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Primera pista

POV ANA JULIA

Hace cuatro horas que hablé con Rosie, la última llamada que le hice me pareció muy extraña. Es como si estuviera a punto de hacer algo, pero no quería que yo me entere.

Aunque dijo que me contaría luego.

"Rosie, ¿Ya estás en casa?"
"Llámame, ¿Quieres?"

Fueron algunos de los mensajes que le envié a mi mejor amiga, pero no los recibía.

¿Acaso tiene el celular apagado?

Le hice unas llamadas y definitivamente estaba apagado. Me enviaba directo al buzón.

Rosie, no es asi. Y es lo que me extraña de ella. Es organizada, responsable y muy comunicativa. Ni siquiera ha subido algo a su Instagram.

Esto me parece demasiado extraño.

Mi celular suena, esperando que sea ella.

*Matías*

Es el novio de Rosie.

—¿Hola?

—Ana Ju. ¿Quería saber si le tienes algo planeado a Rosie?

—¿Para qué?

—¿Cómo que para qué? Para su cumpleaños, tonta. Cumple 21 en tres semanas.

Es cierto. Mi mejor amiga ya cumplirá 21. He tenido tantas cosas en la cabeza, que no me acordé de lo más importante.

—¡Claro! Estoy pensando hacer una pequeña reunión con los chicos de la universidad. ¿Tu tienes algo planeado?

—La quiero llevar a cenar, a un lugar muy especial.

—Me parece genial. Bueno hablábamos luego, la mamá de Rosie me está llamando.

Cuelgo la llamada de Matías y contesto rápidamente a la mamá de mi amiga.

—Sí, señora. Buenas noches.

—Ana, querida. ¿Rosie está contigo?

¿Aún no está en casa?

—No señora, no está aquí. Creí que a estas horas ella ya estaba en su casa.

Miro el reloj y eran las 10 de la noche.

—Salió desde la tarde, pero aún no regresa. ¿Sabes si está con su novio?

Los papás de Rosie saben que ella tiene enamorado, pero aún no lo conocen.

—No lo sé. Hablé con él hace unos minutos, me preguntó si le voy a preparar algo para su cumpleaños. Pero lo llamaré. ¿Sí?

—Porfavor, querida. Me avisas cualquier cosa.

—No se preocupe. Buenas noches.

Llamé a Matías, pero me dijo que no se ha visto con ella desde la mañana, que se despidió en la salida.

Definitivamente algo está pasando, no quiero pensar mal. Pero espero que Rosie no esté en peligro.

*****

—Muchas gracias por asistir, pueden retirarse.

—Hasta luego. —El maestro salió del salón y los chicos se preparaban para la siguiente clase. 

—Ana Ju ¿Porque Rosie no ha venido? ¿Vendrá en la siguente clase?

—No, lo sé Ruth. No me responde los mensajes desde ayer.

—Yo también le escribí. quería preguntarle sobre como va a hacer el trabajo en equipo.

Ayer después de devolverle la llamada a la señora Wilkins me quedé muy preocupada. No dejé de dejarle mensajes a Rosie, esperando en algún momento los reciba.

Espere tanto que me quedé dormida.

Hoy salí apurada de mi casa, pues estaba llegando tarde a la primera clase. Esperaba que Rosie llegara hoy para que me contara lo que estaba pasando, porque desde que me colgó la última vez no entendí absolutamente nada.

—¡Mamá, ya llegué!

—Que bueno, hija. Ve a lavarte las manos que el almuerzo ya está listo.

—¿Papá vendrá a almorzar? —pregunto mientras obedezco a mi madre.

—No, cariño. Dijo que no podría hoy, lo veremos en la noche.

Ayudo a poner la mesa y nos sentamos a almorzar.

Mamá me contó como le ha ido esta mañana, uno que otro chisme que le cuentan las vecinas. Me da mucha gracia lo que me cuenta.

De repente el timbre resuena por toda la casa.

—Yo voy. —Mi madre se pone de pie y va hasta la salida para ver quién busca.

Tocan nuevamente.

—¡Ya voy!

—¿Señorita Ana Julia Roberts?

Sigo a mi madre segundos después.

—¿Quién la busca?

—¿Quién es mamá? —Me asomo a la puerta. Había un hombre vestido de traje.

—Buenas tardes. Soy el inspector Stevenson. —El hombre muestra su placa. —Buscamos a la señorita Ana Julia.

¿Porque me están buscando?

—Soy yo. ¿Qué desea?

—¿Puede acompañarnos?

¿Qué?

—¿Mi hija ha hecho algo?

Estoy segura de que no he hecho nada. Pero dudo que esto se trate de mí.

Mi corazón empezó a palpitar muy rápido.

—Se trata de la señorita Wilkins, está desaparecida desde la noche de ayer.

Nunca regresó a su casa. Mi mejor amiga ha desaparecido y nadie sabe de su paradero.

—Sí, está bien. Rosie es mi mejor amiga y estoy dispuesta a colaborar en todo.

—Te acompaño. —dice mi madre. Ingresando nuevamente a la casa por su bolso.

*****

Estaba en una habitación, completamente blanca sin ninguna ventilación lo único era una mesa y un par de sillas una frente a la otra. Y un gran espejo que me imagino que desde el otro lado de este pueden verme.

—Buenas tardes señorita Roberts. —entra el inspector que fue a buscarme a mi casa. El hombre parece de unos 30, talvez uno o dos años más. —Espero que pueda colaborar para poder encontrar a la señorita Rosie. —Se sienta al frente y abre una carpeta sobre la mesa.

—Rosie es mi mejor amiga y diré todo lo que sea necesario.

—La señora Wilkins dijo que Rosie tiene novio. ¿Es cierto eso?

—Sí, Rosie y Matías llevan dos años siendo novios.

—¿Usted cree que se haya escapado con su novio?

—No. —niego. —Rosie no haría algo así,  la conozco muy bien, ella quiere mucho a Matías pero también quiere a su familia y no los haría sufrir de esa manera.

El inspector me pidió información de Matías y no dudé en dársela.

—Tengo entendido que Rosie la llamó a usted el día de ayer. ¿No se volvió a contactar?

Habían pedido mi teléfono, pues en el camino le comenté al inspector que yo la llamé, que me dijo que tenía un compromiso y que ya había llegado al lugar para después colgar la llamada. Dijeron que con eso podrían averiguar en qué lugar fue la última llamada que hicimos.

—No, incluso le escribí hasta muy tarde pero no me respondió los mensajes ni cogió las llamadas.

—¿Tiene alguna idea de donde pueda estar? ¿Rosie se ha comportado de manera extraña estos últimos meses? Usted es su mejor amiga.

Niego nuevamente.

—Estuve de viaje con mi familia, me comunicaba con ella por video llamadas y ninguna vez vi algo extraño en ella, créame que lo notaría.

—Eso sería todo por ahora. Si necesito de usted me estaré comunicando. —Me estrecha la mano. —Este es mi contacto, si recuerda algo de suma importancia,  no dude en llamarme.

—¡Inspector Stevenson! —Una mujer entra bruscamente a la sala.

—Dígame, Venegas.

—Hemos encontrado el auto de Wilkins. 

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