Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 49- Lindo corazón, te volviste hielo


Capítulo 49

Lindo corazón, te volviste hielo

"La peor de las prisiones sería un corazón cerrado y endurecido"

Juan Pablo II

¡NUEVAS PORTADAS AL FINAL!

¡DEDICADO A AUXILIADORA! 

MIL GRACIAS POR EL APOYO Y POR LEERME TAN RÁPIDO

———————00———————

ISABELLA

Ha caído la noche y estoy en el punto acordado, un kilómetro de la vida del desierto, el área está desierta y como me lo indicó me oculto tras la maleza agazapada a la espera de que me contacten. Siento nervios como casi nunca, mi entrenamiento fue arduo, suprimieron por mucho tiempo la parte humana que sentía para transformarme en una bestia sin corazón, pero fueron Lucio y Marina quienes me pusieron los pies sobre la tierra regresándome mi sentir, dándome un matiz nuevo de emoción, aun así esta situación ha logrado lo que criminales, terroristas y mafiosos no han logrado por muchos años, hacerme querer comerme las uñas buscando disipar el nerviosismo.

Kaan Karaman nunca significó un punto de ansiedad negativa para mí; sin embargo, está en juego la vida de Isaac, por ende, todo es diferente. En un momento diviso camionetas Toyota Prado en caravana, de ella se baja un enmascarado que me esposa y me pone una bolsa de tela negra en la cabeza, empujándome, pero al mismo tiempo siento una aguja insertarse en mi cuello pasándome algo, no sé qué es, pero pronto me desvanezco sin remedio. Sueño, empiezo a soñar con fragmento de Isaac de niño, de adulto, el Isaac que me dio su apellido para mi bebé, el Isaac que le preparó una habitación, el mismo que golpea a cada persona que me hace daño, quien es capaz de destruir el mundo por mí, quien se involucró en una loca e irrisible venganza sin tener la necesidad solo por cuidarme, ese Isaac es en quien debí haber pensado que culparlo de que yo perdiera al bebé y le dijera toda la mierda que salió de mi boca.

Pero en cierto punto empiezo a soñar, no a recordar, lo veo con un pequeño bebé en los brazos con una sonrisa, una versión pequeña de él, aunque con mis ojos, pronto llega Isaff curioso por conocer a su hermano y la escena de una familia que no debe ser perfecta para que haya amor, se plasma en mi cabeza. Una vida ficticia sin odio, sin rencor, sin venganza, la que debería tener con el hombre de mi vida, pero he llegado a un punto de no retorno.

Cuando abro los ojos estoy en una sala vacía, pero limpia y reluciente, tiene pisos de mármol con paredes blancas con ribetes en las esquinas y techo tallado para imitar columnas en la parte superior, pero noto la ausencia de ventanas de inmediato, además de que tengo las manos atadas en la espalda de la silla donde estoy sentada sintiéndome mareada, mi mente apenas va procesando todo, reaccionando poco a poco, cayendo en la realidad nuevamente, en que estoy en manos de Kaan Karaman; no obstante, haré cualquier cosa por salvarle la vida a Isaac Falcon. Me quedo unos momentos en silencio detallando el único adorno del lugar, un gran reloj antiguo, aquellos largos y delgados hacia arriba que tienen un objeto plateado dentro tras un cristal, el que causa una campanada cada cierta hora, con la hora en la parte superior marcando las una y media de la madrugada y empiezo a gritar el nombre del traficante de mierda que me trajo hasta aquí, retándolo a que me dé la cara. Pronto sale, pero trae una careta como las que se usaban en el siglo 14 durante la peste negra, el pico largo negro como el ébano que desciende curvo hacia abajo y solo las aberturas de los ojos, eran usadas por las personas para tratar de evitar el contacto con los infestados de la peste, manteniendo las fosas nasales lejos de dicha persona, asegurándose por el largo del pico. Debe considerarlo una metáfora o algo así, viene vestido de negro, en camisa y pantalón de traje como nos indicaron una vez, pero se ha cuidado de no dejar al descubierto nada que lo delate, hasta sus ojos parecen llevar lentes de contacto y no lleva saco.

—¡Mi querida Brigadier Fox! Por fin nos conocemos en persona —aplaude con las manos enfundadas en guantes de cuero—. Es más bonita así, siempre lo he dicho.

Su voz tiene un fuerte acento que con las llamadas a través del distorsionador no podía escuchar bien, se sienta en una silla que está frente a mí, dejando que su perfume me llegue, quedándose callado igual que yo, mi pulso está a punto de explotar, Dios, el nerviosismo y la atracción no reconocida por él me tienen al borde de implosionar, parece que sonríe por como se achinan sus ojos, pero no sé qué decir.

—¿Se le ha comido la lengua la Quimera? —se ríe rompiendo el silencio—. Si lo que trata es de descifrar algo de mí, fallará.

—No, es que aun trato de saber porqué me has arrastrado hasta aquí —respondo por fin, él se levanta y se pone a mi espalda pasando sus manos enguantadas por mi cuello como en una caricia amenazante pues me deja muy claro que tiene mi vida en sus manos de forma literal—. ¿Y? ¿me vas a decir?

—Digamos que quiero dejar claro que tengo poder sobre ti y tus acciones; el amor que sientes por Isaac Falcon te hace vulnerable porque si el corre peligro como ahora, por salvarle serás condenada a cualquier poder que te ayude a salvarlo... el amor es extraño, ¿Sabes? Te consume llevándote a la ruina o elevándote hasta el cielo, pero nubla toda lógica, direcciona las acciones, controla sus pensamientos y la cabeza deja de pertenecernos, así como el corazón.

—Vaya, que profundo, parece que una vez amaste y perdiste...

—Amé y me abandonaron, es diferente. Como sea, estás aquí porque me niego a darte la información por vía tecnológica.

—Ya me dijiste que era una gobernadora...

—Sí, pero no quien ni cuándo ni cómo y no me vendré con tonterías: matarás a la gobernadora Alice Browning hoy a las cuatro de la tarde, apenas confirme que has acertado, la cura llegará a las puertas del Consorcio Praetor, ¿está claro? Uno de mis hombres estará a un kilómetro de la base, así que será muy rápido

—No, a ella no por favor, ¡Es una buena mujer, no es corrupta y quiere hacer las cosas bien! —grito incrédula, negándome rotundamente, pero sabiendo que no hay otra opción, si Karaman la tiene en la mira, no me dejará pagar de otra manera.

—Esa mujer no es lo que parece, está de parte de las mafias rivales, se esconde bajo la fachada de mujer bondadosa para permitir el tráfico de todo tipo. Usa su papel dentro de la sociedad ganándose la confianza de mujeres jóvenes y bellas para venderlas —me enseña fotos impresas que trae dobladas a la mitad en el bolsillo trasero—. Así que decide, es una desconocida que seguramente no haría nada por ti y de poder hacerlo te vendería a redes de trata de blancas, o el hombre que has amado toda tu vida, todo está en tus manos —por alguna razón desata mis manos dejándome en libertad, así que me masajeo las muñecas irritadas enrojecidas—. Le doy un voto de confianza.

—La respuesta es obvia, Karaman, creo que, por alguna razón desconocida para mí, sabes mucho de mi vida, cómo soy, a quien amo, qué quiero hacer, así que no hagas preguntas estúpidas y dame la información —espeto molesta, no habrá forma de librarme de esto. Él se ríe en alto con cierto tono de superioridad igual que con esa vileza característica de cualquier traficante.

—Bien, entonces estarás en el piso quince de un edificio en construcción a dos mil quinientos metros del objetivo, te daré un Mc Millan Tac-50 ¿es tu favorito, no? —asiento mordiéndome la lengua, maldito mil veces que lo sabe todo—. Llegarás vestida de contratista y encontrarás el arma en un armario donde se guardan implementos tras un fondo falso. He arreglado todo para que no vayan a trabajar mañana, tras la excusa de que se revisará la estructura y su estabilidad, así como sus cimientos, entrarás con uno de mis trabajadores en el papel del arquitecto, pero subirás sola.

—¿Compraste a los trabajadores para que te ayudaran en tu plan homicida?

—Compré el edificio —se regodea haciéndome torcer los ojos—. Llevo meses planeando esto.

—Típico riquillo suelto de una tuerca.

—Como sea, Alice Browning estará, como todas las tardes del lunes y jueves, en la mesa de la teracilla del café WeLoving al aire libre en el cuarto piso de un centro comercial, perfecta para el disparo a distancia. Un auto estará esperándola, el sistema de cámaras estará desactivado... ahora sí, eso es todo, la enviaré de vuelta.

—¿Algo más?

—No, no tocarás a nadie más, pero... Me gustaría advertirle algo, Yikim Melegui, cuídese de quien dice ser su hermana mayor —murmura recuperando la seriedad—. La envidia es el mayor motor de los crímenes crueles, de las traiciones y de los motivos para matar y su hermana adoptiva le tiene envidia.

—Alana jamás me traicionaría —reacciono inmediatamente.

—La peor puñalada por la espalda siempre viene de quien menos te imaginas y te hace más daño al no haberlo visto venir, más aún porque esa persona nunca dio motivos para sospechar, aun así, te ha herido mortalmente, así que no se confíe, Alana Richardson guarda en su corazón algo más que cariño y buenas intenciones... vengan todos aquí —grita de pronto haciendo que entren diez guardaespaldas armados, algunos con metralletas LMG, otros con M16 y los restantes con subfusiles Uzi—. Doy orden irrevocable de que el antivirus le sea entregado a la Brigadier Fox una vez haya cumplido su tarea. No importa qué pase, si la gobernadora muere, es igual a que se entregue la dosis. Beta estará a un kilómetro justo para entregar inmediatamente, Alpha estará con ella ¿han entendido?

Los presentes asienten con un "sí señor" y les ordenan marcharse. Karaman se gira de nuevo empezando a repararme otra vez con una calma irritante a través de la máscara del pico negro.

—Bueno ¿me puedo ir?

—Su carroza está esperando...

—Hey, Karaman —se gira a verme extrañado cuando saco mi daga de un estuche oculto por dentro de mi pantalón y lo ataco, logro cortarle la piel del brazo, pues el filo peligroso rompe sin dificultad la tela negra que empieza a sangrar, pero me bloquea el otro, logro quitar su máscara de la peste negra descubriendo que tiene un pasamontañas, que me deja ver sus ojos divertidos, le da gracia pelear conmigo—. Mataré a la gobernadora, pero esto es por reiniciar a la maldita Roschel e infectar a Isaac.

En un movimiento maestro, logro encajarle la daga en la parte baja del esternón del lado derecho, enterrando el filo hasta la empuñadura y luego de sacarla ensangrentada, se la clavo bajo la clavícula, aun así, se ríe el muy desgraciado, «¿Habrá algo que lo haga perder la gracia?» Sus hombres entran apuntándome con diversas armas como perros entrenados para disparar con una sola orden, pero él inmediatamente les dice que bajen las armas, ordenando que me lleven de vuelta, por ende, me vuelven a inyectar y lo último que veo es que Karaman me arranca del cuello el collar de la flor de Lis de mamá, susurrando "Hasta que nos volvamos a ver"

Para cuando despierto siento el golpe contra la arena, me han arrojado del transporte con fuerza haciéndome rodar por la maleza estrellándome contra esta, cosa que me termina de despertar. Siento las raspaduras arder cuando me levanto tratando de encontrar de vuelta mi equilibrio, tratando de salir de la espesura de la noche, pero siento algo enganchado en la cinturilla de mi pantalón, cuando me toco, encuentro una 9 mm, además de una nota en el bolsillo trasero.

"Como está el mundo, una mujer no debe caminar sola en la noche sin un cartucho de balas que la defienda"

Kaan Karaman

Me acerco a la carretera empuñando la pistola, me han dejado en el punto donde me recogieron a tres kilómetros de la civilización, así que aun sintiendo un poco de mareo y pesadez comienzo a caminar a paso apresurado bajo una noche estrellada con luna llena brillando, la temperatura es considerablemente baja erizando mi piel con cada soplido en la vía, pero algo se siente mal, un vacío por tener la ausencia del collar de mi madre colgando de mi cuello, porque lo he llevado todos los días por veintidós años, solo cuando iré a operativos la retiro. Cuando he recorrido al menos un kilómetro, aparece una camioneta con las luces altas a mi espalda con dirección a la ciudad, por ello le hago señas para que se detenga escondiendo el arma de vuelta a mi cinturilla y lo hace al bajar el vidrio del conductor, me encuentro con un hombre de bigote espeso y cabello engominado hacia atrás, a quien le pido un aventón que acepta darme, así que me subo al asiento del copiloto notando desde el segundo uno su mirada pervertida.

«No se imagina con quien se estaría metiendo»

Me llama muñeca cuando arranca mandando la mano a mi pierna, le doy la oportunidad para quitarla por las buenas, pero se pone agresivo, me imagino abusando de la confianza de las chicas que no tienen como defenderse porque parece diestro en la tarea del acoso, afirmando que "Todas le dijeron que no, pero era un sí" hasta que me harto apuntando la pistola a su sien amenazándole.

—¿Y es de verdad, muñeca? No me vengas con... —ni lo dejo terminar cuando le doy un balazo al vidrio a su lado estallándolo en pedazos, causando en él una sorpresa que le hace detenerse.

—¡Soy una mujer entrenada en la milicia para matar cerdos malnacidos como tú, así que deja de tocarme o el próximo blanco será tu cabeza! —amenazo presionando el cañón contra su piel—. Además de llevarme el reconocimiento de ser la mejor francotiradora de mi organización militar.

Suplica que no le haga nada temblando visiblemente, pronto empieza a andar mirándome de reojo que sigo apuntándole. En total silencio atravesamos la carretera, mis pensamientos se desbordan en la misión de horas más tarde, son las tres y media de la mañana, así que en poco más de doce horas debo matar a Browning, será mi segundo muerto fuera de la milicia, primero Tanner, ahora ella, pero no se lo merece; no obstante, Karaman tiene razón, haré cualquier cosa por salvar a Isaac. En lo que me pareció un parpadeo hemos llegado a la ciudad en una calle concurrida donde le ordeno dejarme bajar, no sin antes dejarle un regalo... le disparo en la pierna atravesándole el muslo de lado a lado, perforando el asiento debajo, dejándole claro que es por pervertido, por aprovecharse de las mujeres.

Camino hacia casa, por fortuna no está lejos, a tan solo unas pocas calles, pero ya estando en la ciudad es diferente, aun así, mantengo la cautela escondiendo la 9mm bajo mi blusa, lo último que necesito es que me detengan con un arma que seguro no tiene ni salvoconducto. Siento los raspones arder más, tengo en los brazos, los siento aunque no pueda verlos por la blusa, así que al llegar lo primero que hago es quitármela para curarlos con alcohol. Estoy en mi apartamento, no quise llegar al de Isaac y que Stacey me viera así, no puede saberlo, nadie en realidad, si acaso él cuando despierte porque sé que siendo el animal de monte que es querrá saberlo a como dé lugar.

Me quito la ropa sucia cambiándola por la pijama para entrar en mi cama, extrañando el calor del cuerpo de Isaac como todas las noches desde nuestra separación, pronto me quedo dormida viajando a través de recuerdos escabrosos. Cuando ha amanecido siendo las siete en punto de la mañana me pongo en pie, por el extraño dolor me dieron una semana más de incapacidad pues al tener desgarros internos mi situación fue delicada y me esforcé de más en el operativo, aunque piensan que puede estar combinado con un dolor fantasma, mi mente mantiene esa sensación de pérdida, afectando mi diario vivir.

Me preparo un baño de tina caliente en donde me sumerjo con el aroma a vainilla de las burbujas tratando de calmar a mi mente ansiosa, pero no hay manera de acabar con la metralla que dinamita dentro de mis pensamientos alcanzando mi corazón con sus fragmentos. Alice Browning es de las pocas mujeres involucradas en la política que es fuerte, pero sobre todo lucha por los derechos de las mujeres en otro de nivel de lo normal, lucha por los ideales de las víctimas de maltrato, además de ser muy dulce, tuve la oportunidad de conocerla y es tan amable que se le toma cariño muy rápido, por ello matarla será acabar con sueños de miles de mujeres, pero soy egoísta, amo al hombre que ha dado su vida por la mía en dos ocasiones en los últimos seis meses, primero en Afganistán cuando me sacó del campo y en Anthaxtis, él para mí tiene más importancia.

¿Soy una mala persona? sí, lo soy, una mierda que se antepone, pero la vida me ha enseñado que en muchas ocasiones debo ir primero, luego el resto, porque soy mi prioridad número 1 e Isaac hace parte de aquellas cosas que van primero. Me sumerjo por completo en el agua caliente buscando encontrar una pausa, una manera de huir del desastre de mi vida puesta de cabeza, pero dentro del calor solo empeoro, veo flashes de sangre salpicada, armas, una visión de Browning con un hoyo en la frente, obligándome a salir aterrada cuando veo a mamá, ha vuelto, hace tiempo no la veía porque he dejado entrar a mis amigos, familia y al bebé y con ello me he alejado un poco del odio, al parecer, todo reacciona a mis emociones.

Mamá con su rostro amable me pide que no lo haga, que esa mujer no merece la muerte, eso lo sé muy dentro de mí, no puedo vanagloriarme en esta ocasión porque no será un asesinato voluntario. Empiezo a llorar cuando su imagen acaricia mi cabeza y hasta me parece sentir el aroma de su perfume favorito, el Chanel #5, pero desaparece como humo cuando alguien toca la puerta de mi casa, obligándome a salir apresurada para ponerme la ropa que había dejado lista antes de entrar al baño, pantalón jean negro y blusa sin mangas, corriendo a la puerta secándome el cabello, pero ni en un millón de años hubiera esperado a quien está tras esta.

—General Volkov —digo estupefacta cuando pasa sin preguntar con su séquito, su guardia del C.E.P.I.

—¿Qué le pasó en los brazos? Parece que le pasaron un rayador —espeta con desagrado—. Aunque me da igual, podrían cortarle la cabeza y a mí me da igual —los agentes se ríen, pero se detienen al ver mi rostro.

—Perdóneme, pero en este momento estoy fuera de guardia, no entiendo qué pasa, pero ¿quiere algo de beber? —murmuro sintiendo la misma tensión con ira bajo la superficie, es mi estado normal después de encontrar todo lo que mamá y papá dejaron, apenas puedo mantenerme callada o controlar a las reacciones de mi cuerpo gritando por abalanzarme sobre su cuerpo a dejarlo como jirones de carne. Le sirvo lo que me pide, vodka con hielo y zumo de naranja viendo cómo se acomoda en el sillón próximo a la chimenea lineal, sentándose como si fuera el rey del mundo. Se la doy sin poder controlar la mirada, por ende, mi expresión facial.

—Mire Fox... me parece que usted cometió un crimen, ¿hablará para obtener un trato?

—¿Disculpe? Cometo crímenes cada vez que mato en operativos, no es ninguna novedad —me encojo de hombros cruzada de brazos, sé que mi rostro no augura tranquilidad, sino el mismo desagrado de él.

—No se haga la pendeja, Fox, ¿o debería llamarla con su verdadero apellido? —se burla como si disfrutara estar a punto de "decirme la verdad"—. No eres hija del blandengue de mi hermano, eres una bas...

—Soy una Deveraux, ¿Y qué? ¿algún problema? y si no fuera por mi padre Vladimir que me amó y amaré hasta mi muerte, me asquearía llevar algo que me relacione con usted y Mijaíl —espeto sin disimular mi molestia, pero llenándome de victoria al ver su expresión facial pasar de prepotente a sorprendida y luego, por primera vez desde que lo conozco, se nota aterrado.

—Sí... te... tengo un problema, mi estúpido hermano te... te.. aceptó manchando nuestro nombre, pero eso no es el porqué vine, ¡Mataste a Brock Tanner!

«Hice tartamudear al General Volkov, eso debe ser un logro, maldita sea»

Mi reacción lo deja atónito porque me río buscando desviar tu atención.

—¿Se ha vuelto comediante, General? ¿quién coño es Brock Tanner? —pregunto luego de mi ataque de risa—. ¿Ha venido hasta aquí a acusarme de algún sueño que tuvo?

—Sí, eres la asesina... la única que tendría algo en su contra.

—¿Hay alguna razón para que yo quisiese matarle? Si es un criminal, como supongo lo es por su rostro y forma de hablar, podría no ser la única con una cuenta pendiente, pero no es así, ¿usted sabe algo que yo no? Por si no lo supo adopté al bebé, he dejado todo aquello que podría costarme la vida, él es lo más importante, ya no rebuscar en un pasado doloroso. Si hay algo que lo involucra a usted, algo a lo que le tema por parte mía despreocúpese, no me he enterado de nada, solo que usted es mi tío postizo y eso por expedientes que alcancé a ver.

Se queda callado como si estuviera evaluando qué palabras saldrán de su boca, así queda por mucho rato, hasta me da tiempo de ir por algo de beber enrollando mi cabello en la toalla de forma tradicional de las mujeres. Me sirvo Aguardiente Antioqueño traído de Colombia en vasos de shots, aunque no haya desayunado, pero la realidad es que no tengo apetito, menos por la mirada de lanza afilada del General sobre mí. Finjo calma, mucha más de la demostrada ante él: no obstante, jamás me doblegará, jamás tendrá mis súplicas o mis lágrimas, mucho menos arrastrarme por algo ante él; esto será una guerra y ya la veo venir.

Erick Volkov Fox VS Sofía Isabella Fox Santo Domingo.

—Olvídelo —parece que lo he convencido con mi papel de mujer bondadosa con la capacidad de perdonar—. Pero le pondré los ojos encima, no dará un paso sin que yo lo sepa. Recuerde que los sapos mueren aplastados, Brigadier Deveraux, todos sus amigos y familia pueden terminar bajo tierra, uno por uno sin excepción, si mete sus narices donde no debe, porque usted sola no puede contra el enemigo que se echará encima.

—¿Me está amenazando? Es muy extraño su comportamiento, General Volkov, ¿a qué le teme tanto? Puedo percibir su miedo desde lejos

—Si ha de perder el tiempo, su valioso tiempo, hágalo, después de todo el que se estresará será usted y por nada.

Refunfuña largándose en el proceso, reitera que no me dejará en paz hasta demostrar que fui yo, que estoy matando por venganza. Cuando ha salido respiro todo lo que he retenido por toda su visita, odié cómo se expresó de papá Vlad, cómo parece tenerle asco, desagrada por su propia sangre, por alguien que murió por querer ser honesto, por enmendar un camino torcido por la maldición de la ambición que es más peligrosa que un veneno de cobra mortífero.

Eso les costó la vida, pero estoy yo para lograr lo que ellos no pudieron, exponer a todos, arrancarles el prestigio, pero también el corazón en vida, cada palpitación estará en mis manos, cada sueño será destruido; les haré sufrir primero hasta que anhelen la llegada de una bala letal.

———————00———————

Horas después el reloj de mi mano marca las tres de la tarde y voy caminando por dentro de la construcción del edificio vestida de contratista como Karaman ordenó, usando peluca negra corta y su trabajador Alpha me sigue, esta vez, requisándome en busca de la daga, pero no la llevo conmigo. Me guía al armario donde está el arma y la saco, un reluciente rifle de francotirador McMillan Tac-50 con su cañón largo y su apoyo para posiciones de piso a tierra, su calibre en las balas largas y en punta es bastante potente, viaja a una velocidad considerablemente rápida atravesando el objetivo con facilidad y todo el rifle es negro, justo para esconderse en la oscuridad, aunque en esta ocasión, no debo deslizarme en las sombras como lo he hecho antes.

La culpa por lo que no he hecho aún me consume hasta la médula. Soy una pésima persona, una mierda en toda la extensión de la palabra, arrebataré la vida de alguien por motivos personales, no por salvar a muchos, no por el bien comunitario, por mi propio y único beneficio y eso me hace ser la peor de todas, la porquería que Volkov siempre ha dicho que soy.

Subo hasta el piso asignado, se supone que fue tan alto porque hay obstáculos entre el objetivo y el edificio, así que debía rebasar la altura de estos. Por estar en construcción, todo está en obra negra tanto fuera como dentro, así que me es un poco difícil ubicar el apartamento en medio de solo paredes de concreto, pero por fin lo logro situándome en una ventana sin cristal, la brisa suave entra curando mi acaloramiento, mientras cargo las balas dentro del cajón de mecanismos temblando como nunca antes con un nudo en la garganta.

Cuando ha llegado la hora asomo la punta del fusil y espero a que aparezca, cuando lo hace la enfoco, detallo su cabello rubio hasta la nuca, sus patas de gallo que se marcan por la sonrisa amable que se dibuja en su rostro, mientras acaricia la cabeza de su hijo quien la compaña «El maldito Karaman no me dijo que estaría con su pequeño», aunque debí imaginarlo, sé que tiene tres, quien está con ella tiene aproximadamente diecisiete años, los restantes diez y ocho dejándome claro que no solo habrá una víctima, sino cuatro, una mortal, tres en alma con una sola bala. Mi respiración se acelera igual que mi corazón atrayendo lágrimas acumulándose en mis ojos con una sensación de vacío, y por primera vez en quince largos años, me siento incapaz de disparar, he pasado a mitad de mi vida asesinando a terroristas, asesinos, violadores y traidores, he decapitado, vaciado cargadores enteros en personas, he volado la cabeza de mis objetivos sin pensarlo dos veces, puesto bombas con kilos de explosivos, por años he sido una homicida que disfruto ser, pero esta vez pienso no poder hacerlo.

Mamá aparece justo a un lado volviendo a pedir que no lo haga con una voz suplicante que me pone la piel de gallina, está desesperada, mortificada por ver a su hija convertida en una sicaria, así que alejo mi dedo del gatillo, pero no la mirada, veo a la gobernadora sonreír, el amor por su hijo asoma esplendorosamente, su sonrisa cálida me llena a mi aun en la distancia, pronto he alejado la mirada y entrado el fusil, quedándome muchos minutos paralizada sudando, niego con la cabeza frenéticamente, me aferro a mi arma como un punto de apoyo poniéndome de pie decidida a irme e intentar otra opción, pero el roce de la cadena de las tres efes contra la piel de mi cuello me hace pensar en Isaac, aparece en mis pensamientos, su sonrisa, sus besos, su manera única de protegerme, nuestra niñez, nuestra adolescencia llena de subidas y bajadas convenciéndome una vez más de disparar, porque si no la mato a ella, él morirá y soy egoísta, sé que lo soy ahora y no estoy dispuesta a perder al hombre que amo, así que me limpio las lágrimas, respiro hondo y vuelvo a enfocarla por la mirilla.

Es el momento, a partir de ahora seré diferente, algo dentro de mí se hará pedazos en cuanto la bala letal atraviese la cabeza de la mujer en la mira... disparo finalmente detonando paralelamente un desborde de emociones en mi mente.

En poco la cabeza de Browning se echa hacia atrás y cae muerta sobre la mesa frente a ella. Suelto un sollozo que viene del fondo de mi desesperación, mi impotencia y mi ira, pero no puedo despegar la vista de la escena macabra a más de dos kilómetros contagiándome de lo que yo llamo el desconcierto primario. Al matar a alguien con un fusil de francotirador, hay una reacción en cadena que empieza con el desconcierto en los primeros segundos donde los presentes tratan de descifrar qué está pasando, qué sucede ante sus ojos, algunos se quedan mirando al fallecido, algunos buscan alrededor tratando de encontrar al tirador. Luego de la impresión inicial que puede durar un par de minutos, empieza el desespero, se empieza a tratar de corroborar si está muerto, tomar el pulso, tratar de reanimar, entrando en un frenesí en que se pide ayuda desconsoladamente a gritos desgarradores en la mayoría de los casos. Finalmente, y en mi experiencia, todo termina en la asimilación primaria del suceso, el cerebro empieza a procesar que esa persona murió, aunque muchos mantienen una esperanza hasta que en el hospital dictaminen la verdad y es cuando llega el llanto más fuerte.

En este caso no es diferente, su hijo sigue el mismo patrón, se desconcierta, parece gritar buscando a quién ha disparado, pero trata de moverla con pequeñas manos, pronto alguien lo separa, parece saber que no debe hacerlo separándolo del cuerpo que ha caído inerte derribando copas por el impacto sobre la mesa y sin poder cerrar los ojos.

Siempre he dicho que amar y matar no son tan diferentes, ambas trastornan tu vida, mueven tus acciones, marcan tus límites, para bien o para mal se deslizan en tu cabeza serpenteando por el resto de tu vida.

Vuelvo a sollozar justo cuando llama Karaman, estoy completamente segura de que estaba por ahí asegurándose de que haya cumplido el trabajo.

—Querida Brigadier, la cura está tocando a la puerta del Consorcio en este momento —es lo primero que dice y sin más cuelga para enviar fotos de Beta entregando el paquete biológico, la grabación de una cámara corporal muestra cómo lo dan en mi nombre. Enseguida entra una llamada de uno de los números del Consorcio tratando de averiguar qué está pasando, pero les tranquilizo inventando que pude obtenerla en el mercado negro, autorizando a que se la pongan lo más rápido posible.

Mi vida se ha vuelto una carga dolorosa, mi psique se ha fragmentado y mi corazón comienza a volverse de hierro.

———————00———————

¡HOLA, HOLA MIS CHICAS!

CAPÍTULO 2/5 DEL MARATÓN FINAL

ME ALEGRA SABER QUE HAN LLEGADO HASTA AQUÍ. EN EL GRUPO LES VOY DEJANDO ADELANTOS Y NOTICIAS DEL SEGUNDO LIBRO "CENIZAS QUEDAN" ASÍ QUE SU DESEAN SER PARTE, NO DUDEN EN DEJARME SUS DATOS, CÓDIGO DE PAÍS+NÚMERO DE TELÉFONO

Y COMO NOS ACERCAMOS SL FINAL ME GUSTAÍA COMENTARLES QUE SI HAY FINAL FELIZ, NO HAY SEGUNDA PARTE JEJE, VENDRÁN MÁS FUERTES Y PODEROSOS. LES DEJO LAS NUEVAS PORTADAS

1.DONDE HUBO FUEGO

2. CENIZAS QUEDAN

¡NO OLVIDEN SEGUIRME EN MI REDES SOCIALES, SUBO CONTENIDO SOBRE MIS HISTORIAS!

INSTRAGRAM: AleCampo06

TIK TOK: M.CR696

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro