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Capítulo 43- Un día agridulce de sabor amargo


Capítulo 43

Un día agridulce de sabor amargo

Multimedia (en orden de aparición) "Kiss Me" Ed —Sheeran.

"Phothograph" —Ed Sheeran.

"Hay Amores" —Shakira.

"Blanco y Negro" —Malú.

"Eres Mía"—Romeo Santos,

"Dulce Pecado"— Jesse Uribe

"Donde hubo fuego"— Daddy Yankee

IMPORTANTE LEER

¡Holis! ¡Vengo con actualización anticipada! Espero les guste y tengo noticias importantes... ¡Oficialmente estamos en recta final para la historia! Estoy llena de nostalgia y agradecimiento por todas ustedes, por estar aquí y ser parte de esta aventura. Cada una se lleva un pedacito de mí, gracias por dejarme estar en sus vidas de esta manera, espero hayan suspirado, rabiado, enamorado, llorado y enojado con estos personajes locos salidos de mi propia locura. ¡Vendré con otra actualización el fin de semana, estén al pendiente!

ISAAC Y MICHAEL AL FINAL

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Ubicación desconocida

Kaan Karaman trabaja en su jardín de rosas un día cubierto por nubes grises, cada una es como una hija que ve crecer y florecer en un proceso que para él es mágico. Corta sus hojas marchitas y las riega, mientras habla con ellas en el invernadero como si de un humano se tratase, maquinando en su mente prodigiosa la siguiente jugada de La Triada en contra de los Praetor. Sus últimas incautaciones le han costado miles de dólares, pero una parte que considera lo mejor de la pérdida, es la conexión cada vez más fuerte con la Brigadier Fox; abrió la posibilidad de una comunicación a niveles rozando lo personal, algo contraproducente para su trabajo, si una figura titánica como ella está en medio de sus aspiraciones a seguir subiendo la espuma de lo ilícito, el tráfico mundial llegando hasta cada lugar recóndito, todo puede descalabrarse como un castillo de naipes inestable ante el soplido de la perseverante Vípera Carmesí.

Su interés por ella se ha mezclado con un gusto por su persona que le molesta, no tener el control de sus sentimientos y menos por su enemiga acabará con su cordura tarde o temprano, porque esa mujer forjada en el tártaro y tallada en el olimpo, aquella criatura mitológica de ojos avellana, es un peligro para quien ose desafiarla, pero él, siendo diestro en el oficio, le ofrecerá una guerra a la altura de dos espartanos si no colabora con él.

Karenina entra en el invernadero acompañada de Dmitry, su hijo, medio hermano de Isabella por parte de Thomás, quiere saber qué harán con el Consorcio pisándole los talones y el muchacho, aunque estudiante para resaltar en algo más que los demonios de su madre, siempre la acompaña aprendiendo de un negocio al que no es indiferente; ha sido criado como el príncipe de la mafia, el heredero de los Petrova, quien un día podría sublevarse y ser un destructivo huracán de indolencia. Dmitry es pelinegro, de profundos ojos como zafiros, saliendo a la familia de su madre a excepción de los ojos, esa fue herencia Deveraux.

—Quiero llevarme a la Brigadier, tal vez así entienda que nuestro lado es el ganador —menciona Karenina llegando por el camino repleto de rosas de todos los colores a lado y lado, su pelo chocolate está sujeto con una cola de caballo y su complexión delgada de apenas curvas incipientes la hacen ver mucho más joven de la cuarentena que lleva encima. Kaan la observa en silencio, retirando sus guantes de jardinería con una expresión de molestia, que le interrumpan cuando está arreglando sus bellas rosas, es como una ofensa para él.

—Hablas de ella como si fuera una colegiala ingenua que se dejará llevar tan fácil —contesta burlón saliendo del sitio, debe ir a su vida de nuevo, apresurándose—. Déjame manejar las cosas a mí manera.

—No, Kaan, esa mujer seguro es igual a su madre, una loba con piel de oveja, una serpiente seductora y te envolverá como a todos los hombres que caen en sus manos —espeta la castaña caminando al trote de Karaman, mientras entran a la casona con estilo clásico típico de las construcciones del siglo XX, con inserciones del barroco notorias en los tallajes de sus paredes, techos y marcos.

—No soy un idiota e Isabella Fox no me causa nada como para caer a sus pies —su réplica sale con una ira que busca cubrir su mentira; Karenina es un detector de estas, como un superpoder dotado desde siempre, sabe cómo, cuándo y dónde le están engañando. La mujer insiste, lucha por conseguir la autorización de la cabeza del triángulo, pero él no está dispuesto a flaquear. Una parte de él que recientemente ha florecido, la protege inconscientemente, no lo acepta; sin embargo, ahí está la intención, repitiendo la historia de Kadir con quien consideraba una hija, la pequeña Carmen, aun así, no dejará de luchar hasta el cansancio contra ella por el control.

Termina la discusión con Petrova de tajo, no le interesa escuchar diatribas absurdas, subiendo a su habitación donde la ducha de agua helada despeja sus pensamientos, para salir a los pocos minutos poniéndose uno de sus tantos tajes de tres piezas, pantalón, chaqueta y chaleco por el que desliza la corbata tras este.

Toma sus papeles cuando recibe una llamada. Terence Williams, antiguo amigo de Seguridad Nacional del gobierno estadounidense, un puente que le ayudó a llegar a la carretera donde esperaba a los Fox. Levanta el móvil asegurándose de no ser escuchado por los Petrova, para escuchar la voz conocida a pesar de no haberla escuchado en más de diez años cuando fue su último contacto. Terence era el contacto de Carmen y Vladimir en el gobierno, hacían negociaciones de tipo confidencial, pero él, siendo el único Karaman en quien los Fox confiaban, supo todo desde el primer momento; sin embargo, el motivo por el que Williams había roto el acuerdo de no volver a comunicarse, se le heló la sangre... la Brigadier ha dado los pasos correctos hacia la verdad, ha encontrado al vértice de su venganza de la mano con quien ha desaparecido de su puesto por miedo, aunque es Isaac Falcon quien ha hecho el contacto a nombre de ella, tal vez sabe lo mismo que Kaan: la mujer de fuego explotará como la Madre de Todas las Bombas en contra de enemigos poderosos.

—Quedé en hablar con él, pero no estoy seguro —murmura Terence, en el fondo de su llamada no hay más que silencio absoluto, está dentro de una habitación insonorizada, no quiere correr riesgos.

—Hazlo, habla con él, algo me dice que me convendrá mucho la detonación de la Vípera Carmesí —murmura subiéndose en una de sus camionetas Toyota en caravana, ordenando empezar el recorrido mientras se acomoda la corbata, su amigo indaga el motivo de su desmedido interés y él, con una sonrisa atractivamente peligrosa, explica su plan. Si Isabella encamina su venganza hacia los culpables, él estaría en posición de ofrecerle un trato para hacer un intercambio. Hay más de una cosa que podrían tener para negociar.

En el fondo piensa igual a Karenina, la Brigadier Fox es un elemento que le vendría bien a La Triada, pero no hay ni una infracción en su expediente sobre corrupción, dejando a un lado su intención de matar a todos los culpables, es recta y firme en su trabajo del C.M.O.E, haciendo de "Torcerla" una tarea difícil, por no decir imposible. Finalmente acuerda con Williams contar toda la verdad sin dejar nada en la bolsa. En el camino recoge a su "novia" quien le ayuda a dar un engaño más a las personas a su alrededor, plantando una vida tan normal, que nadie podría adivinar que tras el rostro que admiran, el hombre caritativo, existe un espíritu demoniaco. Al colgar llama de nuevo al contacto dentro de los Praetor, cree que Isabella dudaría de todos menos de él.

—Señor Kaan —contesta con su voz baja, siempre la usa al estar acompañado—. ¿Pasó algo? No es el día de comunicaciones.

—No, sólo quiero saber si irás al evento de Stacey Falcon, es importante que me digas qué está pasando entre Fox y Falcon.

—La llamó "su mujer" ¿qué más hay que decir? No quiero hablar de eso —dicen al otro lado con tono deprimido.

—¡Me importa un carajo, Richardson! te pago exorbitantes sumas de dinero para que me mantengas informado, así que si digo habla, tú no paras hasta yo decirlo —espeta Kaan llamando la atención de su chófer quien le mira por el retrovisor, sabiendo muy bien que su jefe jamás pierde sus papeles, pero en la última semana, los acontecimientos parecen traerlo con los pelos de punta.

—¿No le he avisado de todos los operativos? ¿de cada movimiento de mi esposa? Hasta le dije al enterarme del trasplante, ¿por qué obligarme a hablar de lo único que me hace daño? —replica Fabián con tono más alto, se ha quedado solo finalmente en su oficina del Consorcio. Ha sido durante muchos meses el informante fiel a La Triada, jugando a dos bandos, pero la única condición fue no hacerle daño jamás a Isabella.

—Me importa muy poco si sufres o no, muy bien buscado lo tienes —murmura Karaman suspirando molesto por razones desconocidas. La conversación se enfrasca en los siguientes operativos, si no cambian el líder máximo tendrá, una vez más, el control.

Sin embargo, con la Brigadier Fox jamás se sabe.

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North Las Vegas, Nevada.

ISAAC

—¡Isaac, hijo! —exclama mi abuelo Augusto viniendo hacia mí con los brazos abiertos y le doy un gran abrazo sujetándolo fuerte—. ¿Cómo está mi nieto favorito?

—Bien, abuelo, todo va sobre ruedas conmigo, al menos —sonrío cuando veo a Theodore salir con León de una oficina—. ¿Y tú qué mierda haces en la fiesta de mi hermana?

—Soy su hermano también.

—Su hermano mis cojones, lárgate o te dejo en el hospital otra vez —grito cuando Theodore mete su nariz en la discusión.

«Esto no será bueno»

—Cállate ya, mocoso del demonio, aquí se hace lo que a mí me canten los huevos —grita mi padre, menos mal que apenas y hay gente.

—Cállate tú y León se va ya mismo de aquí si no quiere que le rompa la cara, los huesos y el alma. Pervertido asqueroso —exclamo, pero se defiende tratando de darme un puñetazo que esquivo poniéndole uno a él en el pómulo, cuando trato de darle otro sin compasión ni aviso, cuando siento un agarrón por el brazo, obligándome a dar dos pasos hacia atrás e Isabella aparece y me toma del rostro.

—¡Isa, cálmate! ¡no vas a golpear a nadie en la fiesta de Stacey! —exclama apaciguando mi ira, siempre ha sido mi polo a tierra, mi faro en la costa, podría elevarme al cielo o destruirme en el infierno. Muevo la cabeza entre sus manos que desprenden un aroma a vainilla tranquilizante, ayudándome a disminuir la ira. Sus ojitos tratan de regresarme a la realidad con una mirada firme—. No vas a golpear a León ¿Vale? Por mucho que lo merezca no lo harás.

—¿Y te dejas manejar de esta mujer? ¿tan monigote te crie? —dice Theodore con ira, pero me limpio el cuatro letras con su molestia—. ¿todo lo que te enseñé a punta de lo que sabes no sirvió? —me limito a no contestarle diciéndole a mi abuelo que nos vayamos hasta un espacio lejos donde calmarme. Estamos fuera en el jardín decorado.

—¿Y la señorita quién es? —dice mi abuelo tratando de distender el ambiente tenso. Isabella se queda sin palabra en boca por unos momentos y yo tomo la palabra.

—Mi novia, abuelo, mi novia de toda la vida —le sonrío a ella divirtiéndome con su expresión sorprendida. Él se la queda viendo confundido hasta que habla.

—Pero sí a la que querías como loco era a la hija de Carmencita —murmura dejándome mal, ella se ríe ante mi cara de "¿por qué ventilas intimidades"

—No me dejes en ridículo... ella es la hija de Vladimir y Carmen —digo y pronto él la abraza diciendo que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que la vio, alegrándose de que estemos juntos. Él me enseñó a boxear cuando era pequeño, escuchándome mientras hablaba de la espina en el culo trayéndome loco desde siempre.

Salimos de vuelta cuando ya todos han llegado, quedándose atónitos al vernos tomados de las manos. Empiezan los cuchicheos pues la mayoría son de la central Nevada, así que tomo uno de los micrófonos acomodados para decir las palabras del discurso de los padres que está frente a una pared de globos metalizados. Ella trata de tomarme del saco, pero igual lo hago.

—¡A quien no lo sepa, Isabella Fox y Fabián Richardson se separaron hace más de un año y algunos meses, chismosos! —exclamo en el micrófono, notando por primera vez la presencia de Chris Miller quien nos mira atónito. No me hubiera gustado lastimarlo, pero por ella soy capaz de arrasar con el mundo entero, destruirlo si eso me deja tenerla, lo encenderé en el fuego más brillante por Sofía Isabella Fox Santo Domingo—. Así que dejen de mirarnos como payaso de dos cabezas o voy a ir mesa por mesa a patearles el culo a todos.

Entre los invitados están Lucio y Marina con Richardson x1 y Richardson x2 quienes nos dan las miradas más horribles, sobre todo Alana, están los Miller, creo que invitaron a Volkov, pero no vino, en fin, estamos rodeados de mucha de la gente cercana y conocida.

—Isaac Falcon siendo Isaac Falcon —dice Isabella con media sonrisa caminando de la mano conmigo hasta alcanzar la mesa principal donde estaremos mi Pelusa, mamá, Theodore, Isabella y yo. Apoyo mi cadera en el borde de la mesa atrayéndola hacia mí por su cintura, rozo sus labios con los míos, aun sabiendo que somos el centro de atracción, la próxima noticia de la Red de Chismorreo, pero no me importa—. ¿Por qué me miras tanto?

—Admiro lo bien que se ve mi mujer...

—Es la segunda vez que me llamas así, la primera pudo ser la euforia ¿Y ahora?

—Digo la verdad, eres mi mujer y yo tu marido —la sonrisa en sus labios otra vez, es inevitable. Hablamos sobre Isaff justo cuando la sorpresa para ella llega, Tania viene caminando con el bebé de la mano, quien lleva un trajecito de camisa blanca y pantalón y chaqueta gris plata hecho a medida, viéndose adorable.

—Voltea, hay algo atrás que te gustará —frunce el ceño ante mi declaración y lo hace para pronto soltar un gritito de emoción corriendo a abrazarle. Lo alza poniendo besos en sus mejillas que responde con su risa. Nos quedamos jugando con él, podremos pasar un par de días pues las diligencias están casi listas para quedarse con nosotros en casa, pero no puedo dejar de notar a todos viéndonos como el show principal de la noche, muchos saben sobre el bebé adoptado; sin embargo, aquellos que lo desconocen, parecen creer en nuestra paternidad biológica. Llega mamá con su vestido hecho también por Álvaro luciendo hermosa para saludarnos y besar al niño quien se va con ella muy gustoso, técnicamente es su primer nieto, haciendo de él un angelito en sus propias palabras. Mi abuelo indaga por el pequeño, quejándose de que yo tuve un hijo sin decirle, pero al explicarle la situación parece extremadamente conmovido, centrándose también en Isaff, ese pequeño Bashee Lucifer en chiquito se lleva toda la atención siempre.

—Tengo algo más para ti —digo a Isabella, mientras mamá carga al niño, yo saco un estuche de collar. La cadenita de eslabones pequeños en oro de veinticuatro kilates carga un dije con algo especial que destella entre sus gemas de rubíes y diamantes siendo una creación exclusiva que mandé a realizar en una de las mejores joyerías de la ciudad.

—¿Tres efes? —pregunta admirando la joya con los ojos brillantes. Las tres letras están rellenas de las piedras preciosas rojas como la sangre, intercalados con los diamantes resaltando bajo las luces frías del lugar.

—Familia Falcon Fox —por la emoción en sus ojos, compraría más diamantes por los silos de los siglos. Ella le enseña a las gemas a brillar y a las estrellas a ser esplendorosas—. No te lo quites, no importa lo que pase.

—Ya... puedes ser muy tierno cuando quieres, animal del monte. Me encanta —me besa lentamente para luego sonreír, pero aun no ha acabado, saco una pequeña caja con una muñequera en oro que tiene una esclava para bebé con las tres efes también, así como el mío propio colgando de mi cuello, pero con gemas diferentes.

—Aprovecha y no me estés haciendo bromas, porque se me puede acabar lo bonito —digo ganándome un abrazo.

Pronto la fiesta empieza, mi princesa llega con su vestido de reina como siempre lo soñó, su pelo de oro en bucles bien definidos hasta su cintura, recogido por un lado, luciendo una peineta con pedrería del otro, llegando a la pared gigante de globos donde están los micrófonos y un trono para que ella se siente, haciendo llorar a mamá con emoción, pero hay algo en su mirada que no me gusta, la nostalgia la invade de forma dolorosa, más aun cuando se acerca a mí cuando Theodore está hablando sobre su hija, "La luz de sus ojos" y ella me pide siempre cuidar de la Pelusa pase lo que pase, que al faltar no permita que viva con nuestro padre y sea él quién maneje su custodia, por consiguiente, su destino. El abrazo que me da luego me pone los vellos de punta, un sexto sentido me dice que algo va muy mal «¿Qué le pasa a mamá?» me pregunto al sostenerla notando su pequeño cuerpo estremecerse al caer en un pequeño llanto, «siento como si se despidiera, pero aun le queda mucho por vivir ¿o no?» pronto pasa al lado de Stacey dejándome con un extraño sentir en el pecho. Isabella lo nota, pregunta qué pasa, pero estoy concentrado en mi madre quien habla muy conmovida

Llega el momento del vals y yo soy su chambelán principal, así que voy hacia ella para bailar. Mi pequeña me mira emocionada y empezamos bajo una canción típica, nunca se lo he dicho, pero una de mis ilusiones era hacer esto con ella. Parece emocionarle mucho porque empieza a soltar lágrimas furtivas, cuando pasa a uno de sus amigos y por los demás edecanes.

Todo corre perfectamente, empezamos a beber whiskey y estoy cada vez más prendido compartiendo con Renata, Michael y Renata, mientras Stacey está con todas sus amigas y amigos. Esa pareja me agrada, pero con las miraditas entre Ren y su ex novio escondido me ponen un poco de malas pulgas, a pesar de ser esquivas, así que para no arruinarme la noche me fijo en Fox, en cómo puede sonreír a pesar de la tragedia y es ahí donde se ve el alma de una persona, la vida la ha golpeado arrinconándola hacia la amargura, venganza y desesperación, pero aun tiene el poder de sonreír iluminando todos los sitios privilegiados de verla haciéndolo.

Empezarán un baile con una canción lenta que quiere bailar conmigo, pero debe halarme por el brazo como en un juego de tira y afloja donde la cuerda soy yo, todo para terminar aceptando. Suena Kiss Me de Ed Sheeran, con mi frente apoyada en la suya sumergiéndonos en el mundo donde solo estamos ella y yo a pesar de estar dentro de una masa de personas.

"Quédate conmigo, cúbreme, abrázame, acuéstate conmigo y sujétame en tus brazos y tu corazón está contra mi pecho"

"Estoy cayendo por tus ojos, pero ellos no me conocen todavía, y con esa sensación olvidaré, porque estoy enamorado ahora"

"Yo seré tu seguridad, tú serás mi dama"

Pero sobre todo una de las últimas frases va con nosotros.

"He estado sintiendo de todo, del odio al amor, del amor a la lujuria, de la lujuria a la verdad "

Cuando termina, suena Photograph, esa que canta ella y me ha parecido una de nuestras canciones. Porque como dice la canción "el amor puede doler, pero es lo único que sé, a veces se pone complicado, pero es lo único que nos hace sentir vivos" "mantenemos este amor en una fotografía y hacemos recuerdos para nosotros mismos" . Cuando acaba, Stacey le pide a Isabella cantar, por ello va a la pequeña tarima y empieza al ritmo de la canción, a mi parecer más bella de Shakira, con una letra que realmente llega a nosotros. Cuando no esté con ella, recordaré esa canción siempre como una joya en mi memoria por la letra que no se le dedica a todo el mundo:

"Ay mi piel ¿Qué no haría yo por ti, por tenerte un segundo, alejados del mundo y cerquita de mí"

"Hay amores, que se vuelven resistentes a los daños, como el vino que mejor con los años, así crece lo que siento yo por ti. Hay amores que se esperan que se esperan al invierno y florecen y en la noche del otoño reverdecen, tal como el amor que siento yo por ti"

"Ay mi piel, no te olvides del día que separó a tu vida de la pobre vida que me tocó vivir"

"Hay amores que parece que se acaban y florecen y en las noches del otoño reverdecen, tal como el amor que siento yo por ti"

Cuando ha cantado le piden otra, escogiendo "Blanco y Negro" de Malú

"Sé que faltaron razones, sé que sobraron motivos, contigo porque me matas y ahora sin ti ya no vivo"

Tú eres quien me hace llorar, pero sólo tú me puedes consolar, te regalo mi amor, te regalo mi vida, a pesar del dolor eres tú quien me inspira, no somos perfectos, sólo polos opuestos, te amo con fuerza, te odio a momentos, te regalo mi amor, te regalo mi vida, te regalaré el sol siempre que me lo pidas. no somos perfectos, sólo polos opuestos, mientras sea junto a ti siempre lo intentaría. ¿Y qué no daría?

Baja a seguir conviviendo, preguntando si me ha gustado la serenata, respondo a mi manera, junto nuestros labios. Ella lo entiende claramente. Las horas pasando como un suspiro donde bailamos ocasionalmente, Eres Mía de Rome Santos, Dulce Pecado de Jesse Uribe y el clásico de Daddy Yankee Donde hubo fuego, esa suena justo cuando la fiesta empieza a acabase, la mayoría se van retirando poco a poco cuando llegan las dos de la madrugada, muchos deben trabajar, es cuando, encendido en todos los sentimientos, tanto lujuria como mi afecto hacia ella, me la llevo al costado del salón, donde las sombras nos ocultan casi por completo. Me dedico a morrearla, la beso con fuerza sujetando su nuca y una de sus nalgas, la mejor parte de su cuerpo, empiezo a recorrer la piel de su cuello lentamente al tiempo que la manoseo ganándome pequeños jadeos de su parte cuando la estrello contra la dureza de mis músculos.

—Ese vestido debería ser ilegal puesto en tu cuerpo, mierda —la acorralo contra la pared. El ruido de la fiesta disminuido por las pocas personas se oye de lejos, pero su aroma sumamente adictivo me eleva sobre la tierra llevándome a una dimensión donde sólo existimos ella y yo. Mis manos en mi espalda baja le atraen hasta mantenerla sin espacio entre nosotros, pegando sus labios a su boca sin besarla.

El mentado vestido tiene corsé con varillas al frente haciendo secciones y tela con algunos bordados a mano con arabescos, pero un escote en pico pronunciado donde hay una telilla delgada cubriendo sus generosos pechos, pero traslúcida. Detrás con el típico "entretela" con ojales pasando el lazo por todos, finalmente cae en una sola capa con un agujero en la pierna derecha dejándola a la vista.

—Andas un poquitín ebrio, Isa, deberíamos irnos a casa —murmura con el apodo que no me había dicho como en diez años hasta hoy.

—¿Isa? ¿eso es buena señal? —aprieto su boca con la mía finalmente en un beso pasional, carnal, lascivo—. Vamos a otro lugar, necesito estar entre tus piernas. Ese vestido no ha hecho más que encenderme toda la noche, te queda de puta madre ¿Ya te lo dije? —trato de zafar el vestido, pero está difícil.

—¿No te molesta que el vestido tenga este escote? —pregunta un poco cohibida, me imagino que es porque Fabián siempre le hacía sentirse mal y trataba de controlarla en su forma de vestir, no lo lograba; con la potra salvaje no hay forma, obviamente, pero sí le metió inseguridades inevitablemente —. Que sea ajustado y todos me miren.

—¿Qué clase de pregunta es esa, Fox, ¿Quién soy yo para decirte cómo vestirte? ¿acaso soy tu papá? En cualquier casi soy tu papacito... Si estás conmigo vístete como quieras, me da igual, con todo te ves ardiente, además... ¿En la cama de quién estás durmiendo, Isabella? —replico con chulería tomando sus glúteos con posesión—. En la mía, ¿Quién te da los orgasmos que tienes? Yo, ¿Por quién rechazaste a tu ex marido? Por mí, así que me importa una mierda, que otros te miren para que envidien todo lo que es mío... mío desde siempre y no me cambies el tema, busquemos un puñetero baño donde me pueda meter aquí —manda la mano a la unión de mis piernas rozándola por encima de la tela.

«Le encanta que esté medio borracho, suelto la lengua cuando estoy así»

—¿Ah sí? —pasa la mano por mis músculos enfundados en la camisa azul rey que me dijo "Te sienta de maravilla" ajustada a mi cuerpo—. Vamos a casa, si aguantas sin dormirte, tal vez te deje estar entre mis piernas.

—¿A qué casa? —susurro pasando la lengua por mi boca.

—A la mía —dice cuando la besa de nuevo con fuerza. A penas me puedo creer que hayamos llegado hasta aquí, acaricia mis brazos formados cuando estrello la erección creciente que ha despertado. Beso su cuello ansioso, deseoso, desesperado, tomo su redondeado trasero entre mis manos apretándolo.

—Pero primero necesito hacértelo, he pasado toda la noche pensando en eso, me inclino para meter mi mano por la abertura de la pierna y poder bajar las bragas, pero las rompo haciéndolas nada en mis manos.

—Son las segundas bragas que me rompes, Brigadier Falcon, vas a tener que reponerlas.

—Y lo seguiré haciendo cuando las malditas, me estorben, Brigadier Fox. Ya te compraré el puto Victoria Secret.

—Tienes complejo de rico, cachorrito.

—No solo el complejo, cerecita...

Me besa sacándome el aliento, explota mi deseo sexual hasta el límite de lo insano, siento que puedo llegar al orgasmo con solo sentir sus curvas restregándose y sus manos sobre mi cuerpo, pero todo se nos corta cuando oímos el grito aterrado de Stacey llamándome con el pánico empañando su entusiasmo previo.

Aquello nos corta el rollo y corremos hacia allí encontrándonos a mamá desvanecida en el suelo totalmente inerte y pálida sin responder a nadie, ni siquiera al alcohol que le ponen en un algodón, Stacey pega alaridos llamando a mamá en medio de un llanto descontrolado, al igual que yo, por mucho que nos preparáramos previamente para afrontar la pérdida, verla materializarse es diferente. Me cierno sobre ella tomando el pulso, está débil, justo cuando Christian Miller viene corriendo a atenderla.

El corazón se me detiene en ese momento.

«¿Mi madre está muerta?»

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