╰✯┋Capítulo 01┋
Las miradas parecían apuntarle mientras se dirigía la oficina de la consejera escolar, pero a Shannon ya no le extrañaba. Así era desde aquel día en que perdió todo.
Mientras caminaba dejó la lluvia deslizarse, odiaba las épocas de lluvia porque le evocaban recuerdos. Cerró los ojos y remembró una escena que desearía no recordar pero que se quedó fuertemente grabada en su memoria:
Era el cumpleaños de su hermano menor, Ellie. Cumplía catorce años y, sin embargo, él estaba llegando tarde. Maldecía su costumbre de dejar todo para el final; si hubiese comprado el regalo antes, no habría tenido que recorrer media ciudad justo ese día.
De repente la caja envuelta cayó y rodó por el piso. Shannon, incapaz de dar crédito a lo que veía se adentró entre la multitud; su hogar se incendiaba, buscó rápidamente entre las personas a su familia, pero no tardó en adivinar que aún se hallaban dentro.
Empujó a quienes intentaron frenarle y se escurrió presuroso dentro la mansión hasta el segundo piso. Los ojos se le empañaron de lágrimas mientras escuchaba como el fuego se expandía. Comenzó a toser y notó la sangre salir por su nariz, sus piernas torpemente respondían y se arrastró por el piso.
Encontró a Ellie inconsciente, comprobó que estaba respirando y le cargó para ponerle a salvo en la azotea, pero un rastro de sangre le detuvo de su cometido y supo que debía elegir entre buscar a sus padres o poner a salvo a su hermano.
Mordió su labio convenciéndose de que, en cuanto Ellie estuviera fuera de peligro, regresaría por sus progenitores. Apenas anduvo unos pasos cuando escuchó que no estaba solo.
Por desgracia sabía que la persona dentro de la habitación de al lado no era ninguno de sus padres, y de hecho no era alguien que pudiera ayudar. Una pesada respiración se podía percibir, y, aunque no lo podía ver, por alguna razón estaba seguro de que sonreía.
Dejó a su hermano acostado de manera lateral en el pasillo e inspeccionó con sigilo. Movió los ojos de izquierda a derecha. La habitación parecía destruida y los vidrios descansaban por doquier.
Finalmente entró, solo para encontrar al intruso limpiando una afilada arma, y al mirar bajo sus pies notó los cuerpos de sus padres inertes, sin vida. Llevó una mano a la boca y retrocedió, sintiendo un dolor punzante en su vientre y el aire faltarle cada vez más.
En un impulso arremetió contra él, logrando que soltara el arma, sin embargo, pronto fue recibido por un golpe que le dejó en el límite de la consciencia.
Por inercia, Shannon tomó un candelabro para golpearle y esta vez le derribó. Notó la gris expresión, carente de emociones y el resto de su rostro cubierto, atestó tantos golpes como pudo, pese a que no parecían hacerle daño alguno y pronto se vio derrotado.
Una explosión cercana destrozó parte de la habitación. El asesino, sin interés en él se levantó y recogió su arma, se colocó cerca de la ventana cubriéndose con la capucha negra y ante su atónita mirada, saltó.
Lleno de rabia, estuvo por seguirlo, pero recordó a Ellie, las llamas estaban por consumirlo todo, hizo un esfuerzo sobrehumano, pero al final sintió su cuerpo desplomarse.
..Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ..
Tomó una gran bocanada de aire y sintió nuevamente como sus pulmones funcionaban. Abrió los ojos y tardó un instante en reaccionar, pero en cuanto lo hizo se levantó apresuradamente, en contra de los intentos de los paramédicos y corrió buscando a Ellie.
Le encontró en el piso, abrazando sus piernas y llorando sin parar. Estuvo por acariciar su cabello, pero su voz le interrumpió.
-Seguro me odias ahora.
-Ellie ¿qué dices? ¿Cómo podría odiarte? -Compasivo, arribó hasta él y se sentó a su lado.
-No pude hacer nada para salvarlos -respondió sin mirarle a los ojos-. En verdad traté... -hipó con voz débil mientras derramaba más lágrimas.
-No es culpa tuya. -Quería llorar, pero debía ser fuerte por su hermano-. También me habría gustado ser más fuerte, mírame ni siquiera fui capaz de protegerte, pero te aseguro que lo seré, y entonces me aseguraré de que nada vuelva a dañarte.
Ellie se abrazó a él, ambos atravesaban la pérdida en ese momento y solo se tenían el uno al otro.
..Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ..
Miró su reflejo lastimoso frente al espejo: el cabello revuelto, las pronunciadas ojeras y el traje negro para la última celebración que expresaba a la perfección el luto. Tomó un poco de aire y se dio fuerzas suficientes para continuar.
No lloró cuando los cuerpos de sus padres descendieron para ser sepultados, pero un nudo se hizo en su garganta cuando notó a Ellie conteniendo las lágrimas, besó su cabeza y Ellie se aferró a él.
Quitó el rosario de su cuello, colocándolo en la cruz y juró que vengaría sus muertes. Frente a aquella lápida del cementerio supo que sus vidas no serían las mismas.
Los días siguientes gotearon tristes. Recorría la ciudad esperando encontrar nuevamente a aquel sujeto, intentaba recolectar información sobre asesinatos que tenían algo en común.
Cuando sol se ocultaba y el cielo se tornaba oscuro llegaba su momento de salir, cada día volvía con más preguntas y su cansado cuerpo utilizaba las tardes para dormir.
No se arrepentía del camino que había elegido, no hasta que entendió que estaba desaprovechando la última oportunidad que la vida le había dado.
En medio de la lluvia llegó a su morada, notando en la entrada el coche del doctor Müler, un viejo amigo de sus padres.
Se apresuró a entrar, en busca de respuestas y en la sala notó al amigable hombre con una expresión de tristeza.
El doctor pareció buscar palabras en cuanto Shannon lo cuestionó. Dijo que Ellie se había sentido mal por lo cual fue a revisarlo. Pero su mundo se desmoronó cuando le dio la triste noticia de que su hermano había caído presa de una rara enfermedad, la cual por desgracia estaba muy avanzada y no había nada más que pudiera hacer.
—En verdad lo siento.
Shannon negó y pidió ver a su hermano, deseo que le fue concedido.
"Dios si en verdad existes por favor sálvale, no me dejes solo"
—Perdóname por abandonarte, perdóname, debí estar para ti, eres lo único que me queda y en cambio todo este tiempo no he hecho más que alejarme.
—Shannon —susurró con una voz débil, despertando de su letargo.
—¡Ellie!
—Shannon, perdón por dejarte, pero voy al cielo con papá y mamá.
—No Ellie, no, no puedes irte.
—No llores Shannon, los he oído y en donde están no hay dolor ni sufrimiento, no tienes por qué estar triste.
—Mi pequeño...
—Adiós Shannon. Cuando nos volvamos a ver estaremos en un paraíso lleno de luz por doquier, donde no habrá más tristeza ni dolor y donde no habrá más separaciones.
—Así será.
Resignado a lo que sucedería besó su frente, limpió las lágrimas y le miró cerrar los ojos por última vez.
Su querido lucero se apagó, dejándole en la miseria. Escuchó los sollozos del viento y los lamentos de los cuervos. La vida le había arrebatado todo y su única realidad era el dolor y la melancolía.
..Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ..
Era uno de aquellos días nublados y fríos tan comunes cuando caminaba por las calles. Ya no albergaba la esperanza de vivir, solo deseaba ir a donde Ellie.
Únicamente los rayos iluminaban las calles más frías y desoladas de la ciudad. En medio de la tormenta un grito ensordecedor se hizo presente y le llenó los oídos. Buscó en la densa oscuridad el origen hasta llegar a un solitario callejón.
Su estupefacta mirada se detuvo en la imagen frente a él: Una niña lloraba y cubría sus oídos, corriendo de un hombre que la perseguía. Aquel sujeto poseía una mirada gris y cabellos tan negros como la noche, pero no era un hombre normal, no; irradiaba una extraña energía no humana, sobrenatural. Su pecho se deformaba hasta convertirse en un cúmulo de bestias oscuras que parecían deseosas de sangre.
El viento le enredó los cabellos en su rostro, pudo percibir la misma aura que la del asesino de sus padres. Se arrojó contra él, derribándolo y le indicó a la niña que se marchara, pero ella se negó, entre lágrimas y balbuceos intentaba decirle algo.
Sabiendo que no había tiempo, la cargó con un brazo, en un intento de llevarla hasta un sitio seguro, pero fue detenido por el no humano, quien, al acercarse dejó que las bestias que emergían de su interior hicieran visibles heridas en su brazo que no tardaron en sangrar.
Bajó a la niña, con sus manos llenas de sangre acarició la mejilla de la pequeña y le aseguró que la protegería y que todo estaría bien.
Las bestias desaparecieron y Shannon aprovechó para embestirlo, pero esta vez su cuerpo fue arrojado y sintió el aire escapar de su vientre por una patada. Retrocedió intentando recuperar el aliento y notó el sabor de la sangre en su boca. El no humano sujetó su muñeca y oprimió hasta casi fracturarle. Le tiró y lo mantuvo contra el suelo pisando su espalda. La sangre continuaba deslizándose hasta empapar su cabello.
La niña, temblando por el miedo y el frío, intentó devolver el favor y ayudar al extraño que la había salvado, pero en cuanto aquel ser sobrenatural se abalanzó sobre ella, gritó horrorizada y suplicó que no le hiciera daño.
Él, transformó parte de si en una nueva bestia parecida a un cerbero, una de las cabezas se acercó peligrosamente, Shannon vomitó sangre y cerró los ojos, justo cuando el monstruo estaba por devorar a la niña, le interrumpió, atravesando su garganta con la cuchilla de una daga de metal brillante que siempre llevaba consigo, y en medio de la lluvia el otro se tambaleó y regresó a su forma original.
Shannon se sorprendió al saber que, pese a la naturaleza no humana de su contrincante, aquella arma, que antiguamente pertenecía a su madre y era de hecho un regalo de ella, lograra dañarle.
Intentando detener la hemorragia, el sujeto le dedicó una furiosa mirada y desapareció. Shannon cayó sobre sus rodillas y sintió como la niña le rodeaba con sus pequeños brazos mientras exclamaba una y otra vez "gracias".
Él le sonrió, sintiendo una extraña calidez al saber que había logrado protegerla. La niña lo soltó y se dirigió a una pequeña caja de cartón de la cual sacó a un pequeño niño que abrazaba a su cachorro y les tapó con su abrigo.
Entonces comprendió que por eso era por lo que se negaba a marcharse, y aquel gesto le devolvió la vida; las lágrimas manchaban sus mejillas y la pequeña le repetía incesante al que seguramente era su hermanito que todo estaba bien.
Y sintió que esa era la razón por la que él no había muerto, si su vida podía usarse para proteger a aquellos que lo necesitaran lo haría. Las lágrimas llenaron sus ojos y sonrió nuevamente, esta vez mirando al cielo, porque había encontrado un nuevo motivo.
—Mi querido lucero, desde donde estés espero que puedas ver esto: habrá rosas y azucenas para ti, un lugar digno donde tu alma pueda reposar; haré un mundo un poco más hermoso tal y como era tu deseo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro