Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8

21 de septiembre, 2020.

La oficina era cálida, Marinette le había ayudado a decorarla cuando tomó las riendas de la empresa como presidente. Una pequeña maceta adornaba una esquina de su escritorio, al igual que un par de fotografías de su matrimonio y otra con sus suegros. El calendario sobre la misma mesa, marcaba una fecha en octubre con un gran círculo rojo, algo que no debía pasarse por ningún motivo, aunque lo tenía presente a cada momento del día.

—Adrien, ¿estás seguro de querer verlo?

Wayhem sostenía la memoria en sus dedos, sus ojos marrones mostraban completa preocupación por el contenido que su amigo estaba por ver, pero no podía negarle nada, aunque temía lastimarlo más que darle tranquilidad.

—Dámela. —estiró su mano con su expresión completamente seria, evitando los ojos de Wayhem cuando acabó por tomar la tarjeta, insertandola en su portátil en breve. —¿Te tomó mucho tiempo encontrar esto?

—Para ser sincero, fue bastante difícil adquirirlo, tuve que contactar con algunos amigos, ya luego en mi poder el proceso de remasterizacion fue un tema complejo. De todos modos quiero que sepas que esa es la única copia existente. —los ojos de Adrien quedaron fijos en la pantalla, sus manos comenzaron a sudar y temblar involuntariamente, al igual que su corazón se subía hasta su garganta. —Antes... Quisiera hablarte sobre los fondos que me pediste investigar.

Su mano se detuvo justo cuando iba a tocar una tecla. Adrien se permitió respirar antes de abrir el archivo, supuso que su amigo quería darle algo de coraje antes de enfrentar la cruda realidad.

—¿Qué averiguaste?

—Pues, los fondos de las instituciones de caridad efectivamente fueron transferidos de a poco y en un mínimo porcentaje a una cuenta en un banco extranjero, todo fue demasiado limpio como para que alguien lo notara, bueno... Tú lo notaste. —sonrió casi imperceptible, pero aclaró enseguida su garganta. —Pude rastrear todos los movimientos de las transacciones, cada una de ellas.

—Maldita sea. —Adrien golpeó la mesa con su puño y apretó sus dientes. —¡sabía que esto pasaría!

—¿Te digo quién fue?

—Sé perfectamente quien fue, —bufó. —lo único que necesito es toda la evidencia que reuniste.

—No te preocupes, todo está guardado en la caja fuerte del apartamento, eso y los archivos originales de los vídeos que tienes ahí. Las cartas, correos y el diario de tu madre también, toda la información que reuniste estos años.

—No hay que mover nada aún, dejemos que siga sacando el dinero como si no estuviéramos enterados.

—¿Pero no deberías parar esto? Digo, la suma es catastróficamente millonaria, y todo es nacido de la empresa. Las fundaciones están perdiendo...

—Wayhem, —interrumpió sus palabras lo más calmado que se permitía en ese momento. —llevo toda mi vida planeando esto, puedo esperar un poco más. Te puedo asegurar que todos nuestros centros benéficos estarán bien, de eso me encargaré personalmente.

—Lo sé, Adrien. Pero intentaron matarte, atacaron a tu esposa, ¿qué te hace pensar que no sabe que ya estás al tanto de todo? —el castaño sacudió sus manos con impaciencia.

—Es una mente enferma y trastornada, necesito que venga aquí para quitarle la máscara de una vez, frente a todos. No haremos nada hasta reunir todo. —su mente se fue a otro lado unos segundos. —necesito... ¡Mierda! —cubrió su rostro y jaló un poco su cabello.

—¿Qué? ¿Qué pensaste ahora? —tomó asiento frente a él.

—Luka... Eso me pasa. Luka no se quedará tranquilo con lo que pasó y de seguro comenzará a investigar por su cuenta. Lo conozco.

—¿No crees que sea buena idea que se entere? Después de todo es tu mejor amigo, no es algo que debas ocultarle.

—No quiero involucrar a nadie, suficiente cargo el peso de que tu lo sepas. Si algo te pasa...

—Oye, nada va a pasar conmigo. Sé defenderme muy bien, además, soy tu empleado. Sólo cumplo con mi trabajo al cuidar de ti y tu esposa, nuestra amistad es aparte.

Se vieron unos segundos antes de que Adrien acabara por asentir y volver a fijar sus ojos en la pantalla frente a él. Tomó aire profundamente, despejó sus pensamientos lo más que pudo y terminó abriendo los archivos de video.

Uno por uno los vió en completo silencio, parecía que incluso no pestañeaba. Cuando acabó, bajó la pantalla viendo a la nada, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, y la rabia junto al dolor, se apoderaron de su pecho lo suficiente como para lanzar el portátil contra una de las paredes. El objeto se hizo trizas. Adrien se contuvo de soltar un grito, su rostro estaba rojo y las venas se marcaban en su frente, golpeó repetidas veces con su puño la mesa y su respiración se volvió errática.

—Adrien. —Wayhem se mantuvo en la silla, viendo preocupado como su amigo se caía a pedazos. —siento esto, es una mierda por completo.

—Y-yo... Es culpa mía.

—No es tu culpa, no tenías como saberlo.

—Félix no puede enterarse, jurame que nunca lo sabrá por tu boca. —apuntó su rostro con fuerza y limpió sus lágrimas con brusquedad, intentando serenarse. —juramelo por tu vida, Wayhem.

—Te lo juro. —el hombre levantó su mano. —te juro que esto me lo llevaré a la tumba.

══════◄••8••►══════

Era de noche. Adrien bajó de su auto completamente exhausto, ese día en específico fue una tortura, lo único que más deseaba era poder llegar a su casa y descansar junto a su mujer.

Es cierto, se le olvidó el pequeño detalle de que ella seguía molesta por su discusión el día anterior, no habían hablado en todo el día, pero no es algo que quisiera pensar en ese preciso momento.

Se estiró e hizo sonar los huesos de su espalda, miró la oscuridad del cielo y respiró profundo el olor a tierra mojada que se percibía en el aire. Giró hacia su casa, divisando las luces encendidas de la sala, al parecer Marinette ya había llegado de su trabajo, así que con toda la tranquilidad que le dio llenar de aire fresco sus pulmones un segundo, se dirigió a la puerta principal, abrió y colgó las llaves a un lado en los ganchos.

Un delicioso y cálido aroma a galletas recién horneadas inundó su nariz, cerró sus ojos degustando la escencia, y a paso lento se acercó a la sala, encontrando a su esposa cerrando el horno en la cocina. Su cabello estaba tomado en una coleta alta, portando su delantal rosa, el cual se le veía encantador a su parecer.

Marinette tarareaba una canción alegre, pero no se esperaba que Adrien la abrazaría por detrás, dejando sus labios descansar en su cuello por una eternidad. Dio un pequeño salto por la impresión, pero terminó sonriendo aceptando su abrazo.

—Mi príncipe, lo siento. —sus brazos abrazaron los de Adrien alrededor de su cintura. —no me gusta que peleemos. Lo estuve pensando, y sé que sólo quieres cuidarme, yo haría lo mismo en tu lugar. Entonces, quiero llegar a un acuerdo con lo de Wayhem, no creo que sea necesario que esté las veinticuatro horas conmigo, pero si que se de una que otra vuelta durante el día o cada dos días por la casa, está bien si así lo prefieres. —hizo una pausa esperando alguna respuesta de parte de su esposo, pero sólo se mantenía en silencio. —Además, hoy hablé en mi trabajo y pedí mis vacaciones, así que me tendrás sana y salva en casa, ¿está bien? —Él la apretó con más fuerza, casi fundiendo su cuerpo con su calor reconfortante. —¿sigues molesto?

—No. —negó con la cabeza, su voz apenas salía de su garganta y su actitud le extrañó a la chica. —sólo te extrañé mucho hoy.

—¿Qué sucede? —ella intentó voltearse, pero no se lo permitió. —Adrien, ¿ocurrió algo en la oficina? —negó otra vez. —¿Entonces con tu padre?

—No, sólo estoy muy cansado y necesitaba un abrazo tuyo. —respiró su aroma y dejó un dulce beso sobre su hombro. —Discúlpame, ayer me vi como un marido controlador, y creéme que no era mi intención hacerte sentir menos en ningún sentido. Tu trabajo también es importante. —Marinette acabó por voltearse y al ver sus ojos un poco hinchados, la preocupación no tardó en acapararla por completo.

—¿Estuviste llorando? —cuestionó tomando su rostro con delicadeza. —amor, ¿qué pasó? —él volvió a negar y se ocultó en su pecho para evitar que lo viera de esa forma.

—Sólo estoy un poco colapsado, es estrés. Nada que deba preocuparte. —la azabache acarició su espalda, dejando pequeños y suaves golpes para relajarlo.

—¿Quieres que te prepare la bañera? —habló por lo bajo. —mientras mira las galletas, y luego nos vamos a dormir, ¿si? —Adrien volvió a negar sin soltarla. —estás más mimoso de lo usual. —ella rió, pero él tenía otras intenciones. —Adrien...

—¿Mmh? —besó lentamente su cuello, con el suficiente cuidado de no lastimar aún más los hematomas que estaban desapareciendo. Desató el delantal en su espalda, continuando con el cierre de su vestido y lo deslizó inmiscuyendo sus dedos por su columna.

—Dijiste que estabas cansado.

—No te tuve por casi dos semanas. —susurró adueñandose de sus labios con dulzura. —¿Quieres?

—Si quiero, sólo déjame sacar las galletas. —se volteó y dio dos pasos a un lado para apagar el horno, pero Adrien no hizo más que comenzar a besar su espalda desnuda, logrando desarmarla casi por completo. —Adrien, si las dejo ahí se van a...

—No me importa. —deslizó el vestido por sus hombros y la prenda cayó al suelo dejándola sólo con el delantal colgando en su cuello. —quiero comerte ahora. —Marinette sonrió y giró, desatando el nudo de su corbata sin dejar de ver sus ojos en cada movimiento.

—¿Y si yo te como primero? —retó mordiendo su labio inferior. Los ojos de Adrien brillaron ante sus provocaciones, pero no se quedaría atrás; la alzó haciendo que rodeada con sus piernas su cadera. Marinette se aferró a su cuello con fuerza y sorpresa por su acción. —tu manos están tocando donde no deben. —él sonrió de lado y apretó con más ganas sus muslos hasta deslizarse bajo su pantaleta.

—Se me olvidaba que debo pedir permiso para tocar lo que es mío. —ella rozó su nariz y besó sus labios con ternura, sintiendo su sonrisa aparecer sobre su boca.

—No lo necesitas. —susurró respirando el olor de su perfume. Dejó su frente caer en la de él y cerró sus ojos unos segundos. —te quiero tanto, tanto, tanto, tanto.

Adrien simplemente volvió a besarla y caminó con ella hacia su habitación en el segundo piso. La dejó sobre la cama, quitó su cinturón y se deshizo del pantalón en cosa de segundos.

—¿Estás seguro que estás bien? —preguntó Marinette cuando se acomodó sobre ella, peinó su cabello y tocó con cuidado su nuca. —el golpe fue muy fuerte. —él tomó su mano y depositó un beso en sus nudillos, cerrando sus ojos para disfrutar plenamente su cercanía.

—No te preocupes, estoy bien... Todo está bien, amor.

—Es sólo que siento que hay algo que te tiene preocupado, sabes que puedes decirme lo que sea. —se miraron a los ojos fijamente, Adrien estaba tentado a decirle todo de una vez, pero al mismo tiempo sólo quería olvidarse de todo, quería que sólo fuera una pesadilla de la cual despertar y seguir su vida normal junto a ella. —Adrien. —llamó otra vez al no recibir una respuesta clara.

—Puede que haya algo, —murmuró. —pero no quiero hablar de eso ahora. Sabes que no puedo mentirte, sólo que en este momento quiero estar contigo y olvidarlo.

—Está bien, pero siempre estaré aquí, Adrien. Soy tu esposa, no lo olvides. —se permitió regalarle una sonrisa y besó su mejilla por un prolongado tiempo. —yo siempre te apoyaré.

—Te amo, princesa.

—Yo más.

══════◄••8••►══════

22 de septiembre, 2020.

—Adrien, ¿a qué debo tu visita? —preguntó Luka con una enorme sonrisa plasmada en el rostro. —nunca pasas a mi despacho.

—Necesito hablar contigo. —respondió con seriedad, una de la cual el pelinegro fue consciente al instante.

Adrien cerró la puerta detrás suyo y se acercó lentamente al escritorio de su amigo. Luka ordenó los papeles que tenía esparcidos sobre la mesa, y se  distrajo tecleando algo en su laptop, ya se hacía una idea de lo que quería hablar.

—Estoy con un poco de trabajo, pero dime. Soy todo oídos. —sus azules se posaron en los verdes del rubio. —¿pasó algo con la empresa? Tienes una cara de muerte.

—Debes dejarlo. —habló Adrien ganándose una mirada extrañada de su contrario. —sabes bien a qué me refiero. Necesito que dejes el tema del atentado por la paz.

—No sé de qué me hablas en realidad. —Luka se puso de pie, tomando una carpeta de paso, dirigiéndose hacia la salida, pero Adrien tomó su brazo viéndolo con molestia. —debo seguir trabajando.

—Ya basta, Luka. —frunció el ceño. —puedes hablar cinco minutos conmigo, no te hagas el idiota con esto. Te conozco, sé que estuviste haciendo preguntas con algunos colegas, y ahora mismo te pido que dejes esta investigación.

—¿Por qué? —Adrien lo soltó al mismo tiempo que suspiraba con cansancio. —¿por qué me pides eso? Sólo quiero ayudarte y ayudar a Marinette. El perfil de quien los atacó no es de una persona normal, lo sabes. Entonces, ¿por qué quieres dejarlo pasar?

—Porque es peligroso, además, ya lo comuniqué todo a la policía.

—Sabes bien que la policía es deficiente, yo puedo hacer un mejor trabajo en ese sentido.

—No lo pongo en duda, pero mantente alejado de esto. —lo rodeó, sostuvo el pomo de la puerta dispuesto a irse. —no quiero repertirtelo denuevo.

—Estoy preocupado por ustedes. Estoy seguro que no le dijiste nada a Marinette, y sé que te estás haciendo cargo solo, déjame ayudarte.

—Te dije que no. —golpeó la puerta con su puño, haciendo que Luka saltara en su sitio por la impresión. —¿por qué demonios insistes tanto? ¿Qué no lo entiendes?

—Sabes bien porqué. Te quiero y no puedo evitar involucrarme. —Adrien dejó caer su frente sobre la superficie de la puerta y cerró sus ojos para serenarse por sus palabras.

—Después de todos estos años, Luka. —el de azules medio sonrió viendo hacia el lado.

—Ya sé... —hizo un mohín con los labios. —pero en el corazón no se manda. Eres mi mejor amigo después de todo, eso no va a cambiar nunca. —Adrien sonrió y se giró para verlo a la cara. —no me veas así, haces que quiera besarte.

—Oh vamos. —rió. —no empieces con tus chistes para alivianar la tensión, los conozco muy bien. —Luka se encogió de hombros, extendió su puño y Adrien al instante lo chocó. —hazme caso.

—Lo siento, no dejaré este caso de lado aunque me lo pidas. —y la sonrisa del rubio desapareció, cargando en su pecho una preocupación incomparable. —te prometo que tendré cuidado.

—Veo que no haré que desistas.

—Me conoces bien, Agreste. Mientras Marinette y tu estén en peligro, no me quedaré de brazos cruzados.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro