╰✯┋Capítulo 07┋
Rose no era la última de las estigias, pero estuvo muy cerca de serlo. Llegó a aquel lugar unos días antes que Lowell y, a diferencia de él había logrado adaptarse bastante bien.
Alzó la cabeza y cerró los ojos, dejando que los rayos del sol que entraban por la ventana cayeran sobre su piel y luego se tumbó sobre la cama. Un extraño vacío le devoraba por dentro.
Caleb tocó la puerta y cuando Rose le indicó que podía pasar se adentró en la habitación.
—He estado llamando varias veces antes de que contestaras ¿en qué piensas, querida hija?
—¿Por qué existo? —cuestionó con curiosidad, no le importaba quién era o qué era, simplemente cumplir los deseos de quien le había dado esa vida.
—Tú y yo nacimos con un don —dijo mientras que chasqueaba sus dedos y todo aquel lugar era consumido por las llamas. Aunque estas no parecían afectar a ninguno de los dos—. El don de liberar a este mundo de la eterna putrefacción y de crear uno nuevo; un mundo sin fin donde todo sea gracia y beatitud.
—No hay nada que desee más que cumplir con tus deseos, padre.
—¿Pero? —le incitó a continuar sabiendo que albergaba dudas.
La chica mordió su labio sabiéndose tan transparente ante su creador, pero si algo había aprendido de sí misma es que poseía una peculiar curiosidad que no la dejaba dormir hasta que no tenía las respuestas.
—Pero... deseo saber por qué soy la única que no tiene recuerdos de cuando era humana.
—Hablas de los recuerdos como si fuera lo más importante.
—¿Acaso los recuerdos son algo malo?
—Más bien son algo irrelevante. Solo tienes que aceptar esta vida.
—Y la he aceptado, pero cada día me pregunto ¿qué fue aquello que me hizo no merecer el paraíso? Sé que nosotros haremos uno propio, pero sigo los deseos de las estigias porque es como si no tuviese una voluntad. A diferencia del resto soy como una muñeca rota, no tengo los sentimientos o los ideales. No tengo nada antes del día en que llegué.
Caleb sonrió. Fue una sonrisa hermosa que parecía iluminar la habitación.
—Créalo entonces; somos capaces de crear un paraíso ¿Por qué no habrías de poder crear algo más pequeño como un motivo? No reprimas tus emociones y encontrarás algo mejor que lo que eras en tu vida humana: encontrarás lo que en verdad tu corazón anhela.
Una brisa se coló por la ventana y Caleb dirigió sus pasos hacia afuera. Rose se inclinó y acarició las flores sobre su buró, solo para ver caer una de ellas. Suspiró afligida porque era una flor que solo florecía una vez. Y comprendió que ella también debía aprovechar para florecer, porque si esa vida terminaba, no tendría nada más.
Se situó frente a un enorme espejo y pasó sus dedos por el contorno del rostro: sus orbes eran de un ámbar claro, pero sus cabellos eran grises como las cenizas que arrastra el viento. Y aquello no gustaba a sus ojos.
Se puso de pie y caminó hasta llegar a un centro comercial donde no pasó inadvertida, ignoró sus deseos de acabar con la plaga de humanos y recorrió los pasillos de las deslumbrantes tiendas hasta hallar la que buscaba.
Mechones rosas, violetas y azules se combinaban dando una nueva imagen, apenas podía creer que el reflejo era suyo, sonrió y se sintió viva, y por su mente cruzó el deseo de agradecer adecuadamente a su padre.
..Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ..
Shannon se encontraba en su descanso junto a Damien, solían ir a los jardines de un costado de la escuela, aunque no era tan solitario como desearían había cierta calma, el rubio hablaba animadamente, pero Shannon parecía no prestar atención.
—¿Qué sucede, Shannon? ¿Hay algo que no me has dicho aún?
—Eira es una de las estigias —soltó sin intentar ocultar lo que distraía sus pensamientos.
—Todo un misterio ¿eh? ¿Por qué una estigia intenta pasar como un humano? ¿Será porque sabe que hay apóstoles en la escuela, o habrá otra razón?
—Más allá de eso. Nuestro propósito es detener a las estigias, hay una estigia justo frente a nosotros, le podríamos hacer frente, pero le ignoramos ¿Cuál es el punto?
—Las estigias tienen un límite para asesinar —explicó llamando su atención—. Ellos también necesitan de la balanza para su cometido, no estamos ignorándolos; más bien diría que estamos preparando el escenario para comenzar.
Shannon, con fastidio arrancó un puñado del pasto de la jardinera y se dejó caer de espaldas sobre el banco.
—Eso suena aún peor, si su objetivo inmediato es Lawrence...—su frase quedó a medias cuando notó que una chica de su mismo grado le hacía señas para que fuese donde ella.
—Creo que te buscan —soltó con burla Damien.
—Es Jade, la novia de Brad, dado que dejé a su chico en el hospital no es novedad que me esté buscando.
Le indicó con un ademán a su amigo que no tardaría y sin verdadero interés siguió a la chica hasta un sitio más alejado en donde pudieron estar solos. Shannon intentó no evidenciar la poca paciencia que lo caracterizaba y esperó a que hablara.
—No sé cómo comenzar esto —habló ella finalmente— pero supongo que puedes imaginarlo. No tengo manera de agradecer que me hayas salvado aquella ocasión de Brad.
—No tienes que preocuparte, no busco algo a cambio, me alegra que haya dejado de incomodarte, aunque supongo que estarás molesta puesto que golpeé a tu novio.
—Exnovio —corrigió y apartó la mirada hacia arriba—. Como sea, eso no le daba el derecho de propasarse.
Shannon no dijo nada, era evidente que compartía la idea, en una situación normal no habría intervenido en una de las peleas de esos dos, ambos eran unos bravucones que se complementaban perfectamente. Pero saber que Brad estaba a punto de abusar de ella le hizo cambiar de opinión.
Un incómodo silencio se formó y la chica comenzó a jugar con las pulseras que adornaban sus muñecas.
—Qué idea tan más ridícula he tenido —soltó luego de un rato, dando la vuelta— deseaba agradecerte y solo te hago perder tu tiempo, supongo que debería regresar.
—Siendo sincero me halaga que te naciera el agradecerme.
Shannon le dedicó una sonrisa y el rostro de la chica se tiñó con un tenue color rojizo.
—¿Bromeas? De no ser por ti no sé lo que habría... ok si lo sé, pero no quiero imaginarlo, en verdad eres increíble, también me enteré de que te dedicas a ayudar a las víctimas de los bullies así que supongo que no soy la primera que te ve como un salvador.
—No es la gran cosa, pero me alegra haber ayudado a que uno de los bullies dejara de serlo.
Shannon pudo notar en su rostro cierto atisbo de sorpresa, sentía que estaba siendo sincera así que no se arrepentía de haberla ayudado. Finalmente, la chica sonrió y apartó la mirada.
—Gracias en serio —concluyó ella y un rubor más notorio se apoderó de su rostro— si alguna vez puedo hacer algo para pagarte dímelo.
—Me basta con que seas el ejemplo de que se puede cambiar para ser mejor.
La chica sonrió y expresó un último "gracias", estaba por retirarse cuando su rostro se transformó en una mueca de dolor. Shannon, incrédulo, intentó ayudarla, pero el dolor pareció intensificarse, se notaba que le costaba respirar y finalmente se desplomó.
Le cargó para llevarla a la enfermería, cuando de pronto apreció un aroma dulce que no pertenecía al perfume de Jade. Se concentró y arrojó una de sus agujas a un rosal cerca de ellos, este pronto se desvaneció dejando ver dentro de él una chica que sonreía de manera burlesca.
—Lo siento, apóstol, ¿no me digas que era tu mujer? Lo dudo ya que parece estar en un nivel distinto a ti.
—¿Qué es lo que has hecho, estigia? —cuestionó molesto, ignorando las palabras de la mujer. Avanzó hacia ella casi cayendo en el intento, todo comenzó a dar vueltas y su garganta se sentía quemar. No tardó en comprender que aquello mismo le había ocurrido a Jade.
—Te lo explicaría, pero veo que lo empiezas a entender.
—Te daré una oportunidad para detener esto, a menos que quieras terminar muerta.
—Eres tan gracioso, ¿qué te hace pensar que estás en posición de exigir algo como eso?
—Que estás en desventaja al ser dos contra uno —exclamó una voz que recién llegaba. Se trataba de Anais, la consejera escolar.
Rose notó cientos de mariposas revoloteando y pronto cayó en cuenta de que eran producto del poder de la mujer, seguramente una supresora. Más mariposas se acercaron a Jade, y Shannon sintió como respiró con normalidad una vez más.
—Muy conveniente —exclamó sin inmutarse—, pero estaba lista para que algo así pasara y por eso he venido preparada.
Y mientras exclamaba aquello, mostró en un ataúd de rosas a un joven alumno que en seguida Shannon reconoció como Nicholas, estuvo por acercarse, pero Rose movió su índice indicando que no lo hiciera.
—Pronto verán el mismo destino que les espera a todos aquí —rio con burla— no se atrevan a siquiera intentarlo, antes de que la supresión de poder esté completa el chico ya habrá sido destrozado.
Las espinas apresaron a un casi inconsciente Nicholas hasta hacerlo comenzar a sangrar.
—Necesito que elijan pronto: entreguen a la balanza o prepárense para ver morir a estos chicos.
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Seguro que esta vez si me lucí con la demora, no recuerdo la última actualización de esta historia. He estado buscando críticas y opiniones y en verdad todas ellas me ayudan a querer hacerlo lo mejor posible :D
Espero sigan disfrutando, intentaré no tardar demasiado otra vez, recuerden que sus opiniones son el incentivo para continuar escribiendo.
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