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Capítulo 28- Lo haría sólo por ti


Capítulo 28

Lo haría sólo por ti


"Todos los hombres necesitan de una mujer,

porque incluso en el ajedrez, la dama es la que protege al rey"

Anónimo

¡DEDICADO A GABRIELAMORALES712! ¡MIL GRACIAS POR TU APOYO Y TUS VOTOS, ME HACEN MUY FELIZ!

N/A: Hola mis queridxs lectorxs, espero estén disfrutando de la historia como yo disfruto escribirla. Paso por aquí para pedirles una vez más que por favor me dejen sus comentarios, a veces me desanima mucho ver que no lo hacen, por ello no sé sus opiniones, así que me desmotivo a ratos por esta razón, dado que solo un par de personas me los dejan, sus comentarios serían un motivante enorme. ¡Saludos!

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ISABELLA

Cuando Isaac toca la puerta, han pasado cuarenta y cinco minutos donde me dediqué a pensar. Cuando entra, el aroma de su esencia me golpea pues siempre me ha encantado y sin términos medios pregunta directo qué dijo Sayyid, abriendo una botella de aguardiente colombiano, aunque se supone que no deberíamos traer alcohol, él se pasa la norma por donde no le da el sol. Pasa y me incita a seguirle cuando se sienta en la cama tendida con el cobertor negro con el nombre "Consorcio Praetor" tejido en el borde. Cuando le sigo me siento acalorada a pesar de que el ventilador de techo sobre mi cabeza está al máximo de su capacidad mientras gira con un son chueco pareciendo que en cualquier momento se descompondrá.

—¿Entonces? —dice sirviendo el aguardiente en la tapa plástica alargada que cubre el cuello de la botella. Me extiende ofreciéndome y tarda más sirviéndolo que yo poniéndolo en el fondo de mi garganta para quemar la sensación del nudo en esta, el ardor del dolor aferrado a mi cuerpo deshaciéndose un poco con el alcohol del típico sabor a anís estrellado. Tomo fuerza cuando me explayo a contarle todo, mientras sigo bebiendo como posesa quitándole la botella de las manos y acercando el pico a mi boca sin tocarlo para beber directo, mayor cantidad. Sayyid ha creado un agujero negro en mi pecho, una vorágine de destrucción masiva, pero esta vez no está encaminada a nadie porque no sé a quién encajarle la responsabilidad, no sé nada en lo absoluto más que él me ha dicho la verdad, que soy hija de Deveraux, que mamá escaparía con él, que tengo una familia más allá de los Richardson, pero no significa que los ame menos por descubrir la verdad, ellos son lo más importante para mí.

Isaac me escucha atento sin hacer preguntas, bebiendo también y me preocupa su diabetes, pero el trago es sin azúcar; sin embargo, no debería beber. Falcon a pasado de ser alguien a quién le rehuía, evitaba y caía fatal únicamente, a ser un rival por el que siento muchas cosas nacidas desde muy joven, magnificadas sorpresivamente en esta misión en Afganistán, en la que nunca me hubiera imaginado estar con él. De pronto, le pregunto por su madre y es su turno de beber descontroladamente, me comenta sobre su estado empeorando a medida que pasan los días, pero él piensa más en el dolor de su hermanita, ella lo es todo en su vida y según entiendo ella está tan apegada a su madre que Isaac no sabe qué hará cuando finalmente la muerte la alcance, aunque luego de responder eso me pide no hablar del tema, cosa que respeto poniéndome en pie para encender un cigarrillo posicionándome al pie de la ventana dando al espalda a él, pero de pronto siento sus manos en mi cintura.

—No, Isaac, no vas a venir a meterte conmigo luego de coger con Karen —le digo rechazándolo indignada—. Si te estoy contando es por otras razones más allá de nuestra pseudo relación tóxica. Nada tiene que ver.

—No te voy a mentir, la metí en la ducha para cogérmela, pero no lo hice, me detuve y por eso ella estaba saliendo —confiesa con el descaro característico de su personalidad. Parece honesto, él no suele mentir cuando de sentimientos o acciones se trata, para bien o para mal, siempre asume las consecuencias de sus actos

—Qué bueno saberlo, te ibas a revolcar con ella luego de besarme a mí... definitivamente eres el mismo todas mías de hace unos años —murmuro sarcástica. Es casi media noche y corrientes frías corren a través de la ventana, trayendo paz y frescor.

—Pero no lo hice y punto —responde acercándose, pero me distraigo con la forma en que su camisa blanca se ajusta a sus brazos bien formados y a todo su abdomen definido—. No es como antes, solía cogérmela seguido, ahora no.

—¿Ella no era el amor platónico de tu hermano? Aunque ya lo sospechaba, la forma en que te inclinabas hacia ella, la manera en que al tocarte sus manos parecían muy acostumbradas a estar sobre tu cuerpo, además de las miradas explícitas.

—No sé si me gusta tu forma intuitiva de saber las cosas o me toca las malditas pelotas —se pone a mi lado mirando a través de la ventana cruzado de brazos, le miro de reojo suspirando. La presencia de Isaac siempre resulta convenciéndome de lo que dice, como si me persuadiera a todo, a besar, a coger, a salir, no importa la acción, termino cediendo ante el hechizo de sus ojos miel.

—Ella es muy evidente, me sorprende que León no se haya dado cuenta... aunque no creo que le importe tanto, él me invitó a salir cuando llegáramos de vuelta, le dije que sí.

Isaac se atora con su propia saliva, cayendo en un ataque de tos graciosísima que me saca una sonrisa inevitable.

—¡¿Qué dijiste?! ¡¿cuándo pasó esto?! Mierda ¿Por qué le dijiste que sí? No me vayas a decir que te gusta el engendro de diablo —dice cuando recupera un hilo de voz, mientras yo termino mi cigarro.

—¿Por qué te pones así? Creí que no eras celoso —le digo arqueando una de mis cejas acusatorias—. Es broma, a León le hace falta empujarme cada vez que me ve, me odia.

—Estoy celoso hasta del puto aire que respiras, Sofía Isabella, no sé porqué, pero no puedo dejar de sentirlo —se acerca a mí apagando la colilla tomando mi cintura entre sus palmas—. Las demás mujeres me la sudan, pero tú... se supone que nos criaron para ser como hermanos, pero fallaron. Y tú no te quedas atrás, no pienses que no noto tus miraditas cuando estoy con Sara, Karen o Valkyria, si las miradas mataran las tres serían una pila de órganos extirpados. Ahora regresaremos y no sé qué pasará, pero tengo clara mi intención de no volver a soltarte por otros siete años... hoy cuando supe de tu travesía irresponsable con el niño, sentí que todos mis niveles vitales se bajaban, el azúcar, la tensión, todo.

—¿Por qué? Eres tan contradictorio, Falcon, de pronto me haces sentir una cosa, de pronto otra.

—Sí, pero seguimos siendo sólo un acostón y nada más, Fox, no tengo intenciones de avanzar más allá de esa línea. Sí, puedo cuidarte, me preocupo por ti, es cierto y no cambiará, pero no seremos novios, ni esposos, ni nada que no sea sexo puro y candente. Si te interesa eso, bienvenida, pero si no, deberíamos cortar aquí ya mismo —dice haciéndome sentir de manera extraña, no tiene nombre la mezcla de sentires dentro de mi pecho,

—¿Así es como me ves? ¿le temes al compromiso?

—No le temo a las mujeres o las relaciones, te temo a ti porque sé el poder que tienes para destruirme, a diferencia de muchas otras tu tatúas mi alma y no mi lujuria.

—Puede acostarse con cuanta mujer quiera, Brigadier Falcon, meter en su cama a media central, pero su maldición es que siempre me tendrá en mente —murmuro muy segura de mí misma—. Verá mi rostro en otras, sentirá mis manos en todas y no podrá tener sexo sin pensar en que yo fui su primera vez y las únicas veces en que lo ha hecho con algo más que lujuria, ha sido conmigo. Acéptalo, Isaac, tú y yo somos inevitables.

—Si lo admito te doy el poder de destruirme y no lo haré —replico sintiéndome acorralado por la serpiente tentadora—. No volverás a hacerme daño, Isabella, así que pactamos algo casual o se acabó ¿Entiendes?

—Que me puedas coger cuando quieras ¿No?

—Algo así, y tú a mí cuando tengas ganas.

—¿Y te seguirás metiendo con Karen? Si es así no me interesa, no estoy para besar la boca que besa otra —le digo cruzada de brazos—. Ya no tienes la excusa de "Estoy con ella por la misión"

—No me imaginé que fueras tan celosa, además ya te dije que no me la cogí, llevo semanas sin hacerlo —dice con sarcasmo, sabe perfectamente cómo soy con él, no es precisamente una Isabella permisiva—. Pero si tú vas a poner tus condiciones, yo pondré las mías... No quiero que te acerques a Fabián, yo tampoco quiero estar pensando en que estás arreglando las cosas con tu maltratador y como eres un copito de fuego impulsivo compasivo, eres capaz de perdonarlo.

Me acerco sin contestar empujándolo al borde de la cama en donde cae sentado, poniéndome a horcajadas sobre sus caderas.

—Si prometes no cogerte a otra y cuando digo a otra es a nadie más que yo, llámese Sara, Karen, Valkyria, etc podríamos cerrar el trato —hablo sobre su boca tomando su pelo por detrás de su cabeza explotando su deseo sexual al máximo—. Júralo y podrás hacerme lo que quieras... amarrarme, vendarme los ojos.

—Lo juro, pero tú no te coges a otro tampoco, a nadie —dice deslizando sus manos por debajo de mi camisa para tomar mis pechos entre sus dedos—. Ahora déjame meter esos pezones duros en mi boca, carajo.

Mi respuesta es un beso fogoso permitiendo que me saque la blusa haciendo exactamente eso, besa mis senos, ansioso como si su vida dependiera de eso, mientras yo trato de desnudarlo para pasar mis manos por todos sus músculos tallados, los que me ponen a mil por hora.

—Móntame, Bella, quiero verte sobre mí declarándote una divinidad —murmura cuando me pongo en pie quitando mi ropa interior y pantalón al mismo tiempo y él hace lo mismo, para cuando regreso a su regazo, está desnudo. Yo misma me deslizo por su dureza tan lentamente que nos puede hacer perder la cordura, mis latidos se disparan hasta lo insano, mi piel se pone en extremo sensible porque con él siento cosas que con otro es imposible, mi pecho explota en una sensación placentera y me siento conectada en un nivel mucho más arriba que el sexual, porque he de admitir que me he acostado con alguien más de forma casual después de separarme de Fabian, pero nada se siente como esto—. Eres muy apretada, mia Bella, sedosa, húmeda.

—Tú fuiste el primero en sentirlo —besa mi cuello incitándome a moverme sobre sus caderas con frenesí gruñendo como animal.

—Nunca lo olvides, que fui el primero en besar tu cuerpo en entrar en tu humedad profundamente —me muevo a un ritmo demencial, la lujuria nos arrastra en un ciclón extremo elevándome sobre las estrellas—. Que lo seguimos haciendo mucho tiempo, aun con los Richardson en el piso de abajo, no olvides cómo mordías tus labios cada vez que me metía en ti, que fui yo quien te mostró el propio placer por primera vez.

Chocamos, nos besamos, gemimos, sus manos me exploran con necesidad, y sus dedos tiran de mi cabello en una muestra de control que solo le cedo cuando estamos cogiendo. No sé cuánto exactamente pasa, pero llaman a mi puerta.

—No te detengas, por favor —gime Isaac con sus manos apretando mi cintura con posesión, mientras besa de nuevo mis pezones—. Siento cómo estás a punto de correrte, cerecita —mi cabello cae sobre nosotros, en tanto me muevo más rápido porque él tiene razón, estoy a segundos de un orgasmo arrasador.

—¿Isa? —dice Renata causando a Falcon torcer los ojos.

Le grita que se largue llamándola "Minion chismosa" cuando finalmente alcanzo el estado máximo de placer arrancando un pequeño grito. Mi climax detona el suyo y siento su orgasmo extenderse dentro de mí. Siempre pienso en el maldito condón cuando ya se corrió dentro, pero honestamente no concibo la idea de hacerlo con él con una puta barrera de látex separándonos. Siento mis piernas con ligeros temblores cuando nos da la vuelta quedando sobre mí dándome un beso final metiendo su lengua en mi boca sujetando con contundencia mi barbilla, para luego ponerse en pie y vestirse con los boxer y solo el pantalón, poniéndome mis bragas con su camisa manga corta.

—¿Qué cojones quieres, Renata? —espeta él abriendo apenas la puerta—. Estamos ocupados.

—Sí, creo que todo el piso se dio cuenta. Parece que la estaban pasando muy bien, suerte que Alana no está aquí —dice ella entrando sacándome una sonrisa desde la cama cuando me incorporo—. Ni siquiera cogiendo se te quita el mal humor, Fuckboy remasterizado... como sea, quiero pedirte un consejo, chulada.

—¿Qué cosa? —digo poniéndome en pie cuando él ve algo en su teléfono que lo alerta visiblemente y le pregunto qué pasa, pero se cierra como es lo habitual; sin embargo, pone un beso con lengua en mi boca atrayéndome a él halándome por una de mis nalgas apretándola, luego se despide burlándose de Renata y su estatura, para desaparecer dejándome una sensación en el pecho que me emociona.

—Dios, destila testosterona —dice Ren echándose aire—. Pero no me pone ni un poco, maldito loco bipolar.

Me busca para pedirme consejo sobre Michael, en una semana es su cumpleaños y ella quiere hacerle un obsequio, pues Ren es muy detallista, nunca olvida un cumpleaños, aniversario, fecha especial teniendo siempre una actividad para hacer, incluso cuando piensas que se ha olvidado de ello y Michael Mitchell parece emocionar su corazón, alegrándome porque su felicidad es la mía. Sé que aún le duele el corazón por su novio misterioso, pero parece estar mejorando poco a poco y sé de la influencia de Mike en su estado, ha impedido que se hunda en el abismo del desamor.

Nos metemos en la cama juntas hablando hasta quedarnos dormidas planeando la celebración, tal vez en el bar discoteca de un Brigadier amigo en Nevada, donde canto ocasionalmente y... mi folla amigo, Christian Miller, un pelinegro con un atractivo difícil de pasar por alto, además de bastante caballeroso en una forma encantadora, me ha insistido en ser algo más que eso, pero lo he rechazado siendo solo amigos con derechos especiales, ahora con Isaac no sé qué pasará, lo tacho de no saber qué quiere y tratarme como algo pasajero cuando yo misma me veo incierta, creo que mi relación dañina en extremo con Fabián me dejó secuelas difíciles de romper o cambiar.

Quedamos en que la fiesta será de temática de los 20s pues a él le encanta el Jazz característico de aquellos años, junto con comida italiana y pastel de red velvet, preparativos que pondremos en marcha en cuanto pisemos suelo estadounidense, la idea logra emocionarme, pero debo convencer a Falcon para ayudarnos con la sorpresa, llevándolo a ciegas junto con Gerard, aunque este tal vez no pueda asistir; en cualquier momento su mujer dará a luz a su primogénita. Pondremos como código de vestimenta la ropa que se usaba junto con todos los complementos como diademas sobre la frente y bufandas de plumas coloridas hasta acomodamos en nuestra mente la disposición del espacio en el bar. Le ayudaré gustosa pues me encanta verla tan emocionada, por ello sé de sus sentimientos genuinos, está dispuesta a hacerlo feliz aunque sea con pequeños detalles.

Cuando dan las ocho de la mañana al día siguiente, ya estamos uniformadas haciendo fila en el comedor. El sol entra por las dos paredes de cristal del pentágono y el murmullo generalizado siempre presente se siente más a comparación de otros días. Tengo cosquilleos en el estómago al pensar en que en cualquier momento Isaac llegará a desayunar; sin embargo, cuando lo hace sus ojeras están marcadas como si no hubiera dormido en toda la noche además de tener los ojos enrojecidos a más no poder.

Cuando me nota se acerca saludando, dándome la oportunidad de preguntar qué le sucede sabiendo la respuesta: Su madre. Laura pasó la noche en urgencias, necesita el trasplante lo más pronto posible, pero una bomba sale de su boca al comunicarme que Theodore le pidió alejarse de mí a cambio de donar, y en sus ojos veo claramente las siguientes palabras.

Me pide tiempo para saber si es cierta la amenaza/promesa de su padre, pero me pide en un susurro casi suplicante como si le doliera mencionar estas palabras, que lo espere y nos dé una oportunidad, así que dominada por los sentimientos detonadas por su declaración, acepto darle un tiempo para resolver sus conflictos familiares. Isaac puede parecer el típico chico malo mujeriego, en realidad, es mucho más, es calidez, amor y compasión, un hombre viendo por su familia y anteponiéndolos ante cualquier otra cosa, aunque él mismo lo quiera negar... lo veo tomar un café de la barra y alejarse de mí dejándome ver en sus ojos un dolor incompatible con sus palabras de no querer más que sexo.

—Te juro que mataría con mis propias manos a Theodore —murmuro rebosante de ira cuando veo a Michael acercándose

—Hola, Ren, Brigadier Fox —asiente con la cabeza sacándome un suspiro.

—Dime Isabella, Mike, o Isa, no es necesaria tanta formalidad —le sonrío con amabilidad invitándole a sentarse con nosotros, buscando información sobre lo sucedido con el padre de Isaac.

—Está bien, Isabella —me sonríe dándole un beso a Ren en la frente. Desayuna con nosotros sonriendo muy gentil, pero sobre todo se ve enamorado, y ella va cediendo poco a poco ante sus encantos, por su personalidad, espontaneidad, además de su forma de ser humilde. Por mi parte los observo con ternura, me alegra que el corazón de Ren esté sanando y él esté tan feliz, pues los aprecio mucho a los dos, así que espero que esto sea permanente, ambos se ven fantásticos.

Cuando acabamos de comer, les digo que me acompañen a mi oficina, pues debo hacer los informes clavando mi atención en las cifras, estadísticas, resultados, capturados e información recogida en interrogatorios desde el primer día, parece mentira, pero han pasado dos meses y medio en Afganistán. Ambos como representantes del Delta-Lion y el Alfa-Escorpio, me ayudan para hacer el trabajo, se supone que Falcon me ayudaría como comandante en jefe, pero comprendo su estado el día de hoy. Nos volcamos totalmente haciendo conteo de cada misión, día infiltrado, capturados en orden del más importante al de más bajo rango, además de la mercancía encontrada, incluyendo algunos de los componentes de la Quimera 18 que cada día nos hace temer más de ella, pues dentro de las cajas decomisadas había contenedores con el virus como si fuese una trampa malévola, pues al abrirse se rompió el recipiente, pienso que era una medida de precaución, solo los autorizados sabrían abrir la caja sin disparar el compuesto en forma de difusor con un humo blancuzco de rápido esparcimiento.

El resultado ha sido más de quince infectados, pues al inicio pensaron que se trataba solo de un placebo, dado que no sintieron síntomas, pero pronto empezaron a deteriorarse algunos más rápido que otros, ya habiendo infectado a más agentes sin darse cuenta. Según los agentes médicos, influyen mucho tres factores como en muchos otros virus, la edad, la complexión física y el sistema inmune, entre más jóvenes, es decir un aproximado de treinta o menos, se ha hecho más lento el proceso, así como aquellos que reportaron no contagiarse de virus como la gripe con facilidad pueden luchar un poco más eficazmente, por último la forma de alimentación y los refuerzos físicos también ralentizan el avance de la enfermedad; sin embargo, no hay manera de pararla a pesar de estar buscando un antídoto. Por ello, la cantidad de días u horas de aparición dependen del paciente.

En la etapa final, a la que algunos con más de treinta años han llegado más rápido, las venas amoratadas y remarcadas sobresaltan en la piel, la cual se va poniendo pálida. Un destino atemorizante sin duda.

Cuando han pasado tres horas y estamos en medio de papeles casi acabando el trabajo, nos tomamos un break de cinco minutos, sobre todo para yo poder preguntarle algo picando en mi boca.

—Mike ¿Sabes qué pasa con Isaac? Está actuando extraño. Confía en mí, quiero lo mejor para él —pido recostándome en el espaldar de la silla, sintiendo el calor relajante de los rayos del sol colándose por la ventana a mi espalda, acompañado de una suave brisa, pues he abierto el cristal y subido la persiana. Antes de que responda, paseo mi mirada por los rincones del lugar sabiendo que ya me voy, dejando la decoración sobria de la oficina en colores tierra, donde hay varios archivadores de metal con cierre biométrico cubriendo una de las paredes casi por completo, la pantalla multimedia adosada en la pared frente a estos, con estanterías también repletas de papeles y carpetas de pasta dura y argollas organizadas perfectamente uno junto al otro creando el efectos de una biblioteca de libros, contra las paredes color crema.

—Lo sé, he logrado sacarle un poco de información a ese bunker, además desde siempre le ha importado —me dice con tranquilidad y gentileza en sus ojos azules como el océano—. Desde la paliza que le dio a León está inestable, su padre le condicionó a alejarse de ti a cambio de donar, pero Isaac no está tan seguro de que cumplirá. Supongo que guarda la esperanza pues Laura anoche volvió a vomitar sangre y sus niveles vitales están descendiendo cada día, se ha deteriorado muy rápido, creo que Isaac le pidió a Volkov poder volver desde antes y él se negó —comenta con preocupación, él es para Isaac lo que Renata es para mí, más allá de una amistad son hermandades sin las cuales la vida no sería lo mismo, en el caso de Falcon a pesar de ser muy cerrado con el mundo a su alrededor, confía ciegamente en Mike y me parece ver cómo lo sobrepondría contra Theodore y León, porque él es así, leal hasta el último suspiro en la tierra, de eso no hay duda.

—¿Aún no aparece donador?

—Creo que en un par de ocasiones lo hubo, pero priorizaron a pacientes más jóvenes —contesta con la mirada perdida cargada de felicidad, ya que en ausencia de su madre, General de dos estrellas, Laura fungió ese papel y por ello Falcon creció viéndole como un hermano.

—¿Qué opción hay? —pregunto ávida de conseguir respuestas para ayudar a Isaac.

—Isaac ha gastado miles de dólares buscando alternativas, no se ha medido en gastos de ningún tipo. Afortunadamente sus inversiones y negocios como la cadena hotelera han sido muy fructíferos —murmura con un suspiro exhausto—. Stacey es quien ha llevado la peor parte, porque Theodore amenazó a Isaac de que si pedía la baja sacaría a Laura del seguro militar, además de hacerle daño a la niña.

—¡¿Qué cosa?! —exclama Ren tan impactada como yo—. ¿A qué hora matarás a Falcon mayor, Isa? Yo te ayudo a deshacerte del cadáver —dice muy seriamente, pero nos saca una leve sonrisa a Mike y a mí por su espontaneidad.

—La muerte es la salida fácil, Ren, un hijo de perra como ese merece sufrir hasta límites insanos —digo encendiendo un cigarrillo, ganándome un regaño de ella, a quien le preocupa mi salud con ese vicio

—La voz sangrienta, me gusta —otra sonrisa aparece en mi rostro por las palabras de él, rodando circularmente la pequeña maceta miniatura donde hay un cactus—. Pero retomando, es Laura quien tiene a Isaac así, como desconectado.

—Él y yo habíamos llegado a un acuerdo sobre nosotros, pero esta mañana me pidió tiempo para saber qué puede hacer, me imagino que la vuelta a casa lo tiene pensativo.

—No sé si esté mentalmente preparado para lidiar con dos cosas tan importantes para él como lo son tú y Laura, pero sobre todo Isaff.

—¿Te ha dicho algo sobre el bebé? —indago sorprendida.

—Poco, dice que se ha encariñado a pesar de no gustarle los niños, Karen por ejemplo... —su voz se apaga como si se diera cuenta de que ha metido la pata, pero lo tranquilizo haciéndole saber mi conocimiento sobre ese asunto—. Digo, Karen tiene un hijo como de tres años, de hecho, Isaac la conoció embarazada, cuando tenía veintiún años recién salida del Pre Praetor, al inicio la ayudó como amigo, ha pagado las fiestas de cumpleaños del pequeño porque ella no tenía mucho dinero, pero nunca lo he sentido tan apegado al niño como con Isaff.

—Es que el chiquito se hace amar, es muy risueño —sonríe Ren encantadora—. Y me hizo tía, así que mucho mejor.

—Pues parece que convence hasta al más duro como Isaac —acota Michael jugueteando con los dedos de ella sobre el escritorio—. Y eso es increíble, aunque por favor no le digan que lo dije; me mataría si se entera —los tres nos reímos y a partir de ahí comenzamos una conversación sobre Renata y Michael, donde él le cuenta sobre su enamoramiento desde jóvenes, siendo tan tierno como sólo él puede hacerlo. Pronto me dicen que deben preparar todo para irnos a Nevada, así que se marchan dejándome en el pensamiento loco escalando por mi mente, ello me lleva a salir de la oficina con un destino en particular.

Me dirijo al Comando Médico entonces pensando en el amor de Isaac por Laura, entendiendo que su madre está primero y si la condición del monstruo de su padre para donar es alejarse de mí, pues es claro. Atravieso la base totalmente apresurada hasta llegar al edificio con la fachada de la Vara de Esculapio en color azul oscuro, entrando por las puertas dobles para alcanzar la estancia principal, en donde hay un escritorio de madera oscura de frente al otro lado de la puerta, columnas que sostienen la estructura teniendo agentes de bata blanca de ida y vuelta a través del cuadrado que forma. Los pisos son en cerámica blanca reluciendo bajo las luces potentes de los ciertos de bombillos, hay oficinas al costado derecho y la puerta de entrada a urgencias interna junto al mostrador, en el costado izquierdo están los ascensores a los que me dirijo.

Entro en el habitáculo para satisfacer la necesidad curiosa de saber algo en mi mente, así que paso al hospital y entro dirigiéndome al quinto piso donde está la división de ADN y codificación de datos atravesando los pasillos con el típico olor a desinfectante mareándome, porque fue en una sala así a la que me llevaron luego del atentado, mis recuerdos están enlazados con mi memoria olfativa detonando imágenes e hilos de información almacenada, dolorosa información. Subo en el ascensor tratando de huir aun sabiendo que al salir de allí el aroma volverá, es el pitido del elevador cuando llega lo que logra sacarme de mis meditaciones sobre los tiempos pasados.

Camino por otra estancia que está repleta de salas de examen con su respectivo número de consultorio, pero una oficina al inicio del pasillo en donde entro saludando, sintiendo el aroma sutil de ambientador de canela llenar el espacio, picando un poco en mi nariz.

—¿En qué puedo ayudarle, Brigadier? —pregunta desde la parte interior del escritorio, dos sillas al otro lado, una fotografía mirando hacia él y una plata con pequeñas flores lo adornan junto con el PC de mesa del Consorcio, al lado izquierdo un mueble de biblioteca con expedientes, fólderes y papeles.

—Quisiera saber si puede acceder a los datos genéticos de la esposa de un General, necesito saber si soy compatible con ella para una donación —digo directa sin rodeos.

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NOTA FINAL: FELIZ AÑO NUEVO 2023

Holiss a todxs, paso otra vez a decirles que espero que todas las metas de su corazón se cumplan siempre, estén rodeados de quienes realmente los quieren y puedan llegar tan lejos como se lo propongan. Gracias por estar aquí y apoyarme, les tengo un enorme aprecio que me llena el corazón. Siempre encontramos en nosotros mismos el motor para seguir adelante y recuerda, nunca es tarde para cumplir un sueño, alcanzar una carrera, escribir un libro, tener una relación nueva, siempre sigan lo que mande su corazón, mientras no haga daño. Este año tengan presente siempre su capacidad para llevar a cabo cada propósito con disciplina, esfuerzo y dedicación porque los deseos sí pueden cumplirse. ¡Saludos desde Colombia!

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