiste la cabeza? Seguro que eso es lo que quiere que pensemos. Intenta hacer que desconfiemos de Nico.
—No estaría tan seguro —soltó Damien en un suspiro—. Pero de verdad, espero que así sea.
El plan parecía ir bien. Damien se reunió en la iglesia con el resto como era costumbre, manipulando una de sus sombras para que se hiciera pasar por Shannon, mientras este seguía a Jade de cerca.
Luego de un par de horas le parecía una pérdida de tiempo, la rutina de la chica era de lo más común y no sentía la presencia de alguna estigia cerca.
Un mensaje a su celular llegó: era Damien diciendo que nadie había visto ni a Elizabeth ni a Nicholas el día anterior.
Shannon suspiró. Ambos chicos se encontraban reunidos con el resto de los apóstoles en esos momentos, lo que restaba probabilidad de que algo pasara en caso de que se tratara de alguno de ellos.
Incluso no estaba seguro si les interesaría ir por Jade cuando habían tenido la oportunidad y no le hicieron nada.
—¿Shannon? ¿por qué estás en mi balcón?
La voz de la chica le hizo sobresaltarse y sintió como se sonrojaba ante la indignación de haber sido descubierto.
—Yo no... No es lo que crees, simplemente me preocupé por ti cuando nos contaste lo del grupo de Damon.
—Bueno, eso es justamente lo que creí —murmuró con una risilla—. ¿Así que tu complejo de superhéroe no te deja dormir con la preocupación?
La chica sonrío amable y se sentó al lado de él.
—Escucha, puede que creas que estoy loco, pero me preocupa lo que pueda haber dejado así a tus amigos.
—Examigos —se apresuró a corregir Jade.
—Lo que sea —Observó el paisaje y soltó un suspiro—. Debe ser difícil que tantas cosas te pasen últimamente.
—Lo sé. La vez que me salvaste en la escuela, no era una fuga como dijeron. Hay algo más ¿cierto?
Shannon alzó los ojos vivamente hacia el rostro preocupado de la chica. Supo por el matiz de su voz que las palabras eran un súbito destello de seguridad que esperaba tener respuestas.
—Eres muy inteligente, pero no puedo darte muchos detalles. Entre menos te involucres será mejor.
—Lo entiendo. Aun así, por favor, cuídate.
—Te preocupas demasiado —Shannon sonrió—. No somos personas normales, y no estamos solos. Vamos a estar bien.
La chica borró la sonrisa de su rostro y agachó la cabeza.
—Tengo... una sensación extraña.
—Oh, por favor, no es como que puedas saber que algo pasará si no tienes ni idea de qué se trata.
Se giró para palmear su hombro, pero se topó con el rostro de Jade muy cerca de él.
—Me preocupas más de lo que crees. Yo... daría mi vida por ti: me gustas, Shannon.
Shannon se volvió con rapidez, avergonzado ante la repentina confesión.
—Gracias, pero lamento no poder corresponder.
—¿Hay alguien más que te gusta?
—En realidad creo que tengo otras cosas por las cuales preocuparme —sentenció más calmado.
—Si fuera así podías darme otra respuesta, como que espere a que la lucha termine. Pero no lo haces, así que supongo que el motivo es alguien más.
Shannon estaba por contestar que no era por eso, pero algo dentro de él decía que la chica tenía razón.
—Sí... supongo que sí.
—Gracias.
—¿Por?
—Por ser sincero conmigo. Y por preocuparte por mí.
Hubo un momento de silencio en que el frío de la noche y la calma del paisaje acallaron el tumulto y calmaron la ansiedad por los recientes sucesos. A continuación, la sensación de que algo malo pasaría inundó el pecho de Shannon y fue sucedido por un grito aterrado.
Shannon dejó escapar un chasquido, el ruido se había escuchado lejano y no podía elegir entre dejar sola a la chica o involucrarla en algo peligroso.
—Ve —indicó ella—, estaré bien.
—Regresaré, asegúrate de mantenerte a salvo. Si algo pasa llama enseguida a Damien.
Jade asintió. Y mientras lo veía marcharse se dejó caer de rodillas. La sensación de que algo malo se aproximaba no desaparecía.
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