La Carta
(Melisa)
Hoy he tenido un día cargado de trabajo, estamos en proceso de publicar una nueva autora con su primer libro, estoy feliz porque ella es una de los descubrimientos que he hecho en mi carrera.
Antes de ir a casa, pasé por el hospital viendo el estado de Ania, la operación acaba de terminar cuando estuve allí, al parecer la niña salió airosa de la operación y si todo transcurría con normalidad la darían de alta en dos semanas.
Al llegar a casa todo está en silencio, me extraña mucho pues por lo general los niños están esperando mi llegada y la de Ernesto, así que me asomo a la cocina y encuentro a doña Betty cocinando la cena.
—¡Hola! ¿Dónde están todos? —pregunto entrando en la cocina.
—¡Hola! —me responde sonriendo —Los niños terminaron temprano sus tareas y como Milagro desde el almuerzo con Ernesto, decidieron ir a donde él, hace como media hora no escucho ruido arriba...
Le sonrío mientras asiento y me dirijo al segundo piso, donde no se escucha ningún sonido.
Me asomo en las habitaciones de los niños y no encuentro a nadie más que a Carmen ordenando los pañales de Guillermo, la saludo con la mano y sigo hasta nuestra habitación.
Al abrir la puerta siento que los ojos se me llenan de lágrimas al ver a mis cuatro hijos dormidos alrededor de Ernesto, él al sentirme entrar levanta los ojos del libro que está leyendo.
—Hola cariño —le susurro acercándome a besar sus labios —¿Les diste un somnífero a todos nuestros hijos? —pregunto contra sus labios riendo.
—Vinieron después de terminar sus tareas y pusimos una película, pero ninguno la terminó de ver —me responde sonriendo —creo que los medicamentos que me recetaron para el dolor y poder dormir les hicieron efecto a ellos más que a mí...
—Parece que sí —le digo tocando la cabeza de cada uno de mis hijos.
Ernesto me mira fijamente antes de preguntarme:
—¿Por qué nunca me dijiste que has estado enamorada de mí desde que éramos adolescentes?
Me giro a verlo y le pregunto:
—¿Por qué me preguntas eso?
—No respondas con una pregunta —me dice viéndome serio.
—Porque en esa época era un enamoramiento adolescente — digo restándole importancia —además tú nunca me viste de esa manera... Ahora responde mi pregunta...
—Rosalía nos dejó una carta —dice extendiendo un sobre en el que leo "Para Ernesto el Esposo de mi hermana" con la caligrafía de Rosalía.
—¿Hace cuánto que tienes esta carta? ¿Por qué no me la enseñaste antes? —le pregunto con las manos temblorosas mientras tomo el sobre que me ofrece.
—Hoy vino nuestro abogado y me la entregó... —y tomando mis manos entre las de él me dice —respira Melisa, ve a leerla en la habitación de alguno de los niños —y viendo que no me levanto y sigo viendo la carta que tengo en mis manos con las últimas revelaciones de mi hermana me dice —Ve Melisa, tranquila yo me quedaré con los niños aquí para que tengas privacidad.
Besa mi mano, me insta a pararme y me da una última sonrisa antes de verme salir.
Entro en la habitación de Milagro y me siento en la cama, veo que mis manos siguen temblando saco las hojas del sobre y las extiendo y comienzo a leer:
Mi querido Ernesto:
Si estás leyendo esto, significa que tienes más de un año de casado con Melisa y que han cuidado de mis hijos de la maravillosa manera que estaba segura desde siempre que lo harían.
En primer lugar quiero agradecerte por cuidar bien de mi hermanita y de mis hijos, sé que eres un buen hombre, que hará todo lo posible por verla feliz.
Yo siempre te consideré mi hermano, pues sabía que ambos terminarían juntos en algún momento, me alegro de haberles dado el último empujón que ustedes necesitaban para finalmente confesarse que se han amado desde siempre.
Sé que siempre la has amado, después de la muerte de tu abuela sé que tú también lo descubriste, que mi hermana siempre ha tenido el corazón más grande de todas, te he visto por años verla con el amor viviente en tu mirada sin darte cuenta que ella te mira con el mismo amor que tú.
Sé que a veces ella se empeña en hacerle creer a las personas que es mala y difícil de querer, pero la verdad es que tiene tanto miedo de perder nuevamente a alguien que ama que se ha cerrado a la posibilidad de amar y ser amada.
Imagino que en cuanto leyó la cláusula de mi testamento ha de haberte pedido a ti como su única oportunidad de lograr cumplir con el requisito que impuse, si todavía no te ha dicho que te ama o ha hecho todo lo posible por hacerte creer que no es grande lo que siente por ti, yo como su hermana mayor quien la amado toda su vida y quien la conoce mejor que nadie, hasta que ella misma te lo digo tú has sido siempre el hombre de su vida, su verdadero amor, el que la puede hacer feliz realmente.
Si tienes dudas aún de su amor y dedicación hacia ti, te pido que las deseches pues ustedes están destinado para estar juntos, no importa donde estuvieron o con quien siempre volvieron a ustedes.
Así que por favor ama a Melisa de la misma manera que lo has hecho por años y cuida y ama a mis pedacitos de corazón que tuve que dejar en la tierra. Sé desde donde estoy los estoy viendo felices, amándose y cuidándose unos a otros.
Gracias por todo Ernesto,
Tu agradecida cuñada Rosalía.
PD: Por favor entrégale la pequeña nota que le dejo a Melisa en este mismo sobre. Gracias.
Doblo la carta y veo el pequeño papel doblado y cerrado con un corazón pegado, lo abro y leo:
Mi querida hermanita:
Me siento feliz de saber que finalmente estás en los brazos del hombre que has amado desde hace tanto tiempo.
Perdón por lo de la cláusula pero era la única manera en que estoy segura que las cosa pudieron avanzar en la dirección correcta.
¿Recuerdas la vez que fuimos a la tumba de mamá y papá y tú me preguntaste si creía que tú encontrarías el amor?
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer, te respondí con la verdad pero en este momento tiene mayor sentido: "Tu felicidad te está esperando en el lugar donde el destino te lleve, todo lo que has pasado te ha convertido en la maravillosa persona que eres y el karma se encargará de darte el premio que la vida te ha guardado".
¿Ahora te das cuenta que tenía razón?
Por favor mi querida niña sé feliz, tú más que muchas personas se lo merece, habla claramente con Ernesto, debes ser sincera y valiente como siempre lo has sido.
Te quiero mucho, gracias por cuidar de mis hijos, al dejártelos a ti, sé que ellos tienen un pedazo de mí en ti.
Abraza tu amor y acéptalo, no pienses mucho en mí para que no te entristezcas, y si decides recordarme hazlo como en esta carta, viva, amándote y sintiéndome orgullosa de ti.
Con amor,
Tu orgullosa hermana, Rosalía.
Intento secarme las lágrimas de los ojos y siento unos brazos a mi alrededor, siento su olor antes de verlo, me giro para abrazarlo.
—No deberías estar levantado —le digo con la voz ahogada en su pecho.
—No hay ningún otro lugar donde debería estar —y levantándome la cara con su mano me dice —debes saber que te he amado desde hace años y que como lo dice Rosalía lo descubrí cuando fuiste a ayudarme a encontrar la luz después de la muerte de nana... —y besándome me dice —Te amo Melisa, so el hombre más feliz de la historia porque tú estás en mi vida...
Lo veo a los ojos mientras lo beso digo —Yo también te he amado desde hace muchos años... siento haber tardado tanto en decírtelo, soy la mujer más afortunada por tenerte siempre a mi lado...
Lo beso nuevamente y me siento completamente feliz y meto mi nariz entre su cuello y su cabeza, mi lugar favorito de todo el mundo.
Bien mis queridos (as) lectores (as) hasta aquí este capítulo, estamos en la recta final de la historia, asi que les pido me dejen sus COMENTARIOS y que me regalen una ESTRELLA con sus VOTOS.
Gracias por leerme,
Besitos,
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