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Capítulo 31- Adivina, adivinador


Capítulo 31

Adivina, adivinador

"El diablo está en los detalles"

Refrán anónimo

¡DEDICADO A saray_37! ¡Muchas gracias por tu apoyo, tus votos y por llegar hasta aquí!

¡Hola, holaaa! ¿Cómo están? Paso por acá a saludarlos y dejarles una pregunta rápida ¿Si la historia saliera en físico la comprarían? Es solo curiosidad de su autora aquí presente jaja.

Como siempre, les pido me dejen sus comentarios, me ayuda a actualizar más seguido. Todas estas actualizaciones cada 2 o 3 días han sido motivados por quienes me comentan, ¡Así que mil gracias!

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ISABELLA

Cuando el sol sale a la mañana siguiente apenas el recuadro de la luz en la ventana de blackout negro me dice que ya está calentando el asfalto, pero el aire acondicionado haya dejado el espacio fresco en su totalidad. La habitación de Isaac es bastante amplia, su cama es de talla más grande que "King" con espaldar oscuro mullido, tiene las mesas de noche a juego con el color, dispuestas a cada lado y el baño ocupa el mismo largo de la habitación tras la puerta de madera, pues tiene jacuzzi, ducha, dos lavabos pareciendo un baño de hotel luxury, enchapes relucientes y estructuras en cristal, en fin, un baño que te invita hasta a quedarte a dormir allí.

Falcon está a mi espalda abrazándome como enredadera, pero profundamente dormido como pocas veces le veo por su sueño extremadamente ligero, creo que el alivio de estar en casa y no en un campo de guerra, le permite relajarse más. Me quedo pensando en todo lo que ocurre y se me va el tiempo completamente, Isaff, mi padre biológico, Isaac, el asesino suelto, la inminente confrontación con Fabián quien me llamó cuando estaba en medio de un baile con Isaac a la medianoche como si fuera la cenicienta desperfecta al ritmo de una canción de Ella Henderson que él se negaba a bailar, "Yours" "Contigo he aprendido simplemente a dejarlo salir, y ahora mi corazón está listo para explotar... yo quiero ser tu todo y más", desde ahí no paró de llamar hasta que debí apagar el teléfono y sé la avalancha de problemas venideros por simplemente no contestarle, pero justo ahora no quiero pensar en ello; me siento en una extraña paz, con el abrazo del hombre junto a mí y la quietud de todo, así que dejo todo así entrando en una duermevela dibujando una sonrisa en mi rostro. Me pongo en pie saliendo de los brazos que me acunan cuando el gruñido en mi estómago me obliga a hacerlo, estremeciéndome por el cambio de temperatura que había entre las frazadas, llevo un pijama de pantalón vaporoso y blusa sin mangas con delgadas tiras delgadas y la piel de los brazos descubiertos se eriza.

Salgo caminando al baño tomando el cepillo de dientes que me dio anoche para hacer mi rutina de mañana dejando mi boca fresca y mi rostro limpio, para dirigirme a la cocina a ver si hay algo de comer. El silencio absoluto del apartamento me encanta, en el veinteavo piso todo es muy tranquilo, así que me maravillo con la sensación de hogar, cuando enciendo mi móvil recibiendo todas las llamadas perdidas de Fabián, pero simple curiosidad me hace escuchar los cinco mensajes de voz dejados en un plazo de una hora en un claro estado de alicoramiento extremo, mientras exploro más el pent-house, sus habitaciones de visitantes y el espacio estudio/despacho lleno de libros como una biblioteca interna.

"Mas te vale no estar con el perro de Falcon o te las verás conmigo" empiezan los mensajes como una daga cortante.

"Contesta el maldito teléfono o las costillas rotas serán el menor de tus problemas"

"Espero estés muerta porque vas a desear estarlo como me entere que estás con Isaac"

Otros dos más con amenazas completan la ancheta de bienvenida, pero a diferencia de otras ocasiones me dan igual, la próxima vez que intente tocarme, le romperé la maldita cabeza contra las losetas del suelo... otra vez; nuestra relación fue violenta por parte y parte, pero él lo empezó. Renata me llama cuando termino contándome que fue a dormir con Michael y le llevó desayuno a la cama, pero en realidad me llama para hablar de Brock Tanner pues salió en las noticias, su liberación se ha convertido en una polémica pues sus crímenes no le hubieran permitido salir por la puerta grande, aun así, algún funcionario le dio luz verde para liberar al monstruo para hacer sus marranadas en la sociedad, exponiendo a más personas inocentes a ser masacradas, por ello, está saliendo en las pantallas con un periodista diciendo que tengan cuidado con el sujeto, no sé qué tan legal sea si ha sido liberado, pero se le agradece la advertencia. Empiezo a buscar los huevos, el pan y el café, la cocina está completamente equipada, aun cuando Isaac explota la cocina si trata de hervir agua... bueno, en realidad no es tan malo, pero sé que difícilmente sabrá qué carajo hace la máquina para lavar pasta en el fregadero.

—Cerecita —dice bajo a mi espalda deslizando sus manos por mis curvas—. Pensé que te habías ido.

—Sólo me dio hambre —murmuro sintiendo sus labios en mi cuello desde atrás. Me arqueo contra su cuerpo suspirando en el cosquilleo que me provoca su cercanía y por un insensato momento siento como si fuéramos una pareja normal, una formal que ha pasado la noche juntos y que se dan arrumacos al día siguiente. Besa la curvatura de mi cuello aferrando sus manos cálidas sobre mi cintura.

—¿Y qué preparas? —apoya su barbilla en mi hombro, acentuando la sensación de un noviazgo tradicional en lugar de la loca no-relación que tenemos.

—Huevos, tostadas y café.

—El mío sin...

—Sin azúcar, lo sé, Isaac —siento que sonríe cuando se separa de mí para dar pasos atrás—. ¿A dónde vas? Esto estará listo ya.

—Debo tomarme la glucosa —dice perdiéndose pasillo adentro y por un segundo mis pensamientos convergen en la realidad de que esa parte de él lo hace vulnerable a muchas cosas, que me podrían hacer perderlo...

«No, no, no, espera ¿Qué? ¿perderlo? Ya estoy pensando pendejadas» me reprendo sacudiendo la cabeza. Cuando él regresa no puedo verlo de frente por mis pensamientos de pareja, aunque él no lo nota, así que nos sentamos a comer en la barra de la cocina en una rutina muy tranquila de sonrisas y besos robados

«¿Cómo debo interpretar esta normalidad?» Me digo a mí misma que no debo asumir nada, con Isaac las cosas son así, da un paso adelante y cinco atrás. Termino el desayuno y hablo con él sobre la sorpresa de Michael, le necesitamos para que vaya al sitio, pero una diversión que casi no le veo emerge en sus ojos como si una idea traviesa se le hubiera ocurrido, Dios sabrá qué le hará al pobre de Mike, y me arrepiento de habérselo pedido cuando se ríe solo como si le hiciera mucha gracia su macabra maquinación, pero me gusta verlo feliz. Cuando estoy llevando los platos al lavavajillas le suena el móvil dejando en la isla de la cocina, con mensajes que veo de reojo, uno de Karen pidiendo llevarla a ver la ciudad pues ella es de Colombia y su entrenamiento fue allí mismo, pero uno viene de una mujer llamada Tania y dice "Llámame urgente, tengo algo que decirte"

Pienso es que puede ser una de sus ligues, haciéndome torcer los ojos, «¿Cómo será esa mujer? ¿mejor que yo?» pienso incoherentemente llena de celos por aquellos dos mensajes, cuando llega otro de la tal Tania. "Será muy importante para ti". Él sigue en el comedor sin enterarse, mientras lee las noticias del día en su IPad tomándose el café lentamente, así que en un movimiento rápido tomo el teléfono y me doy la vuelta para revisar las notificaciones en la pantalla de bloqueo con más detenimiento. Hay mensaje de Sara, pidiéndole quedarse con él por miedo a Horus, recordándome que debo hablar con ella, si puedo impedir que siga sufriendo y temiendo de su agresor lo haré, la moldearé más fuerte porque sé lo que se siente tener la fuerza, la capacidad para defenderte, pero no hacerlo por miedo paralizante, por amenazas y violencia. Trato de ver más mensajes de la misteriosa mujer, pero no puedo, así que me rindo.

Renata me llama de nuevo pidiéndome que hable con Christian Miller, para que nos alquile su bar discoteca esa noche y acordamos vernos a las tres de la tarde para ir a la tienda y comprar los adornos, encargar los globos de helio, picadas y demás cosas, dice que mi relación con él nos dará un descuento si no es que me lo da gratis, cosa que me hace reír con diversión. Ren siempre ha sido mi complemento y yo el de ella, quien está para mí en cada tropezón, lo sabe todo ahora, hasta mi más profundo secreto y no me juzga por tener un problema mental, sino que me apoya, me da herramientas alternativas de sus meditaciones y remedios naturistas para manejar las situaciones con más facilidad, pues las técnicas de mi profesión de psicología a veces no sirven del todo. Así que enfrentarme a Chris a pesar de que lo he rechazado como algo más, es algo hecho con gusto, pues apoyo totalmente su relación con Mike, él es el indicado para Ren, se le nota en los ojos el amor que siempre le profesó en silencio, y ella ha tomado la decisión correcta dejando su relación con un hombre casado.

De pronto, pienso en pedirle algo a Isaac, quien sigue abstraído de todo, llamando su atención.

—El tipo, ¿Podemos ver otra vez su expediente? —pregunto cuando él frunce el ceño como si pensara de qué hablo, hasta entenderlo.

—Supongo, ¿Por qué?

—Quiero checar si de alguna manera estaba relacionado con mis padres, si fue su caso o algo parecido.

Sin decir nada se pone en pie desapareciendo camino adentro del estudio y sale con una Mac portátil, sentándose con el ventanal a nuestra espalda, abierto dejando correr el viento por el balcón adjunto de la terraza donde tiene un BBQ y sillas de exterior. Nos sentamos ambos en la sillas de comedor, entramos en el sistema y vamos directo al archivo de Tanner, hay una nueva anotación desde la última vez que revisamos, dice que es prioridad uno encontrarlo, está enmarcado en un recuadro rojo intenso, anotación hecha por un nivel 4, pero no dice el nombre; sin embargo, deja claro que los Praetor nivel 4 y 5, puede que incluso el General ABS, lo están buscando como un peligro andante que seguramente se está ocultando hábil, un hombre como él debe estar acostumbrado a esconderse de sus pecados en la sombra de identidades falsas y escondites como cuchitriles poco atractivos o llamativos, aunque en una mente criminal, estar oculto a plena vista es una especialidad. Cuando entramos de nuevo a sus expedientes notamos algo que no vimos la vez anterior y es una carpeta con el nombre de Vladimir Fox, pero el nivel 4 no nos deja entrar hasta que Isaac pone las credenciales de su padre, para algo debe servir.

TRES ESTRELLAS ACCESO CONCEDIDO

Día 24 de Junio de 1996, sótano de interrogación número dos, subnivel siete —dice la voz de papá y casi inmediatamente empieza el video de la cámara de seguridad en una esquina superior del espacio al que él le da la espalda y permite ver de frente a Tanner, en una resolución relativamente clara—. Diga su nombre para el registro de voz.

Brock Tanner —escucho por primera vez la voz del asesino, tiene un toque macabro acompañado de una sonrisa maligna. La mesa metálica destella bajo las luces lineales frías del techo y el vidrio unidireccional frente a él muestra su reflejo oscurecido—. ¿Qué hago aquí?

Necesito que hablemos sobre el asesinato de Suzanne Miller —empieza Vladimir. El tipo frente a él está esposado a la mesa con el gancho que lo mantiene en una incómoda posición pues los brazos deben estar casi estirados por completo para alcanzarlo.

¿Quién? —se burla con malicia—. No conozco a ninguna Suzanne.

—Estoy seguro de eso, pero no necesitas conocerla para matarla —papá extiende unos papeles, con una foto al inicio, pero la distancia no permite ver con claridad la imagen, aunque un pensamiento se atraviesa insinuado que puede hablar de la madre de Christian Miller, mi ligue, porque sé que su madre, esposa de un RGN en su tiempo, fue asesinada cruelmente.

No la maté... pero tengo una pregunta ¿Por qué tocarle las pelotas a un posible homicida? El próximo podría ser usted —murmura el tipo con descaro, encendiendo la ira irracional. Vladimir se inclina amenazante apoyando sus palmas sobre la mesa—. O su esposa... aunque ella está más protegida ¿O no? Digo, la misma razón del secreto de su "hija", nadie querría meterse con La Triada... sí, agente, sé mucho de usted, es objeto de interés.

No hable de mi esposa... —escupe papá dándole una electrocución que saca un grito del interrogado, creo que se pasó un par de niveles de los que el reglamento dicta en un procedimiento así—. Y mucho menos de mi hija.

Váyase a la mierda, Vladimir Volkov —dice Tanner de vuelta con la voz ahogada por el dolor del corrientazo merecido. La reacción de papá me llama la atención, estaba ligeramente encogido y al decir eso, logró ponerlo derecho como si le hubiera estremecido—. Si fuera usted, estaría al pendiente, sus planes no son tan secretos como piensa, agente, y conozco a más de uno dispuesto a clavarle la puñalada por la espalda con tal de salvar su propio pellejo.

Cuando Vladimir parece querer contestar alguien entra por la puerta, el General Volkov entra siendo tan rígido como sólo él podría, dándole una extraña mirada con maldad al esposado, una forma demasiado visceral como si tuviese algo personal en su contra, aunque de lejos es posible que solo sean impresiones mías. Le susurra algo al oído y papá al parecer patea el suelo con frustración.

A juzgar por su cara voy a asumir que alguien hizo su magia o le pica tanto la pierna que pretende rascarse con pedazos de piso —se burla abiertamente con una risa irritante totalmente, acompañada de una cara de suficiencia pedante.

Puede irse, Tanner, pero estaremos en contacto —dice papá entre dientes con la impotencia llenando su tono, explayándose notoriamente.

Estoy seguro de eso —responde siendo arrogante. Se pone en pie diciendo adiós con dos de sus dedos moviéndolos de un lado al otro. Cuando ha cerrado la puerta Vladimir patea la silla estrellándola contra la pared opuesta arrancándole un brazo con el golpe. El General le dice que se calme en un tono extraño, mientras lo sujeta por los hombros como un hermano mayor conteniendo la ira de su familia, siendo la primera vez que lo veo actuar de esa manera.

Algo dentro de mí se revuelve con una mezcla incierta de sentimientos que no me gusta, así que desvío la dirección de mis pensamientos. Vladimir sigue vociferando sobre la mierda de sistema que ha dejado libre a un hombre asesino que dejó a un pequeño sin madre, a un esposo sin su leal compañera, creo que él y Suzanne tenían un vínculo especial porque empieza a llorar de impotencia, al parecer. Sin poder aguantarlo más, cierro el archivo, estoy harta de su información por ahora, entrando en otro video, en la misma fecha horas más tarde, de una cámara apuntando directamente a la cara de papá, llenando mis ojos de lágrimas porque llevo tiempo sin verlo más allá de las fotos y los recuerdos en mi memoria. Sus ojos azules claros, sus labios delgados, su nariz recta y las paticas de gallo.

"Siento que todo está terminado, mi familia está en peligro, tengo terror de todo, estoy paranoico, ayer reaccioné agresivamente ante un chico que tocó mi hombro para entregarme un panfleto publicitario, pensé que era uno de ellos. Tengo miedo de morir y no debería, estoy entrenado para soportar la carga de la muerte inesperada, pero desde la llegada de Isabella mi visión cambió, deseo estar ahí para ella... no verla crecer es mi mayor temor, aunque más lo es que ella no crezca" —hace una pausa llorando sin secar sus lágrimas hipando, es cuando me fijo que no está en la oficina, a su espalda se ve su estantería de biblioteca en nuestra casa, aquella que tenía la madera veteada y siembre estaba lleno de papeles, marcadores, chinches con notas importantes, añadiendo un libro nuevo a la colección cada cierta cantidad de tiempo, pero ¿Por qué grabaría eso en casa si es parte del trabajo hacer el diario en vídeo? Eso es lo que exige el Consorcio, estar dentro de sus instalaciones para evitar fugas de información; no obstante, Vladimir está muy lejos de la base, pero aún más importante, si es una grabación personal ¿Por qué el Consorcio la guardaría?

» »— Isa, mi amor, mi princesa hermosa, si alguna vez ves esto, significa que ya no estoy contigo y si es así, si tus hermosos ojos ven este video, espero que sea cuando estés grande y lo puedas manejar mejor. Te amo, hija mía, te amo por sobre todas las cosas, sé fuerte y valiente, porque si pasa mi pesadilla más frecuente, será difícil, pero estarás en las mejores manos con Lucio y Marina, aun así, desconfía de todos, las cosas no son lo que parecen, por lo que si un día quieres saber la verdad, está a la vuelta del pequeño mundo maravilloso... y siempre recuerda que el lobo más peligroso y despiadado siempre se oculta bajo la piel de una oveja que ha asesinado a sangre fría. De cierta manera, espero no tengas que ver esto nunca, aunque como veo las cosas, tu madre y yo estaremos cuidándote desde las estrellas del cielo... ¿Recuerdas? Las estrellas son pedacitos de almas que cuidan a sus seres amados"

Cierro el portátil intempestivamente casi aplastando los dedos de Isaac que descansaban sobre el teclado, todo da vueltas, me dan nauseas, mi alrededor se envuelve en una gruesa neblina espesa color rojo sangre, con la frase "A la vuelta del pequeño mundo" estampada en letras rojas ardiendo en llamas, quemando mi consciente buscando la respuesta. Doy pasos atrás desorientada cuando mamá aparece detrás de Isaac, por ello veo en su dirección sin verlo a él realmente, Carmen lleva la ropa ensangrentada mirándome con reproche. Empiezo a balbucear pidiéndole perdón, que fue mi culpa que murieran, que yo atraje la maldición a ellos y nunca debí nacer.

—¿Con quién estás hablando? —escucho una voz a lo lejos, pero no sé de quién, ya no soy consciente de nada.

"Lo siento, mamá, por favor regresa o me iré con ustedes" escucho mi voz a lo lejos desorientada pensando en papá, en sus palabras, en su amor, cuando estiro la mano para tocarla a ella quien me abre los brazos, así que corro en su dirección mientras va caminando hacia atrás, cuando estoy a punto de tocarla algo me detiene, me amarra como una cadena de gruesos eslabones que hace resistencia a mi pelea.

—Suéltame, mierda, voy a ir con mamá —de nuevo escucho mi voz lejana, sale en un eco desesperado y ahogado por sentimientos oscuros irracionales.

Estoy perdiendo la parte de mi cerebro que me ata a la realidad, pero nadie puede saberlo, mucho menos en mi trabajo. Todo dentro de mí se siente roto, da giros y giros que me marean en medio de flashbacks dolorosos, uno tras otro sin parar de mamá y papá conmigo, de la noche maldita en que murieron, cómo golpearon brutalmente a Vladimir hasta dejarlo casi desfigurado y luego la sangre saliendo de los dos en un torrente carmesí irrefrenable manchándome a mí de la sangre de los seres más amados en mi vida, los recuerdos me están atormentando haciéndome gritar, me oigo a mí misma pidiendo ayuda esa noche a través del pantano, totalmente perdida y herida.

—Reacciona, Isabella, mierda, por los putos santos y criaturas beatas, reacciona —gritan en mi oído devolviéndome un poco a la tierra disolviendo la bruma espesa, asustándome al darme cuenta de que estoy en el borde de la terraza en la barandilla. Mi corazón late de forma errática e Isaac me arrastra hacia atrás en histeria completa. Me sujeto a su brazo caminando con él hacia atrás.

—¿Qué pasó? —pregunto sintiéndome aturdida todavía, pero sé que un nuevo desequilibrio apareció de repente sin ser invitado o avisar antes de la explosión.

—¡Que se te fue la perola por un momento! —espeta él sujetándome hasta meterme dentro, poniéndole seguro de niños a la puerta corrediza de la terraza—. Estabas hablando sola y pidiendo perdón.

—Ya puedes soltarme —le digo avergonzada, queriendo irme al último rincón del mundo a ocultarme de él, pero su agarre en mi antebrazo es firme.

—No te soltaré, aún hay tiempo de que la alucinación mágica de los cojones te haga saltar del último piso —dice sujetándome más viéndose aterrorizado, pero no parece ser porque le haga daño, sino por mi vida, por la forma en que estuve a punto de terminarla siguiendo una desviación de mi cerebro—. ¿Qué hubiera pasado si no estoy aquí?

Me quedo callada aun sintiéndome mareada, cada vez empeoro, no quería aceptarlo, pero así es. Cuando han transcurrido minutos él me suelta diciendo que lo acompañe a la cocina, me quiere preparar un té de hierbas medicinales que calma los nervios, al parecer lo prepara para su madre constantemente, pero no quiere dejarme fuera de su alcance. Me siento en la encimera junto a la estufa donde el agrega hojas, y no sé qué parafernalias en el agua, cuando le suena el móvil de nuevo, él lo toma y una sonrisa de medio lado aparece, pero lo que sea que tenga con Tania, Karen o Dios sabe quién, ha perdido importancia.

Noto su mirada cautelosa, supongo que espera un estallido nuevamente, pero no lo tendré, eso pasa cuando siento demasiadas cosas al mismo tiempo, pero en este momento no siento nada, estoy vacía con un agujero negro consumiéndome desde adentro, soy un cadáver de repente, fría, distante y totalmente muerta. Cuando Isaac me acerca una servilleta de tela, noto que estoy sumergida en un doloroso llanto silencioso y finalmente me da la taza humeante.

—¿Tania? —responde al teléfono susurrando, pero de forma seca, monosílaba como siempre es él—. No es buen momento. Te llamo luego.

—Tranquilo, habla con tu enésimo ligue del año, si no te molesta quiero estar sola, voy a ver si tienes algún libro —digo suspirando exhausta de repente.

—¡No!... no te dijo ligue, dijo... dije, como de collar —se excusa Isaac, creo que la mujer me escuchó—. Te llamo de vuelta... ¿Qué te pasa, Isabella? ¡Tania es la trabajadora social a cargo de Isaff, pedazo de tóxica!

—¿Tóxica yo? ¡Tú eres más radioactivo que Hiroshima! ¿Cómo lo supiste lo de Isaff? —replico incrédula.

—Conozco el orfanato, tengo contactos ahí y podemos ver al niño y saber cómo está —murmura revolviendo la mezcla que ya empieza a oler a menta, toronjil y manzanilla, además de otras cosas, me pregunta si quiero azúcar cuando la está reposando y la cuela sirviendo dos tazas, pero le digo que no, prefiero no tentarlo y aunque él puede comer azúcar, se cuida mucho para poder llevar una vida lo más sana posible, sí lo consume, pero en cantidades reguladas.

Le pido ir al balcón a tomar el té, quiero sentir el sol en el rostro y refrescarme un poco asegurándole que ya estoy mejor. Lo hacemos en silencio absoluto con el sonido ahogado de la ciudad abajo pues la altura permite evitar los molestos ruidos del ajetreo, después de todo, son veinte pisos, de apartamentos gigantes de un majestuoso edificio moderno. Estar con Isaac es extraño, estamos enfrentados por el puesto RGN, pero no hemos competido realmente como deberíamos, hemos enredado las cosas hasta el punto en que el nudo apretado es imposible de zafar ¿Es bueno eso? Ya lo dirá el tiempo; sin embargo, me alegro de acercarme a él, de tenerle a mi lado apoyándome porque fue lo que desee mucho tiempo antes de mi relación con Fabián.

—¿Isaff está bien? —pregunto tímida una vez estamos fuera en la mesa, pero sin mirarlo. Hemos casi acabado pues han pasado treinta minutos al parecer sin darnos cuenta. El viento corre moviendo los mechones sueltos de mi cola de caballo floja que cae por uno de mis hombros, y el sol picante en mi piel me da calidez encantándome con esa sensación relajante, creo que haber llegado a casa también me ha quitado un gran peso de encima, permitiéndome entrar en más relajación y siento la superficie metálica fría de la mesa bajo mis dedos, paseando la mirada por los enseres de exterior que Isaac ha dispuesto, incluidas algunas plantas, un helecho y varias materas pequeñas, ya que es un pasatiempo para él cuidar las plantas como lo ha hecho su abuelo materno.

—Muy bien, la familia que le está cuidando excelente récord, casi perfecto de aprobaciones en visitas y tienen otro bebé, así que lo cuidarán muy bien —contesta entrelazando sus dedos con los míos en un gesto distraído, como si fuera una costumbre que haces de forma inconsciente, pues ni siquiera está mirándome sino a la nada.

—¿Cuándo puedo verlo?

—Pronto, haremos el papeleo para que empieces a aplicar como su adoptante. Mi abogado está al frente, es de los mejores del país —contesta mirándome finalmente. He visto cosas de él desconocidas para muchos, pero sé que solo es así conmigo, veo su apatía hacia otras personas que no son su familia, a excepción de Gerard y Michael.

—¿Cuánto cobra tu abogado por hora? Tendré que sacar el fideicomiso para...

—Ni madres, lo pago yo. Ya le di un adelanto —no me deja terminar de hablar cuando ya ha replicado.

—¿A qué hora hiciste todo esto?

—Te sorprendería el alcance que tiene mi nombre aquí y en Colombia, a la hora que sea.

—¿Y cómo puedo pagarte? No me siento cómoda, tú no eres su padre y no quiero que te sientas obligado a pagar exorbitantes sumas por un bebé que no quieres —suelto su mano extrañándolo, viendo su ceño fruncirse rápidamente por mi acción.

—Nunca he dicho que no quiero al bebé... por Dios, no me gusta admitirlo, pero me encariñé muy cabrón con el cerecito jr y es la primera vez que pasa, porque no me gustan los niños demasiado.

—¿Por qué conoces gente en el orfanato? —pregunto curiosa bebiendo de mi taza, sintiendo que la alegría me llena el vacío poco a poco—. Sólo hay dos opciones, o haces voluntariado constante, cosa que dudo mucho, o donas cantidades irrisorias de dinero y te deja en una posición influyente frente a los funcionarios, pero estando justo al límite para no involucrarte emocionalmente más de la cuenta, porque es odiosamente inmanejable para ti permitirte querer.

—¿Quieres dejar de analizarme, puta madre? Es irritante —dice tratando de controlar una sonrisa.

—Como sean las cosas, gracias. Si me hubieran dicho hace seis meses que harías esto por mí, me hubiera reído creyendo que era un chiste —vuelvo a tomar sus dedos.

—No te confundas, no quiere decir que me ablande o vea las cosas diferentes —espeta agresivo, cosa que me esperaba—. Te hago un favor porque salvaste mi vida allá en Afganistán con tu desobediencia prodigiosa, pero hasta ahí. No soy padre devoto ni manzana con caramelo.

—Lo sé, Falcon, no te preocupes —le digo de vuelta sintiéndome herida por razones desconocidas—. Pero tengo que agradecerte igual.

—Sé cómo puedes agradecerme —se burla acercando su rostro al mío haciéndome sonreír sabiendo lo que pasa por su cabeza—. No diciéndole a nadie, tengo cero interés en que todos sepan, en especial el hijueputa de Theodore —murmura haciéndome reír por mis pensamientos sobre él, quien al notar lo que había en mi cabeza, nada más al ver mi reacción ante la verdad sobre sus palabras, también me ve travieso—. ¿Qué pensaste?

Su sonrisa que casi no veo aparece.

—Nada.

—Si cómo no... ¿pensaste en un acostón? ¡Que mente tan pervertida, Fox! —dice con falsa indignidad, poniéndose una mano en el pecho como tía criticona ofendida—. Yo solo quiero mantener mi posición en el comando y tú pensando en cosas sucias del diablo.

—Claro que no, Falcon —me pongo en pie acercando mi boca a la suya hasta casi dejarlas unidas—. Si alguien aquí tiene pensamientos calientes eres tú, conmigo de protagonista—. Quiero tomar una ducha ¿Puedo?

—Claro, en el mueble del baño hay toallas, no la vayas a dejar mojada y tirada por ahí, porque agarra mal olor —advierte serio, tomando las tazas.

—Pareces mamá regañona, animal del monte ¿Te lo han dicho? Mandón.

—Sí, me lo dicen seguido y sí, todo debe estar en orden en mi vida, es por eso que tu total falta de control con impulsividad me resulta fastidiosa —dice terminando de beber lo último—. Iré a la caminadora y a hacer un poco de ejercicio.

Me pongo en pie, él me guía hasta la ducha mostrándome cómo funcionan las regaderas y cómo modular la temperatura, sugiriendo que no me bañe con el agua fría como acostumbro porque sale realmente helada. Se va y me desvisto pronto decidiendo que me bañaré con agua caliente, perfecto para relajarme dejándome pensar en todo, pero más en las palabras de papá, siento que hay un mensaje para mí, algo que sólo yo entendería, pero por más vueltas de la frase por mi loco cerebro, no hallo el significado, pero estoy segura de su adivinanza en clave. A Vladimir le gustaba decirme acertijos para ponerme a pensar y resolverlos de forma creativa, este en especial, suena como uno de esos, aunque mucho más serio, sé de su intención de solo dejarme la pista a mí, la pregunta seria ¿Por qué dejármelo de esa manera? Me digo a mí misma de su necesidad de ocultar a cualquier chismoso mal intencionado como su hermano Erick Volkov. Cuando termino noto los cuarenta minutos que han pasado.

Como una broma tomo una de sus sudaderas al armario, poniendo una licra corta que llega hasta la mitad de mis muslos y veo que el reloj marca el medio día, así que me dirijo al espacio donde tiene cosas de gimnasio, como máquinas de pesas, una caminadora, mancuernas y un saco de boxeo, quedando un minuto analizando que a pesar de ser varias cosas, no se ven amontonadas y al caminadora donde corre está al otro lado de la entrada, frente al ventanal ventana que da frente a la calle, siendo ligeramente polarizado como todos los de ese apartamento.

—¿Isaac? —digo, pero está concentrado y lleva los audífonos—. Animal del monte —le grito riendo y a eso sí atiende.

—¿Qué pasa potra salvaje? —frunce el ceño cuando me acerco deteniendo el movimiento de la máquina.

—¿Cocino algo para los dos? —me mira extrañado como si no entendiera qué hago o digo

—Creí que te irías después de la ducha ¿Qué haces con mi ropa? —espeta pareciendo molesto de pronto—. ¿Por qué te quedaste? ¿qué haces aquí todavía?

—No te preocupes, ya entendí el mensaje y me marcho —digo saliendo de ahí sin escuchar lo que dice, pero no me sigue. Llego a la cocina para beber agua y disolver el nudo de mi garganta, apoyándome en el fregadero con la respiración entrecortada preguntándome constantemente qué esperaba de él, ¿Qué fuera un novio? ¿un hombre ideal? ¿menos patán? No, no, y no, definitivamente no debí pensar en quedarme con él un rato porque no me quiere para eso, debí tomar mis cosas y marcharme apenas pude sin decirle ni adiós. Estoy harta de esto, el tira y afloja, la indecisión, la forma de ponerme en una posición donde debo doblarme para aceptar que él es así y no tendré más. aún así volveré, somos adictos, ya me he dado cuenta del verdadero motivo de nuestro ciclo tóxico, tenemos dependencia uno del otro, que solo poner miles de kilómetros de distancia entre nosotros pudo resolver, por ello lo condicioné para irse a Colombia esa noche, si se quedaba iba a ser mi amante a escondidas; simplemente porque soy incapaz de soltarlo.

¿Es insano? ¿tóxico en extremo? ¿dañino para ambos? Sí, puede que todo lo anterior sea cierto; sin embargo, nos aferramos al clavo ardiendo de nuestra relación aunque este nos queme las manos hasta los huesos, hasta sentir el peor dolor en la vida proviniendo de la herida causada por luchar por estar unidos y sé que no es una relación ideal, no debería ser así y no hay NADA de romántico en tanta toxicidad, en los celos, no es romántico estar todo el tiempo peleando y regresando como algo empezando y terminando una y otra vez, pero nos hemos hecho así, no somos un ejemplo a seguir ¿Puede mejorar? Claro, si ambos ponemos de nuestra parte. Estoy dubitativa cuando siento que alguien está a mi espalda y me preparo para enfrentar a Isaac, pero no es él.

—¡Dios! —exclamo cuando al girarme me encuentro con Laura de Falcon y Stacey, la hermanita de Isaac, junto con dos perros de raza pitbull, Hypnos y Tanathos*(1) de Isaac—. Se...señora Laura.

Estoy con el pelo mojado, en ropa de él, en medio de su apartamento cuando ellas piensan que estoy casada, buen recibimiento.

———————00———————

(1)* Según la mitología griega, Hypnos y Thanatos eran dos hermanos gemelos hijos de Nix. El primero era la personificación del sueño y el segundo, era visto como la personificación de la muerte sin violencia.

¿Qué creen que dirá Laura al encontrar a Isa? ¿cómo creen que Isaac tome la aventura de Isa con Miller? ¿Qué creen que Vladimir quiso decir?

¡Déjame tus teorías!

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