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╰✯┋Capítulo 12┋

Era el primer día que llovía desde que se reunían en aquel sitio. Esperaban en la sala con un silencio inclemente hasta que la perilla giró y una figura cruzó la puerta.

El hombre les examinó rápidamente y encendió el puro que llevaba en la mano.

—Señor Gianluca, es un placer que haya decidido unírsenos—exclamó con emoción el padre.

El mafioso, llegando hasta donde ellos, le respondió con una sonrisa, sin ignorar el hecho de que los demás lo veían con cierto desagrado.

—El placer es mío, lamento no haber respondido al llamado enseguida, como podrá ver soy un hombre terriblemente ocupado.

Tomó asiento sobre un sillón blanco, con una pierna encima de la otra, sin alterar su expresión apática.

Abdiel le había dado una pequeña introducción, pero hasta ese momento le presentó formalmente con el resto de los apóstoles.

—No es necesario disculparse. Pero esto es importante y necesito que me presten atención. Al fin estamos completos.

—Pero solo somos nueve —exclamó Clear notando a los presentes— ¿No se supone que falta alguien?

—Esperaba que lo mencionaran, de hecho, debe estar por llegar, Lawrence ha ido por él.

—En realidad somos ocho —apuntó Nicholas—. Shannon tampoco se encuentra.

Abdiel suspiro con un gesto de disgusto, no era la impresión que quería causar justo cuando estaba reuniendo a todos.

El sonido de una puerta rechinando hizo eco en la habitación, llamando la atención de Shannon que se encontraba en el marco del gran ventanal.

—¿Es un mal momento? —cuestionó Abdiel en la entrada.

Shannon no levantó la cara, negó con un amago y le indicó que podía entrar.

—¿Qué pasa, Shannon? —inquirió con una sonrisa— ¿por qué no has ido con el resto? Deja un poco esa actitud malcriada y solitaria. Ya habíamos hablado sobre eso.

Una brisa revolvió los cabellos de Shannon, alzó su vista al firmamento sin estrellas y soltó un suspiro cansino.

—Estoy bien con los demás... pero en cuanto a Gianluca...

—¿Qué sucede con él?

—¿Qué sucede?, ¿Has visto el tipo de persona que es? —inquirió sin hacer un esfuerzo por ocultar su desagrado— ¿Por qué él tiene que ser uno de nosotros?

Abdiel soltó un largo soplo y tomó asiento al lado de él.

—David era un adúltero, Jacob un mentiroso, Sanson un mujeriego; Dios no busca personas perfectas, Shannon, todos aquí tenemos nuestros defectos, pero no somos el mensaje, somos simples mensajeros.

—Si él puede ser imperfecto, entonces yo también.

—Shannon... —comenzó el padre.

—¡No! —lo cortó—. Quizás yo no pueda tirar la primera piedra. Pero si intenta lastimar a alguno de mis compañeros no habrá Dios que le salve —concluyó, levantándose y dirigiéndose a la salida.

Salió y se detuvo con brusquedad al notar una presencia cerca.

Si intenta lastimar a mis compañeros no habrá Dios que le salve —le imitó con burla Gianluca que le esperaba afuera.

—Ni siquiera te esfuerzas por dejar de ser desagradable, ¿no es cierto? ¿Por qué no regresas a tus negocios turbios? No necesitamos con nosotros a alguien que es una escoria tan grande como las mismas estigias.

Shannon le dedicó una fría mirada y comenzó a caminar hacia la sala común, seguido de cerca por el mafioso.

—Querido Shannon, claro que me necesitan y ya que les estoy ayudando deberían agradecerme apropiadamente, ¿quién sabe? podría satisfacerme con la prostituta.

—Te lo advierto —Se detuvo en seco al escucharlo.

—También puedes tomar mis palabras como una advertencia, aunque quizás te importe más la pequeña balanza.

—¡Maldito! —El ceño de Shannon se frunció involuntariamente en cuanto nombró a Lawrence y el mafioso soltó una sonrisa en cuanto notó que había algún sentimiento de cariño de Shannon hacía él.

—Solo era una broma, no tenía idea de que en verdad tuvieras esas tendencias desviadas. No me interesa un chico, pero sería encantador profanarle solo para mirar tu rostro desesperado.

Shannon atestó un puño, pero Gianluca le esquivó sin problema y torció su brazo quedando detrás de él.

—Es divertido estar aquí —susurró cerca de su oído—, y me voy a divertir todo lo que me venga en gana sin importar si te gusta o no.

Shannon dio un cabezazo hacia atrás, logrando que el mafioso le soltase. Lanzó un puñetazo, pero al mismo tiempo recibió otro.

—¡Es suficiente, Shannon! —gritó Lawrence que recién ingresaba, colocándose entre ambos—. En cuanto a ti mejor será que bajes los puños o hare que te los tragues.

Gianluca rio, haciendo ademanes de burla que le complementaban.

—Oh, vaya, que oportuno, pequeña balanza, justamente hablábamos de ti, disfruta por ahora, podría hacer que mis hombres mañana mismo te violaran hasta que tus ojos salieran de sus órbitas.

—La imagen de eso es casi tan grotesca como tu estúpido rostro —espetó con acritud, haciendo que la sonrisa de Gianluca desapareciera.

—¡Maldita basura! —corrió hacia él.

Lawrence tacleó al mafioso para que cayera al piso. Iba a estrellar el puño en su rostro, pero un muro invisible se levantó obligándolo a separarse.

Shannon le sujetó para evitar que cayera y antes de que Lawrence volviera a abalanzarse sobre Gianluca una muralla de cristal apareció en el centro.

—¡Ya basta los dos! —la endurecida voz de Abdiel resonó en el pasillo.

Gianluca chasqueó la lengua y golpeó enfurecido la pared.

—Es la última advertencia —escupió el clérigo—. Matarse entre ustedes no va a salvar el mundo. Muchos han muerto antes para que estemos en pie. ¿Quieren irse?, adelante. No los detendré.

—Mis disculpas padre Abdiel —soltó el mafioso socarronamente—, como podrá ver me es difícil adaptarme, pero puede estar seguro de que pienso quedarme.

—Bien, ¿qué hay de ti, Shannon?

Shannon frunció el entrecejo, tomó un respiro y con una voz apenas audible respondió:

—Me quedaré.

—Espero que entiendas que eso implica dejar tu actitud problemática. Y tú Lawrence, me sorprende que siendo la balanza divina te estés dejando guiar por emociones ridículas, espero no sean producto de relacionarte con Shannon.

—No volverá a suceder —se disculpó el chico—. Le aseguro que él no está influyendo negativamente.

Shannon se mordió el labio inferior con molestia. No consiguió entender en qué cabeza cabía que él era el malo, pero, aun así, asintió y con su respuesta el clérigo siguió de largo.

—Disfruta por ahora pequeña balanza, esto no se va a quedar así —farfulló el mafioso para finiquitar la discusión, dejando solos a los otros dos.

—¿Estás bien? —inquirió Lawrence limpiando el hilo de sangre que escurría por su labio.

—Regresaste muy pronto —pronunció Shannon, intentando desviar la conversación a cualquier otro tema— ¿has encontrado al último apóstol?

Lawrence asintió y señaló hacia dentro. Shannon caminó hasta que fue visible la sala de estar; ahí, sentada sobre el sillón, se encontraba Anais y al otro lado un mayordomo que acompañaba a un pequeño chico de cabellos rojos y ojos grises.

Un par de imágenes cruzaron su mente: la lluvia, el paraguas, y el extravagante chico con el mayordomo caminando entre las calles húmedas.

—Yo le conozco...

El chico esbozó una gran sonrisa cuando miró a Shannon, pero antes de levantarse llegaron el resto de los apóstoles.

—Veo que finalmente han llegado —soltó Abdiel reuniéndose con ellos—, apóstoles, él es Jay el último de nosotros y el hombre que le acompaña es su mayordomo, Jack.

—¡Sorprendente!, ¿Cómo ha sabido todo eso?

—¡Lo que faltaba! —soltó Elizabeth poniendo los ojos en blanco, incapaz de ocultar su disgusto—. Otro mocoso para variar.

Abdiel tosió molesto al ser interrumpido de su discurso sobre las estrellas, así que se limitó a presentar al resto.

—Así que, Shannon —le sonrió el nuevo miembro—. Sorprendente volvernos a encontrar. Supongo que no me sentiré tan perdido en este sitio.

—Demasiado sorprendente —alcanzó a musitar— ¿Qué posibilidades había de ya haber conocido a varios apóstoles antes?

—Hay algo más allá de nuestro alcance —intervino Abdiel—, algo que nos atrae antes de buscarnos siquiera, quizás la naturaleza como apóstoles. De lo contrario sería una increíble coincidencia que ya hubieras conocido a Damien o Anais y que estuviesen tan cerca conviviendo entre sí. Es como esa sensación de conocer a una estrella humana: quizás la habías conocido cuando brillaba en el cielo...

Pero esta vez, los divagues de Abdiel parecían palabras al viento. Shannon no pudo más que impresionarse por lo entrelazados que estaban los destinos de las personas que participaban en aquella guerra.

Si sus conocidos estaban envueltos ¿Qué probabilidades había de que Ellie siguiera vivo y fuera una de las estigias?

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