Recuerdos del Ayer
¿Alguna vez has pensado en el momento en que empezaste a tener memoria? Me refiero al momento donde tomaste conciencia de golpe de que eras una "persona" cuya fuente principal de estímulos y reacciones serían la cantidad de experiencias y recuerdos que irías adquiriendo en tu recorrido por la vida.
Pero... ¿exactamente cuando empezaste a tenerlos? Si me preguntas a mí te diré que en mí caso ese asunto fue muy surrealista -se cruza de brazos- diría que hasta chistoso.
Antes de empezar a tenerlos creía estar en algun tipo de "limbo" dormida, como... Flotando en algún espacio donde yo solo era una silueta negra en medio de todo, y de repente... ¡me desperté de ese sueño! al abrir mis ojos ya no estaba flotando en ese lugar lejano, por el contrario estaba en un cuarto. Cuando me levanté comencé a llamar a mamá, ¿qué eran esas palabras que estaba pronunciando tan fluidamente y como sabía su significado?, ¿cómo sabía yo que esa mujer que entraba era mi mamá? era la primera vez que la veía, y aún así sabía quién era.
A ésto quiero llegar ¿ves? al crecer pude oír miles de historias de cuando era bebé, sin embargo no tengo ningún recuerdo de ellas. Empecé a tenerlos el día que desperté en ese cuarto de golpe. Dicen que los seres humanos somos seres "tripartitos" nos conformamos de:
1- Espíritu
2- Alma
3- Cuerpo
El cuerpo es el que almacena a los otros 2, ¿Qué creo yo? Que alguno de los otros 2 elementos era el que estaba flotando, recabando inconscientemente información que más adelante mi persona necesitaría para empezar con el pie derecho en éste camino al que llamamos "vida" uniéndose a los otros 2 porque había llegado la hora de poner en marcha al nuevo ser.
Después de tantos años sigo sin encontrar respuesta a tal acontecimiento.
Respecto a los recuerdos que involucran a mi hermana, son muy desordenados como mencioné anteriormente, pero a su vez hermosos.
Yo no comencé a vivir con ella desde el día que nací, se podría decir que mi mamá y yo fuimos muy nómadas. Pero sé que tenía 2 años cuando comenzamos a vivir en aquel apartamento en la capital, por entonces ya mi mamá no trabajaba para los padres de mi hermana como su niñera, ahora era la que se encargaba de los quehaceres de la casa, es decir, la sirvienta. A ella le preocupaba que en un futuro las amigas de mi hermana me hicieran sentir inferior dada nuestra posición social, pero eso nunca pasó, porque a ojos de mi hermana éramos iguales y siempre supo como tratarnos.
Según mi madre, mi hermana se escabullia todas las mañanas hacia nuestro cuarto, y se quedaba largas horas mirándome dormir. Desconozco la razón por la que lo hacía pero ahora puedo hacerme una idea.
Siempre que ésta la pillaba le decía: "cuidado la despiertas" pues al estar ella ocupada no me podría atender hasta terminar, pero eso nunca sucedió, mi hermana esperaba pacientemente, siempre fue muy respetuosa.
Viví con ella 5 años, en los cuales pudimos hacer mil y un locuras, los niños son creativos y si se les da rienda suelta pueden sorprendernos.
Por las mañanas nos levantábamos muy temprano, ella para ir a la escuela y yo al preescolar, me gustaba estar ahí, tenía amiguitos con quiénes jugar y las maestras me trataban muy bien, me compartían de su comida de cuando en cuando y yo ni corta ni perezosa aceptaba de buen agrado, pero sinceramente prefería estar con mi hermana.
Al regresar al apartamento; después de hacer los deberes, el resto del día era nuestro. Jugábamos con las muñecas, veíamos la TV, me sentaba en las piernas de mi hermana para que me leyera cuentos; mi favorito era el de: "La sirenita", aún no sabía leer pero ya me los sabía de memoria de tantas veces que los había escuchado. Cuando aprendí, mi hermana me regaló mi primer libro: "La Bella y la Bestia", aún lo tengo.
Ella tenía un radio que me gustaba mucho, era rosa con una cara de Hello kitty en el medio, todas sus cosas eran similares, por eso me llamaban tanto la atención, decía que eran "cosas de muñeca", ella ponía el disco, presionaba el botón y nos subíamos de golpe a la cama para brincar, agitar las caderas y revolcarnos en el piso mientras sonaba la canción de "Somos tu y yo". La diversión duraba hasta que mamá me venía a buscar y me cargaba para llevarme a dormir, pues al día siguiente tendría que levantarme temprano nuevamente. ¿Por qué? porque a la madre de mi hermana no le gustaba la procastinación, si bien íbamos de lunes a viernes a la escuela, eso no quería decir que los sábados los teníamos libres del todo. Íbamos a natación.
En realidad agradezco haber tomado esas clases, pero en aquel entonces me parecía una pesadilla, lo único que me gustaba era mi traje de baño, pero por lo demás... Era una completa pesadilla, mi profesor no era muy amable que digamos y muchas veces fui castigada con un repentino viaje al fondo de la piscina por llorar. Al ver que mi actitud cambiaba cada vez que llegaba el sábado mi hermana me dio un consejo valioso para ayudarme:
-Imagina que eres la sirenita, así no te dará miedo cuando empiecen las lecciones
-Pero ahí no está Sebastián, el cangrejito
-Imagina que sí está y verás como todo se arregla
Ding Ding, así es, mi hermana fue parte crucial en el desarrollo de mi imaginación sin límites.
A decir verdad supongo que no podía quejarme mucho, yo era la que más tiempo libre tenía, mi hermana estaba metida en más cosas a parte de la natación, practicaba flamenco y tomaba clases particulares en casa de vez en cuando, no era muy buena académicamente hablando pero eso no la amargaba, siempre sacaba tiempo para mí.
El mundo donde vivía era perfecto, recibía amor y daba amor, no podría desear más, sin embargo todo lo bueno tiene un final. Y ese final me golpeó como un carro el día que me gradué de preescolar.
Mamá y yo nos tuvimos que ir... No recuerdo despedidas exactas, la imagen más clara que tengo es la que vi desde la ventanilla del taxi que nos llevaría al terminal, mi hermana estaba llorando abrazada a la pierna de su padre mientras nos veía marchar.
Pasarían años antes de que nos volviéramos a ver...
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