Capítulo 10 (1)- Falcon vs Fox
CAPÍTULO 10
Falcon vs Fox
Parte I
"Abrazo a mi rival, pero sólo para estrangularlo"
Jean Racine
¡DEDICADO A YANE1628 POR SU CRÍTICA A LA HISTORIA!
GRACIAS POR QUESARTE Y SER PARTE DE MIS LECTORXS
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ISABELLA
Otra vez, no puedo dormir más de una hora seguida.
Me revuelvo en las sábanas, mientras pienso en mil cosas a la vez, pero Isaac me visitó en sueños haciéndome recordar el momento en donde me entregué a él, sucumbí a mis más profundos deseos con el hombre quien está prohibido desde hace años para mí y no solo por mi familia, sino por su padre pues no me cree "Digna" de un heredero de los creadores Praetor, tal vez por mi apellido normal en comparación o tal vez por mis problemas mentales. Hay algo en mí y eso le disgusta, no sé qué sea, aunque tampoco me preocupa averiguarlo, pues ahora mismo Isaac no es visto en mi mente como alguien para una relación seria, por ello no me interesa ir más allá de aquello.
Miro a mi mesa de noche el reloj digital, los números en un rojo, estos resaltan en medio de la oscuridad y muestran las cuatro menos cuarto de la madrugada, mis ojos pesan, pero mi mente como un tren de carga no me deja descansar; por ende, me levanto en busca de ropa de gimnasio para salir a trotar. Todo está despejado en el exterior, solo hay agentes quienes dan rondas de seguridad ocasionalmente como fusiles de asalto en las manos, bajo el cielo oscuro y la temperatura considerablemente más baja en comparación al día, por ello llevan más capas de ropa y protecciones con capota. Asienten en mi dirección al verme, entonces empiezo mi tarea.
Doy infinitas vueltas, mientras trato de mantener a raya mis pensamientos y concentrarme en algo brillante, abstracto, que me permita desconectarme de la realidad, pero cuando llego a la puerta sur, la menos usada diariamente además de ser menos custodiada precisamente por eso, veo a un grupo de agentes que entran con cautela, mientras hacen señas a los guardias de la puerta, su ropa está llena de sangre y tierra sin llevar el uniforme, no sé sus nombres, pero reconozco sus rostros del comedor, acercándose a mi posición hasta donde yo puedo escuchar su conversación. Me escondo tras la edificación más cercana, dejándolos a la vuelta de la esquina de la misma.
—Pedraza nos tiene jodidos, estoy harto de esto —espeta uno al otro lado de la pared separándonos, justa para ocultarme, su voz está impregnada de asco puro y me moriría por ver su expresión corporal. Mi espalda está pegada a la superficie plana siente el frío impregnado por las temperaturas de la noche, mimo me eriza la piel.
—Sabías en dónde te metías, no vengas con arrepentimientos —replica una voz femenina.
—No me enlisté para esto ¿Qué pasará si se enteran?
—¿Quieres o no quieres subir de rango, Federico? Además, no sé qué tanto te quejas, mira a la Brigadier Fox, casi mata al objetivo y aun así le hacen venia tras venia ¿O no escuchaste cómo la celebraban en el comedor sin ella estar por ahí? —interviene otra voz masculina, esa no había sido parte de la conversación—. Esa pendeja tiene a todos con babas colgantes y sigo sin entender porqué
—¿Por qué? ¿no la has visto? —dice el tal Federico de nuevo—. Es una diosa con ropa, no me imagino cómo se verá sin ella...
«Vaya ¿es lo único que tiene que decir de mí? ¿el físico?»
—Está loca, aunque es excelente agente —murmura la chica—. Pero da miedo tener una familiar así, corre el rumor de su trastorno en la cabeza por lo sucedido con sus padres.
—¿Cómo? ¿qué sucedió? —pregunta la voz de quien habló primero.
—¿Enserio no lo sabes? —hay un silencio incómodo y comienzan a hablar de nuevo—. Los asesinaron, les cortaron el cuello y ella estaba ahí, lo presenció, sobrevivió de milagro. Algunos comentan sobre su estadía en una institución psiquiátrica por meses.
Un coletazo de dolor me golpea desestabilizándome pues otra vez, flashes de recuerdos invaden mi campo visual. Hay algunos detalles borrosos, mi mente decidió reprimirlo como un mecanismo de protección, pero las imágenes aleatorias hacen mis sueños recurrentes, las suficientes para hacer perder la razón de cualquiera.
Sangre en chorros, lágrimas, una noche estrellada y gritos son las más comunes, con la frase como la gema más brillante de la corona.
"Los sapos mueren aplastados"
—No te creo —dice el agente anonadado regresándome a la realidad—. No sabía eso, pobre Brigadier, seguro la pasó muy mal.
—Ay, ay, pobre Brigadier —imita en tono ridículo el tercer integrante quien me ha llamado pendeja—. ¿También te le vas a tender a los putos pies, Federico?
—¿Cuál es tu problema con ella, Jacob? —le replican—. No logro entender.
—Tiene envidia de que, a la misma edad, él no haya conseguido el ascenso, y aun sea Capitán —murmura la mujer otra vez.
—Cállate, Lisa, nadie habla contigo.
—¿Ah no? Decías lo contrario cuando te salvé en ese moridero —dice la chica con un tono lleno de desprecio y resopla al final de su frase en señal de frustración—. Si no fuera por mí hubieras llegado con San Pedro en pedacitos, no me jodas.
—Ya, ya, cálmense alguien los puede escuchar y no necesitamos a un agente de los correctos viéndonos entrar a hurtadillas —murmuran el chico con cautela, casi puedo verlo, mientras mira hacia los lados para corroborar la ausencia de un par de ojos observándoles.
—Para eso está Pedraza —espeta de vuelta Jacob—. Nosotros hacemos el trabajo sucio, él nos protege.
—No me confiaría mucho del General, es de quienes se lava las manos fácilmente —dice Federico y es lo último mencionado antes de escuchar sus pasos alejarse. Me mantengo en la misma posición con la información en vueltas en la cabeza como un carrusel macabro indetenible, este trae ideas incoherentes, pero en un primer vistazo simplemente no tienen sentido, aunque las evidencias gritan lo contrario.
«¿Qué trabajo sucio vienen de hacer?»
Al estar segura de estar sola, camino con un solo solo pensamiento giratorio sobre en lo que acabo de escuchar, preguntándome también si es la misma razón de la desaparición de mis agentes, pienso si hicieron un "Trabajo sucio" para el general Pedraza o Dios sabe quién. Me niego a creerlo pues tengo fe ciega en mi equipo de trabajo, pero conforme pasan los años he aprendido algo inamovible: no se puede confiar en cualquiera.
Continúo con mis vueltas a la base hasta el reclamo de mis piernas por un descanso quedando exhaustas con un ligero temblor como hojas en otoño, y mi cuerpo se estremece con la temperatura, esta apenas comienza a elevarse de la mano con el amanecer. Voy de vuelta a mi habitación donde me baño, pongo un uniforme limpio para estar lista por si me llaman y me meto en la cama de vuelta consiguiendo esta vez dormir tranquila; porque por primera vez en mucho tiempo no tengo nada por hacer; mi suspensión abarca todo, de milagro me dejan estar en la base al no estar en casa.
Al despertar son las ocho y media de la mañana y agradezco el descanso pues me dejó como nueva, justo cuando mi estómago gruñe por alimentos. El calor ya está elevándose y sol me encandila, mientras busco el comedor, pero en camino está Isaac. Viene con su andar elegante, varonil, que hace un movimiento sexy de donde no puedes despegar la mirada.
—¡Fox, hay reunión de último momento con el General Absoluto! —espeta duro acercándose y al hacerlo lo suficiente el aroma de su colonia me golpea, haciéndome recordar lo de la sala de entrenamiento—. Da la vuelta y vamos.
—Buen día a ti también, animal del monte, ¿Desayunaste con café de láudano?
—Alacranes con ají ¿qué te importa? nos esperan —dice y encamino mis pasos junto a él—. ¿De cuánto es tu suspensión?
—¿Volkov no te lo dijo? —vamos a través de la base hasta el edificio A, está casi al otro lado del ala de dormitorios, y por todo el camino solo puedo pensar en su cuerpo junto a mí, el movimiento de sus músculos bajo la camiseta ajustada. Al otro lado frente a nosotros, están los helicópteros con agentes técnicos quienes hacen mantenimiento dentro de los hangares.
—Si te lo pregunto es porque no lo sé, cerecita, ¿O crees que me gusta estar haciendo preguntas a lo pendejo? —gruñe con agresividad, nuestra conversación de ayer le alcanzó a tocar la moral creo, porque está más malgeniado de lo común.
—Hasta nuevo aviso —digo cruzada de brazos decidida a ignorarlo, no me importa si está indignado—. Tienes todo ese tiempo para hacer tu regalada gana sin mis replicas.
—Adivina cuánto me importan tus réplicas... —su respuesta me hace rodar los ojos con fastidio ante su prepotencia.
—Fingiré como si hubieras dicho nada.
—Sí, finges que no digo nada, actúas como si no hubiese pasado nada entre nosotros y finges que tu fijación por Sayyid es netamente profesional, finges ser feliz con tu matrimonio y un montón de cosas más porque eres una farsa —espeta para apresurar su paso dejándome con la palabra en la boca. Al final ya estamos cerca a la edificación administrativa, pero aparece Sara, saludándome cuando trata de tonar la mano de él, pero él la rechaza como si estuviera molesto aunque sin ser brusco. Su cabello rojizo está en una cola de caballo, esta despeja sus facciones tan delicadas como su cuerpo mismo.
Ella le pregunta si está bien pues lo nota tenso, pero él asegura estar bien; sin embargo, nota los ojos llorosos de ella, quien va con la cabeza gacha mientras enrolla las puntas de su cabello cobrizo y se lanza a contarle sobre unos mensajes amenazantes de un tal Horus, parece ser su ex, pero Isaac le asegura que lo descalabra si le pone una mano encima poniéndole un besito en la mejilla sin quitarme los ojos y por ello sé que simplemente lo hace a propósito, no es propio de él ser así, solo quiere darme celos. Algo en mi estómago se retuerce obligándome a retirar los ojos de la escena e inmediatamente al abrir las puertas me meto de primero, no sé porqué siento esto y no me gusta para nada; debería importarme un comino, aun así, estoy incómoda, un impulso irrisorio me grita "Sepáralos, sepáralos a las malas".
«No, no, no, no vayas por ahí otra vez» ya agredí a mujeres en mi adolescencia por él, no voy a repetir ese patrón tóxico, no puedo caer en la agresividad por verlo con otra como una vez lo hice, cuando las arrojaba en el suelo con un solo golpe, pero él me sujetaba y se iba conmigo poniéndome sobre las otras, aun cuando estas le reclamaban a los gritos, mientras nos alejábamos.
—¿Qué tanto miras, cerecita? ¿te debemos algo? —espeta Isaac a entrar tras de mí.
—No te miro, pedazo de convencido. Ni que te llamaras Chris Evans —respondo con mis pensamientos desviándose.
—No seas grosero, Isaac, la Brigadier no está siéndolo... Una disculpa —dice Sara con dulzura, cuando Azucena no está por ahí, suele ser diferente, en presencia de ella parezco no caerle bien, fuera de su campo de visión es diferente, decente al menos.
—No te disculpes por él, porque no lo siente, estoy segura —murmuro con una exhalación fuerte con molestia.
Isaac luce incómodo dentro del elevador y recuerdo que le tenía pánico a los encierros, lo sé bien, en una ocasión debí calmarle pues se quedó encerrado en el cubículo del baño en la escuela, gritaba desesperado alertándome cuando iba el pasillo y fui por ayuda de un maestro, entre ambos logramos abrir, finalmente él salió con sudor frío, estaba conmocionado, lo abracé y sostuve su rostro para hacerlo concentrarse en mi ojos hasta tranquilizarlo...
"Mírame, mírame" le decía, mientras estaba en una conmoción, soltaba algunas lágrimas y también sollozos, en un momento el profesor trató de quitarme a mí para atenderle él mismo, pero Isaac con un rotundo "¡No Isa, Isa!, ¡No te vayas!" no lo permitió. Así nos quedamos un rato, mientras el profesor trataba de comunicarse con Laura de Falcon su madre, pues Theodore era muy lejano a cualquier cosa académica de Isaac.
Tendríamos unos catorce años; no obstante, nunca he sabido a qué se debe su miedo, pero no lo superado del todo, o al menos eso parece.
Salimos del elevador para caminar apresurados a sala audiovisual, esta se encuentra abarrotada por agentes de todos los comandos, los ventanales cubren una de las grandes paredes al otro lado y están con los blackout arriba, estos permiten pasar los rayos del sol indolentes para mejor visión. Volkov está en la cabecera de la mesa en una conversación con Pedraza, y no puedo evitar fijarme de más al recordar la conversación de los agentes en la madrugada. Mi sexto sentido, que nunca ha fallado a lo largo de mi vida, susurra cosas como la realidad de cosas turbias en la organización, pero sin pruebas no puede pasar de un simple presentimiento.
Pronto el General Volkov nota mi mirada gritándome si se me perdió algo con él o si le diré algo, lo dice con agresividad, sus ojos son carámbanos de hielo filoso apuntados a mi garganta. Me disculpo e indago la razón de mi presencia si estoy suspendida, pero su respuesta me deja fría: "Pregúntele a Falcon, solicitó integrarle porque solo confía en usted para la tarea" De pronto, entra el mencionado y el gesto de Volkov cambia a uno más amable.
—Isaac, bienvenido —exclama con entusiasmo, los de la familia Volkov también hacen parte de los precursores de los Praetor, junto con los Falcon, los Roux y los Larsson, ellos fueron los primeros en reaccionar cuando los países creadores de los Praetor se vieron en la necesidad de tener unidades militares a su servicio, pero que no pertenecieran a uno solo, sino a una unión estratégica y táctica de todos los involucrados—. Felicitaciones por el allanamiento de ayer.
—Gracias, General, pero no fue solo mi trabajo —responde Falcon mirándome de forma dura—. Todos los presentes ayer lo hicieron posible, incluida Isabella. Sin ella no hubiéramos capturado a Sayyid tan fácil.
—Usted lo planeó y guio exitosamente, fue la mejor "madre" que pudo tener la misión.
Un aplauso se oye de todos los agentes, el Alfa-Escorpio, el Foxtrot-Bull y el Delta-Lion están presentes casi al completo, junto con personas del Comando Médico, por ello se acumula la temperatura alta, a pesar del aire acondicionado al tope.
Una vez termina, Pedraza interviene, mientras acomoda sus lentes cuadrados sobre su nariz ligeramente torcida, todos callan y miran al General quien inicia su discurso. Como dijo Volkov, el operativo fue un éxito, hubo un total de quince capturados incluido a Abdul Sayyid y sus trabajadores, ahora debemos encontrar la mercancía que será exportada a diferentes sitios, usaremos para eso un mapa encontrado en la oficina de seguridad del establecimiento con varios puntos marcados en rojo, estos señalan bodegas de la ciudad, por ello las vigilaremos entre el CEPI y el CMOE, pide entonces bajar los blackout para luego proyectar el mapa de Kandahar, con los pines rojos, estos marcan un total de siete bodegas repartidas por toda la ciudad, por eso dentro de cuarenta y ocho horas partiremos a una misión de infiltración y vigilancia quienes sean asignados.
Viviremos cerca durante el tiempo necesario para observar el movimiento de cada uno de los lugares. Algunos otros agentes también se infiltrarán como civiles quienes estarán en constante movimiento, pues según inteligencia la mercancía tiene fecha de movimiento dentro de cuatro semanas, de acuerdo a las transcripciones de las llamadas entre Abdul Sayyid y su aliada en Rusia, Karenina Petrova. Se estableció la existencia de armas principalmente de todo tipo, desde explosivos compactos hasta lanzacohetes junto con rifles que permiten insertar cargas explosivas en sus municiones modificadas para no explotar antes de tiempo mediante un mecanismo diseñado por un traficante iraní, dado eso, debemos confiscarlas a como dé lugar.
Pronto le da la palabra al CMIQ pues al parecer hay un problema donde se involucran ellos. Todos giramos hacia el otro lado de la mesa larga de madera pulida en donde están ubicados los agentes del Comando Médico.
El agente cuenta sobre la recepción de varios pacientes enfermos en Nevada con un Agente Biológico Altamente Contagioso, "ABAC" en nuestro lenguaje Praetor, quienes dan positivo para varios posibles compuestos, pero no reacciona a ningún tratamiento, mientras proyecta las imágenes, donde se aprecian pacientes pálidos, las venas amoratadas resaltan a simple vista y algunos con sangre en las comisuras de sus bocas como si la hubieran escupido, además de verse muy afectados, han bajado de peso rápidamente según dicen, pues al no poder detener la avalancha de síntomas, el cuerpo gasta todos sus recursos para mantenerse con vida.
De pronto se detiene para advertirnos sobre la muy plausible amenaza de La Triada, al parecer soltarán La Quimera apropósito en estos territorios para poner a los gobiernos en jaque. Sigue entonces con la explicación, hay falla multiorgánica en las noventa y seis horas siguientes a la exposición luego muerte cerebral pasados seis días, pero lo más importante son los reportes de quienes alcanzaron a decir algo, mencionaron su contagio luego de tener contacto en un laboratorio de la ciudad con algo dentro de una recipiente hermético con el logo de un ojo dentro de una estrella de David.
«El logo de La Triada»
Me parece increíble la forma en como el odio y las ansias de poder llevan a una guerra de sangre por doquier y deja cadáveres en su camino solo por estupideces de territorio, así cosas inmateriales como el poder, y muchas cosas con poco valor, llevándose por delante a inocentes, familias enteras masacradas por ambición.
La guerra es solo una materialización de caprichos de gente con poder que manda a otros a pelear sus batallas, solo por un antojo de apoderarse de algo ajeno que no les pertenece, territorio, recursos naturales de otro sitio como si tuvieran derecho, o aniquilar un pueblo por xenofobia como pasó con Hitler.
Al parecer nos enfrentamos a un arma bioquímica sin precedentes creada por una farmacéutica, misma parece ser propiedad de La Triada, por ello debemos evitar entrar en contacto con objetos extraños en los allanamientos, no abrir sobres ni correspondencia sin revisar por ello, además, en la medida de lo posible, debemos evitar consumir alimentos y bebidas por fuera de la base, alejarnos de personas aparentemente enfermas e incluso de otras extrañas pues pueden ser portadores sin siquiera saberlo dado que en el primer y segundo día los síntomas aun te permiten mantenerte en pie.
Al terminar el agente, Volkov toma la palabra con énfasis en dejar clara la incapacidad de interrogar a Abdul Sayyid por mi culpa, pues parece un elemento clave para descifrar esto, pero él no puede ni con su alma, mientras me echa en cara las vergüenzas. Además, tendremos seguridad nivel 5 hasta poder trasladarlo al Cocito. Ello significa duplicar las guardias, todo el nivel rojo en armas y defensas aéreas listas para atacar.
De pronto Pedraza media la situación a mi favor, pero llamándome "Bellita" y noto a Isaac mirándole de forma asesina, estrecha sus ojos como si quisiera cortarle la lengua con la que pronunció esas palabras
— Ya está la videollamada del General Lezgado.
Giran el portátil hacia nosotros, y en la pared se proyecta la imagen del más esperado en esa reunión: el General Absoluto, ABS. Saluda enérgico, para preguntar cómo van las operaciones llevadas a cabo en la comisión. Sigmund Lezgado tiene sesenta y tres años, pero como Lucio, sigue firme; sin embargo, su tono alegre se ve opacado al soltar la noticia más importante: nuestro Brigadier RGN (regente) CMOE de Nevada fue asesinado recientemente, mientras departía con mandatarios de la zona, en un atentado con francotirador sin identificar hasta ahora. La información nos impacta y genera nuevos murmullos de confusión. Peaton Louis era querido en los Praetor por su amabilidad, pero sobre todo generosidad, por ello se nota la pesadez dada por la noticia.
De pronto, una vocecita imprudente sale, es del Capitán Towers, quien literalmente pregunta quién reemplazará al muerto y de inmediato es empujado por un agente a su espalda por insensible. Alana rabea preguntándome cómo soporto al imbécil, pero es simple, pan de cada día. Entonces Sigmund anunciará a los candidatos, cuando mi móvil suena y me distraigo sacándolo para bajarle el volumen, por ello me desconecto escribiéndole a mamá Marina, le prometo llamarla más tarde, dicen los nombres, pero por estar concentrada no lo proceso
—Isaac Falcon Salvador e Isabella Fox Santo Domingo —murmura—, Ambos de la central de Nevada y quienes han reunido logros suficientes para ser escogidos, junto con expedientes impecables sobresalientes.
Escucho un "Oh" de todos,
Alana me sacude diciéndome ¡Isabella! ¡eres candidata! Al tiempo siento varias palmaditas en la espalda y me toman por los hombros agitándome con efusividad desde atrás.
«¿Candidata para qué? ¿ser fusilada por el General?» pero me toma unos momentos comprender qué sucede.
Como era de esperarse, Volkov salta furioso, argumenta que cometo errores, apoyándose en mi violencia desmedida y en cómo rompo los protocoles de los Praetor, además me llama niña que apenas se sabe limpiar los mocos, sin entender cómo me puede ofrecer ascender, dejándome en ridículo
El Brigadier RGN es un agente de la división quien lidera la región en donde está, hay uno por cada comando en la central, estos responden ante la junta y los generales, además de tener acceso a información valiosa, no participa mucho en operativos en el campo pues su función es interna, sale solo bajo ciertas circunstancias y si bien estoy en busca de ese puesto, la muerte intempestiva del Brigadier Louis me ha tomado, como decía mi madre, "con los calzones abajo"
Sigmund le replica a Volkov diciéndole "Isabella Fox es estratega, brillante para inteligencia, es una de mis mejores agentes en todo el mundo y tiene excelentes resultados, además es la mejor tiradora Praetor" agrega mi forma de trabajar y en cómo ha dado las mejores estadísticas de Nevada en el último semestre. Después de todo, dice, soy hija de Vladimir, lo tengo en las venas.
La mención de mi padre me hace tragar en seco, sé por todo lo investigado los últimos tres años, él era un excelente agente, tenía coraje, fuerza y decisión para hacer lo debido. Era uno de los mejores si de infiltraciones se trataba, además su puntería era también certera, pero Lucio dice que la mía es mejor. Al final, Towers también mete la cucharada preguntándole si él supo de incidente de Sayyid, pero parece arrepentirse en cuanto nota mi mirada asesina.
—Claro, sí lo sé, la Brigadier no le hizo nada inmerecido a ese desgraciado —dice en respuesta Sigmund y los presentes de la sala empiezan darle la razón, pero no estoy segura si es porque lo piensan o por quedar bien con el máximo jerarca. Volkov queda como perro regañado con la cola entre las patas y Pedraza no sabe ni a donde mirar.
—No es la mejor para ese puesto, desobedeció la orden de traerlo en buen estado, desobedeció en su última misión del desierto cuando se le ordenó dejar vivos a los líderes para interrogatorio, pero acabó con todos, casi mata a Zivo Nadir al ordenarle claramente solo neutralizarlo. Además, Está suspendida y le abriré investigación disciplinaria por el incidente —espeta Volkov insistiendo, está claro su preferencia en este caso.
—¡¿Suspendiste a una de las mejores agentes en medio de la comisión?! —grita Sigmund y crea un pitido agudo por los altavoces, así todos nos estremecemos ante el ruido irritante—. ¡Yo le di esa asignación por una razón, es la indicada! ¿cómo la vas a sacar así?
—Pero señor...
—¡Pero nada! la reintegro desde este momento y le doy autonomía para actuar según le parezca, mientras traiga resultados —Volkov no puede replicar, pero sí me mira con sus carámbanos de hielo, parece querer atravesarme de lado a lado, con una tragedia anunciada para mí—. Seguirás a cargo, Erick.
A Volkov no le queda más, solo un "sí señor", pero luce como si se mordiera la lengua, luego me indica pasar por su oficina para devolverme la placa y el arma.
«Me va a masacrar con premeditación, alevosía y dolo»
Luego Sigmund explica que seremos evaluados según las estrategias presentadas con sus resultados, en seis meses se reunirá la información y se tomará una decisión. Mientras tanto, Lucio Richardson asumirá el papel de evaluador, quien autorizará o no los operativos a su criterio, luego en base a eso se hará una votación entre los generales de la central de Nevada y le susurro a Alana saber qué General me mandará a la mierda, por eso ella ríe, mientras trata de disimular.
La noticia aún me tiene conmocionada, no sé qué debo pensar exactamente, pero si llego a ser Brigadier RGN podré saber las cosas más fácilmente, está claro, aunque todos piensen en mi olvido sobre el tema cuando está más fuerte como nunca antes el sentimiento; zumba como avispa en mis oídos cada día más fuerte, y aprovecho los más de diez años que llevo haciéndome un nombre en los Praetor, pero mientras esté en Afganistán todo está detenido momentáneamente.
Cuarenta y cinco minutos después todos salimos y varios me felicitan, antes de dispersarse a sus correspondientes tareas.
—Felicitaciones, Isabella, es bien merecido —dice Isaac a mi espalda justo al cruzar el umbral de las puertas dobles de la sala, para girar a verle. Tiene una ceja arqueada con una expresión divertida en su su rostro; sin embargo, sus ojos reflejan excitación, incitación por la situación que nos llevará a ser rivales una vez más.
—Igualmente y gracias —digo a modo de respuesta.
—Pero debes saber que haré de todo por ganar —acepta y me hace sonreír pues yo misma lo hubiera dicho, por ello le estiro la mano derecha, él la toma con una fuerza estremecedora y no por intimidación precisamente.
—Que comience la purga, Falcon —le digo sacándole una sonrisa de medio lado.
—Que comience sin escrúpulos, Fox —murmura soltándome al llegar Sara.
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