Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 44

Marinette no lograba respirar bien, su pecho se oprimía lo suficiente como para que empezara a jadear buscando aire; se detuvo una cuadra antes de llegar al edificio de su departamento. Un quejido salió de su garganta recordando la reciente escena con su novio fuera de la exposición, cubrió su rostro con ambas manos y sollozó en silencio hasta que sintió como cubrían sus hombros descubiertos.

—Tranquila. —escuchó en un susurro la voz de Nathaniel un poco agitada; se giró hacia él sin verlo, dejó que la envolviera con sus brazos y se aferró a su camisa con fuerza. —ya pasará...

—La oiste... Ella di-dijo que...

—Lo sé, pero no importa ahora. Respira o llora todo lo que quieras, estoy contigo.

—Nath... Soy tan tonta. Yo estaba preocupada por lo nuestro y él... Él estaba como si nada, como si no verme no le afectara, saliendo a esos eventos con ella del brazo, como si yo no existiera en su vida. Estoy cansada de sentirme tan mal y miserable. —el pelirrojo la abrazó con más fuerza, viendo a la nada en sus espaldas. —estaba haciendo el ridículo...

—No digas eso... Simplemente estás enamorada y cuando lo estamos hacemos muchas tonterías sin darnos cuenta. Nos ponemos siempre en segundo plano por la otra persona.

—Lo amo... —confesó sin dejar de llorar. —lo amo tanto que me está doliendo.

—Eso a veces viene con el paquete. —murmuró tanto para ella como para si mismo. Dejó que la poca calidez de Marinette lo consolara en toda esa tormentosa escena ajena, hasta que la voz de Adrien los interrumpió.

—Marinette. —ella se separó un momento de Nathaniel y lo vio a sus espaldas con sus ojos hinchados ya por tanto llorar. —debemos hablar. —agregó intentando controlar su respiración tras haber corrido segundos antes.

—No tengo nada que hablar contigo, —respondió frunciendo el ceño, limpiando nuevamente sus mejillas ahora con brusquedad para mostrarle una fortaleza que sólo en su cabeza existía. Sorbió su nariz. —así que vete. De seguro tu prometida está molesta con lo que sea que es esta situación, deberías ir con ella. —Adrien negó con la cabeza repetidas veces, desesperado por comprender cómo todo se estaba cayendo por la borda.

—Marinette... No me hagas esto, por favor. —sus verdes se cristalizaron sin previo aviso. Soltó el aire que contenía y parpadeó varias veces para no dejar las lágrimas derramarse. —hablemos.

—No. —ella se acercó cubriéndose más con el saco de Nathaniel que seguía sobre sus hombros, el cual Adrien no había pasado por alto. —estoy cansada de esto. Hablé hace unos días contigo, te dije cómo me sentía y aún así nada cambió, todo lo contrario, fue peor. Lo que ha ocurrido... Tu ausencia, tus desplantes... Todo deja muy claro lo que realmente sientes por mí, por lo nuestro. —el rubio guardó silencio, viendo la expresión destrozada de su novia, nunca imaginó realmente lo mal que se había sentido todo ese tiempo. —queda muy claro con el ejemplo de hoy; porque mientras yo estuve todo el día esperando una simple llamada de tu parte, siquiera para decirme que no nos veríamos, tú —apuntó su pecho determinada. —estabas arreglandote con ella para ir a esa exposición.

—¿Crees que yo quería ir a ese evento? ¡Por dios, Marinette! ¡Lo único que he querido es estar contigo! —ella rió sin la mínima gracia.

—Por favor, Adrien. No me trates como si fuera estúpida. Si tanto te importo, hubieras... hubieras ido co-conmigo, me habrías dicho que te acompañara. Si todo estuviera bien no tendría la necesidad de llamar a Nath para que me haga sentir bien. —apuntó a su amigo, quien sólo guardaba silencio viendo hacia otro lado, intentando estar lo más ausente con su disputa.

—¿Por qué no me llamaste? ¿Por qué?

—¡Perdón por respetar lo que sea que hagas en tu trabajo! —alzó la voz con ironía. —Siempre he sido una novia que te da libertad, nunca te he hecho una escena, nunca te he exigido nada tampoco, porque entiendo toda la presión que tienes encima, pero... Llegó el punto en el que ni siquiera sé realmente si quieres estar conmigo. —agitó su cabeza y él sintió como si un puñal lo atravesara.

—¿Es así realmente?

—¡Sí!

—Bien, —él asintió tomando una gran bocanada de aire. —hablaremos en otro momento cuando estés calmada, cuando estés sobria y cuando estemos solos. Lo mejor es que vayas a casa a descansar ahora. —Adrien intentó mantener la compostura, se acercó a ella con su expresión completamente triste y subió una de sus manos para dejar una caricia en su mejilla, seguida de un beso en la otra. —Te amo... Mucho. Aunque ahora lo dudes; y no sabes lo mucho que eso duele. —susurró antes de separarse y ver sus ojos unos eternos segundos que lograron desarmarla nuevamente. —por favor llévala a su casa. —se dirigió a Nathaniel, quien volteó a verlo en silencio. —tengo la sospecha de que no quiere que sea yo quien la lleve. —el pelirrojo sólo asintió descruzando sus brazos.

Cuando Adrien se dio la vuelta los ojos de Marinette se llenaron de lágrimas otra vez, tuvo la intención de ir tras él y seguir diciéndole cosas, pero Nathaniel la sujetó.

—¡Eso es! ¡Vuelve con ella! ¡Lárgate y déjame sola! —soltó con veneno. Sabía que posiblemente mañana se arrepentiría de muchas cosas que dijo, pero la lengua la tenía floja, casi tanto como sus piernas. —¡al fin y al cabo la prefieres a ella siempre!

Adrien cerró sus puños al oírla, pero no se detuvo, siguió caminando a pesar de lo mucho que le dolían sus palabras, pero era mejor así.

—Marinette, no sigas ya. —Nathaniel sostuvo sus hombros, ella lo miró un momento antes de abrazarlo otra vez. —ven, te llevaré a tu casa.

══════◄••8••►══════

21 de mayo, 2012.

—¿Quieres que te traiga un poco de agua? —Marinette negó con la cabeza y miró el cielo un momento, Nathaniel sólo guardó silencio. —¿te duele aún la cabeza?

—Bastante. —respondió soltandose a reír. —supongo que esto es a lo que le llaman resaca.

—No creo que tanto en tu caso, ya que no es como si hubieras bebido mucho. —intentó molestarla para subir su ánimo y lo logró, Marinette lo miró y empujó su hombro con el propio.

—Bueno, tendremos que ir a beber en otra ocasión para saber realmente lo que es resaca.

—Prefiero que no. —él se encogió de hombros. —no creo que beber sea para ti, simplemente evitalo lo más que puedas.

—¿Qué es lo que veo? ¿Un padre sobreprotector? —ella rió con gracia, pero poco a poco su risa se fue apagando, miró sus pies en el césped y suspiró dolorosamente.

—¿Quieres hablarlo?

—Discúlpame, Nath. Anoche arruiné todo, te viste envuelto en algo que no te corresponde y... Se supone que debía ser una salida anema. Lo siento mucho, de verdad. Me siento muy avergonzada por todo.

—Está bien. —él sólo se encogió de hombros. —él... ¿Te ha llamado?

—No... Y no lo hará tampoco, lo conozco. Está dando tiempo a la situación para que las aguas se calmen, es un poco desesperante, pero en realidad ya no sé qué más podríamos hablar, creo que todo está bastante claro. Resulta que... Las revistas de chismes tenían razón al decir que estaban comprometidos. —ella se puso de pie. —como sea, todo lo que tenga que ver con Adrien Agreste no es mi problema. —sonrió.

Nathaniel la observó en silencio, cerró sus puños con fuerza y también se puso de pie pasando de ella unos cuantos pasos.

—Que tonta. —respondió llamando su atención. —dices eso como si te hiciera sentir mejor. Engañarte así no sirve de nada, Marinette. Porque mientras te quedabas dormida anoche entre lágrimas, yo te sostenía y oí todas las veces que lo llamaste pidiendo... Suplicando que volviera porque lo amabas. —Nath sujetó su bolso con fuerza y volteó a verla. —me molesta que intentes estar bien e indiferente con algo que realmente te importa y que es parte de ti. Que él no te dé el lugar que mereces no quiere decir que no te ame, y lo sabes. Puede que yo no esté muy contento con Adrien por lastimarte, pero puedo ver que tiene el mismo brillo que tú en sus ojos cuando te mira y sé que no puedo competir con eso. —susurró lo último, pero ella logró escucharlo.

—Nath...

—Me voy a clase, nos vemos luego. Cuando decidas hacerle frente a lo que sientes con sinceridad, llámame. Prefiero mil veces prestarte mi hombro para llorar, si me muestras lo que realmente estás sintiendo, no como ahora que intentas hacerte la fuerte frente a mi, y sinceramente creo que a estas alturas de nuestra amistad no viene al caso.

—Nathaniel. —llamó sujetando su brazo antes de que se fuera, buscó su mirada desesperadamente hasta que dio con ella. —lo que dijiste... Lo de no poder competir con eso, ¿a que te refieres? —él formó una fina línea en sus labios, dejó una suave caricia en una de sus mejillas, un toque que duró sólo tres segundos, los que fueron suficientes para dejarla sin habla. Pensó por un momento que no había logrado oírlo.

—Significa exactamente lo que estás pensando, Marinette.

══════◄••8••►══════

25 de mayo, 2012.

Probablemente se pasó gran parte del día pensando en la forma de abarcar el tema, realmente estuvo todos esos días pensando una y otra vez como hablarían de toda su situación. Las palabras que le dijo Nathaniel el lunes la hicieron entrar en razón y ser sincera; se sentía mal, se sentía miserable y sin rumbo, entre muchas otras emociones desastrosas, sólo que ahora prefería hablarlas y encontrar una solución para ya no sentirse así.

No estaba segura de lo que haría, pero con el apoyo de Nathaniel se dio el valor de tomar las riendas. Le pidió que la acompañara o probablemente tendría un ataque de ansiedad antes de siquiera pisar la universidad de Adrien. Lo buscó en el patio, recordaba su horario lo suficiente como para saber que a esa hora tenía una ventana.

—De seguro está molesto con todo lo que dije. —murmuró buscando algo nerviosa a su novio.

—Eso sólo lo sabrás cuando hablen, por ahora sólo no te adelantes. —respondió su amigo a su costado, pendiente de su teléfono, realmente él no quería estar ahí y verle la cara al modelo, pero simplemente lo hacía por no dejarla sola a ella.

—Tienes razón, mejor me callo. —se dio dos bofetadas mentales y siguió caminando por el césped. —¿y si no quiere verme? —Nathaniel suspiró.

—Marinette, sigue así y me iré por donde vine. —amenazó entrecerrando sus ojos y ella hizo un puchero notable.

—Está bien, pero no te vayas. —agitó su brazo parándose frente a él y el pelirrojo volvió a suspirar derrotado, mas cuando vio a las espaldas de su amiga tomó su hombros para que lo viera.

—Sabes, quizás sea mejor que lo veas en otro momento. De seguro ya entrará a clases o algo así. —la despistó, pero ella alzó una ceja al verlo titubear con lo que decía.

—Nath, estoy segura que Adrien tiene libre en esta hora. —se iba a girar pero él la sujetó con más fuerza.

—¡No! Eh... Digo, tienes razón pero puede que necesiten más tiempo. Además, dijiste que tenías que acabar con la siguiente escultura, ¿recuerdas? Sería mejor que lo llames el domingo, ¿no crees?

—Ya estamos aquí y no me pienso acobardar ahora. —ella se soltó de su agarre y giró todo su cuerpo; Nathaniel cubrió sus ojos unos segundos y luego volvió a verla. —entiendo... Ya entiendo. —ella sonrió derramando dos lágrimas por sus mejillas. —eres muy malo mintiendo, ¿lo sabías? —cuestionó mordiendo su labio inferior para evitar que el llanto se escapara.

—Marinette, vámonos. —él iba a tirar de su mano pero esta se soltó al instante.

Ella barrió sus mejillas y caminó directo hacia Adrien, quien abrazaba demasiado afectuoso a esa chica llamada Kagami, casi ni se podía ver ella de tanto que la envolvía y acariciaba su cabeza.

—Supongo que por eso no haz llamado desde el domingo. —habló cuando estaba frente a ambos. Adrien fue el primero en reaccionar; giró su cabeza en dirección a esa voz tan conocida para sus oídos.

—Es... —El rubio no supo que decía o que hacer, simplemente se quedó estático. —Marinette...

—No es necesario que digas nada más. —la azabache alzó su mano, callandolo para luego ver como aquella chica se giraba dandole la espalda.

—Marinette, no es el mejor momento.

—Tienes razón, no lo es. —respondió. —pero me sorprende que con todo lo que hemos pasado juntos no fueras capaz de ser sincero conmigo.

—¡Esta niña ya me tiene harta! —habló por primera vez la japonesa, dándose vuelta, mostrando sus ojos rojos. —¡no sé quién demonios seas! ¡Pero ya deja de molestar a Adrien de una vez! —Kagami la empujó con todas sus fuerzas casi haciendo que cayera al suelo, pero Marinette se mantuvo firme. —¡¿crees que porque sea famoso tiene que aguantarte?! ¡Es una persona como tú y como yo!

—¡¿Quién te crees tu para decirme eso?!

—¡Ya lo dije la última vez! ¡Soy su prometida! ¡Así que ya déjalo en paz de una vez! —la de ojos cafés volvió a empujarla, pero esta vez Nathaniel corrió a Marinette hacia atrás sujetando sus hombros.

—Hey, ya para. —exigió a la chica, quien evidentemente estaba fuera de sí.

Kagami pasó de ellos y comenzó a correr sin voltearse un momento. Adrien comenzó a respirar más agitado y rápidamente se dirigió hacia dónde ella se había ido.

—Lo siento, Marinette. Pero esto es importante.

—¿Es importante? ¿Más importante que lo que debemos hablar? —Adrien bajó la cabeza, se notaba que estaba ansioso por ir tras esa chica, así que Marinette simplemente le sonrió con sarcasmo.

—Haz lo que quieras.

—Perdóname, no puedo dejarla así. —susurró cerrando sus ojos con fuerza antes de salir corriendo tras Kagami.

Marinette sólo asintió y se quedó ahí parada, destrozada y con el corazón escurriendo en sus manos.

══════◄••8••►══════

26 de mayo, 2012.

—Hola...

—No respondiste mis mensajes y tampoco mis llamadas.

—Lo sé...

—Marinette... Aún debemos hablar. Tenemos muchas cosas que aclarar.

—Adrien. —detuvo sus palabras y él sólo esperó que continuara. —¿sabes que día es hoy?

—Hoy... Es la fiesta que me habías pedido asistir contigo.

—¿Sólo eso? —susurró perdida en sus pensamientos.

—Lo siento, Marinette. No podré asistir... Sé que te dije que lo haría y realmente moví todo en la agenda para estar contigo este día. Es sólo que ahora estoy por tomar un vuelo.

—¿Un vuelo?

—Sí, estoy en el aeropuerto, debo viajar con Kagami a Japón de urgencia. De verdad no es algo que estuviera planeado, lo siento... De verdad lo siento. Creo que es lo único que te he dicho en mucho tiempo, es sólo que esto se escapa de mis manos. Cuando vuelva te lo explicaré, pero no quiero irme con este vacío. Vuelvo mañana por la mañana.

—No te molestes en darme una explicación. Me sorprende que todo acabase así... Resulta que lo lograste. —Marinette rió un poco y sorbió su nariz. —estoy celosa, y es horrible esta sensación. Nunca pensé que la experimentaría contigo. ¿Sabes por qué? Porque siempre pensé que los celos eran mera inseguridad y desconfianza.

—Mi amor... No me hagas esto, no por teléfono, no ahora.

—Lo siento. Disfruta tu viaje a Japón.

—Marinette... —llamó por lo bajo, tragando con dificultad para que no se oyera como su voz se quebraba. —Te amo.

Ella colgó la llamada y aquella frase quedó perdida en el aire, quizás entre milllones de señales interconectadas.

══════◄••8••►══════

—¡Hasta el fondo, Marinette! —gritó Fei haciéndole barras a su amiga, quien bebía una caña de cerveza al seco. —¡eso, eso!

—¡Ahg! ¡Que horrible! —se asqueó la de ojos azules levantando la caña, mientras algunos a su alrededor aplaudían. —¡es asqueroso! —todos soltaron una carcajada, a penas se le había entendido lo que dijo.

—¡Marinette! ¡Buscaré algo para comer! —le gritó su amiga por lo alto que estaba la música. La ojiazul asintió cayendo casi rendida sobre la mesa, hizo un puchero viendo la jarra de cristal vacía.

—Feliz cumpleaños para mí. —murmuró comenzando a reír. —feliz cumpleaños a mi, feliz cumpleaños a mi. —comenzó a cantar por lo bajo, intentando abrir sus ojos. Probablemente había bebido más de cuatro cañas de esa amarga bebida que odiaba a estas alturas. —feliz cumpleaños a mi... Feliz cumpleaños Marinette... —empujó con su dedo una migaja de algo sobre la mesa.

La música comenzó a molestar sus oídos, incluida su cabeza, la cual parecía caer cada vez más en los efectos del alcohol, al grado de no poder ni enfocar bien y que sus piernas no le hicieran caso. Era como una muñeca de trapo.

—Estoy tomando un vuelo a Japón. —repitió dolida, haciendo una mueca de desagrado. —diviértete y come mucho sushi por mi.

—¿Marinette? —una voz conocida llegó a sus aturdidos oídos, como pudo abrió uno de sus ojos y miró hacia arriba a Luka. —¿qué se supone que haces?

—Beber, ¿qué no es obvio? —balbuceó, mostrándole la jarra divertida.

—Uff... Parece que bastante. ¿Quieres que te lleve a casa?

—Déjame sola, pedazo de idiota. —lo insultó irguiendose algo torpe en la silla. Luka no hizo más que abrir sus ojos por cómo le había hablado. —de seguro él te envió o de plano tu le irás con el chisme a ese otro idiota.

—Hey, ¿quién se supone que es el otro idiota? —cuestionó algo divertido al verla por primera vez en ese estado.

—Ese idiota... Tu mejor amigo es el otro idiota. —agitó sus labios casi arrojandole saliva. —no te hagas el tonto, tú lo sabías. ¡Eres un pésimo amigo!

—¿Qué te hice ahora? Sólo preguntaba, además también creo que Adrien es idiota.

—Shhhh...¡Shhhh! —ella se levantó un poco y lo hizo callar con sus dedos sobre sus labios. —ese nombre está prohibido hoy. Cállate los ojos, idiota. —Luka no pudo evitar soltarse a reír y tomó su mano, haciendo que tomara nuevamente asiento. —tú lo sabías de seguro...

—¿Qué cosa? —cuestionó tomando un poco más enserio sus palabras.

—Sabías que él estaba comprometido con esa chica... Esa Kagami... Y yo estaba haciendo papel de tonta.

—¿De dónde sacaste eso? —Luka frunció ligeramente el ceño y se acercó un poco a ella, pero Marinete empujó su rostro con su palma.

—¡No me hables, mal amigo! ¡Eres un traídor! —arrastró sus palabras en cada sílaba, mas el azabache quitó su mano de su rostro y la acarició con su pulgar.

—No sé de qué estás hablando, pero Adrien no está comprometido con esa chica.

—¡Shhhhhh! ¡Te dije que ese nombre no se dice hoy! ¡Sordo! —le gritó volviendo a recostarse sobre la mesa. —ella misma me lo dijo... Ayer estaban abrazados... Él la abrazaba tan dulce como es y yo... y-yo los vi, y él simplemente fue tras ella. Me dejó ahí como si nada. —tuvo involuntariamente las ganas de soltarse a llorar, pero comenzó a quejarse de ser tan débil ante la situación, así que su enojo consigo misma evitó que derramara una sola lagrima más. —y hoy... Le pregunté si se le olvidaba algo, me dijo que debía tomar un vuelo a Japón y no recordó que es mi cumpleaños. —ahora si soltó varias lágrimas.

Luka sintió como si hubieran golpeado su estómago  repetidas veces, definitivamente fue duro de oír.

—Oye...

—¡Quiero otra! —de repente ella se levantó con la caña en sus manos, se tambaleó pero de algún lugar alguien le extendió más alcohol y rápidamente lo ingirió. —y así querido Luka, si él te envió dile que puede irse a la India si quiere. ¡Con Kamila, Kagami, Agami, como sea que se llame!

—Hablaré con él, pero por favor ya no sigas bebiendo así, Nette. —intentó quitarle la jarra vacía, pero ella se echó hacia atrás evitandolo. —vámonos, te llevaré a descansar.

—¡No! ¡No me pienso ir de aquí! ¡Si estás aburrido vete tú!

—No seas necia, Nette.

—¡Voy al baño! ¡No me sigas, baboso! —a un paso torpemente acelerado logró llegar al baño pero estaba ocupado, todo le daba vueltas, el piso se tambaleaba casi tanto como sus piernas.

—¿Estás bien? —una chica de cabello azabache como el de ella apareció en su visión. —¿necesitas que llame a alguien? —Marinette negó con la cabeza.

—Señorita... Como se llame, disfrute la fiesta. —le giñó un ojo, sonriendo ampliamente. —es muy gentil.

—Me llamo Bridgette, si necesitas algo no dudes en hablarme. Veo que estás bastante pasada de copas.

—Sólo un poquito. —le hizo el gesto con sus dedos.

Marinette quería dejar atrás ese ruido retumbante, creyó que el baño sería la mejor opción, pero al verlo ocupado por tanto tiempo, decidió pasar de largo y a esa extraña amable también, quien sólo la vio con preocupación marcharse.

══════◄••8••►══════

—¿Qué crees que haces? —cuestionó algo perdida en donde estaba.

—¿Qué crees que hago? Sujetar tu cabello para que no lo vomites como a mi. —volvió a sentir sus rodillas en la fría cerámica de un baño un poco familiar a sus ojos. —tonta, debiste haberme llamado.

—¿Nathaniel? —cuestionó antes de sentir nuevamente aquellas asquerosas ganas de vomitar, devolvió todo en el váter.

—Pudo pasarte cualquier cosa ahí, ¿es que no sabes que las fiestas universitarias son peligrosas?

—E-estaba con Fei... —habló con asco, alejándose un momento de la taza del baño.

—Vaya, eso mejora mucho tu situación. Ella te cuidó tan bien que la vi enrollada con un tipo mientras a penas podías sostenerte al lado de una banca.

—No grites. —suplicó sujetándose al baño con fuerza. —huele muy mal...

—Soy yo, lo aclaro por si olvidaste que me vomitaste completo.

—Lo siento...

—Ya no importa. —Nathaniel suspiró con cansancio y dejó dos suaves palmaditas en su espalda. —¿aún quieres vomitar más?

—N-no...

—Bien, toma una ducha fría. Te traje un cambio de ropa.

—Pero esa no es mi ropa. —murmuró tratando de ver las prendas sobre el lavamanos. —y este no es mi baño.

—Ya lo sé, es mi ropa y es mi baño. No sé dónde dejaste tus cosas Marinette, no pude llevarte a tu casa porque no tengo tus llaves. Mañana preguntaremos en cosas perdidas, de seguro ahí aparecen, por ahora te toca conformarte con uno de mis pijamas y mi cama, ¿bueno? —ella asintió con ganas de soltarse a llorar. —te dejaré a solas.

—Gracias, Nath...

══════◄••8••►══════

—Dios, ¿quién golpea de ese modo tan animal? —cuestionó Nathaniel, levantándose del sofá resfregando sus ojos, al mismo tiempo intentando peinar un poco su cabello. —¡ya voy! —gritó abriendo la puerta, dejando a la vista a Adrien con el pecho subiendo y bajando agitado. —¿qué haces aquí?

—¿Dónde está? —preguntó adentrandose al departamento, buscando con la mirada por todos lados.

—Oye, ¿qué demonios te pasa? —Nathaniel terminó por cerrar la puerta e ir tras él, quien parecía salir del mismo infierno con la cara que traía.

—¿Dónde está Marinete? —preguntó otra vez, abriéndose paso por las habitaciones. El pelirrojo se interpuso cuando iba a abrir la puerta de su estudio, pero Adrien lo hizo a un lado con brusquedad.

—Ella no está ahí, idiota. —el rubio volvió a salir y cuando cruzó la puerta, Marinette salió de la habitación de Nathaniel no más que con una camiseta de pijama puesta.

Adrien los vio a ambos de la cabeza a los pies, tuvo la intención de acercarse a Marinette pero Nathaniel se interpuso entre ambos, alerta porque él parecía estar enojado. La azabache tomó su cabeza con desespero por el horrible dolor y cuando razonó que Adrien estaba ahí, abrió sus ojos con sorpresa.

—¿Puedo saber qué se supone que pasa aquí? —preguntó con la rabia destilando por sus verdes. —¿por qué estás aquí? —preguntó hacia Marinette, quién aún no lograba atar cables con todo lo acontecido en la noche, ni siquiera recordaba cómo llegó al departamento de Nathaniel. —¡Marinette! ¡Respondeme!

—¡Baja tres rayas tu tono! A Marinette no le grites así y mucho menos en mi casa.

—¡No estoy hablando contigo, Kurtzberg! —le dio un empujón, lo suficientemente fuerte como para que Marinette reaccionara y se pusiera entre los dos.

—Ya... Basta. Es suficiente. —tomó su cabeza con evidente dolor para después cubrirse un poco con sus brazos.

—Entonces quiero una explicación ahora. ¿Por qué estás aquí con él? ¿Por qué pasaste la noche aquí? ¿Por qué tienes esa ropa puesta, Marinette? —agitó sus manos al aire. —¿o es que tengo que preguntar si pasó algo aquí que deba saber? —Ella lo miró con sorpresa e indignada, incluso estuvo tentada a responderle alterada, pero le dolía lo suficiente la cabeza como para guardar silencio.

—Creo que no se pregunta lo que es obvio. —respondió Nathaniel detrás como si nada, llamando la atención del rubio por completo. —¿o es que hay algún problema?

—Eso quiere decir que... ¿Que tú y él? —cuestionó sin comprender del todo. Marinette volteó hacia Nathaniel buscando alguna explicación a lo que sea que estaba insinuando, pero este la esquivó.

—Si, Adrien. Lo que sea que estés pensado es así, ¿qué te sorprende tanto? Si lo único que haz hecho con Marinete las últimas semanas es tratarla como si no existiera.

—Nathaniel, ya détente.

—Yo sólo digo la verdad, ¿o es que miento en algo? Si Adrien piensa exactamente eso, así es.

—¿Estuviste con él? —Adrien frunció el ceño aún confundido y ella negó con la cabeza repetidas veces.

—N-no... Adrien, no es así. Nada ha pasado, sabes que no es así.

—Dile la verdad, Marinette. Dile todo lo que me dijiste anoche, dile que te quedaste dormida en mis brazos llorando por su culpa, dile lo miserable que te hace sentir con su lejanía y dile que no te merece, porque sabes muy en el fondo que es así. Dile que al menos yo te hago sonreír un poco. Dile...

—¡Nathaniel! ¡Ya! —gritó volteandose un momento para verlo a la cara. —¿qué estás haciendo? —preguntó dolida. —¿por qué dices eso? He confiado en ti muchas cosas...

—No quiero escuchar más. —Adrien se dio media vuelta y salió rápidamente del lugar, sin darle oportunidad a Marinette decir media palabra.

—¡Adrien! ¡Espera! —Marinette quedó frente a puerta cerrada en sus narices, golpeó la superficie y apoyó su frente en la misma. —¿por qué? ¿Por qué hiciste eso? —preguntó por lo bajo, volteandose a verlo con sus ojos llorosos.

—Porque era la única forma de tener una oportunidad contigo. —mentira, no había mentira más grande que esa. Nathaniel sabía que no tenía oportunidad, pero prefería desaparecer de su vida dándole un empujón a Adrien, porque si él sentía que la había perdido, quizás podría darse cuenta de lo que estaba haciendo mal y lo arreglaría. ¿Era arriesgado? Bastante, pero también mucho de lo que dijo lo tenía atravesado en la garganta hace bastante y no podía seguir callandolo. —te amo, Marinette. Quiero una oportunidad... Quiero hacerte feliz como no lo haz sido todo este tiempo. —tomó sus hombros con sus manos temblorosas, diciendo la mentira más grande en toda su vida, no lo de hacerla feliz, más bien el simple hecho de que hacía todo por egoísmo. —de verdad que te amo... Desde hace mucho. —susurró eso último dándose el ánimo porque era cierto.

—No puedo...

—Si puedes. —la presionó. —no me digas que no lo sabías, no me digas que no lo haz sentido.

—Nathaniel, yo lo amo a él. Siempre lo haz sabido, nunca te he dado otra idea.

—Te va a lastimar otra vez... Y como sea, él ahora no cree en ti. —soltó con veneno, aguantando las ganas de disculparse ahí mismo. Ella se soltó de su agarre con brusquedad.

—Confié en ti... Pensé que eras mi amigo de verdad. Te dije todo lo que sentía, pero nunca creí que lo usarías en mi contra. —él bajó su cabeza. —no quiero volver a verte nunca más, nunca más. ¿Oíste?

—Dijiste que siempre estarías para mí. —susurró.

—Y tu dijiste que nunca hablarías de lo que sea que te contara. Prometiste ser discreto. Si pierdo a Adrien por esto, nunca te lo perdonaré.

—Yo no tuve que hacer nada... Él sacó sus propias conclusiones, Marinette. —aquello ella no logró escucharlo puesto que se había encerrado en la habitación para buscar su ropa e irse luego de ahí. —todo cae por su propio peso... Lo siento.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro