Capítulo 6 Inicios
Los primeros rayos de sol entraban por la única ventana del lugar que alojaba a los turistas dando el primer saludo a un nuevo día sin ser correspondido pues todos ahí dormían como rocas mientras que el pueblo entero ya estaba listo para iniciar sus actividades cotidianas rodeadas de aves cantoras, aire fresco y la calidez emitida de nuestra estrella.
Donají despertó a los minutos estirando cada parte de su cuerpo llenándose de una sensación de felicidad energíca como si fuera una flor que apenas abría su capullo: fresca y llena de vigor. Observando a todos descansar entre cobijas y buenos sueños se paró de su lugar lista para salir cuando en un último vistazo a su alrededor se topó con el hombre que había saciado su extraño deseo de placer trayendo a su mente los recuerdos de la noche y su sonrojo llevándola a morderse los labios sonrientemente hasta que fue consciente de su acto.
-Que diablos me pasa- susurró sacudiendo su cabeza tratando de quitar aquellos recuerdos posando su mirada en Erick quien le saco una tierna sonrisa.
Sin nada que hacer en ese lugar se dispuso a salir del cuarto topándose con niños descalzos que corrían de un lado a otro jugando.
-Buenos días señorita- saludaba desde la derecha la esposa del guía con una enorme sonrisa. -¿Esta lista para regresar a casa?. Aún falta para que la camioneta pase pero podemos desayunar en lo mientras- exclamaba tratando de reconfortarla.
-Muchas gracias, estoy hambrienta- le contestaba Donají con una enorme sonrisa contagiando a la otra mujer.
-No hay de que, pero antes debe bañarse, acompáñeme por favor- guiaba a la joven hasta un pequeño cuarto de ladrillo dónde le aguardaba jabón y cubeta con agua. -Le traeré una toalla y un cambio de ropa para que se vaya muy fresca y hermosa- decía entusiasmada la joven señora mientras caminaba lejos del lugar dejando a la joven para que tomara la ducha que tanta falta le hacía.
El agua tibia y el rico aroma del jabón la hacían sentir paz, su cabello olía a hierbas y su piel estaba más fresca que antes. Cuando el agua se acabó se secó el cuerpo y se vistió con huaraches y un vestido blanco bordado que la amable señora le había traído, desenredó sus largos cabellos castaños y rojizos, y salió de ese lugar en busca de la servicial mujer la cual no tardó mucho en aparecer pues esta se dirigía rápidamente hacía ella con una tela de color rojo entre las manos que le colocó en la cintura como un cinto.
-Listo, ya estas- comentó mientras la miraba de abajo hacia arriba con una enorme sonrisa cálida.
-Justo a tiempo- exclamó el guía quien tomaba dos plátanos de la mesa para invitarle uno a la joven. -La camioneta ya está aquí-.
Estas últimas palabras alegraron a la joven quien rápidamente abrazó agradecidamente a la señora para después buscar la puerta y seguir su viaje.
-Ve con cuidado- le gritaba la señora con alegria agitando sus palmas al igual que los niños.
-Muchas gracias por todo, tiene una hermosa familia- agradecía Donají al guía mientras se subía a la camioneta y observaba a lo lejos a quienes por un momento la hicieron sentir en casa.
-Buen viaje señorita- se despedía el señor regresando con su familia mientras la camioneta arrancaba.
-¡Gracias por todo!- se despedida con entusiasmo casi saliéndose por la ventana, -Por cierto, ¡mi nombre es Donají!- exclamó sonriente mientras se alejaba.
Con un gran suspiro tomó asiento sin saber que haría con todo lo que estaba por venir; que le diría a su familia y amigos al regresar; cómo sería su vida a partir de ahora. Sin saber su futuro trato de enfocarse en su presente disfrutando su viaje hacia Xpujil con una buena plática y el hermoso camino tan lleno de vida que la dejo sin consciencia del tiempo que transcurría hasta que ya se encontraba a una cuadra del palacio municipal.
-Muchas gracias don Pablo- se despedía con alegría agitando su mano mientras caminaba hasta el palacio donde por fin pudo hablar con Iván esperando con ansias su reencuentro.
!!!!!!!!!!!
Los minutos se volvieron horas, horas que parecían más largas de lo que realmente eran; a pesar de que su amigo reaccionó inmediatamente colgando y dirigiéndose hasta donde ella estaba, la distancia era bastante entre ambos, pero no lo suficiente como para desanimarlos.
El clima no ayudaba a disminuir el aburrimiento, el calor era inmenso y el sudor escurría a grandes gotas por su rostro hasta que un policía se apiadó de ella y le regaló un raspado que alivio el momento tenso de la joven, dándole alegría y entusiasmo mientras sobria su bebida como si de una niña se tratara.
Desde lo lejos se podía observar a un hombre alto de lentes cuadrados, piel clara y ojos cafés que corría hacia donde ella estaba extendiendo sus brazos para sujetarla en una enorme muestra de cariño que la levantaba del suelo mientras decía su nombre.
-Donají, maldita infeliz! - fueron sus primeras palabras sin soltar ni un momento el cuerpo de su amiga, -Me tenías muy preocupado, estuve buscándote mientras recorría la selva y pasaba por cada pueblo del camino. No sabes cómo me preocupé- sus brazos apretaban cada vez más a la joven y está solo le correspondía con cariño.
-Lo siento, me distraje y me perdí- lloraba ligeramente tratando de ocultarlo escondiéndose en la camisa de su amigo.
-Dejarás de ser Donají si eso no te pasara- carcajeaba nerviosamente el hombre mientras soltaba el abrazo para poder ver a su amiga, - ¿Te encuentras bien? Te llevaré al médico para descartar cualquier cosa- la tomaba del brazo mientras caminaba.
-Oye oye oye, estoy bien. No es necesario tanto alboroto- se quejaba mientras su amigo se la llevaba.
Sus palabras fueron ignoradas y las de él cumplidas, pues pronto llegaron a un consultorio donde fue examinada generalmente y se descartó cualquier posible peligro.
-Es una señorita con suerte, está muy sana- comentaba el médico mientras Iván hablaba por teléfono con la policía para avisar que había sido encontrada.
-Eso parece- reía algo nerviosa antes de agradecer los servicios y dirigirse hacia su acompañante.
-Debemos ir a la estación, van a tomar tu declaración y cerrar tu expediente- la seriedad cubría su rostro y su tono de voz era de molestia lo cual desconcertada a su amiga.
- ¿Todo mal? - indagaba en su conversación, era obvio que algo de la llamada lo puso así.
-No realmente, solo han ocurrido algunas cosas mientras no estabas. Traficantes de especies aparecieron por la región y la policía está algo mmmnh-. El silencio se apoderó de la conversación mientras Iván se veía pensante.
-Iván...- llamó buscando su atención, -Tengo hambre- sonríe tiernamente mientras sus tripas rugían confirmando su comentario.
El hombre a su lado solo reía por su comentario mientras le decía -Tu no cambias ¿verdad? Me alegra mucho tener de vuelta- la abrazaba posando su cabeza sobre la de ella. -Vamos a comer y luego a la jefatura, ¿Qué se te antoja? - preguntaba mientras salían del lugar.
- ¡Uuuuy unos chilaquiles por favor! - imploraba entusiasmada mientras caminaban en busca de comida.
Los minutos pasaban cada vez más mientras Donají era interrogada.
-Ya le dije que me separé del grupo sin darme cuenta y de repente un jabalí me correteaba y terminé cayendo en un cenote, cuando desperté comencé a caminar hacia donde sale el sol y me topé con los excursionistas que me salvaron- repetía por tercera vez a los policías con algo de molestia en sus palabras, - ¿Cómo quiere que le diga algo más si eso fue lo único que hice? - bufaba.
-Entonces ¿En ningún momento se topó con alguien? ¿Algún hombre? - repetía su pregunta el oficial.
-Como ya le comenté en dos ocasiones, ¡No! - exclamó sobándose la sien.
Los policías tomaron su declaración finalizando con el interrogatorio, dejando a los dos por fin irse. Mientras Iván firmaba documentos con algunos policías Donají se recargaba en la pared del pasillo observando su alrededor.
-Sabes que es imposible, los naguales no existen- murmuraba un policía que caminaba por el pasillo a otro, -probablemente estaban muy drogados y un jaguar los atacó-.
Inmediatamente la chica lo asoció con lo que había ocurrido con los cazadores, pero no reaccionó ante ello, simplemente esperó a que Iván dejara de hablar y se marcharán de ahí, tenía cosas que hacer como llamar a su familia decir que todo estaba bien y luego inventar una excusa para desaparecer unos días hasta que su entrenamiento terminará.
-Listo, podemos irnos- distrajo a la joven de sus pensamientos, - ¿Todo bien?
-Sí- sonrió falsamente, - ¿Le dijiste a mi familia de mi desaparición? - su mirada cambio a una seriedad profunda que se enfocaba en su amigo.
-Claro, no podía ocultar tal acontecimiento- se rasco la cabeza con nerviosismo y seriedad.
- ¿Me prestas tu teléfono para llamar a mi madre? - preguntó estirando la mano pues sabía que no se le negaría. -Gracias- respondió al tenerlo en su mano comenzando a caminar fuera del lugar mientras el celular daba tono acelerando un poco el paso para tomar distancia.
-Iré a la tienda por algo de dulce- menciono a la distancia mientras Donají asentía en confirmación esperando que contestaran.
-Hola Iván- habló por fin una voz femenina al otro lado de la llamada.
-¡Mamá, soy yo: Donají! - exclamaba con alegría y entusiasmo al escuchar a su madre.
- ¡Donají! - Gritaba esta mientras las lágrimas se escapaban de sus ojos y se cubría la boca, -Pensé q-que ya no te volvería a escuchar- decía llorando mares, - ¡Tonatiuh! ¡Donají apareció! - retumbó el celular mientras que la voz agitada de su padre se escuchaba aproximarse.
-¿Apareció? - preguntó intrigado tomando el teléfono de la madre la cuál seguía llorando.
-Hola pá, ¿me extrañaste? - habló con humor en medio de lágrimas que no pudo retener por alguna razón.
-Pequeña rata- suspiró con amor, -Estábamos muy preocupados por ti- comenzaba a llorar, - ¿Vendrás pronto a casa? -.
Estás palabras le causaban un nudo en la garganta pues podía escuchar la angustia en sus voces y su llanto le partía el corazón, pero debía volver a la selva pues no solo lo prometió, sino que realmente quería ayudar, hacer algo mayor a ella para mejorar la vida de este hermoso planeta, dar voz a quienes no pueden ser entendidos.
-Lo siento papá, pero aún no iré a casa- le comentaba sería mientras se escuchaba a su madre tratando de controlar su respiración y a su padre suspirando. -Cuando me encontraron descubrí que hay muchos que necesitan ayuda por acá, y espero estén de acuerdo con mi decisión de quedarme un tiempo para poder apoyar a las comunidades que lo necesiten-.
Sus padres comprendían la decisión que tomaba pues ellos sabían que Donají era una joven que siempre velaba por los demás, una que siempre ayudaba cuando miraba que se necesitaba o se lo pedían, pero pensaban que era un peligro estar por allá a pesar de que ya era una joven adulta responsable que sabe cuidarse. Temían que en algún punto se quedaría sola y está vez la perdieran para siempre pues Iván regresaría a su instituto en algunos días.
-Donají, no queremos perderte- suspiró su padre mientras se escuchaba un pequeño silencio, -Pero sabemos que si algo se te mete en la cabeza no podremos frenarte- reía nerviosamente volteando a ver a su esposa quien le demostraba una cara de amor mientras que su sonrisa le indicaba apoyo. -Te estaremos esperando en casa, pero debes prometerme que regresarás sana y salva.
El corazón de Donají se inundaba de una intensa alegría al ver el apoyo que sus padres siempre le daban y no pudo evitar llorar más mientras exclamaba cuanto los amaba y les agradecía su apoyo.
-Por favor díganle a Yaret que regresaré a casa para enseñarle a patinar y a Edahi que regresaré para ver a mis sobrinos caminar- se despedía con entusiasmo mientras caminaba de un lado a otro secándose las lágrimas.
-Claro ratita, cuídate mucho y llámanos todos los fines de semana ¿sí? -.
-Te amamos princesa. Te esperaremos con ansias, y cuando regreses te haré unos ricos chilaquiles como te gustan- Le expresaba su madre tierna y alegremente.
-Los amo, ¡a todos!, Y claro que llamaré. En serio los amo ¡Adiós! - finalizó la llamada con una sonrisa enorme mientras sujetaba el teléfono en su pecho.
-Tu chocolate se derritió- carcajeaba Iván quien sostenía una barra aguada en su mano, -Tardabas más y me derrito junto con él- río más fuertemente y su amiga lo acompañó. -Vamos tenemos mucho de qué hablar-.
La noche cubrió el día mientras los amigos platicaban de todo y nada, Iván no tardó en preguntar sobre lo que había escuchado en la llamada y Donají no dudo en responder todo lo que el cuestionara tratando de hacerla regresar a su ciudad como eran los planes originales, pero no funcionó, él comprendía lo que sus padres expresaban pues ella podía llegar a ser muy terca cuando una idea se le mete en la cabeza.
-Ya comprendo, pero sabes que debía intentar- reía ante la joven que devoraba unos tacos.
-Losé, si no lo intentarás no serías tú- sonreía mientras masticaba con un pedazo de cebolla en la comisura de sus labios a lo cual su amigo le hacía señas para que se limpiara.
-Bueno, termina tus tacos y nos vamos a dormir. Mañana iré a una expedición temprano y tú debes descansar y relajarte durante todo el día, trabajo difícil para ambos- decía con sarcasmo mientras pagaba la cuenta.
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