Amor de Madre
Me despierto con la luz de la mañana, anoche los medicamentos me ayudaron a descansar mejor. Escucho alguien respirar cerca de mí, me giro y descubro a Ernesto sentado en una silla junto a mi cama, parpadeo varias veces para despertar del todo, pero la imagen y el sonido sigue allí.
Él sintiendo mi mirada despierta y me mira con ojos ojerosos.
—¿Cómo te sientes? —Me pregunta con preocupación.
—Mejor... —respondo restando importancia —¿Qué haces aquí?
—Como no contestabas el teléfono, llamé a casa y me dijeron que estabas aquí —y mirándome fijamente me pregunta —¿Porqué no me avisaste?
—Ayer Max dijo que estabas muy ocupado, y tú dijiste que saldrías de viaje... —digo huyendo su mirada.
—Soy tu esposo, pero sobre todo tu amigo, deberías saber que nada es más importante para mí, en este momento que tú y los niños —dice a modo de reproche.
Siento como el enojo y algo parecido a la tristeza surge en mi interior y el filtro en mi boca se desvanece:
—¡Eres un mentiroso! —Le respondo con los ojos fijos en él —No somos lo más importante para ti, antier lo dejaste muy claro cuando decidiste que no pasarías la noche en casa...
—Estaba ocupado... —dice intentando justificar su ausencia.
—Claro, lo sé... te escuché con Denia en la puerta... —una lágrima traicionera resbala por mi mejilla —dijimos que sin mentiras, si querías comenzar algo con otra persona, deberías habérmelo dicho, yo comprendo la carga que debemos ser en tu vida, pero no quiero que me sigas mintiendo...
— No es lo que crees... —dice intentando tocar mis mejillas, pero yo me alejo.
—¿Qué es lo que debería creer? —respondo supurando disgusto —¿Qué la pasaste bien? ¿Qué finalmente te cansaste de mí y quieres tener a otra persona?
— No pasó nada con Denia —toma mis manos y escucho su voz algo quebrada —¿Puedes confiar en mí?
Cuando mira que no respondo toma mi cara entre sus manos y dice:
—Vamos querida Melisa, tú me conoces mejor que nadie, sabes que jamás haría nada con nadie, que pudiera arruinar lo que tenemos —se acerca y me da un casto y tierno beso en los labios —Sabes que eres mi persona favorita de todo el mundo...
Se separa un poco y me abraza, yo me siento aún algo tensa, pero cuando me comienza a sobar la espalda derramo todo lo que me ha estado matando desde hace dos días.
—Tenía tanto miedo de perder mi bebé, quise odiarte por no estar conmigo, pero no puedo... —digo con la cara escondida en su pecho.
—Lo siento mucho, todo estará bien... —me dice besando mi cabeza —te prometo pasar más tiempo contigo y los niños.
Asiento, pero todavía hay algo que me molesta:
—¿Qué te dijo Denia? —Necesito que me diga toda la verdad -sé que me escondes algo...
—Te lo explicaré cuando estés mejor, por ahora debes confiar en mí —dice con los ojos replicantes —prometo que no dejaré que nada malo nos pase...
—Está bien —digo sabiendo que no obtendré respuesta alguna si sigo insistiendo, él me lo dirá cuando esté cómodo y veo la hora en mi teléfono —¿Viste los niños? ¿Sabes a qué hora puedo irme?
—Anoche pasé por casa, las niñas estaban dormidas, Luis que está muy preocupado y hablé con el médico, dijo que podemos irnos después que te revise en unos minutos —dijo Ernesto besando mis manos.
Le miro agradecida y me entrega una pequeña bolsa con mis cosas. Cuando estoy revisando lo que me trajo la puerta se abre y entra el Dr. Stevenson.
—¿Cómo amaneció mi paciente favorita? —siento como la mano de Ernesto se cierra alrededor de mis manos.
—Mejor —digo sonriendo —¿Cuándo me puedo ir a casa?
—Solamente debo revisar ese bebé una última vez y dependiendo de eso te daré el alta —dice sonriéndome.
Esparce gel frio en mi vientre y cuando escucho el sonido de los latidos del corazón de mi bebé tomo la mano de Ernesto firmemente.
—Todo parece bien, ¿ya saben el sexo del bebé? —pregunta el Dr. Stevenson.
La verdad durante el primer ultrasonido de control, mi bebé no dejó ver su sexo, así que no hemos intentando saberlo, pues Ernesto me dijo que sin importar su sexo lo amaríamos igual.
—Amor, ¿Quieres saberlo? — le pregunto a Ernesto.
—Si tú lo quieres, sí... —me dice, pero veo su mirada brillando con la curiosidad.
—Sí, por favor doctor díganos que sexo tiene... —le digo al doctor aun viendo a Ernesto.
—Es un varón —dice el Dr. Stevenson.
Ambos nos abrazamos y Ernesto me besa mientras dice muchas veces gracias. Es gracioso pensar que aunque este bebé no lleva su sangre, él lo anhele tanto como yo.
—Bien señora Mayorca, puede ir a casa... —dice el doctor, y mirándonos continúa —recuerde que no debe estresarse ni preocuparse mucho, le veré mañana en el parque para nuestra caminata, Señor Mayorca —dice estrechando la mano de Ernesto, que lo mira con el ceño fruncido.
—¿Mañana? —me pregunta cuando estamos solos.
—El doctor me dijo que el ejercicio es importante, así que como él normalmente corre por la mañanas en el parque a dos cuadras de nuestra casa, se ofreció ha caminar conmigo todos los días, para mejorar mi condición física —digo levantándome de la cama para ir al baño a arreglarme.
—Yo podría haberte acompañado —me dice con el ceño todavía fruncido.
—Tranquilo mi querido esposo —le digo besando su ceño para que lo relaje —nada malo pasará, ahora tú debes confiar en mí.
—Confío en ti, es en él en quien no confío —dice ayudándome a caminar al baño, cierra la puerta detrás de él.
Me ayuda a quitarme la bata de hospital y sus ojos comen cada centímetro de mi cuerpo, lo veo que se despoja de su ropa y me dice:
—Temprano le pregunté al doctor si el sexo estaba contra indicado en tu estado, y me dijo que era todo lo contrario —y acercándose mientras toma uno de mis senos dice —que ayuda a reducir el estrés y que ayudará a que tengas un parto sencillo.
Es lo último que dice antes de quitar su mano y tomar con su boca en mi seno derecho, suelto un gemido ¡Dios, tenemos días de no tener sexo! Extrañaba estas sensaciones.
Caminamos para meternos en la ducha, bajo el chorro lo veo apartarse un poco y colocar la silla que debería ayudar al enfermo a bañarse, se sienta en ella y me dice:
—Hoy tu llevas el ritmo —toma mi rodilla derecha y me ayuda a sentarme con las piernas separadas sobre su erecto pene, ambos jadeamos un poco a medida que se va insertando en mí, cuando finalmente está completamente dentro de mí dice —Te he extrañado cariño...
Muerde el lóbulo de mi oreja izquierda y siento una de sus manos bajar a la unión de nuestro sexo, mientras comenzamos a movernos, me dice en el oído:
—Lo siento cariño, pero no creo que hoy dure mucho, así que aceleraremos la situación... —cuando dice eso, siento como sus dedos juegan con mi clítoris y su boca succiona uno de mis pezones, comienzo a sentir como las olas de placer se empiezan a expandir de mi bajo vientre al resto de mi cuerpo y como el calor del inminente orgasmo comienza a poseer mi cuerpo.
—¡Ernesto! —alcanzo a gritar antes de sentir los espasmos del orgasmo por todo mi cuerpo y las paredes de mi vagina comenzar a convulsionarse alrededor de su hombría inserta en mí. Él no tarda casi nada en acompañarme derramando su esperma dentro de mí y yo siento un nuevo orgasmo explotar dentro de mí.
Cuando recuperamos la respiración, aún se encuentra dentro de mí, me ayuda a levantarme, nos bañamos y mientras recojo todas mis cosas, él sale para firmar los papeles del alta.
Al llegar a casa Betty y Carmen me abrazan fuertemente, aunque no me gusta que me toquen mi pancita, las dejo porque sé que han estado muy preocupadas por mí.
Milagro está jugando en la sala con Carmen, así que cuando entramos corre a abrazarse de mí, Ernesto la toma en brazos y cuando me he sentado me la coloca en las piernas, ella se abraza fuertemente de mi cuello y me besa muchas veces.
Por la tarde llegan Luis y Gracia de la escuela, ambos se abrazan a mí y no me sueltan.
—¿Cómo estás? —me pregunta Luis posando su mano en mi vientre —Estaba asustado... —dice abrazándome algo fuerte —pensé que algo malo te pasaría a ti o nuestro hermanito...
—Todo está bien, solamente estaba algo cansada y estresada, siento mucho haberlos preocupado —le digo besando su frente, con lágrimas en mis ojos.
Pasamos el día en familia y por la noche vimos películas juntos.
***
Después de nuestro mal entendido, no hemos vuelto a mencionarlo, Ernesto no ha faltado ningún día a casa y han pasado ya casi dos meses desde que supe algo de Denia. Igualmente por las mañanas camino con David, el dr. Stevenson, quien ha resultado ser un gran hombre, me trata siempre con respeto y podría llamarle mi amigo, nos ha visitado varias veces, lo hemos invitado a cenar con nosotros y ha venido a la celebracion del cumpleaños de Gracia, los niños lo aprecian y aceptan, hasta Ernesto ha dejado de verle con malos ojos.
Hoy visité el cementerio sola, hace seis meses que mi hermana y su esposo murieron, les extraño cada día, aunque todos nos hemos adecuado a la rutina y los niños cada vez están mejor, mi mayor preocupación es solamente Milagro no habla aún.
La he llevado a varios especialistas, pero todos concuerdan en que es por el trauma que sufrió en el accidente que murieron sus padres.
Tiene una semana de estarse despertando por las noches, en medio del llanto, solamente vuelve a dormir cuando me acuesto con ella.
Las últimas noches han sido difíciles, pues con mi vientre abultado de ocho meses, las cosas son más complicadas, tengo un mes de trabajar desde casa, pues aunque tengo tiempo de descanso, estar en casa sin hacer nada mientras mis niños están en la escuela, me deprime un poco.
Anoche Milagro se pasó a nuestra cama en la madrugada, Ernesto la coloco entre los dos para dormir, me despierto con sus manitas tocándome la cara, y creo estar soñando cuando escucho una vocecita decir "Mamá".
Cuando abro mis ojos veo a Milagro a centímetros de mi cara, le sonrió y me quedó fría cuando veo que abre su boquita y me dice:
—¿Mami?
Siento los ojos llenos de lágrimas, y cuando estoy a punto de decirle que no soy su madre, sino su tía, caigo en cuenta que realmente sí soy su mami y siento como algo tibio y agradable me llena el cuerpo cuando me giro y la abrazo manteniéndola junto a mi pecho y le respondo:
—Sí mi amor yo soy tu mami... —le beso su cabecita y aspiro su aroma, adoro su olor a bebé.
No puedo creer que su primera palabra después del accidente me la haya dicho a mí. Después de mucho tiempo siento como todas las piezas de mi vida encajan en su lugar nuevamente y como estos pequeños seres han llenado espacios en mi vida, que no sabía que habían estado vacíos hasta ahora que ellos los llenaron... si quisiera ponerle nombre a lo que siento podría decir que por fin estoy sintiendo "Amor de Madre".
Bien chicos (as) hasta aquí este capítulo, por favor recuerden dejarme saber ¿Qué les va pareciendo la historia? con sus COMENTARIOS y regárleme UNA ESTRELLA CON SUS VOTOS
Gracias por leerme, besitos
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro