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Llego la hora.


La culpa lo carcomía cada día, pesadillas siempre tenia, jamas paro la investigación a pesar de que varia personas le habían dicho que solo era un caso perdido, ya habían pasado ocho meses y no había ninguna pista de Phineas, pero el no se rendía, no descansaría hasta que Phineas volviera a casa. 

Las pesadillas no lo dejaban ni en el día ni en la noche y esa vez no era ninguna excepción...

El lugar donde se encontraba estaba oscuro, no lograba ver nada. Empezó a caminar con un poco de duda, todo iba bien hasta que sintió que piso algo de agua al bajar la mirada se quedo en shock al ver que lo que había pisado no era agua, sino un gran charco de sangre. Miro al frente encontrándose con todo el piso teñido de rojo, antes de que pudiera hacer algo escucho un grito, ese grito lo dejo helado, pues la esa voz la reconocería en cualquier parte. 

- Phineas!!!!!!!!! - Grito, mirando en todas direcciones.

- POR FAVOR AYUDA!!!!! - Se empezó a escuchar en todo el lugar.

- Phineas donde estas?! - Gritaba desesperado empezando a correr sobre lo que parecía sangre.

- POR FAVOR PAREN!!!! - Se seguía escuchando en todo el lugar.

- Phineas!!!!!!!!! - No dejaba de gritar, hasta que resbalo y callo, termino cubierto del liquido rojo.

Al alzar la vista, se encontró con la peor imagen que pudo imaginar: Phineas amarrado a una silla, su cuerpo lleno de heridas y cubierto de su propia sangre, Phineas levantaba la cabeza y en su rostro se mostraba todo el dolor que estaba pasando con sus ojos rojos, dando a entender que siempre lloraba y ese vez no era la excepción ya que de sus habituales ojos azules como el cielo, llenos de inocencia y bondad, ahora solo había miedo y desesperación, de ellos corrían lagrimas sin parar.

Sin pensarlo se paro y empezó a correr hacia el pero algo se lo impedía, al mirar a sus pies se dio cuenta que unas cadenas rojas habían aparecido y le impedían ir hacia su hermano, desesperado trataba de romperlas, pero era inútil.

- Phineas!! - Grito Ferb sin dejar de mirar a su hermano.

- Ayúdame, por favor, ayúdame, me duele, Ferb... - Empezó a murmurar Phineas, pero Ferb lo había escuchado muy bien.

Antes de que el pudiera hacer algo Phineas desaprecio de la silla y poco después se escucho un grito desgarrador por todo el lugar dejando a Ferb petrificado.

Sin aviso alguno, todos los recuerdos le la pelea entre ellos, la llamada y los vídeos que recibía llenándolo de mucha mas angustia y desesperación de la que ya tenia, y así sin mas despertó.

Nuevamente tenia esas pesadillas, miro el reloj de su escritorio; dos de la mañana, otra noche sin poder dormir. Se dejo caer en su cama, mirando el techo dejando que la noche pasara como veces anteriores había hecho, Perry a su lado estaba igual que el, miro a Ferb y cerro los ojos sabiendo que ya no podría dormir otra vez, de esa manera las cosas siguieron pasando, hasta que por fin paso un año.

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¿Cuanto tiempo había pasado?, no lo sabia y algo en el no quería saberlo jamas.

¿Cuantas torturas llevaba?, por lo menos sabía que lo torturaban cinco veces al día.

¿Volvería a ver a su hermano?, le rogaba a los dioses que si.

Todo su cuerpo estaba lleno de heridas, tanto viejas como nuevas; estaba mas que seguro que tenia la pierna derecha en pedazos y ni hablar de sus manos, su cabeza tenia tanto golpes que siempre se sentía mareado.

Ya no quería sufrir, mas de una vez el pensamiento de que una tortura acabara por fin con el cruzo por su cabeza y mas de una vez el intento por sus propias manos terminar con todo eso, pero, siempre que pensaba en eso, le llegaban todos los recuerdos con sus amigos y son su hermano, mas que acabar con el sufrimiento, el quería ver de nuevo a Ferb y lo lograría aunque eso fuera lo ultimo que hiciera en su vida.

Esa vez no fue nada diferente, la tortura había sido como siempre y una vez que se divirtieron con el lo dejaron nuevamente en la oscuridad de la habitacion inconsciente o eso pensaron ellos...

Una vez que se aseguro que ya no había nadie en el cuarto, Phineas levanto la mirada y como ya lo suponía había un teléfono en la mesa. Mas de una vez a uno de sus torturadores de le llegaba a olvidar su teléfono en esa oscura habitacion y Phineas esperaba que ese noche pasara lo misma y para su buena suerte así ocurrió. Esforzándose para ver con la poca luz que lo brindaba la luna se dio cuenta que había unas armas en la mesa que lo mas seguro es que le serian de mucha ayuda si es que lograba hacer lo que quería.

Una vez que se aseguro que ya no había ruido alguno en el lugar, Phineas con un poco de trabajo, logro quitarse las cuerdas que lo tenían amarrado. Una vez que fue libero sus manos, las reviso y claramente en el estado en el que estaban todo seria mucho mas difícil, así que solamente soltó un suspiro muy bajo antes de romper un trozo de su pantalón o lo que quedaba de el para hacer una venda y colocarla en su pierna derecha junto con unos pedazos de madera que había por ahí; trato de ponerse en pie, pero, inmediatamente cayo al suelo. Luchando por no quedar inconsciente por el dolor que sentía en su cuerpo, Phineas volvió a ponerse en píe y aunque cada parte de su cuerpo le suplicaba que parara, el no se detuvo hasta que se aseguro de poder estar en píe y caminar, tambaleándose logro llegar a la mesa donde tomo el teléfono sin dudar pero al mismo tiempo vio un pistola plateada con varios cargadores cerca de ella, dudando un poco Phineas tomo el arma, se aseguro que estuviera cargada y tomo otros tres cargadores llenos, los guardo entre su ropa y miro hacía su salvación: Una pequeña ventana abierta.

No era muy grande, pero era lo suficiente como para que alguien saliera por ella. Mirando a su alrededor vio varias cajas que lo ayudarían a subir hasta ese lugar, así que lo mas silencioso posible, Phineas logro acomodar las cajas cerca de la ventana. Todo su cuerpo le dolía a miles y su visión empezó a ser borrosa.

- No me puedo rendir aquí... - Se dijo así mismo Phineas, en un intento de darse animo.

Aun con la vista borrosa y el dolor, Phineas comenzó a subir por la cajas y justamente cuando ya no le faltaba mucho para llegar, algo fallo...

Al pisar mal un de las cajas esta callo, por lo cual todas las demás cayeron sobre la mesa sonde estaban los objetos de tortura, haciendo que esta se volcara e hiciera un escaldo lo por todo el lugar; Phineas, que apenas y se había logrado sostener del borde de la ventana, sintió que su corazón se paraba al escuchar todo el escándalo, pero se puso mas nervios al escuchar pisadas fuertes.

- ¡¿Que fue ese sonido?! - Se oyó por todo el lugar.

Fue ese grito el que hizo que Phineas reaccionara y empezara a tratar de subir por la ventana, pero con sus brazos y manos tan heridos era demasiado complicado.

- ¡¿Que crees que estas haciendo?! - Se escucho una voz a sus espaldas al momento que la puerta era abierta de golpe.

- ¡Detenle! - Se escucho ordenar a la otra voz.

A penas y Phineas había logrado salir por la ventana cuando se escucharon varios disparos que destrocaron la el vidrio. Lleno de pánico Phineas comenzó a correr, olvidando por completo que su pierna derecha estaba mal y sin ver hacía donde corría, solo pensando en escapar de esos dos.

Le tomo un rato darse cuenta de su alrededor y para su alegría, se dio cuenta de que estaban el Área limítrofe, Danville, para se exactos.

Estaba tan lleno de alegría que se le olvido el porque corría, hasta que una bala en su brazo derecho le hizo recordar.

- ¡¡¡Aaaaaaaaaahhhhhh!!! - Grito Phineas al sentir la bala y dejando pasar la felicidad que sentía, siguió corriendo escuchando las voces detrás de el.

- ¡¿A donde crees que vas?! -  Se oía a su espalda y por nada del mundo volteo, su meta era encontrar un lugar donde esconderse por unos momentos.

Siguió corriendo sin detenerse por nada, no se atrevía a sacar el arma por el simple hecho de que sabía que no seria capaz de dispararla ni siquiera contra las personas que habían hecho de su vida un infierno.

Sin saber como llego al parque central de Danville, era enorme y con muchos arboles, el lugar perfecto para esconderse. Sin dudarlo se metió entre los grandes arboles y se escondió detrás de uno de los mas grandes, tomo un momento para recuperar el aliento y antes de que pasara algo mas, saco el teléfono y marco el primer numero que le llego a la mente, esperanzado de qu ele contestara pues ya era muy tarde; Phineas sintió un Deja-bu al marcar el numero a toda prisa y equivocarse dos veces.

Cuando al fin marco bien el numero se comenzó a escuchar el sonido de llamada y mientras estaba atento a cualquier ruido a su alrededor oyó algo que lo dejo helado.

- ¡¡Sabemos que estas aquí!!, ¡¡No tiene caso esconderse de nosotros!! - ...

Al escuchar esa voz Phineas por poco deja caer el teléfono... 

*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*_*

Esa noche no fue diferente a las demás, después de ser despertado por una pesadilla mas, Ferb se acerco a su computadora para tratar de encontrar algo que se le hubiera pasado.

La única razón por la que seguía con vida, era por el hecho de que algo en el le decía que Phineas seguía vivo y no se detendría hasta que se viera lo contrario.

Pasaban las horas y no hallaba nada nuevo, volvió a revisar toda la información que tenía y era el mismo resultado. Ya no sabía que hacer, estaba desesperado, todo lo que quería era ver una vez mas a su hermanito y abrazarlo.

Dejo caer su cabeza sobre el teclado, se sentía inútil...

- Perdón, Phineas.... - Susurro Ferb, dejando caer algunas lagrimas.

Un sonido de su computadora le llamo la atención, al parecer se había metido a multimedia y ahora se estaban reproduciendo una presentación de varias fotos que el tenia con su hermano y amigos con sus tantos proyectos de verano.

Siguió viendo la presentación en silencio junto con lagrimas y una pequeña sonrisa al ver a su hermano sonriendo en cada fotografía, hasta que llegaron las de el día en el que fueron retados por los vecinos.

¿Como olvidar el día en el que hicieron el fuerte mas asombroso del mundo?, había sido muy divertido para los dos construirlo, a demás de hacer feliz a Candace. Los chicos contra los que habían competido eran fabulosos, pero, no podía negar que no eran un gran reto para ellos dos, recordó las expresiones que habían tenido esos dos chicos cuando los habían vencido y fue cuando una duda llego a la mente de Ferb, ¿Que había pasado con ellos?.

Una vez que las fotos terminaron, investigo para saber que era lo que había sucedido con esos dos chicos. No tardo en encontrar noticias de ellos y lo que descubrió, no le gusto para nada. Siguió buscando, solo para encontrar casi lo mismo en otras paginas cosa que lo aterro.

Estaba por tomar su teléfono y llamar a la policía, cuando este comenzó a sonar, cosa qu ese le hizo muy raro y sintió un pequeño deja-bu, ¿Quien lo llamaría a esa hora?, estaba por rechazar la llamada cuando algo en el le dijo que contestara, y así fue.

- ¿Bueno? - Contesto Ferb, pero del otro lado solo se oían unos respiros agitados y profundos.  - ¿Quien habla? - Volvió a hablar Ferb, pensando que era broma de muy mal gusto, iba a colgar cuando escucho algo que lo dejo helado: Disparos. - ¡¿Que esta pasando?! - Pregunto casi gritando.

- ¿Fe...Ferb...? - .....

Y con esto acabo este capitulo. Díganme, ¿Que les pareció?

Se que no tengo perdón por haber tardado tanto, pero créanme que tuve varios problemas, entre ellos me pelee con una amiga y ella era por la que había escrito esto y digamos que entre en un estado de depresión, ya no quería escribir pues la recordaba a ella ( A demás de ella se llevo la libreta donde tenia escrita ya toda la historia completa, así que me perdí ), pero después de un tiempo al fin me anime, lo lamento tanto!

Como lo dije el capitulo anterior, ya estamos en la recta final, así que les quiero preguntar, ¿Cual seria el final para este fic?

Con esto me despido, si la escuela no es dura, pronto regresare, hasta luego!!!




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