Capítulo 20
19 de abril, 2021.
Las cosas no habían salido como lo planeó, quizás fue demasiado fantasiosa respecto al tema. Pero realmente le dolía demasiado que todo siguiera de esa manera.
Esperaba llagar a la mansión con buenas noticias para su "jefe", pero al final terminaría igual que siempre, diciendo nada para no amargar más su existencia. Caminó lento, tomándose todo el tiempo del mundo para volver a encerrarse en el enorme lugar, sus tacones resonaron en todo el espacio solitario y frío; avanzó hacia el despacho y se sorprendió de no encontrar a Gabriel ahí sentado al lado de la ventana, intentando dibujar algo, aunque sea lo más mínimo para no sentirse inútil o para despejar un poco su mente.
Con una sensación extraña en su pecho, salió de la habitación y observó a su alrededor, percatandose a los pocos segundos que no había servidumbre en ese momento; sacó su teléfono y marcó el número de Gabriel, pero este le mandó al buzón enseguida. El celular en su oído jamás se alejó, y en esa misma postura comenzó a buscar por la gigantesca casona al hombre, no pudo ir tan lejos. Cuando se encontraba al borde de la desesperación abrió las puertas de la cocina; él estaba ahí con su silla de ruedas, viendo el mesón en completo silencio y soledad.
—¿Gabriel? —preguntó en un susurro, incluso con temor de llegar a asustarlo.
Lo observó minuciosa, sus ojos cansados se notaban a kilómetros, y para que hablar de su cuerpo en general, cada vez más delgado y deplorable, no se parecía en nada al joven alegre y audaz que conoció en un principio, aquel hombre capaz de hacer lo que fuera por la mujer que amaba, aquel capaz de enfrentar al mundo entero para mostrar sus ideas y ser tomado en cuenta. Todo lo que en algún momento llegó a admirar de él, parecía no estar más.
—Nunca volvió a ser lo mismo sin ella. —pronunció por lo bajo. Una de sus manos se deslizó por el mesón frente a él y una sonrisa casi invisible se presentó en sus labios. —La casa, mis hijos, el aire... La vida misma. Cuando ella se fue se llevó todo de mi.
—No todo. —sus grises se alzaron lo suficiente como para ver los ojos de Nathalie cargados de frustración. —Adrien y Félix...
—Soy un completo inútil, Nathalie. Lo peor es que le fallé, y cada día ese peso me consume lentamente.
—Quisiera decirte que es tu culpa, quisiera recriminarte haber alejado a tus hijos como lo hiciste, pero no puedo hacerlo... Porque yo estuve ahí, porque eras un completo caos y desastre, porque incluso yo pienso que fue la opción más razonable en su momento, que fue lo más valiente que pudiste hacer por el bien de ellos. El problema fue cuando no enfrentaste el problema, y dejaste pasar el tiempo.
—¿Cómo podría? —su voz se oyó más amarga que antes y silenciosas lágrimas cayeron de sus ojos marchitos. —¿Qué clase de padre fui en ese momento? Uno egoísta que no hizo más que huir de la realidad, un padre cobarde que no fue capaz de sostener el dolor de sus propios hijos cuando más lo necesitaban.
—Estás siendo muy injusto contigo.
—A diferencia de Emilie... Yo sólo sostuve las armas; ella apretaba el gatillo.
—Habla con tu hijo, Gabriel. —Nathalie avanzó hacia él y movió la silla hacia su dirección. —Félix es lo único que te queda en este momento. Si necesitas pedir perdón hazlo, si necesitas sólo verlo a la cara pídeselo, él no se negará si eres tu quien se acerca.
—Quiero a Félix lejos de la empresa. —ella movió su cabeza de un lado a otro.
—Él no se irá, está decidido a dirigir todo como su hermano lo hacía, y tiene todos los términos legales para seguir haciéndolo.
—Estoy seguro que Adrien se metió en algo que no debía, pero no sé qué. Todo en la empresa es limpio, me he encargado que así sea por años, y la relación con nuestra competencia está por la paz hace mucho, entonces... ¿Quién? —sus puños se apretaron con fuerza. —¿Quién demonios atacó y se llevó a mi hijo?
—El agente Lahiffe no nos ha dado nueva información.
—¡Ese agente no dirá nada! ¡Tiene toda la información para él solo!
—¿Quieres que haga algo?
—Quiero una lista de todos nuestros enemigos, Nathalie. Los enemigos de la familia Vanily y los Bourgeois. —la mujer asintió. —Ya fue suficiente de lamentos. Averigua todos los movimientos de los accionistas de Gabriel's, incluye a los Kurtzberg, los Kubdel y los Tsurugi. Nadie se librará de esto, y quién sea que lastimara a mi hijo lo pagará con sangre de ser necesario.
—Sobre Félix...
—Lo quiero fuera de Gabriel's. Si Adrien se metió en problemas por esto, lo más probable es que Félix también esté en peligro dentro de poco.
—Veré que puedo hacer respecto a eso, pero... ¿Qué hará con Marinette? —el hombre respiró profundo, movió sus brazos y acomodó la silla dándole la espalda.
—Lo mismo... Es una Agreste al fin y al cabo. —sacudió su mano con cansancio. Nathalie ocultó la pequeña sonrisa que le provocó su gesto y aclaró su garganta. —Si no hago algo al respecto Adrien acabará odiandome hasta el día de mi muerte.
—Hablaré con ella, pero no está demás decir que puede ser muy audaz.
—Tengo el conocimiento de que son cercanas, así que dudo que tengas algún problema en convencerla. —Nathalie asintió a pesar de que él no la viera. —pídele a Amelie que venga, quiero decirle esto en persona y mantenerla al tanto.
—Está bien, aunque dudo que quiera venir a la casa.
══════◄••8••►══════
—Disculpa la demora, cancelé una cena con mi primo y se puso como loco por no avisarle antes. —Chloe rió audiblemente y volvió a tomar asiento con elegancia. —¿En qué estábamos?
—Me estabas hablando sobre tu infancia, la verdad nunca habíamos hablado de eso, ¿o si? —le sirvió un poco de vino, y sus azules brillaron al ver su sonrisa.
—Querido Luka, deberías ser más directo conmigo, tenemos confianza. ¿Qué es lo que realmente necesitas? —tomó su copa y la chocó con la de él, resonando el agudo sonido en sus oídos. —La última vez que cenamos no terminaron muy bien las cosas. —las mejillas del pelinegro se ruborizaron un poco, pero lo disimuló bastante bien al beber un sorbo de su bebida. —bueno, si es que mi instinto no me falla ahora mismo.
—Tú nunca cambias, Chloe. —ella sonrió orgullosa y luego de unos segundos el chico acabó por ceder. —Estaba viendo algunos asuntos legales, pequeños detalles sobre un negocio y la verdad me interesaría mucho saber acerca de las personas con las que frecuenta tu familia, sólo como un favor pequeño.
—¿Quieres hacer un negocio? ¿O sea que quieres armar tu propio bufete? —preguntó emocionada y por el mismo sentimiento tomó su mano sobre la mesa. —¡debiste decirlo antes! ¡Claro que te puedo ayudar!
—Sólo si puedes, no quiero que te metas en problemas con tu madre nuevamente.
—No te preocupes, sólo me presta atención cuando necesita que la cubra en eventos sociales y lo sabes. Prometo darte información verídica, directa de Chloe Bourgeois.
—Gracias, Chloe. Cuento contigo en esto. —le dio un pequeño apretón en la mano.
—Como sea, cuéntame que tal va todo. No quiero sonar insensible, pero no quisiera que habláramos de... Ya sabes. —bajó su rostro con tristeza. —como no ha habido noticias o nuevas pistas, es mejor para mi no darle tantas vueltas al asunto.
—Lo mismo digo.
—Según recuerdo estabas igual que yo. —él alzó una ceja un poco perdido, a lo que ella rió avergonzada. —con un amor no correspondido.
—Ya veo... Pero no lo digas así. Lo de nosotros...
—Lo de nosotros no funciona porque amas a alguien más, lo tengo más que claro. Soy lo suficiente madura para entender que en el corazón no se manda.
—Chloe, eres alguien maravillosa en todos los sentidos. Y muy en el fondo admito que si no existiera esa persona lo nuestro funcionaría de verdad.
—¿Y pudiste avanzar en algo? —ignoró sus palabras y Luka negó con la cabeza; sólo sonrió con un toque de melancolía.
—Nunca habrá avance, Chloe. Esa persona ama alguien más con locura y siempre he sido consciente de eso.
—Eres tan... —suspiró. —supongo que por eso yo... Como sea, un brindis por los amores no correspondidos. —alzó la copa de vino y Luka hizo lo mismo sin perderle detalle.
—Salud.
══════◄••8••►══════
Luka sostuvo a Chloe desde su cintura con su brazo izquierdo y con su mano derecha sacó las llaves de su departamento para abrir la puerta. Caminó con ella con cuidado de no caer, ambos estaban bastante pasados de copas a decir verdad, por lo mismo no la dejaría ir sola hasta su casa arriesgándose a que alguien la viera en ese estado y al siguiente día saliera en las revistas de chismes.
—Luka, ¿por qué tus muebles se mueven? —balbuceó hasta que él la sentó en su cama. —la luz también se mueve. —se puso a reír y él algo cansado se arrodilló frente a ella para quitar sus zapatos.
—Los muebles no se mueven, sólo estás ebria. —sonrió casi en el mismo estado, posando las manos en sus rodillas.
—¿Tú no ves que se mueven? —murmuró enfocando sus azules en los de él. —¿estás seguro?
—Estoy seguro que no se mueven, Chloe. —repitió tomando impulso para ponerse de pie. —deberías descansar un poco, mañana debes trabajar y yo también.
—Trabajo... No... —suspiró con fuerza y tomó sus manos viéndolo hacia arriba. —Te extraño... Nos extraño. —confesó casi en un susurro.
—Ya lo hablamos. Hicimos un brindis, ¿recuerdas? —acarició su mejilla con suavidad, ella asintió derramando una lágrima. —lo siento, perdón.
—Quédate conmigo. —pidió, descansando por completo su mejilla en su palma. —no me dejes sola, duerme conmigo. Por favor, Luka.
Luka pasó su pulgar por su pómulo, la hizo levantarse para abrir las frazadas y luego hacer que se recostara; se sentó a su lado. La rubia se abrazó a su cuerpo, viendo hacia un punto muerto en la habitación. Los minutos pasaban y ninguno decía nada, la verdad no era necesario que lo hicieran, pero esta vez fue momento de Chloe en desahogarse con sinceridad, y la verdad el alcohol en su sistema le ayudaba un poco con eso.
—Quisiera olvidarme de esto... Quiero dejar de sentir este dolor en mi pecho cada vez que pienso en ti. —respiró profundamente su escencia, era tan reconfortante a pesar de las palabras que decía. Que irónico. —Pero es tan difícil ya no amarte, Luka.
—Aunque no lo creas para mi también es difícil ya no estar contigo de la misma forma, igual te extraño, pero es mejor así... De otra forma sólo te haría sufrir y es lo que menos quiero en este mundo.
—¿Por qué me abrazas así entonces? ¿Por qué ahora estoy en tu cama, contigo?
—Porque te quiero, y porque al parecer los dos necesitamos consuelo.
—Entonces perdóname.
Chloe se levantó un poco y se posicionó frente a él, acercó sus bocas al grado de respirarse mutuamente y sin pedir permiso lo besó con intensidad; sus manos se deslizaron por su rostro, incluso llegaron a bajar por su cuello hasta posarse sobre su pecho.
—Chloe... —habló sobre sus labios.
—Quieres consuelo y yo también. —quitó su cortaba lentamente, al igual que los botones de su camisa.
—No estamos en nuestros cinco sentidos. —sus manos acariciaron su silueta hasta posarse en su nuca, tomó su larga cabellera rubia y la alejó con el mínimo de fuerza viéndola a los ojos en todo momento. —Mañana vendrá el arrepentimiento y no quiero eso.
—No le estás fallando a tu amor si no están juntos. —su pecho subía y bajaba, ahora un sentimiento de rabia se había apoderado de su corazón, así que con ese mismo pesar unió nuevamente su boca con la de la chica. Frunció el ceño e imágenes acudieron a su mente en cosa de segundos.
—Iré al sofá. —se detuvo y con cuidado la movió a un lado para ponerse de pie. —no puedo hacerlo, perdóname.
—Luka... —susurró viéndolo avanzar hacia la puerta. —¡Luka! —llamó con más fuerza, pero ya había cerrado la puerta.
Chloe cubrió sus ojos con sus manos y sollozó en silencio; limpió sus mejillas, cubriéndose hasta la cabeza con las sábanas y se dejó ir por el sueño después de casi una hora de que el dolor demandara sentirse nuevamente.
Luka se quedó sentado en el sofá de su sala y miró hacia la ciudad en la completa oscuridad, cruzó sus brazos como si así pudiera reemplazar el frío que sentía después de haberse ido del lado de Chloe. No podía sucumbir, no porque no la deseara, sino porque al final acabarían lastimandose otra vez y realmente le era fiel a lo que sentía; muy a pesar de que jamás se haría realidad. Estuvo mucho tiempo negándose a sí mismo, y ya no cometería el mismo error; en algún momento es probable que pueda pasar página, pero mientras tanto le gustaba aceptar ese amor en su corazón.
Sintió la puerta de su habitación abrirse, giró su rostro y la rubia apareció con una manta sobre su cabeza; se acercó a él con una mirada triste y adormilada.
—No quiero estar sola. —susurró en un tono lastimero. —no haré nada que no quieras, pero no quiero estar sola. —Luka le regaló una media sonrisa y abrió su brazo para que se recostara junto a él en el sofá; y así hizo ella acomodándose en su pecho. —Gracias.
—Está bien. —respondió acariciando su hombro repetidas veces.
—Desde que Adrien desapareció... —un nudo se formó en su garganta. —me he sentido más sola que nunca. —Luka besó su frente en silencio. —Él siempre sabe que decir para hacerme sentir bien.
—Lo sé.
—También me encanta que Félix regresara, pero me siento impotente de no poder ayudarlo con lo que sea que tenga en mente.
—Marinette me ha dicho que es todo un caso.
—Lo es, pero al igual que Adrien es de las personas más dulces y de buen corazón que conozco, y no lo digo sólo porque es mi primo. Cuando éramos niños iba a jugar con ellos al jardín de la mansión. —sonrió con nostalgia. —en una de esas tantas visitas acabé en el suelo y con las rodillas sangrando; Adrien me cargó en su espalda y Félix fue por el botiquín para curar mis heridas. Entre los dos se las arreglaron para que dejara de llorar.
—Se nota que los quieres mucho.
—Son los únicos que no me han hecho sentir que no pertenezco a mi familia.
—¿Y por qué te sientes así? —Chloe se removió un poco, hizo una mueca y giró su cuerpo quedando boca arriba para verlo a la cara.
—Siempre he sentido un rechazo por parte de mi madre, incluso me atrevería a decir que no me quiere. Papá es un caso aparte, él es un pilar fundamental en mi vida; creo que si no fuera por él, yo no sabría lo que es querer genuinamente.
—No estás sola, acabas de mencionar a las personas que son parte importante en tu vida y estoy seguro que también eres importante para ellos. Me incluyo en el paquete.
—Supongo que tienes razón. Hablando de personas importantes, Marinette y yo resultamos llevarnos muy bien. —sonrió con sinceridad, pero su expresión cambió en un abrir y cerrar de ojos. —ella ha pasado por tanto... Creo que yo no podría ser tan fuerte en comparación.
—Tienes razón, a pesar de estar ahí con ella, ha tenido que sobrellevar todo lo de Adrien por su cuenta.
—Y para que mencionar lo de su bebé... No quiero imaginarme lo triste que estará Adrien cuando aparezca. Me había dicho que quería...
—¿De qué bebé estás hablando? —Luka la miró con total desconcierto y tan rápido como formuló esa pregunta, la rubia se irguió a su lado viéndolo confundida.
—Marinette estaba embarazada, ¿no lo sabías? —los azules de Luka se ampliaron más y un extraño sentimiento sofocante estrujó su garganta. —perdió su bebé hace unos meses atrás.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro