Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 40- Demonios corren tras de mí

Capítulo 40

Demonios corren tras de mí

"Todos piensan que somos perfectos, por favor, no dejes que vean a través de la cortina"

Melanie Martinez

¡DEDICADO A GRACIAS POR ESTAR AQUÍ Y ACOMPAÑARME A ESTE VIAJE! YA ESTAMOS CERCA DEL FINAL.

¡GRUPO DE WHATSAPP ABIERTO! PASO ADELANTOS EXCLUSIVOS DE LA HISTORIA POR AHÍ Y LES CUENTO COSAS DE ELLA, ADEMÁS DE AVISARLES CUANDO HAY CAPÍTULO DISPONIBLE. SI QUIERES ESTAR DENTRO Y SER PARTE DE MIS LECTORAS EN WHATSAPP, DÉJAME TUS DATOS AL INTERNO.

———————00———————

ISABELLA

—Alexei —escucho la voz vomitiva que conozco, a quien estamos rastreando, el hijo de puta de Tanner está a mi espalda—. Lamento la tardanza.

—Tranquilo, Brock, estábamos con la señorita muy a gusto. Te la presento, Elissa Morales. Excelente jugadora de póker, la mejor que ha pisado este lugar.

—Se me hace muy familiar —dice el asesino cuando al avanzar logra verme de frente y debo reprimir las ganas de lanzarme sobre él para clavarle mi daga en el corazón hasta desangrarlo—. ¿Nos hemos visto antes?

«Sí, hace veintidós años cuando mataste a mis padres»

Mi sangre hierve, el pecho me arde, y las ganas de saldar una vieja cuenta pendiente se manifiesta a grito herido en un eco dentro de mi cabeza, uno de los responsables está en el mismo recinto y no se escapará. Me cuesta moverme, me cuesta hablar e incluso la pesadez de la ira pesan en mi boca sin dejarme contestar de inmediato

—Soy arquitecta, tal vez en televisión o alguna premiación, ya sabe, en el medio se reciben en medio de la prensa y medios televisivos —replico extendiéndole la mano y cuando me la toma siento el asco en su estado más profundo encendiendo la ira, el desprecio, la rabia intensa que me cuesta mantener bajo control, pero es ahora cuando mi entrenamiento Praetor hace acto de presencia ayudándome al manejo de la explosión emocional haciendo estragos como un cohete a punto de ser lanzado en medio de un estado dinamitado de todo lo malo junto.

—Seguramente, aunque pueden ser impresiones mías, a una mujer tan bella no se le olvida —murmura sentándose frente a mí.

Caemos todos en la mesa dentro de una conversación de las elecciones presidenciales recordándome al día de mañana cuando vea a Thomás por primera vez en mi vida, sin saber cómo reaccionará, pero me saco los pensamientos de la cabeza pues no puedo lidiar con dos cosas al tiempo. La bilis se me sube a la garganta cuando noto su mirada morbosa, en increíble el nivel de ansiedad que siento n estos momentos y cuando menos me lo espero, Carmen aparece de nuevo de pie junto a él, no sé a qué están reaccionando estás visiones ahora mismo, mi interior dinamitado parece llegar al borde del abismo cuando ella aparece, cuando estoy a punto de explotar se materializa como un espectro.

"Se merece la muerte lenta y dolorosa. Cobra con su sangre nuestra cuenta pendiente... Se merece la muerte lenta y dolorosa. Cobra con su sangre nuestra cuenta pendiente ... Se merece la muerte lenta y dolorosa. Cobra con su sangre nuestra cuenta pendiente ... Se merece la muerte lenta y dolorosa. Cobra con su sangre nuestra cuenta pendiente" escucho la voz en mi cabeza como un coro de ángeles de la destrucción, sí, igual a como me llama Karaman, porque debo admitir que me gusta, soy destrucción, muerte y desgracia. Los minutos pasan, pero para mí se convierten en horas por el cansancio de mantener retenida a la Vípera Carmesí dentro de mí, evitando que le ataque hasta inyectarle mi veneno mortal por mis colmillos afilados como dagas misericordia hasta verle el alma salir del cuerpo.

De pronto, se levanta por una llamada que le entra, pero lo noto al escabullirse hacia los confines del casino y mi sangre hierve, apenas soy consciente del juego, pero todo parece ralentizarse, los dados cayendo, la esfera de la ruleta dando vueltas dentro de su eje, el sonido de las máquinas tragamonedas soltando su premio mayor y el grito del afortunado que se irá a casa con dinero gracias a los azares del destino. Tanner está vestido de traje, una cicatriz distintiva en su ceja y sus facciones toscas lo delatan aunque parezca alguien más y no el delincuente que es, así que decido seguirlo sigilosamente.

Es una decisión arriesgada, quizá mortal, pero no puedo frenar los pasos ansiosos hacia el asesino de mis padres. Me excuso con ir al baño, deslizándome por el mismo acceso y a medida que avanzo las paredes del pasillo infinito parecen venirse encima por mi estado acelerado con las revoluciones a la máxima potencia, en algún punto me arranco el aparato de comunicación poniéndolo en el alfeizar de la ventana de un cuartito a la derecha que da hacia un lugar oscuro. Doy pasos lentos cuando desaparece de pronto, en un segundo que giré a dejar el comunicador y ya no está. Llegó al final del pasillo con dos habitaciones, una de cada lado, cuando siento alguien a mi espalda, siendo demasiado tarde para responder cuando me asalta.

—¿Quién eres tú? —dice con una llave a mi cuello, asqueándome con su toque en medio de la penumbra—. ¿Por qué me sigues?

No respondo con palabras, le encajo un cabezazo hacia atrás haciendo que algo traquee, su nariz se ha roto, creo. Me giro cuando Tanner me suelta para sujetarse la nariz sangrante, empujándolo dentro de uno de los espacios apenas iluminados por los bombillos del pasillo, pero yo no le doy tregua, me abalanzo sobre él dándole golpes como un boxeador clandestino quien ha encontrado un punchingball humano, aunque empieza a defenderse devolviendo lo mismo, me propina un golpe con su frente sobre la mía aturdiéndome por segundos tambaleándome, dando oportunidad a que me tome del cuello con ambas manos empotrándome contra la pared a mi espalda; sin embargo, con un movimiento de mi brazo barro los suyos con un golpe obligándole a soltarme y otorgarme la oportunidad de sacar mi daga misericordia con el uróboros tallado, enterrándole su punta filosa en una puñalada en las costillas hasta el mango. Tose mirando en lugar donde lo tengo apuñalado y muevo la daga arrancándole gritos de dolor que seguramente se escucha en el pasillo.

Saco mi arma llena de sangre para atacar de nuevo, esta vez encajándola en el hombro sobre la clavícula y cuando cae débil me le trepo encima del pecho poniéndole la punta sobre su yugular palpitante.

—¿Eres de la DEA? ¿el Consorcio? ¡Soy un hombre libre de cargos! —escupe con dificultad sujetando sus cosillas.

—Nada de eso, Carmen y Vladimir Fox, soy lo que queda de ellos... —trato de cubrir mi identidad real y que no sepa dónde trabajo, aunque ya sea tarde.

—Eres esa pequeña... la enana rubia —dice entre diente con rencor y la pesadez de sentirse herido—. Le dije al "Escorpión" que debíamos matarte, pero el muy idiota no... quiso.

—¿El escorpión? ¿de quién hablas?

—El artífice de la mentira en que vives, quien mató a tus padres... —escupe entrecortadamente, es allí cuando decido no matarlo sino torturarlo para interrogarlo—. ¿Y si hacemos un trato? Yo te digo la verdad... a cambio de... mi vida.

Sopeso la idea, mientras él me está esperando con ansias, intentando zafarse, mientras sujeta la herida de las costillas que sangra.

—En tres días —digo aceptando, estoy dispuesta a todo por saber la verdad, así que le doy una ubicación fuera de la ciudad, en el desierto un punto oculto—. Si no vas, te cazaré y te mataré no solo a ti, sino a tu madre Vanessa, tu hermana Carol, tu sobrino Felipe, tu esposa María, tu padre Ruperto y todos los que están a tu alrededor y luego voy por ti —amenazo mostrándole que sé de toda su familia, que es tan vulnerable como yo con una familia amada, por la cual darías todo.

De repente, alguien me quita de encima arrojándome contra el piso, causando que mi daga caiga al suelo haciendo el ruido de metal chocando con la baldosa. Me quejo por el golpe recuperando mi arma cuando me me empotran contra la pared, pero le clavo el filo en la mitad del abdomen, pero mientras me distraigo con este nuevo atacante, Tanner se escapa cojeando y lo dejo, estoy mareada por sus golpes y cuando el otro tipo cae a mis pies, le doy una patada en el abdomen. No lleva uniforme, no es un guardia o empleado, cosa que confirmo cuando me inclino hacia él.

—Aquí no ha pasado nada ¿entiendes? —susurro amenazante—. Si eres aliado de Tanner, recuérdale nuestro trato.

Salgo del cuarto con un pésimo sabor de boca y sangre en la cara buscando el alfeizar donde dejé el aparato de comunicaciones.

—General, necesito un agente hacker —digo apenas lo pongo en su lugar, el adhesivo aun funciona

¿Qué fue lo que pasó? —exclama Volkov desesperado como acostumbra—. ¿Dónde estaba?

—Pasaré el informe, por ahora necesito que intervengan el sistema de cámaras, apenas salga de aquí borren todo el día de hoy —digo apresurada con las manos llenas de sangre secándose, días atrás un agente vino vestido de overol como un técnico, dejando un dispositivo para acceder al sistema de cámaras y manipularlas a larga distancia—. Falcon ¿Estás ahí?

Sí, Fox, aquí estoy entrando CCTV del casino —escucho su voz dándome tranquilidad, él no dejará que el General vea los vídeos.

Finalmente encuentro la puerta trasera saliendo al callejón con humedad y contenedores de basura cuadrados pegados uno junto al otro, bajo la noche estrellada ligeramente fría. Mis tacones chocan contra el pavimento, mientras tiemblo de ira e incertidumbre intentando esconder la sangre que tengo esparcida, pero varios quedan mirándome atónitos. Pido entrar al baño de un local excusándome en que tuve una hemorragia nasal y por ello la sangre, para lavarme e ir por la camioneta. Lo rojo sale de mis manos, pero no me gusta, eso es el símbolo de lo hecho, de mi capacidad destructiva, algunos guardan trofeos de sus víctimas, yo disfruto hasta ser placentero estar manchada, cubierta en aquello vital para el ser humano porque esa es mi victoria. Limpio mi rostro mirándome en el espejo fijamente y veo como se mueve sin que yo lo haga, pero empiezo a verme con los ojos de serpiente, la pupila deformada para ser como la de estos animales, negra como el ónix y pronto la zona circundante a mis ojos se vuelve con escamas negras, no habla, solo me mira con arrogancia, altivez y superioridad, para sonreír tétricamente, transmutando en una criatura de color oscuro entre azul turquí y negro azabache con picos en la cabeza hacia atrás y cuando abre la boca, tres hileras de colmillos quedan al descubierto.

El leviatán bíblico se alza majestuoso ante mis ojos rugiendo.

Aprieto los ojos con fuerza sacudiendo mi cabeza, buscando eliminar el reflejo y funciona, aunque sé que eso marca el inicio de mi estado mental empeorando poco a poco. No sé qué será de mi cordura, porque si esto avanza, una esquizofrenia agresiva estará a la vuelta de la esquina y mi estado mental se deteriore hasta el punto de no retorno, pero no puedo decirle a nadie ni siquiera a Isaac, si esto se filtra me destituirán inmediatamente, así que de mi cabeza no saldrá esto jamás a menos que ponga en peligro a mi escuadrón o mi familia, si ello pasa, yo misma pediré la baja porque sus vidas están por encima de cualquier deseo o amor a mi trabajo.

Salgo del baño más despejada controlando mi temblor, agradeciendo a los encargados y marchándome bajo su atenta mirada, creo que no me creyeron, pero da igual en este momento. Me quito el blazer doblándolo sobre mi brazo para tapar la camisa con salpicaduras y me dirijo al valet para reclamar mi auto, parece no sospechar y me entrega la camioneta. Regreso atravesando la ciudad del pecado en silencio, me espera un regaño apoteósico en la base, pero no me importa, he llegado a un acuerdo que me dará la verdad.

Es la hora de arrasar.

———————00———————

Me levanto temprano estando muy ansiosa, ni siquiera quise dormir con Isaac, porque voy directamente a la sala de entrenamiento, anoche luego de llegar y ganarme el regaño de Volkov, Lucio me esperaba fuera de la oficina viéndose muy preocupado porque acompañara a Deveraux en una cena, confirmándome que siempre lo supo, aunque no puedo tenerle rencor, no a él. Si no me lo dijo, seguro pensó que era lo mejor para protegerme, y por ello no puedo emprenderla contra mi padre.

Cuando estoy entrenando, las palabras de Tanner no salen de mi cabeza, es como un caleidoscopio de imágenes, sonidos, recuerdos atormentando mi mente consciente, al cerrar los ojos estallan detrás de mis párpados todas aquellas memorias evitadas por mucho tiempo buscando un lugar seguro donde habitar en paz, pero es imposible.

Pensar en la cita es pensar en Deveraux, pero antes de encontrarme con ellos, voy a ver Lucio, quien está con mamá con ella. Al inicio ambos me piden no ir a la cita sin mencionar el porqué, sorprendiéndose cuando les digo que sé la verdad sobre mi padre biológico, ellos se quedan mudos, atónitos ante mis palabras; sin embargo, no les reclamo poniéndome en sus zapatos, yo también hubiera dudado de revelar algo tan delicado a una niña que lo había perdido todo, propensa a los desequilibrios mentales.

—Perdónanos, por favor —pide Marina secundada por Lucio—. Creímos que era lo mejor, tu veías a tu madre como una reina perfecta, no quisimos dañar esa imagen.

—Tranquilos, lo entiendo y nada con respecto a mamá Carmen ha cambiado, sigue siendo mi reina, la mujer que más admiro —afirmo con tranquilidad, llenando mi corazón con el recuerdo cálido de ella—. Y sobre ustedes tampoco, siempre serán mis padres, pase lo que pase y aparezca quien aparezca.

Me fundo en un abrazo con los dos, mis pilares principales, los amores que me impulsan a seguir adelante. Luego me preguntan por Isaff, pues han hecho averiguaciones por parte de Servicios Sociales para corroborar información, ya pronto tendré a mi bebé conmigo, aunque cada que hago algo relacionado con mi venganza, pienso en los culpables o tengo un nuevo bajón de mi estabilidad mental, me pregunto si debería dejarlo con una familia normal y no conmigo, una disfuncional, pero lo amo demasiado, ya no hay vuelta atrás porque cuando yo amo, me aferro, lo hago con intensidad, mis seres cercanos se marcan en mi alma como un tatuaje de nunca olvidar.

Una hora más tarde de una conversación sobre los Deveraux, salgo a terminar mis deberes y regresar a casa de Isaac para vestirme junto a él, pues le pedí que me acompañara.

Él lleva un traje sin corbata y yo un vestido ajustado con cuello halter que llega hasta la mitad de mis muslos y de color vino tinto. Peino mi cabello hacia un lado sujetando el derecho con barritas negras, haciendo trenzas tejidas delgadas, para sujetarlo hasta la mitad y el resto caer hacia el otro costado. Antes de salir, Isaac me besa sujetando mi nuca posesivamente, es la forma de decir que está conmigo y no me soltará jamás, no es bueno con las palabras. Finalmente salimos en su camioneta atravesando la ciudad a uno de los sectores exclusivos de Las Vegas donde está el restaurante y cuando debo bajarme para entregar al valet la camioneta, las piernas me tiemblan.

«Eres la Vípera Carmesí, matas criminales sin pensarlo, sin sentir remordimiento y ahora te asustas por conocer a alguien»

—Mucho gusto, soy Marco Benavente. Buenas noches, Brigadier Fox, es un honor tenerla con nosotros —me saluda jovial un hombre castaño rubio, con una barba a ras, vestido con un traje de tres piezas azul rey y corbata negra, y con entusiasmo sujeta mi mano—. Y mucho gusto, señor, no sé su nombre, una disculpa.

—Isaac Falcon, Brigadier del C.M.O.E como Isabella —dice con amabilidad, sorprendiéndome porque generalmente es un ogro con todos—. Un gusto, Marco.

—Por aquí por favor, Thomás llegará pronto; hay mucho tránsito el día de hoy —sonríe y me permito detallarlo, tiene una barba incipiente y su pelo es rubio castaño, peinado hacia atrás y lleva un traje de tres piezas azul marino con corbata y camisa blanca, perfectamente vestido. Nos guía hasta una mesa privada en el segundo piso con salida a una terracilla con barandal en acero plateado, todo el lugar está decorado en colores tierra como rojo oscuro, terracota y marrón con la iluminación en luces cálidas estratégicamente puestas para dar la sensación de calma con sillas de espaldar tallado y copas de cristal en cada uno de los puestos, teniendo mesas de todo tipo llenas de personas elegantes con trajes y vestidos de etiqueta, pero muchos de ellos han llegado al poder en base a estafas, desfalcos y corrupción.

Llegamos a la mesa, es de ocho puestos decorada con lo mismo que las otras, con copas vacías aun con un ligero destello por las luces sobre estas. Marco nos invita a sentarnos y sale a contestar una llamada, en lo que Isaac entrelaza mis dedos con los suyos besando el dorso de mi mano dándome calma con palabras de aliento, pero me suelta cuando Marco regresa sonriente, iniciando una conversación jovial con nosotros, es de esas personas que caen bien de inmediato por su energía y la forma extrovertida de su personalidad. Nos habla del plan que ha dado Deveraux en los debates, sus ideas, me muestra estadísticas de encuestas pre elecciones y demás cosas relacionadas con la campaña, resulta que me empieza a gustar, más aun al pensar que mi padre piensa en los más necesitados, por ello el tiempo pasa volando hasta oír la llegada de Thomás a mi espalda.

Siento mis mejillas arder, mi corazón dispararse y las manos sudar de repente, busco la mirada de Isaac y él se inclina hacia mi oído asegurando que cualquier cosa, estará ahí para apoyarme. Me pongo en pie girando hacia él quien al fijarse en mí, queda pasmado.

—¿Carmen? —dice el candidato sorprendiéndome, más aún cuando estira una mano totalmente tembloroso para tratar de acariciar mi mejilla, pero claro, me echo atrás desconcertada entre su acción y que me llamara como a mamá—. Mi amada Carmen...

—No, señor, soy Sofía Isabella Fox, Carmen era mi madre —le respondo extendiendo la mano y lágrimas se acumulan en sus ojos verdes, me empieza a preocupar la forma en que me mira porque parece poder caer en shock en cualquier momento.

—No puede ser, Isabella Fox murió hace veintidós años... —comenta negando con la cabeza incrédulo. Miedo se asoma en sus ojos esmeralda, junto a un desconcierto propio de encontrar a alguien muerto en tu mente por tantos años, puede pensar que soy una impostora, alguien buscando acercarse a él por interés, después de todo, que sea mi sangre no me hace su hija por obligación, no hasta que me demuestre algo de cariño—. Visito su tumba todos los años.

—Muchos pensaron eso luego de la tragedia de mi vida, pero no es cierto —digo sorprendida porque sea verdad las visitas a mi supuesta tumba. No concibo la idea de él viajando cada fecha en el calendario para ir a hablarle a una lápida fría y marcada con un epitafio dulce, pero al parecer lo hace, va a llorarle a un espacio vacío.

Deveraux se pone pálido y se aleja hacia la terracilla con pasos inestables.

—Marco ¿El candidato está bien? —le pregunto asesor y él con su usual sonrisa amable, asiente con la cabeza, aunque luce igual de confundido que yo. Me cae bien, es de esas personas que tienen una energía especial que te hace querer acercarte y hablar con él porque muestran vitalidad, jovialidad, pero sobre todo amabilidad. Marco Benavente no parece tan frío como otros asesores que parecen máquinas, robots trabajadores, o al menos los que he conocido, no, Marco es servicial y abierto a los demás, además por lo investigado sobre él, muestra habilidades sociales, compatibles con las ideas de Deveraux sobre las clases sociales bajas y los inmigrantes para sus ayudas.

—Creo que le recuerdas a tu madre y eso le afectó un poco. Es un tema delicado, siempre le da como una paliza —responde con resignación—. No hubo ni hay manera de sacársela de la mente, menos del corazón.

—¿Conociste a mi madre?

—No, pero Thomás habla de ella cuando bebe y en la fecha de su muerte llora como un niño —confiesa él, mientras veo en el fondo a Deveraux con la cabeza inclinada hacia abajo, apretando la barandilla con tanta fuerza que las venas se le remarcan, pero la verdadera tensión llega cuando su esposa se para frente a mí y llena de un odio exorbitante, me cachetea.

Bonita bienvenida.

—¡¿Qué le pasa, señora?! —salta Isaac pues yo estoy conmocionada—. ¡¿Quién se ha creído?!

—Maldita Carmen —dice entre dientes, pero como no pasa nunca, estoy paralizada, no sé cómo reaccionar, aunque pronto vuelvo en mí misma. La mujer pelinegra luce igual de confundida que todos y su ira parece aplacarse cuando se fija más detenidamente en mí, dando dos pasos atrás.

—Isobel ¿qué hiciste? —dice Thomás asombrado tomándola por los hombros, susurrándole que se calme y ella empieza una retahíla de preguntas sobre mí—. ¡Te quedas aquí y no hagas un escándalo!... Isabella, por favor, perdónala. Ven necesitamos hablar ¿Me permites unos minutos? —pregunta bajo la mirada envenenada de quien parece su mujer, pero Isaac se pone a mi lado como si se negara a la idea.

—Está bien, Falcon, danos un momento. Sabes que lo necesito —susurro convenciéndolo.

—Estaré en la mesa más cercana —replica con una amenaza presente, mientras ve a Deveraux con los ojos entrecerrados y sospecha.

—Señor Thomás —digo decidida a confrontarlo, parece saber que soy su hija y se ha puesto como un papel al verme, significa que no le soy indiferente.

—Isabella, es un milagro volverte a ver... yo... amé mucho a tu madre —confiesa con nostalgia cargada en sus ojos—. ¿Quieres algo de beber? Tenemos muchas cosas que contarnos ¿No Crees?

—Una copa de Pinot Noir estaría bien —asiente y la pide junto a un whiskey en las rocas al mesero.

—¿Usted sabe quién soy? —inquiero sin poder aguantarme más.

—¿Y tú? ¿sabes quién soy? —pregunta angustiado

—Creo que sí... es mi padre biológico —suelto sin más, no quiero rodeos, irme por las ramas, ya no más. Necesito la verdad a como dé lugar.

—Te juro que, si hubiese sabido que estabas viva, jamás te hubiera abandonado

—Nunca estuve abandonada, Lucio y Marina Richardson son mis padres adoptivos, lo han sido todo para mí —confieso sintiéndome a la defensiva y no sé porqué si él no tiene la culpa ni de lo ocurrido con Vladimir y Carmen, o de creerme muerta y no aparecer. Aun así, me siento extraña, pero la dulzura en sus ojos me está ablandando.

—¿Y has tenido una buena vida? Sofía Isabella, no sé si sepas, pero tu primer nombre es de mi madre —asiento aceptando que sí—. Ella y yo te amamos fervientemente incluso después de creerte muerta. Si hubiera tenido el más mínimo indicio de que habías sobrevivido, jamás me hubiera alejado de ti, desde el vientre de tu madre fuiste el amor de mi vida, mi preciosa princesa, la primogénita, hija con la mujer que más he amado. Ha sido el destino quien nos ha juntado.

—Lo sé, he descubierto muchas cosas...

—¿Y el muchacho que viene contigo es tu pareja?

—Sí, algo así. Estamos empezando. Si conocías bien a Carmen sabrás quién es Laura de Falcon —asiente con una sonrisa—. Pues es su hijo, Isaac Falcon.

—¡¿Es cierto?! ¡¿dónde está?! —escucho los gritos de una mujer desesperada y Thomás se pone en pie para ir a buscarla, pero Isobel vuelve a vociferar.

—¡Claro, acolítale todo, que siga viéndome la cara de estúpida! Seguramente la tenía escondida —grita la mujer muy seguramente atrayendo las miradas, pues Marco interviene pidiéndole bajar la voz o cualquier cosa se puede filtrar, a pesar de ser un privado reservado.

—Cállate —ruge la otra mujer—. Thomasito ¿Dónde está? ¿es cierto lo que dijo Marco?

—Es ella —me señala y Sofía Deveraux se acerca con pasos acelerados llorando a mares—. Sobrevivió como toda una guerrera.

—Dios santísimo, es un milagro —exclama acariciando mi mejilla con la mano temblorosa y yo no sé cómo reaccionar, es mi familia después de todo, mi sangre y parece que me aman en realidad—. Eres igual a tu madre, igual de hermosa.

—Mucho gusto... lo siento, no sé qué hacer —admito desviando la morada hacia Isaac que bebe en tensión.

—Es normal, yo tampoco sé —confiesa la señora, pero igual que en Thomás, un sentimiento claro desborda en su mirada de calma.

Hablamos los tres cada vez con más confianza, no veo hipocresía en ellos, sino una felicidad auténtica. Me preguntan sobre qué ha pasado en estos años, sobre Isaac y cuento sobre mi niño, a quien se muestran emocionados por conocer y mover aún más los procesos para que me entreguen a Isaff permanentemente, me siento de manera extraña, una parte quiere estar reacia, pero otra se alegra de tener un padre biológico y una abuela con este interés en mí, sobre todo quienes quisieron a mamá a pesar de que fue una infiltrada, engañándolos por mucho tiempo. Me hablan sobre Carmen detalles que no sabía, sus historias con ella, hasta hacernos olvidar que estoy aquí para apoyar su campaña, pero pronto deben retirarse con la seguridad, pues no debe estar mucho tiempo en este lugar. Cuando se despide, se asegura de tener mi contacto.

Cuando ya estamos de vuelta en casa de Isaac, recibo una llamada del hospital para confirmar la donación, no sé si regularmente se debe tener a receptor y al donador el mismo día, pero en este caso lo manejaron de esa manera, tal vez las circunstancias de Laura, aunque sí debo ir más temprano por algunas horas antes de ella. Isaac sigue en el baño, permitiéndome hablar con tranquilidad.

—¿Y? ¿qué piensas de los Deveraux? —pregunta cuando sale metiéndose en los edredones—. ¿Te gustó verlos? No me quiero confiar, pero los vi muy emocionados —inmediatamente me pongo sobre su pecho abrazándolo con fuerza, tenerlo en calma, queriéndonos como nunca antes nos dimos la oportunidad me tiene muy feliz.

—Creo que fueron muy honestos, sentí... sentí cariño, no sé, amo a Lucio y Marina, siempre lo serán todo, pero me alegra conocer a mi sangre —contesto cuando acaricia mi cabeza poniendo un beso en mi frente—. Quieren verme el fin de semana, sólo los cuatro con Marco, quieren pasar tiempo conmigo, puedo decirles que vas conmigo si quieres.

—Me encantaría, pero sabes que mañana es el trasplante y debo quedarme con mamá en la clínica, le exigen que se quede a ver si hay alguna reacción. No quiero que Pelusa esté sola —me dice con un bostezo.

—Está bien, mi amor, yo... —me callo cuando noto las palabras y más cuando él reacciona sorprendido—. Lo siento, es prematuro, lo sé, se me salió...

—Me gusta como suena, pero por favor, no dejes de llamarme animal del monte, no hay que perder las bellas costumbres —me besa lentamente acariciando mi cintura—. Venga, durmamos, mañana es cargadito.

Me apego más a él sintiendo el desaforado latido de su corazón palpitante que me hipnotiza hasta hacerme dormir profundamente. No quiero apresurarme, no quiero que las cosas salgan mal sabiendo lo inestables que somos él y yo, pero empiezo a aceptar algo que me aterroriza y es el amor por Isaac, sí, no es algo de ahora, sino de todos los años pasados donde luchamos por lo nuestro y no fue suficiente, desde allí supe de mi atracción fatal transformándose en amor incondicional, aun así, no lo acepto del todo, no hasta que él me diga lo mismo. Ambos caemos en el sueño profundo necesitado, hasta el día siguiente en una recta sin interrupciones, para llegar al siguiente día donde nos ponemos en pie para prepararnos, hoy es un día crucial.

—¿Y eso? ¿por qué vas de particular? —pregunta al verme con un pantalón de jean y una camisa básica sin mangas.

—Voy a un chequeo médico de última hora —le digo esperando que no llame y le digan que pedí dos días para hacer esto, confío en que no haga preguntas por estar ocupado con Laura.

—¿Todo bien? ¿no puede ser mañana? Así te acompaño —dice acomodándose la camisa de elástico que se marca con su cuerpo.

—Son cosas de mujeres... cita de los anticonceptivos —miento sabiendo que debería ir en realidad, no sea que quede embarazada sin querer—. Y esta noche dormiré con mamá, ha estado preocupada por mí, creo que no sabe que me he enterado de todo y el encuentro con Thomás no le ayuda. Me gustaría poder ir contigo, pero la cita estaba difícil de conseguir

—No pasa nada, mejor así, sabes que me gusta estar solo cuando paso momentos así.

—Cualquier cosa llámame ¿Vale? —digo apoyando mis manos en sus pectorales

—Sí, espina en el culo, cualquier cosa te aviso —dice haciéndome reír.

———————00———————

—Corazón, yo no estoy de acuerdo con que no le digas a Isaac —murmura mamá cuando vamos entrando al hospital tomadas de los brazos, Marina es mi todo y creo que no importa su pasado, me refiero a la posibilidad de que ella supiera más sobre el asesinato de Vladimir y Carmen, pero no me importa, ella solo sabe dar amor por los cuatro costados y sé que de estar enterada de algo, apuesto por su inocencia una y mil veces.

—Es lo mejor, ma, no quiero que esté conmigo por obligación, por agradecimiento y si se aburre no me lo diga por eso —le digo alcanzando el ascensor, aunque sé que Isaac me echaría a la puta mierda sin importarle nada de querer hacerlo.

—No creo que pase eso, un hombre como Isaac Falcon no está con una mujer obligado, estoy segura, es de esos que no amarras con nada, si decide abandonarte, le importaría muy poco lo demás —dice negando con la cabeza—. A esos ni un hijo los retiene, no te enfoques en eso. Si ha decidido quedarse contigo, pues lo hará, pero de igual manera aquí te sostendré siempre que necesites.

Asegura y seguimos a la oficina del médico de Laura quien nos direcciona al sitio donde haremos la donación. Cuando hablé con él me dijo que la recolección de células madre podría ser más efectiva en el caso de Laura, así que todo debe ser bajo anestesia general, me llevan a quirófano y hacemos todo el proceso.

Cuando me despierto han pasado dos horas y Marina está junto a mí. Estamos en recuperación, pero cuando me siento mejor me pasan a una habitación privada y más amplia con vista al exterior donde me quedo casi toda la noche hablando con mi madre hermosa, quien se muestra curiosa por mi relación con Isaac. Me escucha atenta con su sonrisa maternal y acuna mis manos entre las suyas, mientras me aconseja sobre Isaac, sé que no le hace mucha gracia, después de todo, Falcon no es de sus afectos del todo por su fama de mujeriego, pero dice que si yo he tomado esa decisión, confía en mi criterio. Marina es y siempre será un ángel en mi vida, a ella y a Lucio los amo más que a mí misma, sobre todo porque ellos no me abandonaron a pesar de saber de mi marca de Caín, mi tendencia la oscuridad maldita de los Deveraux, de mis ataques de ira desmedida, al contrario, me amaron más protegiéndome de la penumbra de mi alma quebrada y eso no tiene precio.

A veces entiendo a Alana, papá Lucio y mamá Marina volcaron su atención en mí por mucho tiempo y seguro se sintió desplazada, aunque ella sigue siendo confusa, se atravesó en la trayectoria de la bala sin pensarlo después de decir todas las cosas hirientes saliendo de su corazón, afortunadamente, está bien y fuera de peligro, la bala no alcanzó a herirla mortalmente, solo tendrá incapacidad.

Al día siguiente Marina se va a ducharse y cambiarse dejándome sola por un rato, pero no espero a quien entra. Estoy en la habitación esperando al médico para darme el alta, pero de pronto entra un hermoso ramo de rosas rojas de la mano de una enfermera que queda oculta tras el tamaño del arreglo. Me emociona verlo al principio, en un pensamiento fugaz que desaparece enseguida, aplastado por la verdad: nadie más que Isaac me enviaría flores y eso implica que se enteró demasiado rápido, no sé qué me esperaba si estamos en el mismo hospital, pero me he asegurado de saber dónde está.

—¡Señorita Fox! —exclama emocionada dejándolo en una mesita de noche, hay mínimo unas cincuenta o sesenta rosas más rojas que la sangre en una base, pero estoy nerviosa esperando a saber su procedencia—. Le trajeron esta belleza, de parte de un amigo suyo.

—¿Un amigo? ¿quién?

—No lo sé, el mensajero dijo que trae tarjeta, se la paso —me entrega la nota doblada por la mitad y con una letra elegante poniendo mi nombre—. Disfrute, le darán el alta más tarde.

Le agradezco con el papel entre los dedos decidiendo abrirlo y me encuentro con algo que me hace un agujero en el estómago.

"Querida Brigadier, Yikim Melegui (1)*, mi estimada criatura forjada en el infierno y tallada en el olimpo, recupérese pronto, aún tenemos algunos rounds pendientes... y si está pensando en que la remataré con uno de mis peones mientras está débil, no lo haré, odio la competencia desleal, además, empieza usted a agradarme. Con amor y odio, Kaan Karaman"

Se me revuelve todo dentro, me dan ganas de vomitar y por primera vez en mucho tiempo, me siento vulnerable.

———————00———————

(1) Yikim Melegui es traducido como "Ángel de la destrucción" en turco.

¡DIGÁNME! ¿QUÉ OPINAN DE KAAN? ¿SERÁ QUE KARAMAN ESTÉ INTERESADO EN ISABELLA?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro