Capítulo 4 (2) -¡Bienvenidos a Kandahar!
PARTE II
Base Praetor
ISABELLA
UNA HORA DESPUÉS
—¡¿Acaso está demente, Fox?! —me grita Volkov histérico en una oficina, el sonido rebota transformándose en más escandaloso a cada minuto. Falcon está a mi lado mirándome de re ojo con la espalda firme y las manos atrás—. ¡¿En qué cabeza cabe meterse en un lugar que pudo estar lleno de atacantes y por un menor desconocido?! ¡Si no hubiera enviado a Falcon como refuerzo usted estaría muerta! ¡¿dimensiona la gravedad de sus actos?!
—No podía dejarle ahí. Si usted hubiera visto ese apartamento... además estamos entrenados para esto y más —trato de defenderme aun cuando no encuentro mi voz; sé cuáles son las peligrosas consecuencias de haber salido mal.
—¡Me importa una mierda el apartamento! —vuelve a gritar al golpear con ambas manos el escritorio separándonos, con eso logra hacer titiritar los objetos sobre este—. Se pasó por el arco del triunfo el protocolo, ¿Debo recordárselo? ¡En un operativo grupal no se va solo a ningún jodido sitio! Además, en el entrenamiento no se ven materias de "cómo ser un irresponsable sin neuronas" ¡No ha terminado de llegar y ya cometió la primera imprudencia! Una vez más le pondré una anotación.
—General, no pensé...
—¡No pensó, no pensó, porque usted no piensa de forma coherente! —me aturdo; sigue hablando con altos decibeles, que seguramente se escuchan a oficinas de distancia, dándose golpecitos en la sien—. Esta no es la primera vez en donde cree poder pasarse por alto las normas Praetor, es excelente como agente, pero desobediente como mula, ¡No sólo se puso en peligro usted, sino a todo su equipo al dejarlos sin madre!
"Madre" es la palabra designada para referirse al líder de equipo, al menos en nuestro lenguaje.
—No pasará de nuevo, mi General —murmuro tragándome el orgullo; sé de mi imprudencia, pero el angelito quien está en revisión junto con los demás evacuados vale la pena el reclamo, la anotación o la consecuencia, no podía abandonarle a su suerte, ¿Y si se lo hubieran llevado? O peor, dejado atrás a morir de inanición, no quiero ni pensarlo.
—Claro que no, por eso Isaac está aquí —Volkov señala al rubio dándose la vuelta y saca una botella de Cristal de Bohemia con algo dentro, este parece whiskey, sirviéndose en un vaso del mismo material—. Es el nuevo Brigadier en jefe de su escuadrón, el mismo se fusionará con parte del Delta-Lion hasta nuevo aviso.
—¡Es injusto! —reclamo incrédula con tono desafiante—. Falcon no puede ocupar mi puesto.
—¡Ya lo hizo, Fox, sólo cállese! —explota el General deleitándose en cómo me pisotea sin piedad, su rango le da poder, pedantería, altivez, junto a muchas otras cosas—. Anunciaremos a los agentes del cambio. No me replique, no servirá de nada.
—Pero ¿Por qué?
—Por su forma sumamente estúpida de actuar. Esta comisión es muy delicada, como para tenerla a usted con sus constantes actos desmedidos —impone muy relajado, Isaac suelta una risita burlona por haberme dicho "Estúpida", pero me muerdo la lengua para evitar contestar algo, solo empeoraría la situación—. La misión del desierto Mojave fue el tope de mi paciencia, usted necesita un freno de mano y se llama Isaac Falcon.
Mi error me costó caro, más aún porque veo al cabrón regodearse en esto como si le divirtiera mucho la situación, al ser testigo de la peor humillación de mi vida, donde me siento avergonzada de mi propia incapacidad para controlar mis acciones.
Sin embargo, Falcon se fija en mi expresión y la sonrisa se le borra como si cayese en cuenta de lo mal que está desternillarse en esto, está a punto de decir algo, pero le quito la palabra.
—Hay tráfico de niños involucrado de seguro, había personas ejecutadas y el niño solo, estuvo a punto de ser llevado por un atacante —refuto de pronto dándole fin al tema—. ¿Puedo investigarlo? El bebé...
—¡No me interesa! ¡¿Sabe cuántos son ejecutados en este país? —espeta el General sin dejarme terminar! —. La misma cantidad de kilómetros hasta al Polo Norte. Ahora saque su culo desobediente de aquí, hay reunión en la sala audiovisual —el desinterés puesto al asunto de su parte está sobándome la moral, solo se empina el Whiskey y se pone en pie para pasar por mi lado, su aura es agresiva, acompañada de un ceño fruncido de sus cejas negras gruesas.
—General, por favor, permiso para investigar el asunto del niño —pido antes de que salga por la puerta, aunque espero el estallido. Falcon tuerce los ojos en plan "vuelve y juega"
—¡No! ¡no y no! ¡¿qué va a investigar?! —se regresa Volkov a gritos—. Es un hecho aislado. Punto final. Ya ha cometido un exabrupto el día de hoy, no cometa más estupideces y muévase o le daré dos amonestaciones en el expediente, en lugar de una.
Me muerdo la lengua otra vez, así busco matar la necesidad de contestarle; soy consciente de mi error garrafal por no poder controlar las emociones que, en el entrenamiento Praetor, tanto enseñaron a anular en situaciones así, pero es insuficiente al tratarse de niños.
En eso Falcon y yo nos parecemos, sobre todo con los niños víctimas de vejámenes por parte de quienes se supone deben cuidarlos.
—¡Muévase, Fox! ¡¿No me escuchó?! ¡¿debo traer una grúa para moverla?! —explota de nuevo el general sacándome de mis pensamientos, me he quedado pegada al suelo de repente, pronto lo sigo sin opción, pero va refunfuñando junto con Isaac.
Llegamos a la sala audiovisual donde veo a mis agentes, mezclados con caras desconocidas y en sus placas de identificación sujetas del fajo del pantalón tienen "D-L", las iniciales de su escuadrón, y solo me queda suponer que son parte del grupo de Falcon.
El espacio ocupa casi la totalidad del piso con un ventanal al final cubierto con un blackout de color negro, hay una mesa rectangular extensa con múltiples sillas alrededor, pero hasta nuestra llegada todos están de pie en una conversación frente a la pared donde, con la pantalla multimedia de 3x5, se proyecta el material necesario según sea el caso.
Enseguida habla sin siquiera saludar informándoles al Alfa-Escorpio, de manera urgente. su nueva fusión con el escuadrón de Falcon, el Delta-Lion, con él a la cabeza. Todo se queda en silencio absoluto, nadie sabe cómo reaccionar.
Me siento zaherida, no soy capaz de decir nada, mientras me quitan el mando de mi propio escuadrón, me han quitado toda autoridad ganada luego de pelear mi rango con uñas y dientes, ante un mundo dominado por hombres en su mayoría, quienes no me creían digna, me veían incapaz para desempeñar el puesto.
—Perdóneme, General Volkov, pero la Brigadier Fox es nuestra líder —dice con respeto, porque frente a los superiores, no puede llamarme por mi nombre de pila.
Salta a mi defensa bastante confundida, reiterándole que soy la única Brigadier del escuadrón, entonces la sala se llena de voces de aprobación de mis agentes mostrándome su apoyo, de verdad llenan mi pecho de orgullo al saberme respaldada por mi equipo, la Capitana Alice Mullad se une a Ren dándole su apoyo.
—¡Ustedes dos, si no tienen nada inteligente para decir, mejor cierren la puta boca! —les grita "Ogro Volkov"—. El Brigadier Falcon dará las órdenes de ahora en adelante, cualquier cosa deben consultarla con él, tomará todas las decisiones hasta nuevo aviso.
—No es inteligente reprender a dos personas que solo comparten su posición, ante algo tan estrafalario como reemplazarme —espeto en respuesta sin poder evitarlo.
«Te van a cortar la lengua y le darán con una metralleta, no debes responderle»
—¡No sea irreverente, Fox! Usted puede ser muy buena agente, pero no olvide esto: aún está bajo nuestras órdenes, si Lucio Richardson y el General Absoluto le protegen, eso no la hacen intocable —responde el General con ira—. Pero como está usted tan bienhechora el día de hoy, al salvar niños huérfanos y salido a la defensa de mujeres desvalidas, le doy la misión; le ha tocado el boleto ganador ¡La Brigadier Isabella Fox infiltrará al objetivo en negocio de Sayyid!
—¡¿Qué acabas de decir?! —reclama Lucio, al entrar entra a la sala con el uniforme, abriéndose paso de forma apresurada hacia donde está el pelinegro, este lo espera con una mirada arrogante de ser superior—. ¡¿Cómo se te ocurre?! ¡Mi hija no se meterá en ese cochino cuchitril!
—Fox no es tu hija, Lucio, es un agente más en lo que a mí respecta y así deberías tratarla —contesta Volkov de forma mordaz, papá es más alto por una cabeza, pero Volkov no se intimida para nada—. Venga, Brigadier, demuestre que sí merece el apodo de "Vípera carmesí" dado por todos. Además, el caso de Karaman puede ser de ella, pero esta comisión está a mi mando, yo doy las órdenes, acéptalo.
—Isabella es mi hija, aunque no tenga mi sangre —espeta Lucio defendiéndome—. Te guste o no.
—Pues vaya error de hija tienes —espeta Volkov de vuelta, pero siento en sus palabras algo más allá de una simple discusión, porque sus palabras están cargadas de un tinte igual al odio, cortaría con su filo destellante cualquier cosa en su camino.
—¿De qué habla, General? ¿cuál negocio? —indago y siento la ira subir como espuma, sólo es una excusa para joderme, me tiene en la mira desde nuestra asignación a trabajar juntos "demasiado bonita para pensar con claridad" dijo en una ocasión.
Bonita la puntería que me gasto, acabaría con él sin usar más de una bala u objeto filoso.
—Sayyid tiene uno de sus bares restaurantes aquí, en realidad son prostíbulos, pero tiene este como favorito y aparece allí cada tanto... le gustan las mujeres bonitas, altas, de tez algo clara y cabello largo, cuerpo curvilíneo no tan delgado, usted encaja en el perfil —dirige el ogro con malicia tamborileando sus dedos con parsimonia contra la mesa, mientras se ve muy complacido de echarme a la jaula del león—. Ahora por bocona impertinente deberá infiltrarlo, irá todos los días desde mañana hasta establecer su rutina y luego armará el operativo.
—¿Fingiré ser trabajadora sexual? Podrían ejecutarme sí...
—¡¿Está sorda?! ¿dije eso?... —exclama al torcer los ojos—. Ese lugar funciona como bar restaurante nocturno, irá a eso, nada más, hasta su aparición.
—¿Por qué la Brigadier Fox, General? —se escucha la voz de Falcon por primera vez, sólo ha estado cruzado de brazos sin quitarme los ojos de encima, en una mirada perseguidora a cada movimiento como si quisiera cuidarme con esta—. Puede ser cualquiera, ella tiene un rango...
—Se lo ha buscado por completo al hablar de más. Es perfecta para la misión —replica el General—. Llama la atención por dónde camina, ¿O no? Además, me pesa el alma decirlo, pero es de las mejores agentes.
—Te lo dije antes, mi hija no se meterá en ese lugar —espeta Lucio y parece estar a punto de llegar al límite de su paciencia, por ello me acerco a él en busca de calmarlo.
—Está bien, lo haré. A mí nada me queda grande —«Sólo ser fiel si Falcon está cerca, cabrona» susurra mi conciencia en el peor momento—. Y un traficante no será el primero. Entro, le estudio y entrego su cabeza en bandeja de plata.
—Vaya, vaya, la pequeña Isabella tiene los ovarios bien puestos —dice Gabriel Pedraza con un aplauso de forma burlesca al llegar al habitáculo, ello le proporciona otro punto a la pésima nochecita, ese bastardo no me deja en paz, su cuerpo larguirucho viene con ropa civil, aunque no sé porqué, mientras sus ojos como canecas de basura me engullen con perversión—. Ya quisiera yo tener una mujer así.
Sus tres estrellas de General me impiden responderle como quiero, o por lo menos patearle los testículos, siempre suelta obscenidades sobre mi cuerpo, me acosa todo el tiempo y es inapropiado.
—Cuida cómo hablas de Isabella, Gabriel, ella no está sola —murmura Lucio.
—Bueno, es una forma de subir ¿Fue así como tan joven es Brigadier? Las mujeres no ascienden tan rápido sin ayuda, sobre todo al ser tan bonitas —comenta Edward Towers, trató de estar tranquila, pero sus palabras convierten mi sangre en lava, está envalentonado porque sus protectores están ahí, Pedraza es uno de ellos pues en condiciones normales no podría hablarme así.
Es quien nunca ha estado de acuerdo con recibir órdenes de una mujer.
«Machista de porquería»
Todo empieza a verse borroso, las emociones negativas empiezan a nublar mi juicio y siento como mi cuerpo empieza a temblar de ira; sin embargo, Lucio, como siempre, me sujeta fuerte por el antebrazo y posa su otra mano en mi hombro devolviéndome a la tierra.
Él es mi ancla, mi mentor, quien me hala a la realidad.
—Esa es una falta de respeto, Capitán, y no se lo voy a permitir —empiezo, en un intento de volver a la razón, sin hacer caso al impulso de cobrar la ofensa de forma más física, pero Lucio siempre ha sido habilidoso a la hora de ponerle freno a la bestia alojada dentro de mi cerebro, que clama por acabar con quien tenga en la mira.
—Disculpe —replica con el ceño fruncido.
—¿Acaso insinúa que me involucro con los superiores por rangos? Sólo la mente podrida de quien lo ha considerado como una opción viable, es quien se la imagina en los demás, después de todo "El ladrón juzga por su condición" o eso decía mi madre, que en paz descanse.
Me persigno de inmediato. Mi creencia en Dios sorprende a muchos y se les nota al enterarse.
Un sonoro "Uy" se oye al unísono por parte de los demás agentes que atiborran el salón, seguido de risillas y chiflidos... en resumen, dejo a Edward Towers con cara de ridículo.
«Maldito sea y maldita la influencia que tiene en los Generales»
—Tenga cuidado con sus palabras, agente Fox, no acuse sin tener pruebas, no sea atrevida... —apunta Azucena Lezgado, hija única del General Absoluto y parece detestar mi existencia por alguna razón desde la academia Pre-Praetor.
—Como sea, dejen sus peleas de gatas para otro momento —espeta Volkov con una interrupción, mientras mira a Towers con un movimiento de cabeza que desaprueba su comportamiento—. Isabella tiene su misión asignada... y como un consejo personal, Fox, no se meta en donde no le llaman, recuerde lo que dicen todos por ahí: "Los sapos mueren aplastados"
«Detestable frase de mierda»
La reunión termina poco después, por ello puedo salir a despejarme pues estoy abrumada, la frase, la asignación, la sed de sangre apareciendo en medio de todos, porque eso es, algo oscuro implora por hacer daño.
Mucho más si me siento tan ofendida como con Towers al insinuar que mi puesto es por acostarme con superiores y no por mi esfuerzo titánico por llegar a donde estoy como si no fuera capaz de cavar el camino al éxito con mis propias manos, no a través de la influencia de alguien más.
Entonces salgo como una bala disparada hacia el techo de un edificio en particular donde hay un acceso para subir al techo en un quinto piso, y quedarse ahí para alejarse del mundo un rato pues la paz es innegable, entonces subo por la escalera adosada a un costado hasta llegar a mi destino.
Las estrellas relucen sobre mi cabeza como pequeños faros a miles de kilómetros, además del silencio pues aparte de ser solitario, ya es de noche.
Suspiro con un sólo pensamiento: hacer las cosas perfectas para lograr mi propio plan, no puedo cometer más errores, no sólo por una amenaza prevista de amonestaciones clase G, sino porque si continúo en mi retahíla de malos comportamiento.
De salirme de las normas, el caso puede ser transferido a otro escuadrón del CMOE, cosa inconveniente para mi misión y no lo puedo permitir, mi búsqueda incesable no puede ser detenida por culpa de mis propias acciones.
Me siento en el suelo frío en posición de loto cuando Renata me encuentra, sabe muy bien a donde huyo si me siento abrumada.
—¿En qué piensas, chulada?
—En mi investigación sobre Karaman... no puedo permitir que me quiten el caso por mis desatinos —confieso al verla sentarse frente a mí en la misma posición—. Si continúo cometiendo exabruptos eso pasará.
—Entonces piensa dos veces antes de actuar —murmura tomándome de los brazos—, hoy pudiste morir, si Falcon no llega hubiese ocurrido una tragedia y en el corazón de esta loca falta de tornillos, habrías dejado un cráter irremplazable.
—Eres la mejor, Ren, gracias por estar siempre para mí.
—Es mi deber como la otra parte de la naranja de amistad —sonríe acentuando sus pómulos marcados—. Ahora, ¿cómo piensas llegar hasta Karaman sin ser evidente?
—Primero intentaré con Sayyid, si no opuse resistencia a la asignación cuando debió ser alguien más, fue porque necesito estar cerca de él —murmuro moviéndome ligeramente un cuerito salido de mi cutícula, pero ella como siempre me palmea antes de dejarme hace una herida más fea—, esto apenas empieza, Ren.
Ella me recalca su apoyo incondicional en todo, aunque ella sabe lo que implica: destitución, cárcel o muerte, por ello le pido que se aparte antes de terminar en cualquiera de esas opciones, pero Renata Montgomery, la mejor Teniente en reconocimiento de factores de riesgo y en armas de fuego, la mejor amiga en mi vida, se niega a apartarse de mi lado como una fiel compañera con la cual cuento desde hace mucho.
Puedes ser una sentencia de muerte, pero si es así, me iré de esta tierra habiéndolo intentado todo en mis manos para saber qué le pasó a Vladimir Fox y Carmen Santo Domingo.
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(1)* Al Qaeda célula rebelde, significa "La base" y esa palabra resulta clave para entender que no es una organización terrorista al estilo convencional. Estructurada en células independientes, Al Qaeda es una hidra con muchas ramas en la que si cortas una no afecta al resto de la organización.
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