CAPITULO 15
Aposento de Hades...
—¡Malditos todos! —, grito la reina del Negaverso al sentirse traicionada de nuevo, ahora sentía más odio por Serenity que antes. Le había quitado a Endymion hace muchos años —, no es que es inconcebible que una mocosa me quite el amor —. Ahora Diamante también se había prendado de ella.
De esa frágil mujer.
Beryl buscaba paz para no matar a Diamante por traicionarla hasta que de repente sintió unos pasos, como si fuera un grupo llevando a alguien arrastras..., sonrió al sentir quienes eran.
—¡Beryl! — le llamaron una vez, ella suspiro y de inmediato apareció.
—Dime, mi señor — se postro ante Hades, Frezer estaba al lado derecho del aquel trono oscuro.
—Diamante se estaba escapando con Serenity — dijo el rey del averno, guiándola hasta donde se encontraba el príncipe de Black Moon...— Ahora la princesa a desaparecido ante los ojos del lagarto.
Al llegar al calabozo ella le grito a Diamante tan llena de ira sabía que pretendía hacer y se estaba aprovechando de la situación, entonces le aullaba
— Eso te ganas por traidor —, el príncipe de Black Moon se la comía con la mirada. Él sabía que ella estaba haciendo show, ya que habían hecho una a opuesta.
Beryl después se mostró sumisa ante el enemigo Hades, le levanto la cara a Beryl en un microsegundo.
—Mujer deja la hipocresía — le hablo de una forma brusca —¿Qué haremos con él?
—Maten a ese traidor — grito con cólera...
En algún lugar de esa dimensión...
Serena no encontraba el camino, al menos saco del peligro a las chicas y aquello le regalaba tranquilidad a pesar de que la tristeza le habitaba. No comprendía donde se situaba, solo pudo recordar la noche que Darién pidió formalmente su mano ante su familia.
La señorita Tsukino estaba sentada en la orilla de la cama de su amado novio se encontraba asustada. No sabría cómo lo tomaría él se hallaba trabajando en el Hospital de Tokio, era el más inteligente y estudioso de los Doctores, no tenía mucho tiempo para preocuparse, pero aquello era importante.
No sabía cuándo había ocurrido ya que él mismo le ayudaba a controlar sus horarios y esas cosas desde hace unos años. Llevaba varios días en que no estaba en rojo... Eso la asustaba demasiado.
El señor Chiba, iba abrir la puerta de su casa, cuando noto que esta ya se encontraba sin seguro. Solo sonrió de pronto era ella. Su princesa.
Ella se aterrorizó demasiado de verdad le preocupaba aquello y de las chicas solo Molly y Mina sabían.
—Serena— le llamo y al no tener respuesta se preocupó — ¿Estás ahí?
—Si — Se le quebró la voz Darién no la noto bien, fue lo más rápido posible — estoy en la cama.
Camino apurado y la encontró hechas lágrimas tan destrozada que, sin más la abrazo, quedándose en silencio solo le abrazo meciendo su cuerpo tan tierno y tan chico ante él.
—¿Me puedes contar? — ella negándolo fugazmente y con miedo —Te peleaste con Rei — ella lo volvió a negar — extrañas a Rini — asintió y por fin hablo... los últimos días le había confesado que estaba extrañando a ese pequeño terremoto.
—Pero creo que la vamos a tener muy rápido aquí — lloro aún más y Darién se pasmo — ¿Qué paso? — Ella le paso la prueba casera — por si no me crees... — el no respondía — Darién Chiba, ¿Dime que haremos?
De un momento la alzo y la cargo comenzando a reírse como un loco, de esta forman tratando de que ella también se riera.
—Me acabas de dar la noticia más feliz de mi vida — se acostaron la cama a reír— Gracias —de verdad él sabía que las cosas serían difíciles, pero estaba harto de vivir lejos de ella.
Después de un rato de risas.
—¿Cómo?, creí que te enojarías — pero de un momento coloco mala cara, y antes de que ella se plantara a llorar.
—Me casare contigo ya mismo — ella abrió los ojos como platos, acariciándole el vientre — no me importa que Lita y tu padre Kenji me maten.
—Mejor — cuando él se emocionaba era algo como un chiquito, como si de verdad su madurez se fuera por un tubo. Tratando de calmar a su amado Darién—¿Por qué no vas hoy mismo a casa y les pides mi mano? — Le abrazo con ternura — no quiero que Haruka te mate.
—No lo hará — beso sus nudillos — porque nos casaremos lo más rápido posible, antes de que Rini se note — agarrándola de la mano salieron del apartamento, colocando a una Serena roja como un tomate...
—¿Estás seguro? —, pregunto la joven Serena.
—Serena Tsukino — ella abre los ojos como platos de seguro la iba amonestar, pero la besa con tanta ternura que casi la hace caer —, te amo y es hora de demostrarle a tu familia quien es el "señor" con que mantienes, el que te ama con locura...
—Darién—, se le va ir la voz mientras suben en el auto de él — si papá no me permite estar contigo — le miraba seria y eso lo sorprendió a él —¿Puedo venirme a vivir contigo?
El asiente y solo besa su mano, en el camino Serena, reconocía que no le fue tan mal como pensaba...
—Llegamos princesa —, Darién sentía una felicidad extrema se imaginaba que después de todo lo que habían vivido juntos ya era hora de demostrar lo que tanto profesaba—, Ven.
El príncipe de la Tierra estaba nervioso y ella lo notaba entonces justo antes de comenzar camino a la puerta de la casa de Serena, ella lo freno en seco, tratando de darle tranquilidad y las palabras acertadas.
—Le diremos a mis padres que me quiero casar contigo, puesto que te amo y que ya no soy una niña —, su voz había cambiado algo fuerte pero tranquila, para sopesar lo que vendría.
—Tienes razón — aflojando un botón de la camisa rosa que tanto le gustaba a la amada mujer—, ya que, si le decimos a tu padre que estas embarazada, me mata.
—Bueno señor Chiba—, abrazando a su amado príncipe agarrando sus manos para darle entrada en su casa a esa nueva realidad, que ambos esperaron por tanto tiempo.
—Si señorita Tsukino.
Tocaron la puerta y la primera en verlos juntos fue Ikuko.
—Hola —, vi a su hija apenada y al que suponía ser su yerno igual —¿Qué esperas? Serena Tsukino entra con este muchacho tan encantador.
— ¡Mamá! —, Tuxedo Mask se alegró de una forma tierna.
El recuerdo le dolía hasta lo más profundo del alma esta en medio de la nada, embarazada y con mucho miedo cosa que no entendía puesto que fueron muchas veces que salvo al mundo. Derrotando el miedo, por el amor y la justicia.
—¡Darién! — solo su voz se escuchó en lo que queda de espacio
Hacia dos semanas que Darién y Serena tenia conciencia de Rini, bueno creían que era Serena Tsukino Chiba.
El trono de hades...
Se encontraba el Hades, con Frezer y Beryl, observando y buscando a la princesa de Luna, el poder de Tsukino el cual siempre emanaba era tan poderoso que podría destruir el reino de la oscuridad del Hades.
—¿Dónde puede estar esa chiquilla revoltosa? —, camino Frezer, con un voz elegante y sofisticada mirando todos los espejos de aquel trono.
—No debe haberse ido muy lejos — reafirmo Hades, mientras que Beryl se auto- refleja, no quería volver la belleza de las tres mujeres juntas —, ¿Qué demonios te pasa? — pregunto el furioso rey del inframundo
—Nada — dejo de mirarse un poco apenada — ¡ustedes creen que ahí sentados la van a encontrar estas algo equivocados! —. Grito y desaprobó la actitud de ellos — ella es tán escurridiza como un conejo — sonrió dando aires de superioridad — difícil de encontrar, pero muy fácil de matar — estaba parada dando una vuelta por el trono.
Los susodichos se sorprendieron y hablaron cada quien por su lado
—Pues si tienes una mejor idea, que acostarte con Endymion — Hades le hizo sentar de un grito —entonces te permito que hagas lo que tengas que hacer.
—No creo que puedas, contra ellos — Frezer tratando de hacerla enojar —eres débil...
—Y lo dice, quién se desubico con una roca tirada por una niñita de coletas — recordándole a Frezer que es por él aquel embrollo — ¡Ja!, más bien tengan los demons preparados que yo hare algo — empuño sus manos —hablare con Diamante.
Saliendo del gran salón hacia los calabozos del inframundo. Hay estaba Diamante encadenado y envuelto en Roca Oscura, la cual le neutralizo los poderes.
—Despierta Príncipe — Diamante de inmediato despertó—Necesito de tu ayuda — las piedras que lo tenían cubierto se fueron desvaneciendo — ya no soporto a esos dos...—, lo miro como lo habían torturado y sonrió — aunque a ti por traidor te tengo en un mal concepto.
Diamante le sonrió diciendo.
—Debemos unirnos — hablo él, lleno de confianza, hacia la Reina Beryl — libérame, ya que así podrás gobernar a mi lado — ella de inmediato lo libero y de esta forma emprendieron camino hacia la salida del averno.
"La volví a convencer... ahora si vas hacer mía Sailor Moon" vago en su pensamiento.
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