Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 36

27 de noviembre, 1987.

Sus ojos estaban hinchados por tanto llorar, despejó su frente y formó una mueca lastimera al verla tan frágil, como pocas veces desde que la conoció. No podía evitar sentir una enorme tristeza al darse cuenta que posiblemente la mayoría de las sonrisas que Amelie mostraba eran falsas o cargadas de secretos dolorosos, y es que ella lo dijo una vez; las apariencias lo son todo en esta sociedad, y vaya que ella sabía guardar las apariencias.

—Gab... —alcanzó su mano sobre su frente y la apretó un poco.

—Estoy aquí, ¿Quieres que te traiga algo? —ella negó con una leve sonrisa, sin abrir sus ojos. —entonces sigue durmiendo.

—Aún hay cosas que debo decirte. —él pasó su pulgar por su mejilla e intentó sonreírle un poco.

—Eso puede esperar, no te preocupes, estaré aquí siempre que me necesites, ¿recuerdas? —asintió casi imperceptible, abriendo un momento sus ojos.

—Lo sé, pero creo que es importante. En poco tiempo nos volvimos muy cercanos, a tal grado que no dudé en aceptar cuando me pediste que fuera tu novia, por lo mismo quisiera saber qué es realmente lo que quieres hacer. Esto del matrimonio... Siendo sincera; es muy repentino para ambos.

Gabriel guardó silencio, meditando qué palabras usar y al mismo tiempo con un extraño sentimiento de temor tras todo lo que se le vendría encima cuando se destapara la verdad.

—No quiero pensar que es por la presión que carga tu padre sobre ti, pero no encuentro algo más lógico que eso ya que mencionaste en algún momento que querías estudiar, yo también lo estoy haciendo... Y no quiero que suene frío o calculador, pero la boda es un obstáculo para eso.

—Eso quiere decir que... ¿No quieres que nos casemos? —Amelie se reincorporó en la cama y tomó su frente un instante por el dolor de cabeza intenso que le atacó.

—Me estoy esforzando de sobremanera en aprender a manejar los negocios de mi familia. No quiero dejarle a Emilie esta carga, quiero que viva una vida feliz y plena, que sea capaz de olvidar todo lo que pasó, aunque sé que es algo imposible, pero es lo que más deseo. Los dos tenemos prioridades, entonces... ¿Estamos preparados para unir nuestras vidas de esta forma?

—Quisiera decirte que lo estamos, pero sabes que prefiero ir de frente siempre que sea posible.

—Tú no querías este compromiso, Gabriel. —susurró viendo como él formaba una fina línea en sus labios. —Fue tu padre quien compró este anillo, ¿cierto?

—Amelie... Perdóname. —tomó una de sus manos acomodándose a su costado sobre el lecho. —Mi padre tiende a hacer lo que más le conviene, sin importar los demás.

—De eso ya me había dado cuenta la primera vez que lo conocí, no tienes que disculparte conmigo. Lo entiendo. —hizo una breve pausa y respiró profundo, tomando todo el coraje para hablar otra vez. —¿Quieres romper nuestro compromiso?

—Yo...

—Antes que me respondas eso, quisiera saber si lo que te dije sobre la muerte de mi padre tiene que ver con tu respuesta.

—Amelie, lo de tu padre fue algo en defensa propia y jamás saldrá de mi boca una sola palabra. —apretó más su mano y la miró fijamente, notando como las lágrimas volvían a brotar de sus ojos. —te lo prometo.

—Perdón, —sollozó. —perdón por usarte y arrastrarte a este secreto. Estás en todo tu derecho de querer salir corriendo y no volver a dirigirme la palabra... Yo...

—Hey, eso no pasará. Sabes que no saldré huyendo de esto, ¿me crees tan cobarde? —Ella negó con la cabeza y se abrazó a su torso con fuerza. —por favor, ahora sólo quiero que descanses. Mañana hablaremos con más calma, es mejor conversar con la ideas claras.

—Gracias por no preguntar...

—No podría, mucho menos si eso te causa un gran dolor.

—No te irás, ¿cierto? —Gabriel acarició su espalda lentamente para después hacer que se recostara nuevamente.

—Dije que me quedaría contigo, ¿no? —Amelie volvió a llorar, esta vez limpiando con fuerza sus mejillas empapadas. — no sigas llorando o te dolerá aún más la cabeza. Descansa, me quedaré a tu lado hasta que te duermas.

—Lo siento...

—Shh...

══════◄••8••►══════

Gabriel se levantó con cuidado de no despertar a su novia, buscó su saco y su corbata, estirando ambas prendas en su antebrazo antes de salir de la habitación haciendo el mínimo ruido, luego de ponerse sus zapatos. Su plan era caminar un poco por el jardín para ordenar sus pensamientos, pero el problema no parecía terminar en el horrible sueño que pasó su prometida durante toda la noche, sino que se encontró casi de frente con aquellos verdes que hacían su corazón descarrilarse, justo cuando cerró la puerta de la habitación de Amelie.

Su cabello rubio, algo desordenado, caía libremente sobre sus hombros; portaba un camisón blanco que no dejaba mucho a la imaginación con algunas transparencias en la tela. La sorpresa de Emilie al verlo cambió enseguida a una mirada fría e imperturbable.

—Emilie...

—Buenos días, cuñado. —saludó sin la mayor pizca de emoción en su voz y ágilmente se dispuso a marchar, mas él tomó su muñeca impidiendoselo.

—No es lo que estás pensando... Te prometo que no es lo que estás pensando.

—¿Y qué se supone que estoy pensando? ¿Qué el prometido de mi hermana pasó la noche con ella? —se soltó de su agarre con brusquedad, sonriendo sin gracia.

—Emilie... Nada de lo que estás pensando sucedió.

—Lo que yo piense o deje de pensar, es irrelevante. —se abrazó a sí misma al darse cuenta de lo expuesta que estaba ante sus ojos. —pero de una vez te digo que no lastimes a mi hermana y me dejes en paz.

—¡Pero nada pasó!

—Pasara o no, no es mi asunto. —se dio media vuelta y avanzó varios pasos, hasta que sintió como Gabriel la tomaba del brazo nuevamente, arrastrandola con fuerza hacia una de las habitaciones en el largo pasillo. —e-espera... ¿Qué haces? —intentó soltarse de su agarre, pero él la giró, acorralandola contra la puerta para evitar que saliera.

—Aunque no lo digas, sé que estás molesta y aunque lo niegues sé que esto te importa. Emilie, por favor escúchame. Ella sólo me pidió que la acompañara, necesitaba hablar con alguien y no es algo que pueda negarle, pero te prometo que nada más pasó, incluso si quisiera yo no podría hacerlo.

—Gabriel, ya suéltame.

—Dame tiempo, por favor. Sé que no tengo derecho a pedirte que me esperes, pero por favor dame tiempo para hablar todo claramente con Amelie. Las cosas se han complicado y no estoy del todo seguro como resolverlo, pero...

—No puedo hacerle esto a mi hermana, entiendelo—miró sus ojos fijamente en la poca distancia existente entre ambos, sintiendo sus respiraciones mezclarse y el calor de sus cuerpos compartirse.

—Pero tu me quieres y yo a ti, ¿puedes hacerle esto a nosotros? —Emilie cerró sus ojos con fuerza cuando sintió que se acercaba a sus labios y como era de esperarse, la besó sin contenerse. Ella no pudo negarse a corresponderle, por más que su cabeza le repitiera que no estaba bien, su descontrolado corazón cedió ante su tacto, dejando que sus cálidos dedos acariciaran sus brazos desnudos, hacia su cuello.

Un jadeo escapó entre sus labios, sobretodo cuando Gabriel apegó su cuerpo al de ella completamente.

—No. —empujó su pecho para marcar distancia, dejando una expresión desconcertada en el rostro de Gabriel. —Amelie es lo más importante que tengo y no estoy dispuesta a lastimarla por nada ni nadie.

—Emilie, yo tampoco quiero que ella sufra, créeme cuando te digo que Amelie también es importante para mi. —alzó su mentón con delicadeza para que lo viera a los ojos.

—Me he cuestionado todo este tiempo si esto realmente es lo que pensamos.

—¿Qué quieres decir?

—¿Cómo estar seguros de que esto que sentimos es realmente amor? Puede que sólo sea algo pasajero o puede que sea un capricho. No lo sé... Yo...

—Nunca en la vida me había sentido de esta manera. Nunca antes había sentido esta conexión con nadie, y es que contigo todo es mucho más ameno... Cuando te tengo cerca soy... Soy quien realmente deseo ser.

—Amelie ha sufrido mucho por mí culpa... Y-yo... Lo siento, realmente no puedo. Incluso si rompes tu compromiso con ella, no puedo hacerle esto. —Gabriel se aferró a su cuerpo en un abrazo desesperado, sintiendo como su pecho se oprimía cada vez más.

—N-no... Por favor no me digas eso. Emilie, vámonos de aquí. Podemos irnos a otro lugar, donde nadie nos conozca, donde podamos hacer lo que queramos sin importar nada... Ven conmigo. Huyamos juntos.

—Gabriel, estás perdiendo la cabeza.

—¿Qué quieres que haga? Pídeme lo que quieras... Pero por favor no me hagas esto.

—Gabriel...

—Ya no lo soporto, ya no aguanto tener que estar lejos de ti y más aún que me ignores brutalmente. Ya no soporto que mi padre me maneje a su antojo cada que se le ocurra, ya no soporto tener que aparentar ante la gente algo que no soy; estoy cansado de tener que ocultarme por el qué dirán. Emilie, estoy muy cansado...

—Y lo entiendo, dices que te espere pero... ¿No piensas cómo me siento con esto? Quererte y ver como le sonríes, como planean su matrimonio, como tú familia la acepta sin rechistar. Conmigo no sería así, no lo permitirían.

—Vámonos juntos. —negó con la cabeza.

—Amelie es todo lo que tengo, y esto... —los señaló a los dos. —es sólo un capricho.

—¿Cómo puedes decir eso? Te amo desde lo más profundo de mi corazón. —golpeó su pecho conteniendo las ganas de llorar. —y lo dejaría todo por ti.

—Ese es el problema, yo no quiero que dejes nada por mi. No quiero que dejes tus sueños, no quiero que dejes a tu familia, no quiero que te sacrifiques por mi, porque a diferencia contigo... Yo no estoy dispuesta a dejar a mi hermana. Gabriel, tienes a tus padres con vida, tienes una hermana... Es cierto que no son la familia más extraordinaria, pero están ahí.

—Tú no sabes nada. —golpeó la puerta a sus espaldas y tomó una distancia más notable. —hablas como si yo pudiera perdonar mendigarle amor a mi padre, o como si pudiera ver a mi madre a la cara cada vez que se queda callada cuando él hace lo que quiere conmigo. Dices todo eso sobre la familia, pero... ¿eres consciente que la única razón por la que mi padre me comprometió con tu hermana es por la fortuna Vanily?

—Pues no tiene idea de las cláusulas sobre la herencia de mi familia.

Guardaron silencio por varios minutos, los suficientes para darse cuenta que no llegarían a nada, que el destino fue cruel al encontrarlos aquella noche en la fiesta, que aunque los sentimientos fueran mutuos uno de ellos no estaba dispuesto a seguirlos a ojos cerrados.

—Te amo, Emilie. —confesó nuevamente, logrando ver sus verdes empaparse con una fina capa de lágrimas. —pero tú no me amas a mi lo suficiente.

Quería mantenerse fría y dejarlo irse, quería reprimir sus sentimientos como acostumbraba, quería ser indiferente al sufrimiento evidente en los ojos de aquel joven que se robó su corazón, pero no pudo, porque dentro de su pecho sentía que la desgarraban lentamente cuando la expresión de Gabriel se volvía dolida y decepcionada.

Miró su mano por varios segundos y la tomó con fuerza, las lágrimas lograron salir de sus ojos, mas no le importó.

—Si te amo... Te amo con una locura tan grande, que dejaría todo irse al diablo. Si no te amara no habría aceptado tus sentimientos aquel día en el invernadero, si no te amara... No me sentiría tan mal al dejarte ir. Te amo, —levantó la cabeza y miró fijamente sus ojos, se acercó con lentitud a sus labios, notando el deseo creciente en la respiración de él, y lo besó con el nudo en la garganta cada vez más grande. —pero no puedo ser egoísta.

—Bien, entonces no hay nada más que hablar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro