Cierro los ojos en esta oscuridad iluminada.
Las voces son colores. No existen destrucciones. La única regla es soltar tus cadenas
Un ritmo define la tonada. Cada palabra es un gesto. Castillos de cristal que se rompen con un beso, al simple toque de una verdad, sonará una canción.
La verdad errática atrapada a unos pasos de tu destino. Muchos no consiguen aguantar, tu si?

Ya paso de mientras, la vida es un soneto en cada instante.
Y no para, cuando tu mejor instante lo tienes delante.

La estática siempre ahí, como nublando la sutil diferencia de lo que fue y no es.
El vacío abunda mezclado en la canción.
Todo es igual. No existe el ahora ni el después.
Todos juntos hablan formando la repetitiva melodía sobre un experimento fallido, sobre un error jamas existido.

Un modelo de voz exacta canta.
Todos alabamos su frívola voz insana.
Habla de nada y nadie. De todo y todas
¿Que llamamos música? ¿A la tonada de sentimientos que nos embriagan?

Perderemos los sentidos; decía la letra. Unidos por una canción. Por un sentimiento y por cientos de voces sincronizadas. Alabamos al viento y a sus tonadas claras
Cada cual al mismo tiempo. Únicas, diferentes e iguales.
Cada uno de la mano, que chillen las cuerdas vocales, que el teatro se levante, que el público aplauda.

¿Donde estoy, donde vas? Unos acordes marcan el destino, la guitarra rasga y las voces aclaman.
Se enciende la luz y todo se apaga. Al compás de un son, millones cantan

Que las voces rían, que los ojos lloren, que las luces se apaguen y que todos griten, que el espectáculo limpie tu alma y expire nuestros pecados

A modelo de dios, bajo la luna llena, tendremos todos en cuenta la perdida inocencia
Cuento tras cuento, balada tras son. Yo te digo adiós. "No", esa es la respuesta, "no", es esa la directa.

Gritan de agonía los espectros del vacío, repitiendo las voces de aquellos que llaman. Surcan el firmamento coronando dos cuervos blancos y así todo se apaga...

Iremos volando, bajo tu luz que se diafragma, tocaremos arcoiris y, al final del vuelo, volveré a la oscuridad de la que obligaste a saltar.
Pero sin nunca olvidar que la esperanza no se pierde

Y el olvido como siempre, se encargará de eso: Olvidar