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- ¿Te duele?

- No.

Juan siguió. Grite.

Maldito.

Me hace sufrir.

- ¿No duele?

- Ni que fuera tan grande Juan.

Movió el pedazo de nuevo, volvi a gritar.

- ¿Paro?

- Termina ya.

Siguió y seguí gritando y gimiendo de dolor.

- Dijiste que no dolía.

- Sabes a la perfección que duele pedazo de imbécil, termina con eso de una re putisima vez.

Juan rió.

- Calmate, los chicos escucharían.

- Y tu apurate si no quieres mas insultos.

- Me gustan tus insultos, mas cuando hago esto.

- ¿Eres un imbécil o te haces? ¡Acaba ya!

Puso unas gasas sobre mi vientre. Suspire aliviada.

- Gracias a dios.

- Creí que no dolía ni molestaba el algodón con alcohol.

Rodé los ojos, él soltó una carcajada.

- Te voy a dar un balazo en la frente y después este voy a curar a ver si duele o no.

Le respondí molesta.

- Bueno, solo bromeo. Dale un poco mas de alegría al día.

- ¿Haces rima ahora?

- Lo siento ¿Si? Se que te hice sufrir.

Acarició mi mejilla. Rodé los ojos otra vez.

- No me haces sufrir, me haces odiarte.

- Perdoname, Cielo.

- Me diste diabetes. -Reí- Te perdono.

Juan sonrió y besó mi mejilla.

- Vamos. Tienes un vuelo esperándote.

Asentí y me acomode la ropa. Fui a mis maletas y las agarre con dificultad. Juan las agarró por mi.

- Llevo estas al auto y vengo por las de Lizzy.

Asentí.
Ayer, Juan me acompaño a sacar el pasaje para Medellin. Él y Valen irían el fin de semana. Me dolía un poco irme y dejarlo de nuevo. Estas ultimas noches estuvimos juntos, bueno, él me curaba y ayudaba en todo. A mi y a los pequeños. Cada vez me convencía mas de que era el hombre perfecto. En Realidad, es el hombre al que amo, y tambien es perfecto. Lo que mas me gusta de él es su rol de padre. Esta siempre que puede con sus hijos y cuando se desocupa, esta con otras cosas. Aunque estos días no Tanto, se ocupaba mas de mi. No creí que él fuera así, no lo veía capaz en un principio.

Ya en el Aeropuerto, baje del auto. Quise agarrar las maletas pero Juan no me dejó.

- Dame una aunque sea.

Me dio la mochila de Lizzy, la cual era peso pluma.

- Solo lleva eso.

Bufé molesta. Puse la mochila en mi hombro y agarre a los chicos de mis manos.
Hice todo el papelerio y al terminar, esperé que anunciaran mi vuelo. Valen y Lizzy jugaban mientras Juan y yo estábamos sentados.

- Voy a Extrañarte.

Susurró. Pase una mano por su cuello y le sonreí.

- Yo también.

Me quite la cadena que llevaba puesta y se la puse a él.

- No, dejala.

- Quedatela... Después de todo, es tu llave. Y además se ve linda en tu cuello.

Juan hizo una mueca.

- No puedes irte sin algo mio.

Se quitó una pulsera y la puso en mi muñeca.

- Esa si es tuya. No quiero que me la devuelvas.

Rodé los ojos divertida.

- Esta bien. Es muy bonita.

Era una pulsera de oro, con el dije de un águila. Sabe que me gustan los águilas.

- Sabia que era tu animal favorito. En realidad, esa te la iba a dar cuando salimos y... Bueno, el incidente...

Rascó su nuca nervioso.

- Descuida.

- Bueno, el caso es que te la debía dar y me olvidé.

- Me encanta.

Me acerque a sus labios y lo besé. Nos besamos un rato hasta que anunciaron mi vuelo.

- Debo irme.

- Lo se. Cuidate, que ninguno se te acerque.

Levante mi ceja y le di otro beso.

- Cuidate, te amo.

- También te amo.

Me dio otro beso. Agarre las cosas y, cuando Lizzy se despidió de Juan y Valentin, me fui.

Jamie.

Iba muy distraído. Intentando escaparme de la plaga de fans. Cuando sentí que choque a alguien.

- Lo siento... Yo...

Mire a quien choqué. Me quede duro. Era una belleza ¡Santo dios esos ojos! Era hermosa, en serio.

- ¿Estas bien?

- Si. Disculpa, pero me debo ir.

- Ah... Si. Soy Jamie.

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La chica agarro a una niña de la mano y se fue. Me quede embobado en ella. Dios mio, era hermosa en serio. Vi que un chico me miraba mal, pero lo deje de lado. Lo único en lo que me fije fue en ella.

Sentí algo raro en mi.

Fue como amor a primera vista.