I
Milenio de Plata... hace mucho tiempo atrás
Un hombre, rubio con barba espesa tenía en sus brazos a una pequeña recién nacida, una estrella había nacido de la unión de su divinidad con la hermosa Selene. Mujer que era digna de él.
—Hermosa Serenity, serás la luz que traerá paz al Olimpo.
—¿Estás seguro? — preguntó una mujer con armadura y cabello negro, mirando lo embelesado que estaba el dios de la atracción, cosa que era sorprendente.
—Querida Hipólita, sabes que un dios no dice esto, por que sí.
—Lo sé, recuerda que soy tu hermana —. Se acercó, para proclamar soltando las armas —las amazonas, te protegeremos, con la vida, pequeña — se inclinó.
—Gracias — se escuchó desde atrás una voz madura pero dulce. Esa era la diosa de Luna, Selene.
Presente...
El clima primaveral era fresco y gratificante a decir verdad no había nada mejor en esos días que estar relajada en su casa, esperando a que el amor llegara. Ella se había acostumbrado a la vida de casada, era su sueño de toda la vida, además con la persona que siempre amaba.
"Te amo tanto". Pasaba por la cabeza de la rubia salvadora del mundo, el mensajero del bien y la hija de la luna, estaba en su balcón favorito, mirando el cielo respirando y pidiendo a los dioses que esa paz nunca terminara. Cuando observo el reloj al entrar a casa apremio en decir.
—Ya casi está aquí, debo de mirar a mi príncipe —entonces comenzó a llamar a un jovenzuelo muy guapo, el heredero de los Tsukino - Chiba— ¡Darién! — su cabello había cambiado en los últimos años, en ese momento lo tenía en una trenza larga pero se sentía viva, fuerte y en paz desde que la aventura de convertirse en los Reyes del Tokio de Cristal había nacido de un secuestro, mientras ella, se hacía a los pequeños llamamientos buscando al infante.
Un hombre de 1. 96 cm, cabello negro y una sonrisa hipnotizante, aparecía por la puerta principal en un caminar pausado, dejando su maletín en un sofá y colgando un delantal de doctor en el perchero, sintiendo un olor casi divino que provenía del pasillo.
Una voz era el eco perfecto para toda la casa esa voz, pronunciando su nombre, aunque el dueño de casa comprendía que era para su pequeño hijo, la joven lo había dejado atónito siendo ella misma, desde que tuvo a su "mini mi", en brazos. Para el hombre, adorarla era poco protegerla no era un deber y su placer era hacerle el amor con ambrosia.
¿Cómo no la adoraría? Además, si no fuera por ella nunca hubiera estado dispuesto a aprender, y amar de verdad. Los recuerdos eran tantos y la casa tan pequeña. ¡Dende!, sabia que ella lo volvía loco.
— ¿Aquí? — respondieron desde atrás acercándose seductoramente, como león cazando, De esta manera se sentía Darién Chiba al ver a su adorable esposa. Cada día su encantadora y linda esposa se transformaba en la digna reina de aquel reino aun no existente, en cuerpo además del alma.
—Mi Rey— abriendo los brazos para ser arropada por él—, lamentó informarle que no le llamaba a usted, llamaba a mi principito — girando su cara, para recibir un beso en la frente de su amado.
— ¡Ah!—. Exclamó con falsa indignación—; ¿está llamando al usurpador de mi cama? —susurro tan delicadamente mientras le quitaba esas ropas que cubrían su belleza—, el ladrón del alma de mi mujer...
—Siii— dejando ir la 'i'—, te amo— terminó girando su cuerpo en su propio eje antes de que su ropa quedará por la casa.
—Yo también te amo—, agarrando los brazos de su mujer y cruzándolos en su cuello para llevarla a la habitación principal adornada por una gran ventana que era suficiente para ellos.
Darién quería hacerla suya, adorarla como siempre cuando ella se colocaba pijamas cortos ¡jodidos pijamas! Sí que servían, para domar a un príncipe futuro rey demasiado serio, y "cuadrado". Pero al llegar al cuarto y estar más calientes de ambos lados por los besos mutuos, por la desesperación de amor eterno. El futuro Rey se detuvo al ver una cabecita con cabello oscuro se apodero de su almohada. Antes de tirarla al edredón de seda le hizo parar en el suelo, besándola antes de hablar.
— ¡Si ves! —, el príncipe susurrando en el cuello de su amada, para estremecer a Serena. Ambos sonrieron al ver aquel niño, aquel hijo que cambió todo—, quédate despierta— bajando de sus brazos a Serena, luego de haberla besado—. Yo lo llevo ya que tú te quedas con él.
— Esta bien—, bostezo observando cómo sus amados Darien's salían de el
cuarto— pero no te demores— guiño su ojo azul celeste.
— ¡Ven!— decía el padre mientras que el niño en su dormitada conciencia y realidad inmediata decía.
—Déjame dormir con mamá—, se despertó un niño dulce de unos cinco años, de ojos azules, cabello negro, sus ojos eran más penetrantes que los de su padre con una fuerza eterna heredada por la sangre Saiyayin y ser el futuro príncipe de la tierra—ella es mía—, alegaba el pequeño.
"Jovencito y también es mía, nada más que mía", pensó el padre, aquel pensamiento llego y sonrió. Aunque era una locura.
Necesitaba una buena excusa que fuese real y nada desaprobatoria para convencer a su hermosa esposa de amarla.
—No puedes volver a dormir con nosotros—; el futuro Soberano Rey de la tierra, trataba de ponerse de acuerdo con su hijo varón—, porque ella necesita dormir, como sabes ella estudia—, estaba terminado Pediatría nunca le cortó las alas a su reina no podía ella nunca le prohibía. Solo atender a mujeres jóvenes bueno en general a ninguna mujer. Solamente eso entonces debían manejar la reciprocidad. Haciéndole prometer que no atendería a padres, cuando fueran a consulta con sus hijos. — y además te cuida a ti necesita dormir, no queremos que nuestra reina se enferme ¿verdad? — por supuesto el niño lo negó—, por eso dejala descansar
"Sin contar que muy pronto seremos los Reyes"
Pensó Darién que sabía, en cualquier momento se sabría sus orígenes, ya las autoridades estaban buscando pistas de quien era Sailor Moon además estaban haciendo hipótesis de él porque ya no había vuelto aparecer a escena. Seis años sin los ataques del Caos, habían sido suficientes para reconocer Paz y el amor que nunca en la infancia de Darien percibió. Lita y Amy le habían dicho que estaban investigando sobre esto, las autoridades comenzaron a preguntar por sus alter egos de una manera constante... en cualquier momento se sabría su futuro y más en el Clown, además estaba Kenji e Ikuko, que aún no sabían la verdad de su hija, y que también se preguntaban por Sailor Moon, lo supo cuando finde semana estaban preguntando, por ambos.
—Bueno está bien—. Se preocupó y comprendió. El pequeño hijo era demasiado inteligente y tranquilo, aunque no obstante tenía esa chispa de alegría e ingenuidad heredada de su madre—La cuidas mucho ¿Sí?
—Eso ni dudarlo, la cuidaría con mi vida. Ustedes son mi vida pequeño príncipe — sonríe, ya que sabía de sobra que su pequeño era igual de celoso que él —Te quiero preguntar algo— el niño ya estaba acomodado en su cama arropado por el Doctor Chiba—, ¿Qué te perece si te damos una hermanita?— Darién esperaba esa noche como loco, quería llevar en brazos a una princesa de cabello rosado y ojos carmesí, una Serenity chiquita y perturbadora, sí que la esperaba y haciendo cálculos deberían hacerla pronto, para que naciera el mismo día que la Neo Reina Serenity cumpliera sus 26.
— ¡Siii! —, sonrió gratamente dando un grito de emoción—, quiero una hermanita. Porque quiero ser como Trunks y Bra.
Recordó a su familia paterna. Trunks era un chico extrovertido y valiente que había crecido mucho en esos cinco años. Y Bra, estaba en el vientre de Bulma. El mismo la chaqueaba, puesto que su tío Vegeta era un poco sobreprotector con su mujer y su pequeña Bra.
—Bueno hijo— el padre del príncipe se alivió mucho. No quería que se traumara, con los cambios que tendría mujer reina— entonces me voy, para tratar de hacerla pronto—. Guiño el ojo, aunque él sabía que su hijo no entendería nada.
—Padre, te puedo pedir un favor—, agachó la cabeza, buscando entre las sabanas entre las almohadas de algodón—, mira que Sailor tía Amy—refiriéndose a Sailor Mercury—, me contó una historia sobre un beso, sobre Peter Pan— el niño le dio un dedal.
Darién sonrío y le pregunto.
— ¿Quieres que le entregué el beso?—El nene afirmó mientras veía como su padre guardaba su beso y se retiraba del cuarto con una sonrisa en los labios—, buenas noches hijo mío.
—Buenas noches, papi—, se quedó dormido con la idea de ser hermano mayor.
El Dr. Chiba estaba agradecido con la vida, ya que le había dado lo que en su niñez le arrebató... Era el futuro Rey de la tierra, doctor, tenía la fuerza superior para proteger su vida y la vida de los demás. Pero aún más mucho más importante era amado, por la misma persona que desde los comienzos de la vida misma era para él, tenía un hijo quien alegraba sus días y estaba completamente seguro que aquella noche de Luna naciente iba crear una copia de su esposa.
—Bueno—, abrió la puerta de la habitación y se encontró con la decoración más sexy que pudo pedir... Muchas velas por el suelo, además la ventana del balcón estaba medió abierta, para que La luna clara hiciera su trabajo, aunque no veía a su coneja tierna por ningún lado..., cerró la puerta con seguro, la llamo quitando su camisa y pantuflas con desesperación — ¡Serena Tsukino de Chiba!
Al escuchar cómo Darién cerraba la puerta ella sonrió y se acercó de a poco, fingiendo dolor.
— ¡Ay doctor!—, ella estaba jugando y a él, le encantaba cuando ella jugaba era tan educativa y demasiado excitante. Entonces le siguió el juego.
— Dígame señora—Tirándola a la cama... dando una sonrisa igualmente sugestiva.
—Me duele—, señalando su cuello con que el dedo índice deslizando suavemente por las terminaciones de su propio cuerpo.
—Ya le quito ese dolor mi lady—, subiéndose ahorcajadas en ella tomando sus manos, besando su piel y terminando en sus labios, apoderase de su sabor, que pudiera pasar mil años más, pero él y ella no se acabarían de amar jamás.
— ¿Alguna parte más? —, mientras se desnudaba frente Serena después de alborotarle la ganas, la princesa auto proclamada, se sonrojo al verle recordando la primera vez que le hizo el amor. —Amor, Serena—beso la frente de la reina—, las cosas no cambian— ella desviando la mirada dice.
— Es que sigues estando tan guapo como él día en que te conocí y... — Darién se estremece por la ternura de sus palabras—, mejor dame muchos dedales, querido engreído.
— ¿Cómo que escuchando conversaciones ajenas? — fingiendo enojo— cabeza de chorlito
—Si mi lord— sonríen y ella es la que toma la iniciativa besándole con clemencia, cuando de repente Darién dejo de besarla—, ¿Qué pasa? ¡DARIÉN! —grito en un chillido típico de ella.
—Pan ha nacido—, sintió el instinto Saiyayin, entonces le susurró cálidamente mientras le besaba otra vez—habrá que visitarla.
La princesa asintió muy feliz por su casi familia política, los Son se habían convertido en personas demasiado importantes para Serena y Darién, sobre todo en el entendimiento que Serena traería a la vida a un Saiyayin, al que por suerte de sus padres no tenia cola. Pero que su Ki, se sentía hasta los limites del universo.
Por otro después de encerrar a Hades y que sus suegros entendieran lo complicado de la situación cuando aparecieron casados, aunque todavía no sabían lo del Tokio de Cristal, ni mucho menos lo Sailor Moon... Kenji hizo celebrar una gran boda con todos los artilugios del caso.
Darién se propuso hacer que Serena fuera más feliz, manifestando que no iba a cometer los mismos errores que su padre, sin olvidarse de Vegeta y Goku que a veces se comportaban como desconocidos ante sus esposas, para eso tomo un tiempo sabático para estar con ella entrenando en la montaña Paoz y concentrarse en Serena.
Recordando, cuando Darién llegaba mal herido a la cabaña de los Son, mientras que Goku, Gohan y Goten llegaban frescos ni siquiera con un pequeño rasguño. Al principio el príncipe de Elysion venía muy dañado a los brazos de Serena, pero con el entrenamiento adecuado y la ayuda de sus guardianes, junto a los Kou.
Todo se fue dando, hasta Haruka tuvo que ver en el entretenimiento de Endymion.
—No debes arriesgarte tanto—la princesa colocaba una pomada de hierba buena y limón en sus manos, se la frotaba en las palmas y luego la esparcía por las heridas de su príncipe—, eres mi esposo y como tal debes cuidarte—. Sostenía su vientre y el ríe de una manera divertida ella se volvía torpe al susto de perderlo, le besaba su cabeza como acto para tranquilizar a la chica.
—No, Serena— sonrió falsamente para soportar el ardor de las heridas— soy yo el que debe cuidarte—, el bebé comenzaba a moverse por la presencia de su padre—. Además, es divertido...— Sonrió mientras que las manos de Serena le limpiaban la sangre de su boca.
—¡Eres un terco!—exclamó mientras que los ojos del alma la desnudaban.
Milk tenía la paciencia y el ánimo para enseñarle todos los trucos necesarios a Lita, Serena y su hermana Rei, para esas situaciones si no contaban con la tecnología de la C.C—A mí no me tienes que convencer doctor Chiba o digo Tuxedo Mask— guiño su ojo, para luego besarlo—, me encanta esta parte de ti.
—Con que te gusta—, le abrazo con más ganas que antes—, solo espera que ya des a luz a nuestro hijo.
Hospital central
Mientras que Darién y la princesa de la luna estaban matando pasiones y dando oportunidad a Rini, en otro lado de la isla japonesa en un hospital un padre estaba caminando desesperadamente, sabía que su bebé era especial, que la pequeña tenía mucho poder más de lo que imaginaba, lo había comprobado cuando con ayuda de ella su padre se convirtió en el Legendario Saiyayin Dios, para darle una paliza a Bills.
— ¿Cómo sigue Videl? —, preguntaron y se sentaron asustados ya que no se sabía nada.
Puesto que Videl entró con la madre de él y suegra de ella. A las seis de la tarde de ese día.
Milk no había salido de la sala de partos y eran las nueve de la noche, el parto necesitaba una partera muy especial. Y si algo sabia ella era que la niña hubiera podido despertar su poder como paso en el cumpleaños de Bulma.
—Señor Satán, Boo—se detuvo el puente de la nariz— no lo sé, pero debe de estar bien— sonríe el muchacho aparentaba estar tranquilo, pero se le carcomía la cabeza en pensar en un futuro que no conocía.
Apareciendo la compañia su progenitor despistado juntó a Bulma y su hermano menor, un poco preocupados. Esa niña demostró que era una digna guerrera, por eso y por otros presentimientos de su madre y su "tía", decidieron que era mejor estar con ella, la mas opcionada en ese momento era la señora Milk.
— Papá, Goten— se calmó un poco y ver a Brief embarazada— Bulma.
—Ya nació lo siento—, entonces el nuevo abuelo continuo— al fin— se rasco la cabeza— ¿Ahora qué sigue? Deberíamos...— cuando de la nada aparece una pelinegra cargando un bebé sonriendo y tranquilizando al joven padre. Con el cabello despeinado y una que otra ojera. —¡Por Dende! Fue un parto largo.
— Videl está bien, no te preocupes solo necesita descansar—, la pequeña bebé abrió sus ojos hace que el corazón se le estremezca. Dos perlas negras deslumbradoras.
—Gracias madre—Gohan se hacía al lado de su madre para ver a su hija mejor. Mientras que la esposa Goku mencionando algo obvio lo miró.
— Debemos reunirnos con ellas—. Estaba decidida ayudar a cambiar un futuro pronosticado desde hace mucho.
— Exacto mi diosa—, desde el secuestro las cosas cambiaron puesto que Goku aceptó que era un bruto con ella. Pero al ver a su esposa con la bebé Pan, se le acercó con una mezcla de orgullo y amor a esas dos mujeres abrazándolas...—Es hermosa— Sonrió extasiado—, Milk la bebé es igual a ti.
No podía creer que su primogénito hubiera crecido tan rápido y que él no tuviera conciencia de ese tiempo era increíblemente la culpabilidad de los hechos en los que su cerebro no podía dar crédito.
—Debemos esperar—, sonríe mirando la Luna que esa noche parecía más grande como si estuviera dándole bienvenida algo nueva, a un nuevo amanecer—. Ya que sabes Athenea está de retiro con Pegaso y Serenity trata de quedar en cinta.
Bulma hablo rápido.
—Para que el Tokio de Cristal se forme un camino—caminaba lentamente con sus manos el vientre estaba que explotaba— Es increíble todo esto...—dijo Bulma acercándose a los dos nuevos abuelos— es increíble que Gohan sea padre— también regalándole un golpe en la espalda a Goku— y que tu cabeza de alcornoque seas abuelo.
De la nada, por una puerta llego Vegeta y lo negó con la cabeza.
—Mujer, no deberías hablar de eso—, ella le saca la lengua.
"Soy abuelito... abuelito" pensó el Son mayor, recordando al hombre que lo crio.
Todos rieron a la ocurrencia de Bulma la esposa de Vegeta conoció a su sobrino político. Se sorprendió por lo calmado que era, y distinto, aunque fue extraño ver a otro príncipe que pudiera gobernar la tierra, de una manera idónea, agradeciéndole a Kami – Sama que Darién fuese criado como un humano y no como un "estúpido príncipe Saiyayin", que ella amaba.
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