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Capítulo 53- Mar de leva


Capítulo 53

Mar de leva

"Es fácil esquivar la lanza, mas no el puñal oculto"

Proverbio chino

¡ULTIMOS CAPÍTULOS! GRACIAS POR LLEGAR HASTA AQUÍ.

LEE LA NOTA FINAL POR FAVOR

¡El auto al final y las que están en el grupo de whatsapp corran a ver el vestido de Isabella!

Coméntenme, se los pido desde el fondo de mi corazón

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ISAAC

Los días pasan y mi recuperación se acelera gracias a que Isabella me hace más terapias en casa cuando vengo de las que me hace el Consorcio, me ha incentivado a subirme en la caminadora y gracias a ello hoy, un mes después, puedo moverme solo, duele, pero no tanto. Ella ha sido mi compañera fiel, mi sostén, mi mujer en todo el sentido de la palabra, hemos aclarado las cosas y aunque seguimos siendo tóxicos, estamos bien por ahora. Hasta trató de sacar una licencia para cuidarme, pero Volkov se salió del asunto con "usted es esposa de Falcon, es su hermana, es su mamá, entonces no tiene licencia, haga su trabajo". Desde eso ella ha salido a operativos con frecuencia, dejándome el alma en vilo, sobre todo porque Theodore está inmiscuido en eso.

La presencia de mi padre es motivo de preocupación, por todo lo que he visto en las pruebas, han sido motivo suficiente para conocer la cruda realidad de su lado más oscuro, concuerda plenamente con la violencia que ejercía sobre mí, así como a mi madre, todo encaja, así que me tienen nervioso.

Hoy es navidad, veinticuatro de diciembre y una gran fiesta se está planeando en el Consorcio con grupos de música como orquestas, de pop y rock, así que tirarán la casa por la ventana. Le dije a Isabella que hiciéramos una reunión entre los más cercanos, pero dijo que quiere bailar y escuchar los grupos, pero sé que en el fondo también quiere que Valkyria nos vea juntos, a mí me da igual, la zumbambica tenía las cosas claras conmigo, ¿la cagué por hacer eso? Sí, afortunadamente Isabella ha tomado una posición en que comprende que fui un imbécil, pero ella me había botado como basura, aunque eso tampoco me justifica.

Ahora mismo estoy sentado en una cafetería famosa de Noth Las Vegas, Valkyria me citó aquí por algo importante, con conocimiento de Isabella claro. Tengo una camisa negra de manga corta igual que el pantalón tipo jean y una gorra con la estrella Praetor y el C.M.O.E porque se supone que no debo insolarme. Muevo mi pierna izquierda en un tic nervioso repetitivo, mientras pasan los minutos, supongo que es el precio de ser puntual y haber llegado media hora antes.

Valkyria llega finalmente con un escolta del C.E.P.I que le han asignado cuando sale para corroborar que no escape, trata de saludarme y solo le pregunto qué carajos quiere en tono cortante.

—Estoy embarazada, Isaac, y es tuyo —dice haciéndome un agujero en el estómago, la impresión no se hace esperar y me quedo en silencio por unos momentos. Se sienta enfrente con lentitud a la espera de una reacción.

—¿Cuánto tienes?

—Nueve semanas ¿recuerdas que fue una semana antes de que te contagiaras de la Quimera?

—Sí, pero no recuerdo nada, Valkyria, ¿cómo sé yo que es mío? ¿cómo sé que tuvimos sexo? —replico expresando mis dudas, no sé nada de esa noche, consumí muchas cosas que no debí.

—Haz una prueba y ya —dice pero no muy segura, le veo nerviosismo como nunca, gira el rostro evitando mi mirada inquisidora—. Sólo dime en dónde e iré.

—Bueno, escucha claro Val, yo tengo mujer y un hijo con ella, Isaff es mi hijo tanto emocional como legalmente. Lo que pasó entre nosotros fue un error. Si estás embarazada y es mío voy a responder por el niño, me haré responsable, pero no voy a vivir contigo, ni dejaré a Isabella.

—¿Y será que te aceptará esto? —responde con dolor, se ve decepcionada, no sé qué esperaba de mí

—Eso no es tu problema —le contesto poniéndome en pie de la mesa—. Y que te quede claro que mi responsabilidad es con ese niño o niña, no contigo ¿Lo entiendes?

—Pensé que cambiarías de opinión con el bebé.

—Pues no, Valkyria, a mí no me manipularás por un hijo, si ese era tu plan, pues quedaste jodida conmigo. Te repito, si el niño es mío, no te faltará nada, absolutamente nada, eso te lo juro, no pasarán necesidades ni rogarán por una pensión mensual, además estaré en su vida como el padre que soy, ¿De acuerdo? —finalmente suspiro resignado, sus lágrimas me han conmovido—. Ya, no llores.

Acepta con la cabeza gacha y me ofrezco a llevarla, pero me invita a algo que me da miedo: ella debe ir a una ecografía que tomó fuera del Consorcio porque aún no quiere que se sepa. Luego de mucho pensarlo acepto y envío un texto a Isabella donde digo que tardaré, pero Valkyria va en un transporte del Comando y yo en mi camioneta hasta llegar a un centro médico de imágenes diagnósticas en donde aparco con temor, no sé cómo reaccionar igual que con Isabella en su momento, pero por lo menos he aprendido y Theodore no me ha metido ideas en la cabeza.

Me bajo en modo autómata para seguirla a través de los pasillos de blanco reluciente con todo tipo de máquinas hasta una puerta con decoraciones de bebés y maternidad escrito, dándome un escalofrío, pero no digo nada, literalmente, ni cuando la doctora aparece, solo doy sonrisas a medias. Pronto la recuestan en la camilla, le ponen un gel frío y comienzan a hacer la ecografía, cuando una figura oscura se empieza a marcar se me acelera el corazón y me acerco atónito, mientras veo cómo lo miden.

—Bueno, este pequeño o pequeña tiene seguras diez semanas... —dice la doctora, pero algo la hace retractarse, no lo noto por estar viendo al bebé, así que no presto atención—. Perdón, son nueve semanas... ¿Impresionado, papá?

«Papá, papá, papá, mierda, ahora sí he metido la pata»

—Lo siento, debo parecer un idiota —quito la mirada rápidamente para volver a la realidad.

—Claro que no, es una reacción normal... bueno Valkyria, todo está muy bien, ya puedes limpiarte. Me comentaste que eres de la milicia —asiente terminando de quitar el gel—. Pues debes detener los entrenamientos duros, nada de forzar a tu cuerpo, puedes hacer ejercicio, pero sin sobrepasarte —termina de darle indicaciones y tan pronto como salimos vamos fuera sin decir una palabra, me despido escueto, aunque alcanzo a ver un atisbo de alegría en el destello de sus ojos oscuros. De camino a mi apartamento la mente se me parte de tanto pensar en cómo le diré a Isabella potra salvaje Fox esta noticia, hasta me quedo quieto en los semáforos en verde.

Cuando llego a casa, busco distraer la mente de Valkyria y zumbambiquito, aprovecho que mi madre, Pelusa e Isabella han salido a comprar cosas, a última hora claro, así que saco la carpeta donde están las fotos que guardaron los Fox con tanto recelo, ubicando a mi padre quien está en la mayoría, alegrándose de la masacre. Reviso y reviso entre grabaciones de voz donde planean el asesinato de los Fox, hasta mencionan al alias "Escorpión",pero no revelan la identidad claramente, aunque parecen hablar de la cercanía a los Praetor, entiendo que es exterior a la organización.

Los videos en baja calidad dejan ver su crueldad casi en vivo, hay una donde las víctimas están colgadas del techo, pero por los pies, como los animales con la cabeza hacia el piso rogando por ayuda; no obstante, él les da con un bate hasta que se alcanza a oír un crujido, acompañado de gritos de dolor que me ponen la piel de gallina.

Todas las atrocidades se graban en mi memoria, como una película tatuada y solo puedo imaginarme lo que habrá sentido Isabella al ver todo esto, más aun sabiendo la verdad de sus padres, su participación en todo esto. Yo estoy atónito, me gustaría haber podido acompañarla cuando lo descubrió, cosa que no ha dicho, ni cómo se sintió, cómo lo tomó, nada, se ha envuelto en una coraza blindada sobre aquello. Hay más, como, por ejemplo, aparece Bryce Larsson, quien es el padre de mi mentor, mi gran amigo: Raphael Larsson, hoy en día Brigadier RGN de C.M.O.E en México, pero finalmente salgo de los archivos, justo a tiempo para recibir a las tres mujeres compradoras compulsivas por la puerta.

Traen más bolsas entre las manos que ganas de vivir, haciéndome negar con la cabeza, por ello, cuando cierta cereza ácida para por mi lado, me da un golpe con una de las bolsas en la mera cabeza. Es el medio día, así que Isabella se cambia y empieza a mostrar lo que compró, pero yo estoy ausente solo pensando en cómo diantres le diré. Creo que lo nota y por ello me mira con los ojos entrecerrados, hasta meterse a bañar y pensé me daría tiempo para pensar en algo, pero sale pronto.

—Tienes un guardado, ¿qué es Isaac? —pregunta saliendo en toalla desenredando su largo cabello que no mojó pues se había planchado—. ¿Qué hiciste ahora? ¿con qué Isaarada vas a salir? Evitas mi mirada, hace rato pareces querer decir algo y te quedas con la boca abierta.

—Te digo mañana, hoy te daño la fiesta.

—¿Eres consciente de que así lo empeoras? Dímelo de una vez.

—Valkyria... Valkyria dice que espera un hijo mío, por esa vez que... ya sabes.

—¿Y estás seguro que es tuyo? —pregunta luego de un rato. Su silencio no me gusta; prefiero verla explotar porque así sé qué siente, veo en medio de su huracán lo que viene; sin embargo, cuando se queda callada, no veo nada más que desespero. Isabella es experta en guardarse las cosas, lo he vivido y por ello la entiendo, también soy una máquina de aguantar, un costal de golpes.

—No, tiene las mismas semanas, pero no caigo tan fácil, le haré una prueba de ADN en el vientre. Ya hablé con alguien del Comando Médico división genética, así que el veintiséis la haremos —le digo viendo su molestia evidente, se muerde el interior de la mejilla caminando a través de la habitación para ir al vestidor y sacar ropa interior—. Di algo, nunca cierras la boca y ahora mismo que necesito que la abras, te quedas callada —espeto con crudeza. Ella no reacciona poniéndose una camisa de estar en casa pues apenas es medio día y no se cambiará hasta que ya se acerque la noche.

—¿Qué quieres que diga? ¿Qué esté contenta? —murmura finalmente haciéndose un peinado que le ayude a mantener el planchado—. Una más de tus cosas de mujeriego, pero ahora hay una consecuencia que jamás borrarás, lo sabes ¿no? Estarás unido a ella toda la vida.

—Solo quiero saber si te irás —pregunto con tono seco y cortante.

—A ver, Isaac, con todo el amor del mundo te diré esto: eres libre de irte con Valkyria, espera un hijo tuyo y puedes darle un hogar, además sigues siendo el padre de Isaff sin importar nada. Solo piénsalo.

—No tengo nada que pensar —replico cuando le veo la intención de seguir la retahíla—. Responderé por el niño, eso no afecta lo nuestro.

—Claro que sí, debes estar cerca de la mujer que te gusta, con quien tuviste una aventura aunque no la recuerdes, tendrás un vínculo con ella siempre, así que sí afecta, pero si me escoges a mí, no tendré problemas con tu paternidad... que estés dispuesto a hacerte responsable me hace quererte más —murmura pasando sus brazos alrededor de mi cuello, es como si me quitara un peso de encima—. No me gusta y hasta cierto punto me hiere saber que tendrás un hijo con otra y que en mi cuerpo defectuoso no pudo tener al bebé... —no la dejo acabar dándole un beso.

—Pasó como debía, Isabella, el destino es así y no fue tu culpa, no pienses que tu cuerpo está defectuoso porque no es así. ¿No lo has visto desde el punto de vista de tu venganza? —su mirada confundida se pone en mí—. ¿Sabes el peligro que correrías embarazada y luego con un bebé? Tener a Isaff ya es peligroso, pueden lastimarlo por joderte a ti si alguien se entera... pero te prometo que te haré un hijo tan perfecto como tú. Cuando quieras, donde quieras y como quieras.

—Uff qué haremos con fertil-man —se ríe de la forma que amo—. A ver, báñate, voy a preparar el almuerzo.

—Gracias, potra salvaje, por tomar esto así...y no te metas a mantequear, en mi cartera hay efectivo o tarjetas.

—Sé cuánto te lastimé, animal del monte, te dije cosas tan horribles que me sorprende me hayas perdonado. No es justificable que te hayas ido directo a ella, pero no me fuiste infiel y pudiendo estar con ella, decides estar conmigo, con eso es suficiente.

—Yo siempre te escogeré a ti, cerecita-potra salvaje-espina en el culo —tomo una de sus nalgas apretándola. Finalmente se va dejándome solo, me permito pensar en que ella debe amarme enserio, matar a Browning, aceptar el embarazo de Valkyria, haberse atado a la cama de hospital conmigo, cosa que corroboré porque pensé que me mentía o exageraba al decir que estuvo ahí desde el primer día, pero no, fue cierto. Ni Sara, ni Karen preguntaron por mí, me lo esperaba luego de hacerlas a un lado por Isabella, pero sé que nadie más que ella podía hacer todo esto por mí.

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Horas después hemos llegado al sitio del evento, salimos de la camioneta a la noche fresca y estrellada, ayudo a mamá abriendo su puerta, dándole la mano para que baje y una vez estamos todos, Isabella se cuelga de mi brazo izquierdo y mamá del derecho caminando hacia las entradas dobles del salón donde hay camino de alfombra roja que terminan en un círculo donde cuelga un candelabro de puro cristal dando a las puertas dobles que llegan donde están las mesas y la tarima que están llenas de agentes igual de arreglados que nosotros, las mesas donde nos sentamos tienen un mantel negro y por los lados sobre sale uno negro haciendo una estrella de ocho puntas, los candelabros del centro tienen tres diferentes tamaños y una pequeña rosa está sujeta a la más pequeña. El espacio es bastante grande tanto de ancho como de largo donde afuera se alcanza a divisar una tarima con luces en el recuadro de la estructura metálica del montaje. Llevo una camisa de botones negra con chaqueta de traje azul marino a juego con el pantalón e Isabella tiene un vestidito dorado destellante con cuello en V con un lazo al cuello, hecho de pequeños circulitos que reflectan la luz, dejando ver un escote de los pechos y la espalda descubierta también, por ello se lleva muchas miradas que encienden los celos por cómo la comen con los ojos.

Hay pocos agentes, pero sé que confirmaron muchos más. Le ayudo a mamá a sentar, aunque ella puede sola, luego un mesero llega a preguntar si queremos bebidas, a lo que pido whiskey con la aprobación de todas, pero de pronto Valkyria aparece pidiendo hablar con Isabella, quien acepta y va con los brazos cruzados hasta alcanzar la parte trasera que tiene césped desde la puerta hasta que acaba el terreno. Se van al costado para hablar a solas, pero me oculto en el otro lateral del salón.

—¿Y? ¿qué quiere Pre-Praetor Sayyid? —pregunta Isabella, el tono de su voz se ha cargado de fastidio, mucho más agresivo que hace unos minutos cuando hablábamos en la mesa, y es un rasgo interesante de ella, puede pasar de un tono alegre, positivo, a agresivo, cortante y matador por completo, en cuestión de segundos.

—Tengo algo que decirle, Brigadier, algo que seguramente destruirá su relación por... —empieza Valkyria con tono lastimero, no sé si realmente se siente así, o solo planea algo más pero a simple oído parece una niña perdida.

—Estás embarazada, sí, Isaac me lo dijo. También que quieres vivir con él, pero ¿él quiere vivir contigo?

Valkyria se queda callada y siento la tensión llegar hasta aquí, así que me asomo ligeramente viéndola con una expresión de impotencia. Sus brazos cruzados dejan ver sus manos apretando de más el lugar donde están aferradas como si su plan hubiera salido rematadamente mal y no tuviese ni una posibilidad de un nuevo plan.

—Seguramente sí, pero usted lo tiene atado con...

—Muy tranquila le dije que eligiera, tú o yo, simplemente. Le di la oportunidad de irse contigo sin rencor, seguiría siendo el padre de Isaff —interrumpe Isabella con la seguridad que me encanta de su personalidad, a veces flaquea, es humana y a todos nos pasa, pero la mayoría del tiempo es autoritaria, segura de su influencia, su poder, y su capacidad de hacer caer a quien sea—. ¿y sabes qué dijo? Que no me iba a dejar, pudo escogerte, pero no lo hizo, así que no, decirme que esperas un hijo de MI MARIDO no nos hará terminar y con permiso, me pierdo la fiesta.

Cuando la veo girar trato de irme, pero tropiezo cayendo sentado, dejándome al descubierto, así que cuando llega y me ve ahí solo se ríe llamándome chisme fresco. Me pongo en pie para regresar a la fiesta donde ella baila la salsa del Grupo Niche y yo la observo negando con la cabeza porque ni por todo el oro del mundo voy a bailar, aunque me tome de los brazos queriendo llevarme. Quisiera, porque a pesar de que ella parece estar feliz, algo ha cambiado, un brillo especial que sus ojos destellaban ya no está, se ha extinguido por completo y la siento vacía por dentro, cosa que me preocupa mucho; sé de primera mano las consecuencias de perder su humanidad, la parte unida a nosotros, si la pierde, la Vípera Carmesí aparecería, pero regreso mis pensamientos a la fiesta.

Mi madre está feliz y eso me hace feliz a mí, se pone en pie y baila con swing, más que yo, se le nota la vena colombiana porque hasta es el centro de atención por hacerlo tan bien; sin embargo, no puede hacerlo por mucho tiempo porque se ahoga y se cansa ganándose un aplauso que la hace sonreír. Y ahí, en medio de toda la fiesta me doy cuenta que soy feliz por primera vez en mucho tiempo, mi madre está bien, la donación de Isabella fue lo que salvó su vida porque de no haberla hecho su cuerpo no hubiese podido, tengo a la mujer que amo, sorpresivamente un hijo y a mi hermanita conmigo y no con el monstruo de Theodore ¿podría pedir más? «Ya sería avaricia» me sonrío ante el pensamiento e Isabella lo ve preguntándome en qué pienso.

Me salgo de la pregunta con algo simple y seguimos celebrando. Bebemos del whiskey que reparten y estamos un poco ebrios hasta que llega la media noche y el alcohol corre libre en mi cuerpo, es cuando me paro a bailar con Isabella "Baby" de JEANCARLOS "Hermosa, haces que un ateo tenga una experiencia religiosa" le canto alto "El problema son tus ojos que me quitan la cordura, queda este pobre hombre gritando pidiendo ayuda" hasta hacerla reír porque ponen la que se ha convertido en una de nuestras canciones Eres mía de Romeo Santos, justo cuando mueve su cuerpo tan sexy que empieza a causarme oleadas de placer, aun más porque veo el deseo de otros por la Brigadier Fox y el cabello encendido en fuego cayendo en algunas capas, pero ella es mía como dice la canción.

En un acto de posesión no me separo de ella ni cuando va al baño, cosa que le saca una risita aunque la verdad aprovecho nuestra soledad para raptarla como bulto de papas y llevarla a la parte trasera besándola hasta el cansancio, metiéndole mano fácilmente por su vestido. Me encanta cómo se ve, hasta se ha ganado la atención de Fabián quien la mira entre fascinación y tristeza como si viera todo lo que perdió por hijo de puta, poniéndome feliz de restregarle en la cara que su ex mujer se pavonea conmigo como siempre debió ser, jamás debí permitir ese puto matrimonio, debí robarme a la novia... y es algo que tengo claro, si por alguna circunstancia ella estuviera a punto de casarse con otro, me la robaré antes de que pase, es un juramento.

Nos detenemos porque Theodore nos interrumpe, nos mira queriendo matarnos, no aprueba mi relación con Isabella, pero como todos se han de imaginar, me importan diez hectáreas de estiércol su opinión. Renata y Mike también están ahí, su relación se fortaleció, aunque noto un extraño cruce de miradas con ella y su "ex novio", pero pronto se detienen, aunque con la fogosidad de mi espina en el culo favorita, me es difícil concentrarme en otra cosa más allá de su cuerpo, pero aun más de la sonrisa épica de su boca.

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Son las dos de la madrugada, hemos dejado a mamá y Pelusa en casa e Isabella y yo nos hemos escapado como un par de locos por las carreteras del desierto con mi Audi R8 convertible gritando como descontrolados, al son de "Despacito" "Mi gente" "Dulce pecado" y "Suele suceder", cantando al unísono rompiendo el insondable silencio hasta llegar al Red Rock Canyon, un lugar emblemático en Las Vegas por su vista espectacular de la ciudad, donde aparcamos en el risco admirando la belleza tanto de las estrellas destellantes como de la ciudad, la que no duerme, su fama de estar siempre encendida es cierta. Bajo a tomar una nevera portátil con hielo que viene en la cajuela con dos botellas de champaña, saco el corcho hasta que vuela lejos en el aire. Ella y yo reímos bebiendo del pico, mientras nos apoyamos en el capó, yo sentado y ella entre mis piernas contemplando la belleza de la tranquilidad misma por minutos, donde acabamos la primera botella.

—Feliz navidad mi animal del monte.

—Feliz navidad mi potra salvaje —nos besamos pasionalmente, tiene la chispa que me da de todo interiormente, lleva la cadena que le regalé con las tres "F" de familia Falcon Fox y dice algo que me deja de una pieza al notar mi mirada en esta.

—Nunca me quitaré la cadena mientras te ame —susurra apoyando su frente en la mía y yo deslizo mis manos por debajo de la ropa llenándola de caricias. Con una mano enredo su cabello entre mis dedos para halar posesivamente y la otra la apoyo en su espalda baja, deslizándola lentamente hasta sus glúteos. De un tirón la pego a mi entrepierna excitada, deleitando mis sentidos con su jadeo.

—Eso espero, cerecita —murmuro cuando abre botones de mi camisa negra. La tomo por los muslos enganchándola en mi cintura invirtiendo la posición para apoyar su trasero en el auto, bajando sus bragas de forma lenta, mientras recorro sus piernas torneadas rodeando mi cintura con deseo en mis palmas, pero aun en medio de mi felicidad, tengo el pálpito de que algo muy grande viene a romperla. El aire puro del exterior llena mis pulmones relajándome en cada respiración, pero el sitio está impregnado con su perfume. La noche nos acoge con silencio, mientras mezclamos nuestras pieles, solo espero que no haya nadie más por aquí; me da un gemido quedo al tomar mi pelo entre sus manos del que tira con fuerza cuando paso mis dedos por sus pezones.

Susurra contra mi boca palabras que me incitan, mientras paseo mis manos por todas sus curvas pronunciadas, deleitándome con la suavidad de su piel y beso su cuello consumido por el deseo ferviente que detona en mí su esencia sexual en todo el sentido de la palabra. Me pide llevarla al auto y lo hago sentándome pronto, sus caderas se acomodan a horcajadas sobre las mías balanceándose cuando tomo sus glúteos entre mis manos apretándolos con posesión, al subir su vestido hasta dejarlo arremolinado en su cintura. En cuestión de momentos su cuerpo candente ha empeorado la erección creciente bajo el pantalón que abre para liberar mi dureza, en la que se desliza sobre esta con fuerza, ella misma se somete a una intromisión placentera que le saca un gemido de varios segundos, aprieto sus caderas entre mis manos de arriba abajo, tomo su pequeña cintura ayudándole con sus movimientos.

El placer recorre mis venas como un energizante que se extiende por cada rincón bombeado por mi corazón acelerado y vuelto loco, porque estoy exhausto por la fiesta, pero nada me impedirá hacérselo con la misma pasión que me domina cuando ella está en la ecuación. Corre una ligera brisa fría, pero nuestros cuerpos están encendidos en fuego haciendo que apenas podamos sentir la temperatura fría. Me besa, acaricio sus pechos de nuevo y tomo su trasero de nuevo para seguir empujándola hacia mí, Isabella es un huracán que no cualquiera puede manejar, es el incendio forestal, el tsunami destructor, el ciclón arrasador y pocos se atreverían a intentar tenerla bajo control.

Mujer de fuego del averno venida al mundo para hacerte caer a sus pies.

Sube y baja con más rapidez, aumenta y cambia su ritmo enloqueciéndome con su interior sedoso, húmedo y totalmente excitante, follar nunca se ha sentido tan bien con excepción de ella, quien pasa sus uñas por la piel de mis abdominales y luego las entierra en mi espalda sobre la cicatriz como siempre. Finalmente siento su orgasmo tocando la puerta, hasta que la veo recibir el éxtasis final, llegando yo momentos después.

Ambos sonreímos tal vez porque sabemos lo arriesgado que es hacerlo aquí, pudiendo ser descubiertos, pero no quisimos contenernos. Cuando nos acomodamos la ropa y cada uno está en su asiento aparecen cuatro sujetos por detrás con cuchillos en las manos.

—Bájense del auto y denme las llaves —die uno de los atracadores, Isabella y yo simplemente nos reímos cómplices de la locura que se desatará. Tratamos de hacerlos desistir porque es una estupidez, pero al no ceder, con un simple asentimiento de cabeza, Isabella yo sacamos las armas que llevo en un estuche ensamblado bajo las sillas, cosa que le dije antes de salir sabiendo la posibilidad de encontrarnos con esto. Apuntamos sin darles tiempo a reaccionar, aunque ella suelta un tiro de advertencia, que causa un salto aterrado, yo disparo a una formación rocosa a pocos centímetros de ellos haciendo volar partes, pero sobre todo arranco de sus ojos una mirada aterrada—. Esperen, socios, esperen.

—¿Esperen qué? —espeto furioso, el paisaje a su espalda es terracota y desolado, solo uno que otro cartel informativo por ser un lugar turístico—. ¿Ustedes habrían esperado? Bajen eso o les volamos la cabeza.

—¿Qué esperan? —dice ella—. A mí me encanta matar malnacidos... un tiro en la frente y a las grietas dentro de los riscos, no los encuentra ni Dios en persona.

Uno de ellos trata de hacer una jugada, pero Isabella le destroza la muñeca con un tiro, él grita sujetándose la mano sangrante, con ello sus compadres dan pasos atrás mientras ruegan porque no les hagamos nada, Isabella suelta una risa malévola como si se excitara tan solo de pensar en lo que hará, a pesar de ello uno de mi lado intenta lo mismo y termino perforándole un hombro, así que en segundo y medio echan a correr despavoridos como alma que lleva el diablo, Isabella con la misma sonrisa dispara haciendo volar el letrero al que van llegando, eso los hace resbalarse sobre la tierra y gatear hasta ponerse en pie de nuevo, en fin, la escena es muy graciosa. Una vez se han perdido tras una nube de tierra, soltamos una carcajada que llena el aire de diversión y nos ponemos en marcha para regresar al apartamento.

Cuando vamos entrando lo hacemos con cuidado, pero nos quedamos sin palabras al escuchar a Pelusa quien saca agua de la nevera, bebiéndola ahí mismo, pero pelea consigo misma recriminándose que no le siguió el coqueteo al chico que le gusta por hacerse la interesante "Sí, claro, haciéndome la difícil, ahora seguro ni me volverá a mirar" "No debí escuchar a Theodore con su estúpido: un Falcon no se deja conquistar fácil, al carajo, Mauricio me gusta" "¿Y ahora qué hago? Seguro y no se me vuelve a acercar por odiosa"

—¿Qué hacen ahí? —pregunta cuando nos ve en el umbral de la puerta—. ¿Estaban escuchando?

—Claro y parejo, Pelusa —me rio—. Pregúntale a Isabella, ella también quería hacerse la interesante.

—Y me funcionó, animal, niégalo en mi cara —se ríe ella haciéndome torcer lo ojos.

—¡Chismoso big brother! —exclama avergonzada y corre de vuelta a su habitación, causándonos gracia a los dos. Ambos nos vamos a la cama y pronto nos quedamos dormidos con una extraña sonrisa de satisfacción, pero la felicidad nunca es redonda.

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Horas después

Son las seis de la tarde y por orden de Volkov hoy veinticinco de diciembre, han asignado a Isabella a la misión de infiltración, igual que con el operativo de Afganistán no le dio tiempo ni datos, argumentando que un Praetor debe estar preparado para todo, pero no me gusta esto y lo manifiesto al General, quien desestima mi petición, argumenta que mi relación está interfiriendo en esto, que si me preocupo es porque la quiero proteger y un montón de cháchara inservible. Al final de todo, no logré nada, así que acompañé a Isabella al departamento de caracterización donde le dan todo lo necesario, pero la sensación en mi pecho no se calma, se hace más fuerte, taladra hasta romper la coraza y aumenta cuando la veo partir en la camioneta sola, sin refuerzos, sin nadie que la respalde, se me retuerce el estómago ante la partida de Fox, como si fuera la última vez que la viera.

Me giro para volver a mi oficina, no quiero salir de la base aunque no pueda estar en la sala de control y allí me quedo un rato hasta perder la noción del tiempo, pero Renata llega acompañada de Mike a manifestarme la misma preocupación por Isabella, igual que yo, sospecha de este operativo, por ello decidimos ir a esperar en la oficina de ella, supongo que me siento más cerca así. Estamos caminando por el pasillo de dicha, pero la puerta está entre abierta, es extraño, jamás la deja así, por ello nos acercamos lentamente para ver dentro encontrándonos con Alana sentada en la silla giratoria del escritorio dándome la espalda, tiene las piernas cruzadas subidas en el alfeizar de la ventana en una posición relajada.

—Sí, me gusta esta oficina, la pediré cuando quede vacía —dice hablando sola, «¿Qué quede vacía?» me pregunto acercándome a la puerta para quedar oculto—. Aunque la Brigadier Fox tiene mal gusto, cambiaré todo... —dice con burla el rango y parece recibir una llamada que le alegra—. Sí, va vestida de negro y gris, cabello chocolate de peluca, se hace llamar Elissa Morales... bueno pacté con Sergey Petrova, no contigo, así que lo demás se lo digo a él.

Alana se regodea en su traición, mientras sigue hablando con los Petrova dejando claro que Isabella fue directo a una trampa. Cuando cuelga se ríe sola, pero debo poner la mano sobre la boca de Renata, mientras Mike la agarra; tiene la mirada furiosa dispuesta a arrastrar a Alana por toda la base, pero le susurro que no cometa un error donde Isabella corra más peligro.

—Ahora lidia con eso, perra, de nada te servirá ser la favorita de papá —Alana sigue hablando la ira me llena, todo se centra en la mujer en la oficina, quiero arrancarle la cabeza.

Isabella está en peligro, carajo, sabía que había algo malo en este operativo, algo me decía que iba a terminar mal y no me puedo quedar de brazos cruzados, ella está en camino a su muerte segura con Karenina Petrova esperándola como un lobo hambriento dispuesto a descuartizarla con las garras, trato de llamarla, pero por norma los móviles deben estar apagados o en modo avión. Aun con el cuerpo doliendo y Renata nerviosa, buscamos unas gabardinas parecidas a la que lleva ella, luego vamos a armería, para engañar al agente enviándolo hasta el otro lado de la base por una supuesta notificación y poder tomar armas sin registrar, yo tomo un sub fusil Imgram MAC 10 calibre 45 de hasta 1300 tpm, municiones, granadas, pistolas 9 mm y cuchillos, escondiendo en los compartimentos, ella una mini-Uzi de 600 disparos por minuto con su correspondiente dotación de balas, todos mis músculos piden a gritos que me detenga, aún no están al 100%, pero mi corazón no permitirá que le suceda algo a mi potra salvaje. Finalmente, Mike toma una ametralladora corta y granadas

Tomo una gorra de un equipo de béisbol para cubrir mi cabello. Entro al sistema del Consorcio para rastrear el chip de Isabella y como lo supuse, está en una ubicación lejana a la planeada, Volkov debería haberse dado cuenta, pero seguro ni está en la sala de control. De camino a la entrada encontramos a Colson, el agente de Isabella quien precisamente me iba a buscar para decirme que no hay nadie quien supervise la misión, la sala está bajo llave, «Maldito Volkov» finalmente le revelamos nuestras locas intenciones y se une, después de todo, sé que está enamorado de Isabella, así que vamos a los vehículos sacando uno bajo otra artimaña, teniendo una inesperada ayuda: León nos vio actuando extraño y nos atrapó, pero contrario a lo que pensé, distrajo al agente lo suficiente para hacer un vale falso con papel membretado para que en la entrada nos dejen seguir, habrá consecuencias, pero si Volkov intenta algo, el hecho de no tener agentes en la sala de control bajo llave se ve muy mal, además de sospechoso.

Iremos por ella solos y nadie lo impedirá.

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Chicas, estamos a punto de acabar este viaje, gracias por estar, apoyar, incluso a las lectoras fantasmas, las amo, no saben cómo aprecio todo lo que han hecho por esta historia. estoy nostálgica y espero se queden conmigo para Cenizas Quedan, vienen recargados, doble amor, doble pasión, doble infidelidad, doble toxicidad y muchas aventuras, así como secretos por desvelar. Allí las espero. Por el grupo de WhatsApp estaré enviando noticias y adelantos, así que si quieren estar dejenme su número más código del país, si desean de forma privada pueden ir a mi cuenta de Wattpad m_cr696 o al correo [email protected]

Un beso y un abrazo

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