Mi hijo (Narrado por Ernesto)
Nos levantamos por la mañana con la entrada de las niñas a nuestro cuarto, Melisa revisa a Guillermo, pero aun duerme plácidamente, después de su desayuno esta mañana, ese hombrecito ha tomado posesión de los senos de Melisa, pero solamente porque es mi hijo se los prestaré por un tiempo, bueno tenemos un tiempo compartido.
Hablé con nuestro abogado y me dijo de una clínica muy confiable y discreta para poder realizar la prueba de ADN, si por mí fuera no la realizaría, pues unos datos en un papel no dictarán si Guillermo es mi hijo o no, para mí siempre lo ha sido desde antes de casarnos, desde el momento que comencé a darme cuenta que amaba a Melisa, justo en ese momento amé ese pequeño ser que crecía dentro de ella.
Así que se deben estar preguntando porqué lo hago, la única verdad es que lo hago por Melisa, ella quiere saber no habrá ninguna manera de que Alfredo pueda dañarnos.
Tenemos la cita esta mañana en dos horas, como ofrecí pagar más nos entregarán los resultados en el lapso de una hora. Los niños estarán en la escuela así que solamente Milagro y Guillermo irán con Melisa y conmigo a la clínica.
***
Nos hicieron los estudios hace una hora, así que estamos sentados en el consultorio del médico, esperando los resultados, Milagro se durmió en mis brazos hace como media hora y Guillermo comió hace poco así que también duerme en brazos de Melisa.
Entra el doctor y Melisa toma mi mano tan fuerte que siento que se ha fusionado con la mía.
—Señores Mayorca, aquí tengo los resultados de paternidad —dice mostrando el sobre en sus manos, lo abre y nos mira a ambos después de leer el contenido —bien señores se los leeré: "El resultado de la prueba de paternidad entre Guillermo Mayorca Gonzales y Ernesto Mayorca la probabilidad es del 99.99%".
Escucho a Melisa sollozar a mi lado, creo no haber oído adecuadamente el resultado, pero cuando la miró veo que me sonríe con lágrimas cayendo por sus mejillas, son lágrimas de felicidad.
Ambos nos vemos y caemos dentro de nuestra burbuja personal donde sólo habitamos nosotros, sus ojos a pesar del llanto son tan hermosos, me acerco a ella y la beso en los labios, no es un beso apasionado por el contrario es un beso lleno de amor, de promesas, creo sentir que ella también lo siente de esa manera.
Escuchamos un leve carraspeo a nuestro lado y recordamos que no estamos solos, nos separamos y vemos que el doctor nos mira sonriendo y nos dice —Bien señores, aquí está el documento que certifica la paternidad de su hijo.
Nuestro hijo, esas palabras hacen mi corazón saltar de felicidad dentro de mi pecho, recuerdo cuando contamos nuestra farsa de amor a mi familia, lo describí como la muestra viviente de nuestro amor creciendo dentro de ella. Ahora puedo decir que es la prueba viviente de mi amor por ella.
A veces me parece sentir que ella tiene fuertes sentimientos por mí, pero cuando logramos algún avance siempre saca la carta del trato que inició nuestro matrimonio, eso me hace dudar a veces si realmente he logrado ganarme alguna pequeña parte de su corazón.
***
He decidido no dejar las cosas al azar, después de descubrir que Alfredo realmente no tiene ninguna manera de arruinar nuestra familia, debo lograr hacer durar nuestra familia, no quiero perderla, así que de ninguna manera dejaré que ningún otro hombre tome mi lugar en sus vidas.
Por eso hoy saldremos solos Melisa y yo, desde el nacimiento de Guillermo no hemos tenido tiempo real como pareja, ella siempre está cansada, yo intento ayudarla en lo que puedo pero asumo que el hecho que un ser el alimento de un pequeñín, debe ser super difícil y cansado, así que organicé una salida romántica sólo para nosotros dos, para celebrar nuestro primer aniversario de matrimonio, mi madre irá a ayudar a Carmen con los niños, así que tendremos la noche para nosotros.
Llego a casa a recogerla a las 6:30 p.m., ella baja las gradas desde el segundo piso, se ve tan hermosa con ese vestido azul entallado, parecer que brilla como el cielo estrellado a media noche, si cabello cae en hermosas cascadas sobre sus hombros y espalda, que está descubierta, el escote llega a media espalda donde puedo ver su blanca espalda bajar hasta ver ese bellísimo y redondeado trasero, siento que mi boca se hace agua de sólo pensar lo que pasará esta noche, especialmente cuando logre poner mis manos en ese respingado trasero.
Ella me sonríe abiertamente, probablemente al ver mi cara, se acerca a mí, la abrazo por la cintura y la beso con el fuego abrasador que siento creciendo dentro de mí, ella gime mi nombre entre besos y suspiros y pega su cuerpo aún más al mío, mientras toma mi camisa a puñados.
Debo separarme, de lo contrario no llegaremos al restaurante así que muy a mi pesar rompo el beso y le digo:
—Cariño, si seguimos así no llegaremos más lejos de nuestra habitación.
—No tengo objeción —me dice riendo un poco, mientras me da una mirada pícara.
—No cariño, después de arreglarte tanto, te mereces que el mundo vea lo hermosa que eres —le digo tomando su mano para salir, porque de lo contrario podría sucumbir a la tentación.
Después de un corto viaje en automóvil, llegamos a nuestro restaurante favorito de comida italiana, veo a Melisa mirarme con los ojos brillando de felicidad, nos sentamos en un área que reservé especialmente para nosotros, nos sentamos a la luz de las velas y ella parece una imagen de mis sueños, casi etérea entre las flores y las velas.
Mientras comemos, no estoy seguro de poder hacer todo lo que tengo planeado, pero si quiero realmente vivir mi vida junto a ella, debo intentarlo todo.
—¿Qué piensas? —me pregunta mientras corta un ravioli.
—En lo maravillosa que es nuestra vida —le respondo.
Veo una sombra casi imperceptible pasar por su mirada.
—¿Y tú? — le pregunto tomando su mano.
—En lo mismo que tú —me responde, sé que miente, pero realmente no quiero forzarla, sé que me dará una respuesta honesta esta noche cuando esté lista.
***
Después del postre salimos y caminamos a través del parque cercano, la noche está fresca así que le doy mi chaqueta y ella camina pegada a mí.
Alrededor de veinte minutos después de no hablar, simplemente caminar abrazados, sintiéndonos el uno al otro, subimos al auto para ir a la suite que reserve por esta noche.
Cuando entramos en la habitación, Melisa se gira y me mira con esos hermosos ojos, llenos de todo tipo de emociones, podría decir que parece na mezcla de venado alumbrado por faroles en la carretera y una leona viendo algo que desea.
Me acerco a ella y la tomo de la cintura, ella deja escapar un gemido de satisfacción cuando pone sus manos en mi pecho, bajo mi cara para estar a solo unos centímetros de su boca, la veo como alterna su mirada de mis ojos a mis labios, sonrío y ella cierra la distancia que separa nuestras bocas.
El beso comienza suave, pero después se vuelve completamente exigente por ambos, mi manos recorren todo su torso, y siento sus manos bajar de mi pecho hasta la parte delantera de mis pantalones, donde definitivamente el espacio es demasiado estrecho ya en ellos. Me abre el cinturón y el botón de mi pantalón, y siento sus manos comenzar a tocar mi pene.
¡Dios eso se siente tan bien!
Decido tomar un poco de iniciativa y comienzo a quitarle el vestido, ella se aparta un poco y me dice algo sonrojada:
—Sabes que hay partes que todavía no he logrado retornarlas a su forma original...
—Y tú sabes que me encanta tu cuerpo, más ahora que tiene las evidencias de haberme dado un hermoso hijo... —digo acercándome a terminar de quitarle el vestido.
Cuando queda en bragas frente mí, siento que pierdo algo de control, me abalanzo sobre ella y la acuesto en la cama, la beso todo lo que quiero en todas las partes de su cuerpo, así que cuando siento su orgasmo estallar en mis labios, me levanto, la tomo de la mano y le digo:
—Hoy veremos las estrellas dobles —le digo pegándola a la ventana —podemos ver las estrellas, desde aquí y las veremos estallar dentro de nosotros —termino esta frase mientras la penetro desde atrás, ella se sostiene en el vidrio de la ventana y deja escapar un sonoro gemido con la mezcla de mi nombre.
La tomo de las caderas y la siento intentando moverse para acercarse más, así que le digo —¿Quieres que me mueva?
—Sí, ¡Por Dios muévete ya! —grita moviéndose hacia atrás, haciéndome entrar profundamente en ella.
—Tus deseos son ordenes —le digo justo antes de comenzar a moverme a un ritmo algo acelerado, siento la necesidad de que tengamos tantos orgasmos, que mañana no podamos caminar ninguno de los dos.
Siento como su vagina comienza a apretar acompasadamente mi miembro, siento que ella está teniendo un gran orgasmo, así que para intensificarlo muevo una de mis manos a sus senos y la otra a su clítoris, comienzo a acariciar y pellizcar ambos al unísono al igual que sigo bombeando dentro y fuera de ella, se escuchan en el cuarto solamente los sonidos que hacen su trasero al unirse con mi ingle y los gemidos de estar a punto de tener un orgasmo juntos.
La siento estallar en miles de pedazos mientras la siento escurrir su orgasmo, así que me uno con ella llenándola con el mío.
La sostengo firmemente para que no caiga mientras siento todavía pequeñas réplicas en sus paredes vaginales.
Tiro de ella y nos dejo caer en la cama, nos envolvemos el uno en el otro y cuando beso su cabeza accidentalmente dejo salir:
—Te amo Melisa.
Y todo se quedó en silencio, ni siquiera nuestras respiraciones se escuchan, así que bajo la mirada y veo a Melisa mirándome con los ojos llenos de lágrimas.
¡Dios lo arruiné todo! No tenía planeado decirlo de esta manera, ¡Ahora la perderé para siempre!
Hola chicos (as) hasta aquí por hoy, espero les haya gustado, recuerden dejarme SUS COMENTARIOS y VOTAR.
Gracias por leerme,
Besitos.
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