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Capítulo 47

28 de abril, 2021.

Félix entreabrió sus ojos por la intensa luz del sol que entraba por el ventanal, desconoció el techo sobre él y rápidamente ató cables sobre donde estaba. Al final, al ver a Marinette tan mal por la noche, decidió quedarse a dormir en la casa de su hermano.

Soltó un gran suspiro; extrañamente durmió bien en aquel sofá, quizás era porque toda esa casa tenía la esencia de Adrien o porque se sentía tan abrumado en el departamento que no recordaba haber dormido más de tres horas con anterioridad.

Escuchó pasos en dirección a la cocina, así que ya decidido a que debía irse, tomó asiento en su improvisada cama, viendo como Marinette estaba dándole la espalda a la distancia. Restregó sus ojos, tomó su corbata, la observó unos segundos perdido en su mente y la sobrepuso alrededor de su cuello, poniéndose de pie.

—¿Estás mejor? —se atrevió a preguntar desde el otro lado del mesón en la cocina. Marinette dio un pequeño salto, volteó con una bandeja en sus manos y sonrió.

—Te hice el desayuno. Perdón, no me di cuenta que ya habías despertado. —deslizó la bandeja sobre la mesa y se apoyó observándolo atenta, quizás un poco desequilibrada a ojos de Félix. —¿quieres que te prepare un baño? —preguntó en un tono amable y tierno. —el trabajo es más pesado de lo que nos damos cuenta y te ves muy cansado.

—Marinette.

—Bebe, se enfriará tu café. —giró nuevamente su cuerpo y comenzó a secar la losa con un trapo. —parece que hoy habrá un buen clima.

—No soy él. —atajó sin miramientos. Marinette calló.

—¿Quieres galletas? —preguntó sin quitar el tono dulce de su voz y volteó nuevamente hacia él; sólo pudo mirar la bandeja sobre el mesón y el humeante café recién preparado.

—Me quedé sólo porque te veías muy mal y lo sabes, Marinette.

—¿En algún momento estoy bien? —murmuró.

—¿Cómo dices?

—Y-yo... ¡Lo sé! —gritó de la nada y golpeó con sus puños la superficie. —¡no eres mi Adrien! ¡Nunca serás mi Adrien! —las lágrimas se derramaron por sus ojos. —¡Nunca!

Cuanta tristeza... Pensó Félix por un momento.

—P-pero yo... Yo quiero hacerte el desayuno como si lo fueras, q-quiero... Prepararte un baño, quiero pensar que todo es sólo una pesadilla y que despertaré en cualquier momento. ¿Por qué es malo vivir mi fantasía? ¿Por qué no me ayudas a tener un poco de paz? ¿Por qué eres tan cruel?

—Porque no es real. Sé lo que es anhelar algo con todo tu corazón, pero a la larga engañarse a si mismo lastima más que afrontar la realidad. Adrien volverá en algún momento, sé que así será, mantengo mi esperanza en eso y que todo se resolverá. Él siempre arregla todo de una u otra forma.

—Hablas como si realmente lo supieras.

—No, sería una completa mentira, y es que realmente no sé qué va a pasar mañana o pasado. Estoy tan desesperado como tú, pero no puedo darme el lujo de derrumbarme cuando todos esperan que lo haga. No les daré en el gusto a quienes hicieron esto.

—Estoy cansada de ser fuerte, Félix. Dame una razón para seguir siéndolo, porque no veo ninguna... Los meses pasan y me siento cada vez más vacía. —Apretó su pecho, sus sollozos se hicieron más fuertes. Félix sólo bajó la mirada; no podía decirle que Adrien realmente si estaba vivo y mucho menos que ahora mismo había huido quien sabe donde. —La culpa me consume, las preguntas se hacen cada vez más difíciles de responder y todo lleva a un laberinto sin salida.

—No puedo ser tu consuelo.

—¡¿Por qué no?! —Marinette rodeó el mesón y extinguió más la distancia, hizo que viera sus azules desbordados en lágrimas y tomó con temor una de sus manos, sus dedos temblaron por su cálido tacto. —d-dime que todo estará bien... —suplicó con el nudo en su garganta. —p-por favor... Dime "Princesa, todo estará bien" —ella apoyó su frente en el pecho del rubio, sin soltarlo. —"Sólo tuviste una pesadilla. No vayamos al trabajo hoy; visitemos la cafetería que te gusta."

—Marinette... No puedo.

—Íbamos a ser padres... Lo perdí... Perdóname... ¡Lo siento tanto! —Félix la separó tomando sus hombros y la vio con completa confusión. —Es lo que hablaba con Luka ese día en la oficina. Nosotros íbamos a ser padres y y-yo no pude hacer nada, Félix. No fui capaz de protegerlo, Adrien no está y no sé si algún día pueda decírselo, por eso te lo digo a ti.

La ansiedad comenzó a comerlo por dentro, todo sonido que oía se volvía lejado y opaco. Sin ser del todo consciente estaba teniendo una crisis y a lo único que podía aferrarse era a ella.

—Lo siento tanto. —se atrevió a decir envolviendola por completo. Su labio inferior comenzó a temblar e iba incrementando con el descontrolado llanto de su cuñada. —lo siento.

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—Hay cosas que no me cuadran.

—Dime algo que si cuadre en todo este lío. —comentó el moreno, rodando los ojos.

—Agente, es idea mía o te ves algo... ¿derrotado?

—¿Cómo esperas que esté? Hace tres días que no duermo y no es el único caso que estoy cubriendo; tampoco es que tú tengas muy buena cara Couffaine, supongo que el trabajo tampoco es tu mejor amigo.

—Estamos a mano. —respondió volviendo a leer por enésima vez el documento en sus manos. —¿por qué no irse a Londres? —murmuró.

—¡Habla bien y comenta tus preguntas en voz alta! ¡Necesito dejar de darle tantas vueltas a esta mierda! —Luka suspiró.

—Me pregunto porqué la madre de Adrien no se fue a Londres con su hermana. Entiendo que algo pudo pasar entre ambas luego de que se rompiera el compromiso de Amelie y el señor Agreste, pero...

—Lo más probable es que él le dijera que lo esperara. —Nino comenzó a jugar con un lápiz, moviéndolo entre sus dedos con agilidad. —al cabo de un tiempo se casaron, ¿no?

—Es posible, pero... Hay eventos donde se ven los tres juntos como si nada, después de roto el compromiso; además, nadie habló del matrimonio de Amelie. Es como si todo se hubiera esfumado, como si no quisieran que el público supiera sobre...

—Estoy seguro que yo tampoco querría que supieran de mi matrimonio fallido.

—No es sólo eso. Busqué información sobre el esposo de Amelie y no hay absolutamente nada. ¿No es extraño? —El azabache movió la cabeza repetidas veces.

—Lo es, pero... ¿Crees que es relevante con la desaparición de Adrien Agreste?

—No es que sea relevante, pero esta familia oculta demasiadas cosas y muchas de estas Adrien nunca me las dijo directamente. Soy su mejor amigo y no sé ni la mitad de su historia.

—Couffaine, es probable que ni el mismo Adrien sepa sobre su familia. Ni siquiera yo recuerdo como se llaman la mitad de mis primos.

—Aún no tenemos un motivo realmente de peso para querer que Adrien desaparezca, ¿y si pasamos algo por alto? Hasta el momento, ¿qué ha pasado con las transacciones de las fundaciones? Todo indicaba a Max como responsable, pero sabemos que él no hizo nada y que están cubriendo sus huellas demasiado bien.

—¿Qué quieres decir?

—Que debemos empezar a descartar sospechosos; la lista se volvió demasiado extensa, y creo que lo mejor es comenzar a indagar posibles enemigos de Adrien en la empresa. Es cierto que con el paso de mando a Adrien, Gabriel's comenzó a mostrar una significativa alza en sus números, pero al mismo tiempo la competencia se vio afectada y aunque mantuvieran términos entre patrimonios, no quiere decir que los envidiosos se quedarían de brazos cruzados.

—Entiendo a que quieres llegar, pero créeme que este no es el perfil de alguien en sus cinco sentidos, así que si el responsable es de alta cuna, será un completo escándalo. Dime una cosa Couffaine, ¿recuerdas algo de lo que hablaste con Adrien la última vez que lo viste?

—Yo... —Luka guardó silencio un momento, buscando en su mente algunos recuerdos que pudieran ser de ayuda. —No mucho, sólo recuerdo que me pidió revisar unos papeles y ya después todo es una gigante mancha blanca en mi mente.

—Eres su abogado, lo más probable es que fuera algo en términos legales. Mi pregunta es realmente... ¿Fue él quien te drogó o alguien más?

—Adrien nunca haría nada que pudiera lastimarme, de hecho, él nunca haría nada que pudiera lastimar a cualquiera.

—Precisamente por eso. —Nino se levantó de su sitio y se dirigió a la pizarra con todas sus anotaciones. —creo que llegó el momento de rehacer la línea de tiempo. Tus cuestionamientos me hicieron una idea, y tiene que ver en cómo Amelie de Graham se relaciona en cada punto de conflicto que encontramos a lo largo de este caso.

══════◄••8••►══════

—¡Lo confirmo! ¡Tú estás completamente loca! —Gritó Nathaniel con la respiración agitada.

—¿Yo estoy loca? —alzó una ceja mostrándole el filo de su katana rozando su cuello. —simplemente comencé a preguntar, pero fuiste tú que se rehusó a darme lo que necesito.

—¡Te dije que no sé absolutamente nada! ¡Lo he repetido hasta el cansancio! ¿Es que no razonas? ¿Cómo crees que reaccionará tu madre cuando se estere de esto? —se señaló a sí mismo en la silla, sin lograr mover sus manos atadas.

—Kurtzberg, ya deberías saber que lo que menos me importa es lo que piense mi madre. Así que responde todas mis preguntas si no quieres que adorne todo este lugar con tu sangre. ¿Será tan rojiza como tu cabello? —Preguntó con falsa malicia, acercándose peligrosamente a su rostro. —Me gustaría averiguarlo.

—Puedes hacer lo que quieras conmigo, Tsurugi. Pero los dos sabemos que no tienes las agallas para cortarme el cuello; puedo ver claramente en tus ojos el absoluto miedo de quitarle la vida a alguien. Termina este juego de una vez y desatame o será peor para ti.

—Tú no sabes nada de mi.

—Quizás sepa más de lo que imaginas. ¿Sabes porqué los humanos tememos relacionarnos con otros? Porque constantemente nos estamos juzgando o porque alguien nos hizo el suficiente daño como para cuestionarnos si merecemos realmente la felicidad para compartirla con alguien más. No eres muy diferente a mi, Kagami; la única diferencia es que yo no corro como un cachorro asustado cuando me acorralan.

—¿Crees que yo he corrido todos estos años? —cuestionó indignada, al borde de la locura con esas palabras hirientes a su orgullo. —me enseñaron a quedarme quieta aunque la carne esté por desprenderse de mi hueso. ¡Así que cuida mejor tus palabras!

—Ya veo... —guardó silencio unos minutos, los que parecían una eternidad. —pero uno no se mantiene firme por sí mismo, nos gustaría creer que sí, pero es completamente falso. ¿Quién es la persona por la cual aguantaste todo eso, Kagami? Yo tuve a alguien que me mantuvo en pie, pero... ¿Tu a quien?

—Eso no es difícil de deducir.

—Claro... Pero vuelvo a reiterar. Yo no tengo las respuestas que necesitas ¿Sabes cómo lo sé? Porque ese día yo estaba aquí en París consolando a Marinette toda la noche. ¿Quieres hacer memoria? Tú y yo sólo cruzamos palabra una vez, y aún así lo recuerdo como si fuera ayer.

—Tú padre...

—No relaciones las acciones de mi padre con las mías, es repugnante la sola idea.

—Creí que le tenías respeto a tu padre. —se jactó con burla, pero calló cuando los fríos turquesas de Nathaniel se cruzaron con sus castaños ojos.

—Kagami, Kagami. —canturreó. —ya nos quitamos las caretas. Nuestras familias son lo peor de la escoria humana, ¿o me equivoco? —ella iba a reclamarle, pero lo comprendió en todo sentido.

—Eres bueno ocultandote.

—Me gustaría decir lo mismo de ti, pero eres demasiado transparante. —Sonrió. —como sea, ¿me vas a soltar? —Kagami rodó los ojos y en un ágil movimiento con su espada cortó las sogas. —Gracias.

—Vas a ayudarme. —ordenó más que pedir.

—No tengo muchas opciones. —Nathaniel masajeó sus muñecas, frunciendo ligeramente el ceño. —después de todo tú eres la que sujeta una espada.

—Haces bien, querido socio.

—Tengo la ligera sospecha de que me arrepentiré en el futuro. Debí quedarme en Alemania.

—Te haces una idea de lo que quiero saber, así que dime una cosa; en mi lugar, ¿qué harías?

—Probablemente lo mismo que tú.

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