Capítulo 1
16 de noviembre, 2020.
Marinette no dejaba de cantar mientras adornaba cada pared de su sala de estar, sus mejillas llegaban a doler de tanto que sonreía, y es que era inevitable para ella no hacerlo. Su esposo siempre le hacía sorpresas, tanto para su cumpleaños como para su aniversario, y ahora era ella quien quería devolverle el gesto, aunque muy probablemente llegaría agotado de la oficina, sabía que él almenos le regalaría una cálida sonrisa al cruzar la puerta y eso era suficiente para sentirse satisfecha.
—Ya falta menos. —susurró poniéndose en la punta de sus pies sobre una silla para terminar de colgar una serpentina. —ya falta menos. —repitió.
Logró oír la campana de la cocina que indicaba que su pastel estaba listo, el favorito de Adrien. Bajó rápidamente casi a tropiezos de la silla y se dirigió hacia el horno para sacarlo, lo dejaría templar antes de comenzar a rellenarlo.
—Su regalo... —recordó al momento de dejar el bizcocho sobre el mesón de la cocina. Miró hacia la mesa para cuatro que tenían, confirmando que estaba el paquete sobre la misma. —ahora sólo queda esperar.
La chica sacó su celular y miró su última conversación con su esposo, tecleó en breve un mensaje.
20:47 hrs.
—¿Ha sido muy pesado el trabajo hoy, amor?
Tengo la cena lista para cuando llegues, así que no pases a comprar :)
Marinette se mantuvo con los brazos extendidos en el mesón, esperando pacientemente que viera su mensaje, pero no lo hizo. Probablemente iba manejando o quizás estaría arreglando los últimos papeles antes de salir de la empresa, lo que sea que fuera no importaba, no mientras supiera que lo esperaba en casa aunque sea sin abrir su chat de conversación.
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Las velas estaban por consumirse y Marinette miraba la televisión sin estar realmente mirándola, se cubrió con la manta que siempre dejaban sobre el sofá para ver películas o alguna serie, y suspiró con algo de tristeza al ver que casi eran las doce de la noche y Adrien aún no llegaba.
—Quizás tenía planes con gente de la empresa y se le olvidó mencionarlo. —tomó su celular de la mesita de centro y miró la hora por milésima vez. —él nunca llega tan tarde. —¿debía llamarlo?
Hizo una pequeña mueca y decidió marcar su contacto. Esperó todos los pitidos, hasta que dio con el buzón de voz, volvió a intentarlo hasta que la operadora dijo que el número no estaba disponible, entonces un sentimiento extraño comenzó a apoderarse de ella, era un extraño pesar en su pecho que no la dejaba tranquila.
Se levantó, apagó las velas antes de tomar su abrigo de la entrada y salir de su casa con total preocupación, llamó a la empresa, pero sólo contestó el guardia de seguridad asegurando que todos ya se habían ido a sus casas.
El frío otoñal golpeó su rostro con brusquedad, salió hacia la calle viendo si el auto de su esposo hacía acto de presencia, pero nada. Algunos perros ladraban en la oscuridad de la noche, provocando un eco por lo solitario que estaba el vecindario a esas horas.
Sus manos temblaron por el frío, pero no importó en lo absoluto. Su última opción era llamar a su suegro, pero no dudó en marcar a su gran casa atendiendo su fiel asistente Nathalie, una mujer muy gentil y dedicada a su trabajo.
—Buenas noches, Nathalie. Lamento llamar a estas horas, es sólo que necesito saber si Adrien pasó a ver al señor Agreste hoy o si se encuentra allá.
—¿Adrien? La última vez que lo vi fue antes de ayer en la última junta que tuvimos en la empresa, pero ya debería haber salido de su oficina hace horas.
—Estoy preocupada. Aún no llega a la casa y no mencionó que se quedaría afuera, y ahora me dices que no está ahí.
—¿Hablaste con su secretaria? Quizás ella sepa si hizo alguna reservasción o si tenía alguna...
—Nathalie, él me lo diría. Él no es de no avisar nada, sobretodo después de... Ya sabes.
—Lo sé, pero... ¿Llamaste a alguien más?
—Sólo a ti.
—Bien, Marinette yo me encargaré de llamar a sus conocidos, pero tu debes intentar calmarte un poco.
—¡¿Cómo quieres que esté calmada?! —otra brisa fría acarició su rostro y su voz tembló. —está helando y él no llega. Llamaré a la policía o...
—No, aún no llames a nadie. El señor Agreste no puede alterarse y a la primera persona que llamaran será a él directamente, por favor déjalo en mis manos.
—Me pides imposibles. Tengo miedo, Nathalie... ¿Y si le pasó algo? ¿Y si le hicieron algo otra vez?
—No pienses lo peor, también hay posibilidad de que fuera a celebrar su cumpleaños con algunos amigos.
—Quiero pensar eso, pero no es el caso. Adrien me lo diría, él no me dejaría esperándolo sin siquiera mandar un mensaje.
—Te pido que aún no llames a la policía. Yo me haré cargo, además, sabes que la policía no hará nada si sólo han pasado unas horas. Te llamo enseguida.
La llamada se cortó. Marinette quedó ahí parada en el portón de su casa, viendo como el cielo resplandecía con las estrellas, pidiendo muy en el fondo que su esposo llegara y que sólo haya tenido un pequeño problema con el auto o con el tráfico, lo que sea.
El sofocante pesar en su pecho no se iba, también sentía unas enormes ganas de vomitar por los nervios, pero se mantenía firme, decidió entrar nuevamente a la casa y a pesar de afuera hacer frío, dentro parecía estar igual. Lo único que podía oír era el reloj de pared y la televisión que dejó encendida.
Colgó su abrigo y observó todo lo que hizo esa tarde, las serpentinas, la mesa preparada y el pequeño pastel también. Avanzó unos pasos hasta dar con el paquete de regalo y lo abrazó, no lograba entender como algo que la emocionaba tanto ahora mismo la abrumaba hasta tener ganas de soltarse a llorar.
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19 de noviembre, 2020.
—Bien, Adrien Agreste desapareció el día dieciseis de noviembre aproximadamente a las veinte horas, pero usted señora Agreste, reportó su desaparición ayer, mi pregunta es... ¿Por qué? ¿Por qué tardar tanto en reportarlo si está tan preocupada?
—Ya se lo dije, no servía de nada llamar a la policía si no habían pasado las veinticuatro horas, detective Lahiffe.
—Curioso, cualquier esposa en su lugar habría llamado de todos modos.
—El padre de Adrien está muy delicado de salud, y creame cuando le digo que a la primera persona que llamarían sería a él para informarle esto. Esa noche llamé a Nathalie para preguntarle si Adrien se encontraba allá, pero me dijo que no lo veía desde la última junta que tuvieron en la empresa. Nathalie me dijo que esperara y así hice, ¡ahora usted me llena de preguntas absurdas en vez de buscar a mi esposo! —golpeó la mesa y dejó ver sus ojos llenos de lágrimas frustradas.
—¿Alguna razón por la cual su esposo quisiera irse? ¿Alguna amante quizás? —el hombre se cruzó de brazos para después tomar asiento frente a ella en la sala de interrogatorio. —si usted coopera, será todo mucho más fácil. Quizás tenga más información de la que cree.
Marinette abrió más sus ojos y frunció el ceño limpiando desesperadamente sus lágrimas, no podía creer la clase de insinuaciones que estaba haciendo ese hombre.
—¡Usted no conoce a Adrien! ¡Él jamás me engañaría!
—Uno nunca termina de conocer a las personas. Usted también podría tener a alguien más, todo es posible y nada se descarta, sobretodo cuando se trata de gente importante en los medios como lo es su esposo. Así que vamos denuevo, ¿qué fue lo último que habló con su esposo?
La puerta se abrió y ambos voltearon hacia su dirección, encontrando a un hombre de cabello negro, vestido elegantemente con un traje sin corbata.
—Marinette, no digas nada más a partir de ahora.
—Luka... —la chica rápidamente se levantó de su sitio para abrazar el torso de su amigo con fuerza, dejando que las lágrimas salieran libremente. —Adrien... Adrien no está... A-adrien no volvió a casa. Te llamé, pero no contestaste. —el de ojos azules dejó su portafolio sobre la mesa y le devolvió el abrazo con algo de tristeza.
—Tranquila, veré que puedo hacer. —Marinette lloró con más fuerza y el agente hizo contacto visual con el abogado al instante. —si me permite, agente. Necesito hablar con mi cliente a solas.
—Claro, abogado. Los dejaré... A solas. —Nino se levantó sin dejar de mirar la escena, tomó sus documentos de la mesa y salió de la sala como alma que lleva el diablo.
—Agente Lahiffe, ¿pudo obtener información sobre mi hijo?
—Señor Agreste, créame que estoy cubriendo todo este caso para encontrar a su hijo lo antes posible.
—¡Esa mujer de seguro le hizo algo! ¡¿No le dije que hiciera hasta lo imposible para que hablara?! —alzó la voz llamando la atención de las demás personas en la estación.
—Señor, esa "mujer" es la esposa de su hijo y es la única persona que tiene una coartada verídica, además de usted.
—¡No importa lo que tenga que hacer! ¡Simplemente metala a la cárcel de una vez! —alzó sus manos y rápidamente un dolor golpeo su pecho.
—Señor, no debe alterarse por favor. —habló Nathalie a sus espaldas moviendo hacia atrás la silla de ruedas. —el agente hará todo lo posible para encontrar a Adrien.
—Esa mujer, Nathalie... Esa mujer es la única culpable de que mi hijo no esté. ¡Esa caza fortunas!
—¡No soy una caza fortunas! —se sumó la voz de una mujer a la conversación y rápidamente apareció Marinette soltandose de los brazos de Luka. —no entiendo porqué me odia, señor Agreste. Pero yo nunca le haría daño a Adrien.
—Si no eres una caza fortunas, dime una cosa. —Gabriel la miró con superioridad. —¿por qué mi hijo dejó todas sus propiedades y acciones de la empresa a tu nombre?
Marinette abrió su boca con asombro, casi al mismo tiempo que sus ojos perdían un poco el color, se habría ido de espaldas si Luka no la hubiera sujetado firmemente.
—¿Qué?
Gabriel apretó su mandíbula y lentamente se paró de la silla de ruedas, Nathalie quiso ayudarle, pero este se negó haciendola retroceder. Con la expresión seria que lo caracterizaba y el porte elegante que siempre tenía, avanzó hacia la joven esposa de su hijo, extendió unos papeles y con total desprecio esperó que los tomara, cosa que ella aún no asimilaba, así que Luka fue quien se los recibió.
—Todo está a tu nombre, hasta el último misero lapiz de lo que le corresponde a mi hijo. Todo es tuyo si él no está.
Nino se mantuvo a una distancia prudente, oyendo toda esa disputa familiar. Era un agente demasiado capaz e internamente ya estaba armando su caso, pero faltaba más... Mucho más información para acercarse a la verdad y a la respuesta de la pregunta que todos se hacen.
¿Dónde está Adrien Agreste?
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