Capítulo 3
Capítulo 3: ¿Nos conocemos?
Llevo dos días de recuperación, debí haberme alarmado cuando la doctora dijo que estaba realmente por debajo de mi peso adecuado, al verme al espejo pude notar que la dieta se hizo notoria a un nivel extremo; empecé a recordar los días en los que dejé de comer porque temía a las calorías y los azúcares, mientras que Kyle me decía que dejara la dieta, que no estaba gorda y sin embargo, no le hice caso. Cada vez que observaba mi reflejo en el espejo, me veía obesa.
Aunque llevo poco me estoy esforzando en comer los alimentos adecuados para reponer el peso perdido. No entiendo como antes no me dijeron o advirtieron sobre como me encontraba, cuando Kyle se fué, pasaba los días sólo comiendo alguna fruta o yogurt bajo en grasa, cambié a tal extremo que lo que ingería debía ser "ligh" y si no era así prefería no comer; a menos que estuviera delante de mis padres, comía y luego un remordimiento se apoderaba de mí y me obligaba a vomitar lo ingerido para así no acumular la grasa o eso era lo que pensaba. Debo decir que me ha costado mucho volver a tener apetito en la comida.
—Ann, perdóname ¿Si? No fué mi intención dejarte sola y que te pasara eso —me dice Diana, a pesar de ignorar sus mensajes y llamadas durante estos dos días.
—¡No! Preferiste a un idiota, no me hiciste caso cuando te dije que sólo serías otra más en su estúpida lista. De no ser por Tobías, ahorita no sé que hubiera sido de mí ¡Y a ti solo te importó un carajo! —le digo para encaminarme a la salida de la universidad.
—Lo sé Ann... Yo de verdad lo siento, sabes que no pensé que te irías sin decirme.
—Pues te hubiera dicho si no hubieses estado borracha —la fulmino con la mirada y sigo mi camino dejándola atrás.
—Pero Ann...—la escucho decir, pero sigo mi camino a paso rápido.
Hoy iré a la cita con la nutricionista y la doctora. Me duele tener que pasar esto sola, solía ser Kyle quien me animaba en mis momentos malos.
Me encamino a tomar el autobús, me siento en la parte trasera tratando de pasar desapercibida por las demás personas.
—¿Este asiento está ocupado? —me dice una voz conocida, interrumpiendo mis pensamientos.
—No. —me limito a responder, él toma asiento y se coloca los auriculares.
El camino se hace largo y sigo mirando por la ventana, hoy es mi día de suerte, llueve a cántaros y un sentimiento de nostalgia de apodera de mí. Me coloco los auriculares y cuando ya me iba a bajar en mi destino, el brazo de Tobías me detiene.
—Espera, voy contigo —lo miro con el ceño fruncido.
—Por supuesto que no —le digo para encaminarme hacia la entrada del hospital.
Al llegar una enfermera toma el papel de mi cita y me hace pasar a un consultorio donde me espera la doctora.
—Toma asiento Ann —me dice apenas al entrar, distraída con unos papeles.—Bien Ann, ¿Cómo te has sentido?
—Supongo que bien. Aún me cuesta comer pero lo estoy intentando.
—¿Que te hizo pensar que estabas gorda? —me mira detenidamente y recuerdos divagan en mi mente como en la escuela cuando realmente era obesa y no encajaba en el sitio y recuerdo aquellas personas burlándose de mi cuerpo de distintas formas.
—Es sólo que tuve una niñez difícil —le digo con un nudo en la garganta y reprimiendo mis lágrimas.
—¿Desde niña empezaste la dieta? —apunta todo lo que me dice en un cuaderno.
—Básicamente sí. Luego me sentía mal si no seguía cumpliendo mi dieta; no lograba ingerir comida que tuviera calorías.
—Pues mira, la dieta que empezaste cuando eras niña, se transformó en una forma de vivir, es como un vicio; cuando empiezas a fumar, lo sigues haciendo. ¿Te has sentido mal estos últimos meses?
—Si, realmente mal. Mi mejor amigo está desaparecido.
—¿No tienen indicios de donde puede estar?
—No —me limito a responder y dirijo mi vista a un punto en la habitación que cautivó mi atención. Una pared con fotos, entre ellas muchas de Kyle cuando era niño. ¿Porqué la doctora tendría fotos de Kyle? ¿Acaso no sabe de su desaparición?
—Ann ¿Te encuentras bien? Estás pálida —dice la doctora distrayendome de mis pensamientos.
—Si... es sólo que... ¿Porqué tiene fotos de Kyle en su pared? —ella se queda observandome sin saber que decir, voltea su vista hacia las fotos de la pared, largos segundos pasan y no me da respuesta alguna—, ¿y bien?
—Él no es Kyle, Ann... estás confundida —se levanta de su asiento y se dirige hacia la puerta—, puedes retirarte, ya hemos finalizado esta sesión.
—Pero espera...—le digo levantándome— ¿Porqué tiene fotos de Kyle en esa pared? —señalo la pared.
—No es de tu incumbencia Ann —me dice molesta.
—¡Si lo es! —le grito— ¿Que pasó con Kyle? ¡Exijo que me diga donde está! —me empiezo a sentir algo mareada.
—Ann, calmate. No es lo que piensas. Kyle sólo fue mi paciente alguna vez, no tienes porque alterarte —la doctora se acerca a mí y posa su mano en mi hombro.
—Lo... Lo siento, es sólo que estoy preocupada por Kyle. Todas las noches me pregunto si está bien o si aún me recuerda, pero... es inútil.
—Es normal que te sientas así Ann, sé que le extrañas. Pero hay que estar tranquilos y atentos a cualquier circunstancia —siento falsedad en su voz—. Ahora puedes retirarte —asiento.
Me dirijo a la salida del consultorio, lo único en lo que pienso es en las fotos pegadas en su pared.
¿Qué tiene que ver ella en todo esto?
Sea como sea lo descubriré Kyle.
—¡Hey Ann, espera! —escucho a Tobías dirigirse a donde estoy— ¿Te encuentras bien?
—Sí, solo estoy algo mareada. ¿Que haces aquí? —le pregunto confundida.
—Sólo vine a acompañarte y saber que te encuentras bien. ¿Que te dijo la doctora?
—¿Podríamos salir de aquí? No me estoy sintiendo bien —me mira con un gesto de confusión y asiente.
Caminamos hacia una cafetería grande, nos sentamos y el mesero nos ofrece el menú, lo que menos tengo ahorita es hambre.
—Ann —dice Tobías observando el menú— ¿Que quieres comer?.
—Nada. Sólo pediré un café —esbozo una sonrisa para que no me reproche el hecho de que no pida algo para comer.
—Tienes que alimentarte Ann. No puedes seguir así —antes de seguir regañandome suena su celular—, lo siento linda, ya regreso.
Sigo sin entender que tiene que ver la doctora en todo esto y su cambio de humor tan repentino, lo único que sé es que Kyle vivía con su padre y que su madre los abandonó cuando Kyle era aún un niño. La relación entre Kyle y su padre no era muy buena, peleaban constantemente y más cuando se enteró que su padre se casaría de nuevo o cuando se enteró que su madrastra estaba embarazada —Mía, una hermosa niña de cuatro años que Kyle cuida más que así mismo o así era hasta su desaparición—. Es extraño que la doctora tenga varias fotos de Kyle pegadas en su pared.
—Ann, te estoy hablando —Tobías sonríe interrumpiendo mis pensamientos.
—Lo siento, solo estaba distraída —fingo una sonrisa y él me mira con el ceño fruncido.
—Bien, pediré un café y un pastel de chocolate, ¿y tu? —me dice esperando una respuesta.
—Sólo pediré un café.
—¿Y bien que van a ordenar? —nos dice la mesera.
—Dos cafés y dos trozos de pastel de chocolate —dice Tobías con una sonrisa pícara guiñandole el ojo y la mesera se la devuelve.
—Bueno, ya vuelvo —dice la mesera caminando hacia la que supongo es la cocina meneando sus caderas.
—Oye... la menea caderas quiere contigo —río.
—No es mi tipo —me dice restandole importancia.
—Pues le diste falsas ilusiones entonces.
—Pues se ilusiona muy rápido —me dice algo molesto—. ¿Cómo te sientes?
—Bien, supongo.
...
Terminamos una tarde agradable en el café, excepto la parte donde la mesera se le cayó la taza de café en la camisa favorita de Tobías y este le gritó haciendo llorar a la mesera menea caderas y yo riendome de la escena cómica. Pero en lo demás todo perfecto.
Diana sigue insistiendo con sus llamadas y mensajes, aunque quisiera perdonarle aún no puedo, por poco abusan de mí y ella ni se preocupó un poco porque se la pasaba bien con el tipo que la manoseaba en la fiesta; mientras que yo... soy la chica ignorada, por ello me entendía tan bien con Kyle, él era todo en mi vida; lo extraño tanto.
"Ann, salimos a un viaje de negocios, en la despensa hay comida, prepárate lo que quieras, COME, SI ME DOY CUENTA QUE NO HAS COMIDO NO TE COMPRO EL LIBRO QUE TANTO QUIERES, volveremos en dos semanas mi amor, cuídate. La señora Rosita te visitará unos días para hacerte compañía."
Pd: Cuidado quemas la casa cocinando. TE AMAMOS CARIÑO.
Att: Mamá.
—
Perfecto, saben que estoy mal y me dejan sola —digo en voz alta.
Subo a mi habitación, cené sólo un tazón de cereal. Escucho una de mis canciones favoritas "Stressed out" a todo volumen y la curiosidad termina por ganarme, así que mi intento de agente apenas inicia.
En un cuaderno apunto la fecha de desaparición de Kyle junto con la última llamada de Mark. Investigo en mis papeles de cita con la doctora su nombre completo: Lorraine Aurora Harrison Smith y apunto este nombre en mi cuaderno, además de la fecha de hoy y la nota de las fotos pegadas en su consultorio, por último intento de buscarle en Facebook pero mis intentos son fallidos, no aparece su perfil por ningún lado, ni en Instagram, Twitter y otras red sociales en las que intenté buscarla.
—Ann pequeña —me despierta Kyle a mi lado— ¿Cómo estás?
—¿Donde has estado? —le digo preocupada.
—Antes de irme, no confíes en ella —lo veo alejarse.
—¿¡Como en ella!? ¡espera Kyle! —me levanto de la cama para tratar de alcanzarlo— ¡Kyle, no te vayas!
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