Capítulo 56 (FINAL)- Amor o muerte
Capítulo 56
FINAL
Amor o muerte
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ISABELLA
LEER MUY IMPORTANTE
N/A: No me odien, por favor, lo que pasa en este capítulo es necesario para poder tener secuela
De otra manera la historia de Isaac e Isabella acabaría aquí, y yo sé que no queremos eso, así que espero me sigas leyendo, y si decides no hacerlo, te agradezco por llegar hasta aquí, siempre te llevaré en mi corazón.
Pero si me acompañas a la aventura de Cenizas Quedan, te prometo que su amor lo romperá todo.
Diez días después camino del brazo de Isaac entrando al edificio del Comando Médico para una revisión, pero no me espero que muchos corten sus tareas para venir a saludarme y aplaudir, manifestando su alegría porque yo haya podido sobrevivir a lo que ya se rumora fue una trampa, creo que Falcon se ha encargado de ponerlo en boca de todos, tal vez en busca de que Volkov se sienta presionado aún más allá del consejo de Generales pidiéndole explicaciones. Isaac se muestra algo fastidiado por el asedio, pero no dice nada, finalmente llegamos a los ascensores para buscar el segundo piso y entrar en el consultorio de Chris Miller quien me revisará cómo van las heridas, sobre todo la de la pierna, pues de no cuidarla, puedo tener consecuencias de movilidad más adelante.
Falcon me acompaña en todo momento como rey fiel a su reina, hasta me ayuda a quitarme los pantalones para que me revisen, así como volver a ponerlos. Los disparos van bien, pronto me recuperaré al 100%, pues los demás solo son magullones de los golpes, así que todo sale muy bien y rápido me hacen una pequeña curación en el orificio de bala, quien me remendó como muñeca en la bodega, me salvó la vida, pues de no haberlo hecho, me hubiese desangrado.
—Bueno, Isa, vas muy bien, solo debes evitar hacer esfuerzos mayores, nada de entrenar, correr ni ninguna actividad que requiera moverte demasiado —murmura Chris, a contra luz, pues le da la espalda a las ventanas por donde el sol entra inclemente, dándole calidez al sitio.
—Ya escuchaste, vas a tener que dejar de ser una potra salvaje indomable por unos días si quieres curarte —espeta Isaac siendo Isaac.
—Eres tan balurdo que no sé cómo sigues vivo —respondo, mientras me ayuda a ponerme el pantalón con una sonrisa. El aroma de su perfume me llega por su cercanía y me encanta, aunque está mezclado con el ambientador del lugar a maracuyá
—Coincido, hay maneras de decir las cosas —se ríe Chris, está terminando la historia clínica para poder darme salida.
—Es cierto, es una potra salvaje con un brío insufrible —termina su tarea y al estar de pie, me nalguea. Acabamos con la cita y nos despedimos agradeciéndole a Chris, para salir más tranquilos, pues nos preocupaba, si la herida se infectaba, podría diseminarse o necrosarse.
Vamos caminando hacia fuera del edificio, cuando escucho mi nombre en un gritito.
—¡El General Absoluto está aquí! —grita Renata eufórica—. ¡Y te está buscando, Isa!
Sigmund Lezgado se la pasa de viaje en viaje por todas las bases alrededor del mundo, es extremadamente raro verle por aquí, ya es bastante difícil tener una cita por videollamada, ahora verlo de frente, así que tomamos uno de los transportes internos, para llevarnos hacia el edificio A, en dónde aguarda el ABS, mientras me pregunto si todo esto tendrá relación con mi atentado, aunque me digo a mí misma que no se tomaría el trabajo de venir hasta aquí solo a verme, a pesar de que siempre me ha protegido de todo.
En cuestión de pocos minutos llegamos e Isaac me ayuda a bajar, para entrar en compañía de Renata, así que entramos en el ascensor marcando el último piso, los nervios me consumen, de seguro Volkov está ahí y he evitado verlo desde aquel día fatídico, sería la primera vez en que lo enfrentaré, pero no tengo miedo... miedo debería tener él, porque terminaré matándole sin piedad en el primer descuido; sin embargo, me obligo a calmar mi sed de sangre Volkov, pues primero debo volverle loco, sacarlo de su cordura haciéndole saber que hay un leviatán siguiéndole los pasos, todos irán muriendo poco a poco, él notará el patrón y pronto entrará en la histeria de ser perseguido como lo fueron mis padres.
Al entrar en la sala audiovisual confirmo la teoría, el General Volkov está ahí, a la derecha del ABS, junto a Miller, Pedraza, Montgomery el padre de Ren, Lucio y Larsson, un General a punto de retirarse padre de Raphael Larsson, RGN en México, con fama de correcto, fiel y leal con los suyos. Al entran en el habitáculo, la conversación se detiene y Sigmund se pone en pie con una expresión aliviada, además rompiendo todo protocolo, me abraza como a una hija susurrando que le alegra mi victoria sobre la trampa, pero también felicitando a Isaac pues sin él no estaría contando el cuento.
El lugar de forma rectangular, ocupa gran parte del sitio, donde el aire acondicionado ayuda con el calor insufrible que hace fuera. Esta vez, estamos solos con los Generales quienes están reunidos en la cabecera izquierda de la gran mesa de madera oscura también rectangular, con los controles de las pantallas interactivas dispuestos en el centro junto a un pisapapeles con la forma del emblema Praetor.
Su alegría rebosa en sus ojos, me toma de la mano y guía hasta el asiento junto a él, al otro lado de donde está Volkov, a quien mira con la ira acumulada desde el restaurante de Sergey, lo supe en ese instante, él me había vendido; no obstante, jamás pensé en la participación de Alana, su papel de autora intelectual de la traición para mi muerte.
—Siéntate, pequeña, debes estar cansada —murmura con una sonrisa amable, así que lo hago—. ¿Cómo te encontró Christian? ¿todo va bien con tus heridas?
—Sí, gracias a que un trabajador de los Petrova me sacó la bala y cosió la herida, me salvé —digo la última palabra, mientras miro al General con suficiencia, con altanería aun sin mencionar palabras.
—Isabella, te mandé a llamar porque quiero pedirte una disculpa en nombre de todo el Consorcio y sobre todo, de mí por sus malos procedimientos —empieza Sigmund—, mala praxis e intento de homicidio por parte de Alana Richardson, quien ha sido separada de su cargo de forma permanente y será enjuiciada por este delito por la Justicia Especial Militar Praetor. De igual forma, Erick Volkov será investigado por negligencia y por permitir que algo así sucediera —volteo a ver al mencionado, quien me devuelte la mirada envenenada, pero yo no le obligué a seguirle el juego a Alana, él lo decidió solito.
—No es necesario que se disculpe, General Lezgado, usted no actuó mal, solo espero que los responsables tengan el castigo merecido —murmuro dejándole claro con la dirección de mi mirada fija en Volkov, a quien me refiero.
—Soy la cabeza de los Praetor y me siento en la obligación —toma mi mano acunándola con fuerza—, solo quería saber cómo estabas y comunicarte en personas las medidas que se tomarán para esclarecer lo sucedido. Debo irme, pero quedaré muy al pendiente de ti —toma un papelito de notas sobre la mesa y empieza a escribir algo—. Te dejo mi número de teléfono, no se lo doy a cualquiera, así que por favor te pido discreción... no sé si lo sabes, pero tu madre Carmen era mi favorita, siempre tan vivaz, tan alegre y dicharachera, tú me recuerdas mucho a ella, no solo por el físico, Carmencita tenía un algo que encantaba a todos, bueno, a casi todos a excepción de ciertos xenófobos y racistas de los que los Praetor nos avergonzamos.
La última frase la dice con Volkov en la mira.
Asiento con la cabeza con una sonrisa y agradezco su interés y evidente cariño, para despedirme. Lucio se pone en pie, para chocar la silla del General HDP, acompañándome fuera. Para papá ha sido un golpe duro enterarse de quién me hizo esto, la tristeza se lo está comiendo de adentro hacia fuera, pero va superándolo de a poco, aun así, no ha visitado a Alana en el hospital, aunque ella esté mal, los tiros de Isaac le destazaron las articulaciones al ser a quemarropa y sin piedad; sin embargo, ella no soltó información, se ideó un supuesto atraco con extorsión, motivo por el cual estaba en el desierto. El Comando Médico ha dictaminado que deberá llevar bastones tal vez de por vida pues la reconstrucción de sus rótulas es sumamente complicada, así como la articulación de la muñeca, no podrá moverse por si misma en un tiempo.
Nada de eso me convence de perdonarle y menos de creer en que guardará silencio sin meter a Isaac en líos.
Salgo de mis pensamientos cuando vamos de vuelta al Comando Médico, quiero visitar a Mike y a Colson, quienes fueron puestos en coma inducido para tratar sus heridas y ayer se les retiró para ver cómo reaccionaban. Mike tuvo quemaduras de segundo grado en la espalda cuando trataba de proteger a Renata de la ola explosiva, su camisa se fundió pegándose a su piel y para retirarla tuvo que entrar a quirófano, además de recibir injertos de piel. Colson por otro lado tuvo quemaduras de tercer grado, por ello está más delicado, pero ha ido mejorando. Toco la puerta de su habitación, para entrar al escuchar la voz de su esposa, quien se alegra de verme allí, igual que Isaac, pues sabe que él pagó todo el tratamiento de su pequeña hija.
Ahí nos quedamos conversando entre risas y bromas, dándome una sensación de tranquilidad, de felicidad; sin embargo, la felicidad nunca es redonda, siento algo venir, bastante grave de hecho. Es como una voz en mi cabeza susurrando que no merezco la alegría ni tener un una vida así porque soy una asesina.
Al irnos a la hora del almuerzo, Falcon me carga entre sus brazos hasta tomar un transporte hasta los aparcamientos, pues dice que ya me he esforzado mucho hoy, así que llegamos a su camioneta y nos marchamos a casa, pero una vez allí estamos solos, la luz entra sin piedad por las paredes de cristal y le da calidez al apartamento, donde parte del mobiliario como cojines y alfombras, fueron reemplazadas con algo más cálido, como terracota o rojo vino tinto, obra mía claro, pero él me dio la libertad.. Pronto sale la niñera a quien contratamos para cuidar del bebé, informándonos de que está dormidito y debe irse, asiento con una sonrisa viéndola marcharse
Al asegurarme de estar solos, pues Pelusa está en entrenamientos y Laura con Marina, le pido a Isaac algo pegándome a su cuerpo, mientras está recostado en la encimera de la cocina, busca imanes de nevera para pedir a domicilio.
—Dame un baño de espuma —susurro en su oído, él me sonríe con una coquetería traviesa, así que me toma por la cintura para ponerme en la isla. Siempre me ha fascinado cómo toma mi cuerpo y lo mueve con facilidad—. No hemos usado la tina de masajes juntos —acaricio su cuello con mi boca traviesa arrancándole un jadeo bajo, pues además paseo mi mano por su bragueta.
—Tentador... ¿quieres burbujas? —pregunta antes de besarme con posesión y me engancha a su cintura para llevarme al baño, donde me desviste con lentitud en medio de manoseos, pero a pesar de la tensión sexual entre ambos, tengo la sensación de que es la última vez, nada me lo saca de la cabeza.
Llena la tina poco a poco con agua caliente y eso saca vaho en una nube que empaña el espejo. Al estar lista se desliza dentro y me abre campo entre sus piernas donde me pongo de espaldas a él, quien no pierde el tiempo y acaricia mis costados con lentitud.
—¿En qué piensas? —me pregunta, ha notado mi desconexión por pensar en la sensación extraña en mi pecho—. Te noto rara —me giro encamándome en sus caderas a horcajadas, él sigue acariciándome distraídamente.
—No sé, es raro, pienso que algo va a pasar... pero no me estás poniendo atención ¿no? —pregunto con una sonrisa, pues su erección se siente en la unión de mis piernas.
—Sí te pongo atención, pero no puedo controlar mis impulsos cuando estás mojada, desnuda y sobre mí con esa cara de querer un orgasmo ya mismo —besa mis pechos con ansia—. Pero te escucho, ¿qué pasa por tu cabeza?
—Tengo la sensación extraña de que algo acabará con nuestra familia —se sonríe, pero de manera tierna—. ¿Qué pasa?
—Es la primera vez que dices nuestra familia... me gusta como suena —me besa con ternura, pero él tiene razón, yo tampoco puedo resistirme al ver su cuerpo listo para todo, así que me deslizo en su erección empezando un movimiento hipnótico de arriba abajo con sus manos en mi cintura, besándolo con pasión.
—Isabella, vamos, fóllame —susurra consumido por el placer acariciando mis pechos con su boca, sus manos se deslizan por mi cuerpo llenándolo de espuma hasta sujetar mi nuca. Lo siento más adentro que nunca, y todo se magnifica con mis sentimientos por él, jamás me planteé volver a amarlo como loca y resulté en esto—. Sigue moviéndote, así, que delicia, mi amor... mierda, vas a hacer que me corra entes de tiempo.
—Hazlo, córrete, prometo volver a ponerte duro —beso su boca lejos de detenerme, aumentando mi velocidad saltando sobre él causando que el agua se desborde, hasta que lo siento, su orgasmo líquido se esparce, pero él sabe que yo aun no termino, así que estimula mi clítoris mordiendo mis pezones.
Gimo y grito hasta que me dejo ir cayendo sobre su cuerpo y él me abraza acariciando mi espalda.
—¿Ya ves porqué te digo fentanilo? Eres adictiva —besa mi cuello abrazando mi cintura, mientras yo estoy volando, con cosquillas en el estómago. Su calidez dentro de mí me fascina y cada vez que se corre dentro, siento el placer en su máximo esplendor, pero no pasa mucho cuando escucho al niño llorar a través del monitor, se ha despertado y ello nos obliga a salir apresurados. Una vez estoy seca con la toalla en mi cuerpo él me toma por los glúteos para darme otro beso cargado de deseo. Salimos justo al sonar su móvil, es Stacey quien lo llama a ver si la puede recoger pues no le gusta tomar transportes sola y estoy de acuerdo, tristemente el mundo se ha vuelto un peligro para las mujeres y la Pelusa es hermosa, más de una ve ha sido acosada en la calle e intentaron hacerle algo.
Voy por el bebé en toalla y poder vestirme, poniendo en su boquita un chupo y cuando regreso, Isaac se viste con un pantalón negro de jean con una camisa manga corta negra, para echarse perfume, cuando paso por un lado y le aprieto una nalga riéndome, luego pongo a Isaff en la cama, donde gatea hasta alcanzar uno de sus muñecos.
—¿Qué? ¿crees que eres el único que puede agarrarme el culo? —pregunto poniendo ropa para estar en casa pues no pienso salir más. Finalmente, se marcha diciéndome que no tardará, me da un beso a mí y uno al bebé, pero el timbre no tarda en sonar, Falcon siempre olvida las llaves de algo, de la oficina, de la camioneta, incluso de la casa, así que voy con Isaff en brazos y abro con una sonrisa dispuesta a bromearle; sin embargo, no es él.
—Buenas tardes —dice Valkyria.
—¿Qué quiere Sayyid? —espeto en el umbral de la puerta—. Isaac no está y la verdad no debería venir a mi casa a buscar a mi marido con su cara de yo no fui. Váyase y llámele, pero no venga aquí.
—No lo busco a él, te busco a ti, Isabella, necesito hablar contigo.
—Brigadier Fox para usted no se le olvide que no está hablando con una amiga de colegio, es una pre agente.
—Brigadier Fox... —masculla con ira sarcástica—. Es sobre mi embarazo y sobre la vida de Isaac.
—¿La vida de Falcon? No entiendo...
—¿Puedo pasar ahora sí?
La dejo porque la curiosidad, pero sobre todo la preocupación me pica. Entra maravillada con el apartamento y se sienta en un taburete mullido de espaldar alto. Indago queriendo que hable rápido y sacarla de aquí, pero juro que ni en mis más locas teorías desde que cruzó la puerta, me imaginé lo salido de sus labios.
Mi vida es una mierda, definitivamente.
Debo perder algo más, una cosa que amo por su bien.
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Al día siguiente a las ocho en punto estamos en junta de vuelta a la misma sala audiovisual, esta vez, con los Generales jurado, pues finalmente ha llegado la elección del RGN, pero en este momento me importa una mierda quien se queda con esto. La sala tiene a varios agentes interesados en la decisión, algunos me apoyan, algunos a Falcon, pero desde la visita de Valkyria no logro encontrar consuelo y lloro de la nada, claramente él lo nota; sin embargo, no puedo decirle nada, él se arriesgaría en vano, no puedo perder su vida, aunque deba perderlo a él. Toda la tarde de ayer intentó saber qué me sucedía, pero me mantuve callada.
Ahora mismo se han leído los logros de ambos, así como las evaluaciones y estamos a punto de la votación, al llegar la pregunta que me ayudará.
—¿Alguno tiene una objeción de salud que le impida ejercer como RGN? —pregunta Larsson padre, Isaac dice no, pero es mi oportunidad, la puerta abierta hacia la perdición de nosotros mismos, pero prefiero eso antes de que le pase algo malo solo por el egoísmo de quererlo junto a mí.
—Yo tengo algo que decir —las palabras queman en mi garganta como un fierro hirviendo, pero me quito—. Uno de nosotros podrá no estar capacitado para tomar el puesto...
Isaac me mira extrañado, moviendo sus labios en una pregunta ¿Qué haces?
—Dígalo, Brigadier Fox, la escuchamos —dice Miller.
—Isaac Falcon sufre de diabetes tipo 2 y ha sobornado a los agentes del Comando Médico para ocultar su condición —tengo ganas de echarme a llorar, pedirle perdón, besarlo y decirle la verdad, pero no puedo anteponer mi egoísmo. Como es de esperar, Isaac está pasmado, incrédulo, pero la ira no tarda en tomarse sus ojos, lo herí, estoy clavándole el puñal por la espalda y lo peor es que no puedo decirle porqué, al menos no en mucho tiempo.
—¡¿De qué mierda habla, Brigadier Fox?! ¡mi hijo no puede ser un maldito enfermo! —grita Theodore alarmado y ante la no respuesta de Isaac, se responde solo—. ¡Y luego preguntas porque te hice lo que te hice, si estás defectuoso!
—¡General Falcon! —exploto sin poder evitarlo—. Lo que le hizo a Isaac fue inhumano y criminal...
—¡No necesito ni mierda de ti, mucho menos que me defiendas Fox! —interviene Isaac finalmente, acercándose a mi posición empujando a algunos agentes presentes como espectadores—. Confié en ti, maldita sea, creí que me apoyabas. Arriesgué mi vida, mi libertad, mi puesto por ir a buscarte hasta la puta mierda y ve lo que haces. Me contagié de la Quimera por salvarte, te puse por delante en Afganistán, ¿por qué carajos estás haciendo esto?
«Te amo, puta madre, te amo tanto que prefiero renunciar a ti antes de perderte para siempre»
—No puedes ser un RGN estando enfermo —digo fingiendo frialdad, por fuera me veo como una víbora de corazón de iceberg y por dentro lo poco en pie se derrumba, pero debo recordarme una y otra vez que su vida va primero que yo misma. Lo vuelvo a lastimar, se nota en sus ojos.
—¡Orden Brigadier Falcon! —impone el agente que lleva la sesión—. ¿es cierto lo que dice Fox? ¿tiene diabetes? No mienta, es tan simple como hacerle un examen para descubrirlo.
—Es cierto, General, pero eso no me ha impedido cumplir con cada misión asignada ¿o alguna vez escucharon que haya fallado por un subidón de azúcar? No, estoy tan bien que nadie lo había notado —dice él respirando pesadamente.
—Ha mentido en documentos oficiales, Brigadier Falcon, eso es una falta grave al código militar Praetor... —dice Larsson con cara de decepción—. designo que sea suspendido indefinidamente hasta cumplir con las investigaciones pertinentes, separado de su cargo, alguien más tomará su puesto. Tenga claro que de no satisfacer las necesidades se le dará la baja, sin posibilidad de apelación.
—No, espere, no puede hacer eso, Falcon se ha esforzado mucho para... —trato de decir porque me ha tomado por sorpresa, no quiero esto.
—Cállate la maldita boca, Isabella Fox, en cada palabra me vas a hundir más —me grita con descontrol—. General, estoy dispuesto a asumir las consecuencias, pero estoy bien, la diabetes no es una discapacidad. Me ha permitido trabajar sin novedades, jamás he puesto a un agente o civil en riesgo por una recaída de glucosa.
—Bueno, si Falcon tiene diabetes, Fox es demasiado violenta, comete errores, es insubordinada, contestona y debe sufrir algún trastorno mental, de seguro ha sabido cómo evadir las pruebas. Ella tampoco puede ascender a RGN —dice Volkov como era de esperarse
«El jodido puesto me vale tres morros de estiércol»
—¿Entonces quién será el RGN? —pregunta uno de los jurados—. Ninguno de los dos podría ejercerlo, ambos entrarán a investigaciones por sospechas de mala praxis en su oficio.
La reunión se centra en encontrar un candidato para el puesto de manera provisional, pero yo me desconecto, no me interesa, no quiero nada ya, solo irme a casa a buscar mis cosas restantes y largarme de la vida de Isaac para dejar de ponerlo en peligro de una vez por todas. Cuando finalmente acaba todo, los Generales y presentes salen, yo lo hago al final, pero no me espero encontrarme a Isaac enfurecido en la puerta, me arrastra del brazo hasta la siguiente oficina desocupada para empotrare contra la pared.
—¡¿Por qué me hiciste esto?! ¡¿por qué, maldita sea?! —grita viéndose abrumado, el dolor le sale por los ojos en una mirada acuosa por lágrimas acumulándose—. Lo di todo por ti, te amo más que a mi vida, mierda, daría mi cabeza por ti y mira cómo me pagas, malagradecida.
—Necesitaba el poder para mi misión personal —miento descaradamente—. Nada es más grande que eso, ni siquiera tú, Isaac.
—Yo hubiera matado al presidente por ti, hubiera quemado el mundo entero para entregarte las cenizas, jamás te condicioné a dejar tu venganza, ¡¿por qué entonces?! —vuelve a espeta, esta vez en tono más bajo, tal vez para no ser escuchado por algún chismoso, nadie más puede saber de mis intenciones—. Me estás ocultando algo, te conozco, ¿qué es? Dilo ahora o esto se termina.
—No te diré nada jamás, así que sí, esto se termina. Haz tu vida lejos de mi dolor, de mi ira y mi sed de venganza
—¿Por eso lo hiciste? ¿por alejarme? No es necesario, Isabella, nada es más grande que mi amor por ti y mataré a cualquiera en nuestro camino... dime, dame una explicación y entenderé tus razones, por favor —dice sujetándome por las manos—. Dame una buena razón para no odiarte.
—Lo siento, pero no hay más razones que mi ansia de poder. Al final siempre has sido un antojo, un revolcón pasajero del que ya me aburrí —saco mis manos bruscamente de su agarre, pero mi papel peligra al ver como dos lágrimas traicioneras le surcan las mejillas, le he hecho daño, como se lo hice a casarme con otro; sin embargo, esta vez está justificado.
—Púdrete, Isabella Fox, púdrete en la mierda —espeta con rencor—. ¡¿Qué pasa si decido informar de la muerte de Tanner?! ¡¿si les informo sobre tu intención de matar Generales?!
—Yo diré que me ayudaste y ambos caeremos presos, sencillo, estábamos juntos en esto, y si yo me hundo te arrastro conmigo —le empujo con ambas manos quitándomelo de enfrente. Trato de salir, pero me alcanza y sujeta con fuerza por el brazo, haciéndome daño.
—Eres la peor traicionera que ha parido este planeta —espeta rompiendo lo único en pie dentro de mí.
Me suelta marchándose finalmente y al estar segura de que no volverá, me dejo caer en un llanto doloroso porque lo he perdido también a él para salvarlo, pero a la larga estaré más tranquila si él no está a mi sombra exponiéndose a mi tempestad de ira, rencor y venganza, aunque me cueste su amor, no importa, vale más su vida. Los minutos pasan lento, no sé exactamente cuantos, hasta decidir que me voy de vuelta a casa, estoy suspendida por ahora.
Salgo con la intención de perderme del mundo, así que me voy al exterior en soledad para tomar un transporte hacia el centro de North Las Vegas, donde me bajo para caminar bajo la lluvia torrencial que cae, mientras en mi mente solo puedo revivir todo con Isaac, su amor, sus besos, sus caricias, la forma de hacerme suya siempre en la línea de amor y lujuria perversa. Las gotas golpean mi cuerpo sin piedad, pero no siento nada y me siento más fría por dentro.
Sus caricias me atan, me envician, su amor es adictivo y como toda adicción es peligrosa, a la larga será mejor estar separados antes de destruirnos uno al otro o peor, que mi venganza lo destruya a él. Camino y camino sin rumbo en realidad, estoy desubicada, no me siento en sintonía con la vida, sino como un cascarón vacío y seco, solo lleno de dolor, desilusión y ganas de cobrar con sangre las ofensas.
No sé cómo, pero Ren me encuentra y aparca su auto junto a mi para bajarse apresuradamente a tratar de hacerme entrar, pero no quiero, solo deseo perderme en el desierto para siempre.
—Isa te vas a enfermar —exclama sujetándome por los brazos—. Isaff te espera en casa.
—Ahora no es mi casa...
Al final me subo por no exponerla a ella a un resfriado pues se a la perfección que, si yo no me subo, ella tampoco lo haría. Le pido me lleve a mi casa y el gran favor de recoger mis cosas en casa de Isaac, mientras yo trato de acomodar las cosas en una de mis habitaciones para el bebé, pues el completo está en casa de su padre... sí, es su padre y ahora es hijo de separados, una mierda.
Cuando entro a casa enciendo la chimenea y me dejo caer los primero minutos allí abrazandome a mi misma, anhelando los brazos de Falcon, estoy segura de que estaría dándome calor con su cuerpo y nada más con el pensamiento lloro desconsoladamente otra vez, pero me obligo a ponerme de pie para preparar la llegada de mi bebé.
Tocan a la puerta y con el pensamiento de Ren casi llegando a casa, abro sin ver quien es, pero la voz de Laura llega paralizándome.
—Hola, Isabella, ¿podemos hablar? —dice con frialdad en sus palabras como nunca—. ¿Qué te pasó? Estás emparamada.
—Caminé mucho tiempo bajo la lluvia... voy a cambiarme y regreso. Siéntese, señora Laura —asiente con la cabeza y hago lo dicho. En mi habitación saco una toalla grande y luego de quitarme la ropa me seco, además de poner otra en mi cabello, me pongo pijama aunque sean las tres de la tarde para salir tan pronto como pude—. ¿Quiere beber algo?
—Algo caliente para esta lluvia —responde simple, por ello hago dos infusiones de manzanilla en total silencio, pues sé a qué ha venido, Isaac debió contarle todo ya. En quince minutos le entrego la taza y directa, sin rodeos, pregunto.
—Dígame, señora Laura, ¿en qué puedo ayudarle? —me siento a un lado de donde está, en el sillón en L frente a la chimenea crepitante.
—Sabes muy bien mis razones para estar aquí, lo veo en tus ojos —comienza, aunque su tono se ha endulzado—, hiciste algo horrible con Isaac, pero te conozco, él está cegado por el resentimiento y la ofensa, no puede ver más allá, si lo hiciera se daría cuenta de que algo está mal aquí... yo sí puedo verlo claramente, estás cargando con dolor, si hubieras hecho esto por voluntad propia, no tendrías esa mirada —estira la mano a tomar la mía y es cuando no puedo soportar la carga.
Exploto como una granada de fragmentación, miles de trozos de mi corazón salen disparados como pedazos de metralla y le cuento la verdad, luego de asegurarme de que guardará el y no le permitirá a Isaac enterarse jamás. Ella solo llora conmigo, pone una mano sobre su boca horrorizada y finalmente comprende mi actuar.
Ha visto la inmensidad de mi amor por su hijo y me apoya como la madre que siempre ha sido. Pronto llega Renata con Mike y el niño, quien me estira los brazos como siempre, pero Ren nota el rostro de Laura y el mío enrojecidos, además de nuestros ojos llorosos, pero Michael me mira con cautela, parece tener mucha ira, así que no me queda más, les cuento causándoles miedo.
—Debes contarle a Isaac, Isabella, esto no puede quedarse así —dice Mike una vez he terminado el relato sobre la visita de Valkyria—. Merece saberlo.
—Merece vivir, Mike, aunque sea lejos de mí. Promete que no le dirás, si lo haces él no se quedará tranquilo, lo conocemos, sabes todo lo qué hará —digo suplicándole guardar silencio—. Hazlo por su bien, por favor.
—Está bien, no le diré; no me concierne, pero él está odiándote, Isa, mucho... allá está tirado en una mierda de bar donde Gerard apenas puede sacarlo ya borrachísimo —replica, mientras niega con la cabeza.
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DOS MESES DEPUÉS
Ha pasado ya mucho tiempo desde la reunión y hoy debemos recibir notificación, pero me han dicho que es mucho más fácil que yo recupere mi puesto a que Isaac lo haga. Jamás pensé que esto le afectaría profesionalmente, pero he de ser honesta, lo prefiero sin escuadrón, ni cargo a muerto y tener que ir a llorarlo a un cementerio.
No ha pasado mucho en realidad, pero con mis propios ojos vi lo más doloroso que he vivido luego de la muerte de mis padres... vi a Isaac casarse con Valkyria en una ceremonia con bombos y platillos. Mike me contó que Valkyria aprovechó que Isaac pasaba de borrachera en borrachera, de problema en problema hasta con droga de por medio, que había sido atendido en el Comando Médico no sé cuántas veces, internado por varios días, pues el control estricto que llevaba de su diabetes se ha ido a la mismísima mierda y todo eso contribuyó a que Falcon viera en Valkyria una mujer para compartir su vida, pues estuvo ahí en cada uno de esos problemas, dijo no importarle si lo sacaban de la milicia, que a ella le importaba solo él como si eso fuera una prueba fehaciente de un amor obsesivo, porque eso es, una obsesión de Sayyid hacia Isaac, por ello se casaron finalmente.
La boda se realizó hace tan solo quince días, fue en la catedral Ángel de la Guarda, una iglesia conocida en las vegas de estructura espléndida e interiores maravillosos acogedores. Valkyria iba vestida de blanco y él más guapo que nunca en traje de novio, sonriendo como si de verdad estuviera cumpliendo un sueño, yo no fui invitada, pero espié el momento desde la puerta medio oculta por esta, el único quien me notó fue él y no le costó mucho decir "Sí acepto" aun sabiéndome ahí. Les acompañaban muchos amigos de Isaac en la base; sin embargo, le pidió a Mike ser su padrino y él se negó por creer en la mala idea que era casarse tan apresuradamente por vengarse de mí... sí, eso me lo dejó claro una vez, no en palabras literales, pero sí dejó muy claro el mensaje.
No lo culpó, la mujer que amaba le clavó el puñal por la espalda, según él, para ascender, aunque no lo logró, lo dio todo por mí, pero tuve que dejarle ir para darlo yo todo por él. Estoy entrando al edificio A donde debo reportarme para entrar en junta, se supone ya me dirán cómo sigue el proceso y si ya puedo continuar en el trabajo, pues me estoy enloqueciendo sin hacer nada en casa más que entrenar y pensar en el amor de mi vida en su nueva vida de casado.
Solo vale la pena estar con mi hijo, quien va creciendo muy rápido, apenas me puedo creer todo lo que ha pasado con nosotros dos en nuestra relación mamá-hijo, es lo único que logra mantenerme cuerda. Salgo de mis pensamientos al entrar en la sala audiovisual donde me encuentro con Isaac y Valkyria tomados de la mano, mientras él con la otra le toca la barriguita, pues los malditos exámenes salieron positivos, Isaac es el padre biológico del bebé, aunque aún sospecho de ella, una vez la vi hablando en susurros con un agente del Comando Médico; sin embargo, no dije nada pues Falcon jamás me creería luego de todo lo ocurrido.
Apenas me ven a él se le descompone el semblante, pero a diferencia de otras ocasiones, no me mira con odio, parece haber más tristeza, nostalgia o cualquier cosa en ese espectro de sentimiento, pero no rencor. Lo extraño demasiado, mi animal del monte, mi Brigadier en Jefe, debo decirte adiós por tu bien, ¿será para siempre? No lo sé, pero por ahora sí. el General Volkov está con Lucio, Larsson y Miller, quienes están autorizados a decirnos el veredicto.
El frío en la sala se asemeja a mi corazón, por ello no lo siento, así que me siento en la mesa de juntas y giro mi silla hacia la izquierda donde están los Generales para evitar ver a la pareja feliz, aun así siento los ojos de Isaac sobre mí. Volkov quiere ir al grano y lo hace, hemos ganado ambos la batalla, pero Isaac debe irse de traslado a Rusia, pues Karenina se ha encargado de dejar clara su amenaza, le ha puesto precio a su cabeza y debe irse al menos hasta calmar las aguas, todo bien, hasta que Isaac menciona lo peor: solicita irse con su familia, es decir, Laura, Stacey, Valkyria... e Isaff.
Me quedo de una pieza desesperada por hablar, pero no puedo hacerlo, no me permitirán una insurrección más, por ende, debo esperar a su salida para poder enfrentarlo. Los minutos pasan, mientras Miller nos explica sobre un periodo de prueba al que estaremos sometidos, seis meses, si cometemos un error nos darán la baja.
Cuando ha terminado Isaac sale y yo me encamino hacia él.
—¡Oye Falcon, no te puedes llevar a mi hijo a Rusia! —le grito al estar fuera, él molesto envía a Valkyria fuera, al decir que yo soy peligrosa y puedo hacerle daño, palabras iguales a una daga misericordia en el corazón. Ella no quiere, pero al final hace caso, dándome una mirada de advertencia. Finalmente nos mete en una oficina vacía que está en remodelación y el aroma a pintura es penetrante.
—La custodia de Isaff es mía, si quieres nos vamos a juicio y ahí le cuento a la jueza que sufres trastorno explosivo intermitente diagnosticado, que eres desequilibrada mental y volátil. Además, me casé, tengo una esposa y un hijo en camino ¿a quién crees que le darán la oportunidad? ¿a la familia completa o a la esquizofrénica? —espeta sin compasión—. Isaff es demasiado inocente y no puede estar todo el tiempo con una desequilibrada como tú, así que me lo llevo, te guste o no... y para que veas que no soy una mierda, compartiremos la custodia porque eres su madre, vendrá varias veces al año, pero vivirá conmigo, punto final.
—No puedes, Isaac, no puedes hacerme esto.
—Tú tampoco echarme de cabeza y lo hiciste, estuve en peligro de perder muchas cosas como el seguro militar para mi madre por culpa tuya ¿Lo peor? No te quedaste con el puesto... además de eso ¿Vas a renunciar a hacer tu carnicería por cuidar al bebé? —replica haciéndome caer en cuenta de ese detalle—. Es un peligro andante ¿lo vas a poner en la mira? Si juras meterte a tratamiento y renunciar a tu venganza, podría pensar en dejarte al bebé.
—No finjas que haces esto por su bien, lo haces por venganza —replico entre dientes, pero dentro de mi cabeza caigo en cuenta de la veracidad de sus palabras.
—No, Isabella Fox, me casé por venganza y resultó que somos felices, esto lo hago por el bien de Isaff. Mi abogado llamará a tu abogado
Se da media vuelta, pero antes de que alcance el umbral de la puerta yo hablo.
—Está bien, llévatelo, pero jura que me dejarás ver a mi hijo, verlo crecer y que me vea él como su madre.
—No tendría que jurar un carajo, si me crees o no es tu puto problema, pero como es el bebé quien está en medio, sí, lo juro. Te lo enviaré cada tres meses, si funciona cada dos. Ahora permiso, debo prepararlo todo... —lágrimas silenciosas se deslizan por mi rostro—. No llores, odio verte llorar —dice extendiendo su pañuelo—. Quédate con eso.
—Gracias.
—Solo quiero que sepas algo, no porque te importe, después de todo parece que tu amor por mí vale menos que tu odio por el mundo, pero Valkyria jamás llenará tu lugar... sola decidiste esto, no rompiste, carga con ello —se marcha abriendo el agujero más grande en el corazón que antes.
«Algún día lo sabrás»
Nuestra historia no ha terminado, de eso estoy segura.
Solo queda esperar al tiempo hacer su tarea
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¡GRAN FINAL! ¡NOS VEMOS EN EL EPÍLOGO!
DE NUEVO, NO ME ODIEN POR FAVOR, LES PROMETO QUE ESTO SERÁ PARA BIEN.
GRACIAS POR ESTAR AQUÍ, GRACIAS POR ACOMPAÑARME EN ESTA AVENTURA, MIENTRAS ESCRIBO ESTOY LLORANDO COMO UNA NIÑA PUES ME DUELE DESPRENDERME DE ESTOS PERSONAJES, PERO REGRESARÁN EXPONENCIALMENTE MEJORES. GRACIAS A CADA COMENTARIO, LECTURA Y VOTO, SON EL MUNDO ENTERO PARA MÍ, PERO ME RESERVO MÁS PALABRAS PARA LOS AGRADECIMIENTOS FINALES
EN EL GRUPO DE WHATSAPP PASO MUCHOS ADELANTOS, NOTICIAS Y DEMÁS PUES LES VOY COMENTANDO SOBRE EL PROCESO, ASÍ QUE SI QUIERES ESTAR DÉJAME TU NÚMERO DE TELÉFONO + CÓDIGO DE PAÍS.
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