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Capítulo 24

El beep de la máquina era la único que se oía en ese momento, junto a la respiración de Adrien contra la mascarilla de oxígeno; Félix se mantuvo con loa brazos cruzados frente a la camilla, frunciendo sus cejas en un estado de preocupación.

—Eso es básicamente lo que pasó. Amelie afirma que ese informático fue el responsable del robo. —Adrien se mostró molesto y desconcertado, bajando un momento la máscara para responderle.

—Tú y yo sabemos que eso no es así.

—La junta quedó inconclusa, pero se hará otra cuando investiguen nuevamente esto y decidan votar para destituirme. Padre no lo está haciendo fácil, desde un principio supe que no me quería en Gabriel's, Adrien.

—Max, ¿él está bien? —cuestionó por lo bajo, viéndolo fijamente, aunque sólo pudo encontrar malas noticias en su mirada.

—Está en prisión preventiva. Marinette intentó razonar con papá, pero no la escuchó y a mi tampoco. Las cosas no se ven bien para él.

—No podemos decir quién fue, pero tampoco Max merece estar ahí. Tiene una familia de la cual preocuparse, ¿cómo es que decidieron acusarlo precisamente a él?

—Hablé con tu esposa, me dijo que había hecho algunas cuentas y que estas no le calzaban, así que le pidió a Max que investigara, de ese modo descubrió lo de las fundaciones. Marinette sabe que yo sé quién realmente está robando, y no ha hecho más que pedirme que lo diga hasta el cansancio, pero eso arruinaría todo lo que planeamos. Está convencida que tiene que ver con tu desaparición y ahora se suma el hecho de que es lo que puede sacar a Max de la cárcel.

—Marinette no se quedará de brazos cruzados, tarde o temprano se irá encontrando con más cosas si sigue ahí. —Sus verdes se cerraron un momento. —Dale apoyo con lo de Max, pero no le digas quien fue realmente. Se puede probar que Max no ha hecho nada y que todo está camuflado, Marinette debe ver que no te quedarás sin hacer nada; no quiero involucrar a Luka, pero es el mejor abogado que te encontrarás y el único que puede llevar este caso de manera confidente si se lo pides. —Félix hizo una mueca y suspiró acercándose a los pies de la camilla antes de tomar asiento.

—Sobre eso... Creo que las cosas no están en buenos términos entre los dos.

—¿Qué pasó?

—Tuvimos una pequeña disputa en la mañana.

—¿Con Luka? —cuestionó sin creérselo del todo. —Aunque así fuera, él te brindará ayuda si se lo pides de buena forma.

—Adrien, lo golpeé. Dudo que quiera ayudarme en esto aunque se lo pida.

—¿Qué fue lo que hiciste? —preguntó alzando un poco la voz y Félix no pudo más que verlo indignado.

—¿Por qué asumes que fui yo el responsable? ¿Ni siquiera dudas de que pudo provocarme?

—Luka prefiere hablar antes que irse a los golpes, además, no te haría nada a ti específicamente.

—¿No crees que le tienes demasiada confianza? ¿Y por qué dices que no me haría nada?

—Porque eres mi hermano. —apoyó la mascarilla contra su rostro nuevamente y respiró profundo. —tendrías que decir algo muy grave para lograr que te de un golpe.

—Insisto en que eres demasiado confiado. Me amenazó si volvía acercarme a tu esposa. —Adrien sonrió de lado. —¿por qué pones esa cara? ¿Te causa gracia?

—Hermano, a veces eres muy tonto. ¿Por qué crees que te dijo eso?

—Porque está interesado en tu esposa, ¿cómo no te das cuenta de eso? Los vigilé por semanas, él iba todas las noches a tu casa, te lo dije y aún así lo negaste. —el de ojos verdes movió la cabeza sin borrar su sonrisa.

—Marinette de seguro le dijo lo que "hiciste" ayer por la noche, Luka sólo la está cuidando. En teoría besaste a la esposa de tu hermano, así que ponte en sus zapatos un instante.

—¿Y quién se pone en los míos? —apretó sus dientes. —metiste la pata hasta el fondo y ahora pareciera que quiero robarme a tu esposa.

—En mi defensa, no estaba en mis cinco sentidos.

—Pero nada de esto habría pasado si te hubieras quedado aquí como te pedí. Sé que necesitas verla, pero detesto que te dejes llevar por tus emociones después de todo lo que ha pasado. —Adrien bajó su rostro y apretó las sábanas con sus puños. —Si ella te descubría...

—No lo hizo.

—Canario, ella me mira con ilusión muchas veces, como si buscara algo o alguien. Estoy seguro que en algún momento que fuiste yo en la empresa se confundió.

—Pero ya no será así, dijiste que me quedara aquí y es lo que haré. Lo pensé todo el día y tienes razón, pienso más fríamente sin tenerla cerca, aunque me duela aceptarlo.

—No sé si te interesa saberlo, —Félix descansó las manos sobre su regazo, viendo detenidamente el suelo. —pero hice las pases con ella. Lo cual no quiere decir que seamos amigos y mucho menos pienses que confío ciegamente en ella, al fin y al cabo casi te mata. —Adrien sonrió más tranquilo. —pero eso... ¿Adrien? ¿Te dormiste?

Félix se levantó acercándose a su lado, Adrien entrecerró sus ojos y se deslizó hacia abajo entre las sábanas.

—Lo siento, estoy muy cansado y Bridgette me dio un calmante antes de que llegaras, creo que ya surtió efecto.

—No te preocupes, debes descansar. —Félix posó unos minutos la mano en su cabeza, hasta que se durmió completamente.

La puerta principal se abrió dejando a la vista a Bridgette; se adentró en silencio y dejó su bolso sobre el sofá para después conectar miradas con el rubio.

—Que bueno que llegaste, tuve que ir a comprar algunas cosas. ¿Adrien ya se durmió? —preguntó amable, mientras se acercaba a las maquinas echándole un vistazo.

—Recién, dijo que le habías dado un calmante. —ella asintió.

—Vamos al despacho, necesito hablar contigo. —pidió por lo bajo y Félix la siguió detrás cuando ella se movió.

Encendió la luz de la pequeña oficina y cerró la puerta cuando ambos estaban dentro, hizo una mueca y cruzó sus brazos frente a él.

—No tengo muy buenas noticias, Félix. —rápidamente el rostro del rubio se desfiguró. —Todo indica que tiene una infección interna, necesita ir a un hospital.

—Pero, puedes atenderlo como todo este tiempo. Lo que necesites lo conseguiré, lo sabes. —ella negó suavemente con la cabeza.

—Necesita atención casi de urgencia. Hay que hacerle exámenes y luego cirugía. Si sigue de este modo y si resulta que realmente tiene una infección... Adrien morirá antes de que puedas llegar al hospital más cercano.

Félix apretó sus puños, le costaba respirar y cada intento por hacerlo era una completa tortura. Bridgette puso una mano en su hombro para que la viera y se calmara un poco.

—Entiendo todo lo que están haciendo, entiendo que nadie debe saber dónde está, puedo mantener esto en secreto, pero él debe recibir atención las veinticuatro horas del día. —hizo una breve pausa antes de continuar. —Podemos hacer un nuevo plan y retrasar el anterior hasta que Adrien se recupere de verdad. Si resulta muy complejo ocultar quién es, inventamos que sufriste un asalto hace un tiempo y por eso estás en el hospital.

—Todo se está yendo de las manos. Si hago a Adrien pasar por mi nuevamente, no podré ir a la empresa y tampoco podré estar pendiente de Marinette.

—Lo siento, sabes que no puedo mentirte. —subió su mano hacia su mejilla para que la viera a los ojos. —Pero esto se escapa de lo que puedo hacer con este equipo.

—E-es que... Es culpa mía. —su voz se quebró, cubrió su boca con la palma de su mano para evitar que se oyeran sus quejidos. —En realidad todo es mi culpa, siempre lo ha sido. —Bridgette lo abrazó con fuerza, conteniendo esa carga que estaba sobre sus hombros hace mucho. —El que Adrien esté así, todo... Desde la muerte de mamá.

—No es tu culpa.

Félix la estrechó por completo, ocultando su rostro en el hueco de su hombro y cuello, cerró sus ojos dejando que la calidez de su cuerpo lo envolviera lo suficiente para calmar la pena que sentía.

—Félix, nada de esto es tu culpa. —repitió en un susurro seguro. —sólo estás con muchas cosas encima, es demasiado para una sola persona, incluso para ti. Usa la lógica en esto, como siempre lo haces.

—No lo sabes.

—No, no lo sé todo, pero te conozco y siempre cargas cosas demás, y lo poco que he conocido a Adrien estos meses, puedo decir que tiene tu mismo mal hábito. Si no les pongo traba, acabarán volviéndose locos. —se separó un poco, alzando su mentón para ver sus ojos llenos de lágrimas, las cuales secó con sus dedos. —tranquilo, yo estaré aquí siempre para apoyarte y también para jalar tus orejas cuando sea necesario, para eso son los amigos.

—Eres más que una amiga para mí.

Bridgette se congeló un instante al escucharlo, intentó alejarse, pero sus manos tras su cintura se lo impedían con fuerza. No lograba entender que quiso decir, y era mucho más difícil si se mantenían a una distancia tan escasa como esa.

—Claro, soy tu mejor amiga. —Félix sonrió con tristeza, no podía darse el lujo se arrastrarla de esa manera, así que no la corrigió en lo más mínimo y sólo pudo apoyar su frente sobre la de Bridgette.

—Gracias, sin ti no podría hacer nada. —dejó que una parte de sus sentimientos salieran a flote, porque realmente le agradecía estar ahí con él y porque realmente confiaba ciegamente en ella. —sin ti mi hermano hubiera muerto y yo también de paso.

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—¿Dices que Max Kanté robó esos fondos?

—No, es lo que hablaron hoy en la junta. Marinette me contactó para que me hiciera cargo de su caso y me contó lo que pasó.

—Es obvio que todo es una farsa, sabemos que el dinero estaba siendo transferido a unos bancos extranjeros. Según el expediente, Max no tiene antecedentes, es un huérfano que a los doce años fue adoptado por el señor y la señora Kanté.

—Según Marinette, Max jamás haría nada que pudiera dañar las fundaciones, y le creo. Adrien y él trabajaron codo a codo para lograr que el proyecto surgiera, no hay manera de que perjudique a la comunidad que perteneció en su infancia. —Nino hizo una mueca, observando la fotografía del informático sobre su escritorio.

—Nunca tenemos que confiarnos de nadie, las personas ocultan muy bien sus secretos. Pero tienes razón, esto es más para despistar, es raro que después de tanto tiempo, desde que Adrien Agreste lo descubriera, Gabriel lo sacara a la luz.

—Marinette dijo que la junta de hoy fue más un complot para destituir a Félix de la presidencia, es de casi lo único que se habló y que Gabriel intentó desprestigiarlo frente a todos. Supongo que usó esta información para denigrar sus capacidades para dirigir la empresa.

—¿Cuál es su propósito? Según el archivo de Félix Agreste, muestra que está más que calificado para dirigir el negocio, ¿por qué quererlo fuera si él no puede hacerse cargo por su salud? —Luka guardó silencio, mientras cruzaba sus brazos en un estado reflexivo. —Hay dos opciones; o sabe algo que nosotros no y quiere protegerlo, u oculta algo y lo quiere lejos de eso.

—Gabriel es un hombre astuto, y a pesar de lo estricto que fue con Adrien en su vida en general, siempre se preocupaba por él.

—Pero no sabemos su relación con su hermano, después de todo el chico se crió fuera de París con su tía. —el agente se sentó soltando el aire con cansancio, este caso lo tenía con la mente demasiado ocupada. —por cierto, me costó encontrar la información, pero creo haber obtenido lo suficiente para darnos una idea más detallada de estas personas.

—¿A qué te refieres? —Nino buscó entre las hojas y le extendió unas cuantas.

—Resulta que los Agreste y los Vanily realmente están llenos de tragedias. —Luka comenzó a leer en silencio varios informes y algunos periódicos viejos. —Para empezar; Dean y Millie de Vanily, un matrimonio feliz y próspero, lo tenía todo, menos una familia; así que la señora buscó por todos los medios intentar embarazarse, tuvo varios abortos lamentablemente, hasta que logró quedar embarazada de no sólo uno, sino dos retoños.

—Amelie y Emilie de Vanily. —concluyó abriendo la silla frente a él para tomar asiento con Nino.

—Exactamente, estaban felices a decir verdad, pero las complicaciones en el parto decidieron todo. Millie falleció dos días después de dar a luz y Dean tuvo que hacerse cargo de sus hijas; viudo, con dos recién nacidas y un negocio sobre sus hombros que mantener, nada fácil para cualquiera. Pasó el tiempo y sus hijas crecieron formidablemente, sus ingresos iban de maravilla, hasta que el 18 de Agosto de 1985 murió en un incendio; había ido con sus hijas a una finca a las afueras de la ciudad para celebrar su cumpleaños número quince.

—¿Murió en un incendio? ¿Y cómo se originó?

—Lo poco que logré encontrar en los archivos de la estación, es que una de las cortinas en la casa fue tomada por una vela mal apagada.

—¿Por una vela? —Luka arrugó sus cejas extrañado.

—Sé lo que estás pensando, demasiado conveniente y absurdo, pero tampoco es que en esos años se hiciera bien el trabajo. El hombre era alguien importante en la sociedad, para otros también se consideraría una piedra en el zapato que era mejor desaparecer lo antes posible.

—Aquí dice que iba a cerrar un negocio grande con la familia Tsurugi, pero que nada se llevó a cabo después de su muerte. Sus hijas no podían tocar la fortuna hasta que tuvieran la mayoría de edad. —el azabache le pasó el periódico, que mostraba una fotografía de dos hombres estrechando sus manos, sonriendo a la cámara. —creo que hay gato encerrado. ¿Hay algún informe de autopsia?

—No, absolutamente nada. Como declararon que fue muerte accidental, no hicieron nada más al respecto.

—Los Tsurugi son accionistas en Gabriel's, no sé si haya alguna conexión con esto o de plano sólo siguieron con sus negocios normalmente.

—No lo sé aún, pero mi informante sigue reuniendo información sobre las familias. —La puerta se abrió sin previo aviso y ambos vieron en esa dirección.

—Uh, perdón. La costumbre. —Rió Alya por lo bajo y se adentró sin pedir permiso, con tres archiveros en sus manos y con su talón cerró la puerta a sus espaldas.

Luka la miró desconcertado, buscando alguna respuesta sobre quién era ella en los ojos de Nino, pero este sólo la miraba como si de un trozo de pastel se tratara.

—No te preocupes, Couffaine. Ella es Alya Césaire, mi informante. —La chica sonrió de lado y dejó caer los archiveros sobre el escritorio, aprovechando de inclinarse y besar los labios de su novio sin vergüenza alguna.

—Su informante y novia. —corrigió, guiñandole un ojo al azabache, quien aclaró su garganta levantándose de su sitio y extendiendole la mano con simpatía.

—Luka Couffaine, abogado. —ella lo observó de la cabeza a los pies en primera instancia, acomodó sus gafas sobre el puente de su nariz y acabó aceptando su gesto con firmeza.

—Si, sé muy bien quién eres. —Luka medio sonrió, no le extrañaba mucho que supiera quién era, aunque quizás fuera poco profesional de parte del agente hablar del caso con su novia y los relacionados.

—Por cierto, sólo basta que ella sepa tu nombre y tendrá la mayoría de tu información en sus manos. Alya es periodista, no creas que yo le he dicho algo.

—Nino suele ser muy profesional con su trabajo, me la deja un poco difícil, pero es divertido sobrepasar sus expectativas cuando acabo reuniendo todos los datos. —Se vieron mutuamente en silencio, eran un buen duo a ojos del azabache. —hablando de reunir datos, ya conseguí los demás periódicos sobre el compromiso de Gabriel Agreste. —abrió uno de los archiveros y buscó entre las hojas gastadas.

—¿Su compromiso? —cuestionó Luka, y esta vez Nino fue quien se puso de pie al lado de su novia.

—Ese es otro asunto, Gabriel Agreste estuvo comprometido con Amelie de Vanily.

—¿La hermana de su esposa? —sin comprender del todo, comenzó a maquinar demasiadas cosas en su mente. —Adrien nunca me habló de eso... —susurró.

—Quizás ni siquiera estaba enterado. —respondió la morena. —pero según estos diarios, fue el boom del momento. Todo París estaba vuelto de cabeza por el compromiso de ambos, ya que se lograría unificar dos de las más grandes fortunas en Francia, además, se veían bien juntos. —sacó la hoja y le mostró una fotografía de ambos en blanco y negro.

—Pero... El señor Agreste se casó con Emilie, no Amelie.

—Ahí es donde se pone interesante el asunto. —habló nuevamente la chica, Nino sólo seguía leyendo en silencio. —Fue todo un escándalo, cuando rompieron su compromiso, Amelie se fue a Londres haciéndose cargo de los negocios de su familia, pero su hermana se quedó aquí; al tiempo después Gabriel Agreste renunció a su herencia y entró a la escuela de modas, el mundo le estaba cayendo encima, incluso llegaron a agredirlo por estar estudiando una profesión supuestamente de mujeres. —Alya le extendió otra noticia, una en la que Armand Agreste lo desconocía como su hijo. —Gabriel desapareció de todos lados, se decía que había salido del país o incluso que podría estar muerto en el Sena; pero algunos años después, se publicó un pequeño artículo sobre un ingenioso joven, creador de una colección innovadora para la época y que estaba causando furor en la juventud. Gabriel hizo aparición como uno de los más grandes diseñadores del siglo, al lado de su esposa Emilie Agreste de Vanily.

—¿Se casaron en secreto? —Alya sonrió con ternura y emoción camufladas.

—Así parece, no hay ningún tipo de artículo sobre su compromiso y mucho menos sobre su matrimonio. Quizás se casaron en el extranjero o hicieron todo demasiado íntimo para que alguien se percatara, es algo que sólo Gabriel Agreste podría responder.

—Hay una gran laguna en todo esto. —habló Nino después de un largo rato. —y nos falta mucho por leer aún. —miró los demás archiveros sobre el escritorio.

—Claro que si, esto no es nada. —se mofó la chica. —al mismo tiempo Audrey Agreste tenía todos los ojos sobre ella y su compromiso con André Bourgeois, eso que aún no hablamos de todas las tragedias que hay entre las familias.

—Algo me dijo Nino al respecto.

—Eso... es sólo el principio.

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