Capítulo 3 Inicios: Inicios
Cuando por fin Donají abrió los ojos se topó con la mirada confusa del ser el cual iba sonriendo poco a poco con cada ligero parpadeo que la chica daba resaltando la belleza única de aquel ser.
-Tengo hambre- dijo Donají levantándose de la orilla mientras sonreía ligeramente provocando que el Dios saliera inmediatamente del lugar.
Después del regreso del ser la cueva comenzó a cubrirse del rico aroma del pescado y maíz asado que Donají devoraba sin control o temor a mancharse las mejillas mientras se llenaba la boca de comida al igual que el suelo donde se postraban granos de elote y pequeños trozos de pescado que no habían alcanzado lugar en la boca de la joven.
-¿Tú... no comerás?- preguntaba con intriga y la boca llena tratando de tragar mirando al ser de al lado que negaba con la cabeza ante dicha pregunta.
-Los Dioses no necesitan comer para vivir. Alimentarse con su comida es más un capricho que una necesidad para nosotros- respondía lleno de ternura.
Ante tal respuesta la joven se quedaba pensante pues si los humanos necesitaban comer para obtener energía de dónde la conseguían los dioses. Mientras se cuestionaba su entrecejo se fruncía con la mirada perdida en el suelo resultando gracioso para el ser de a lado que.
-Nosotros nacemos con poder obteniendo la energía de algunos puntos del universo que nos rodea, este nos alimenta y nos guía en nuestras vidas por lo que dependemos de ello para existir- expresaba recostandose en el suelo para observar el cielo estrellado -En mi caso la energía de la vida vegetal y animal de este mundo me mueve en parte en el universo- dijo elevando una mano a la cual llegó una hermosa flor desde el exterior.
-¿Como sabes lo que estaba pensando?- cuestionó Donají aún con comida en la boca mientras posaba su miraba estupefacta en el hombre que al verla se levantó poniéndose en cuclillas frente a ella.
-Hemos formado un vínculo que solo se romperá con nuestras muertes, yo soy parte de ti y tu de mí, lo que pensemos y sintamos podremos sentirlo si así queremos- explicó limpiando la comida de su mejilla, -Es hora de que descanses, mañana hablaremos de tu propósito y entrenamiento- dijo el dios trayendo grandes hojas del exterior con las que acolchonó parte del suelo para que Donají pudiera dormir cómoda.
La chica sin energías para seguir conversando se recostó en las hojas mirando con intriga al Dios, y mientras se entrecerraban sus ojos preguntó: -¿Los Dioses deben dormir para reponer energía?-.
Al escucharla hacer está última pregunta volvió a sonreír acercándose a la joven para mirar sus ojos verdes y responder.
-No necesariamente pues al absorber la energía de algo externo nuestro cuerpo se recupera rápidamente, sin embargo cuando existe un gran desgaste necesitamos darle más tiempo a la recuperación- respondió para después retirase diciendo: -Descansa Donají- transformándose en ave y saliendo del lugar volando velozmente.
Al observar que su compañero se marchaba la joven lentamente se fue quedando dormida entre el cantar de los grillos y el sonar del viento mientras que el Dios volaba sobre campos deforestados observando el caos que un grupo de humanos había hecho durante el día. La impotencia de no poder actuar por cuenta propia le hervía la sangre pero el pacto sagrado de los dioses era más poderoso que su rabia.
A la mañana siguiente como un pequeño zumbido que iba creciendo cada vez más gritos desgarradores despertaron a Donají, sin saber que sucedía volteaba desesperada hacia todos lados buscando el peligro pero nada estaba a su alrededor. Entre desesperación y miedo la chica cubrió sus oídos tratando de disminuir su volumen mientras caminaba torpemente por el cenote pero nada lo lograba apaciguar el sufrimiento pues miles de diversos lamentos eran captados por la joven quien comenzaba a sentir una profunda tristeza y enojo invadir su garganta junto con un horrible dolor de cabeza que doblegaba sus piernas mientras los rayos del sol se colaban entre los arbustos de la superficie. Cubrirse los oídos fue en vano pues el ruido estaba en su cabeza, las lágrimas comenzaron a precipitarse de su rostro mientras los gritos se convertían en voces sollozantes que suplicaban ayuda, la sangre comenzaba a brotar ligeramente de sus orejas debido a sus uñas clavadas que buscaban el silencio sin éxito alguno, su respiración después de estar agitada comenzaba disminuir volviéndose más profunda sin lograr respirar adecuadamente sintiendo que el suelo temblaba y se desvanecería. Pronto su cuerpo comenzaba a flaquear deslizandose hacia el suelo cayendo sobre sus rodillas mientras suplicaba que la tortura parara pero parecía no tener fin hasta que un conjunto de disparos comenzaron a escucharse a lo lejos sacándola completamente del trance y sus pensamientos dando unos segundos de completo silencio que pusieron alerta a la joven para de después volver a escuchar las voces agonizantes que se hacían cada vez más grandes mientras ella se sentía más pequeña.
El dolor de transformó en furia y en un gran y profundo suspiro marcó el fin de la tristeza, pronto sus ojos se tornaron completamente verdes, las facciones de irá se apoderaron de su rostro, sus cabellos se elevaron tornándose de un rojo vivo y su cuerpo comenzó a despedir un calor sofocante para todo a su alrededor mientras su piel cambiaba su color a un tono rojizo suave y sus venas se sobresaltaban en un verde profundo dejando ver un ser digno de temer que salió disparado del cenote.
Como una bola de fuego llegó hasta la fuente de la agonía, miles de animales corrían aterrorizados del fuego que se propagaba ferozmente mientras eran cazados despiadadamente por un grupo de personas. Impulsivamente se abalanzó sin piedad sobre el primer hombre con el que se topó mientras este apuntaba su rifle a un jaguar apresado por llamas ardientes, la joven tomo el arma con una mano derritiendo un poco el metal del cañón mientras le lanzaba un cabezazo justo en la nariz dejándolo con un chorro de sangre desde la mandíbula hasta el abdomen para después clavarle el rifle en el muslo dejando dentro el metal caliente al mismo tiempo que lo detonó destrozándole la pierna. Entre gritos y súplicas desde el suelo el hombre miró como las llamas de alrededor desaparecían mientras el cuerpo de la joven aumentaba su calor corporal para después ser llevado entre quemaduras ante las fauces del jaguar a quien momentos antes planeaba quitarle la vida.
-Provecho- exclamó la joven con una sonrisa diabólica al servirle el desayuno.
Rápidamente diviso a su siguiente presa desde lejos sorprendiendola en un salto que le sumergió la cabeza en la tierra con tanta fuerza que le rompió el cráneo. Sin respuesta alguna del cuerpo en el charco de sangre comenzó a correr alcanzando una velocidad sobrehumana mientras se transformaba en un puma de ojos verdes que se abalanzaba sobre sus siguientes objetivos desgarrando sus pieles y mordiendo sus yugulares mientras su sangre salía disparada.
Su instinto era voraz al igual que su sed de venganza pues sin titubeó o remordimiento mató de diferentes formas a cada cazador que se topaba hasta que un fuerte sonido de rifle la impacto haciéndola caer al suelo, el cazador dueño del disparo se acercó rápidamente para recoger su presa pero al ver cómo el puma se convertía en una joven retrocedió inmediatamente aterrorizado pero le fue imposible esconderse pues Donají se levantó como si la bala no le hubiera dado posando sus radiantes ojos verdes en la mirada despavorida del hombre volviendo una vez más a la antigua forma humana de cabellos rojos que absorbían las llamas a su alrededor mientras dejaba ver una sonrisa de dientes afilados y una lengua que se relamía los labios. Lentamente se acercó al hombre paralizado de miedo que al tenerla cerca se fue arrodillando sin despegar la mirada de los ojos radiantes de la joven la cual lo sujetó de sus ropas acercando más sus miradas tratando de encontrar rastros de arrepentimiento en sus ojos pero no encontró nada.
-Y-yo- trataba de hablar el hombre que se orinaba en los pantalones, -P-pu-¡puedo darte lo que quieras!- gritó desesperado. -Tengo mucho dinero, soy una persona importante ¡¿Dime qué quieres y te lo daré?!-.
En un rápido movimiento Donají rompió el cuello del hombre siguiendo su camino.
-No hay nada que yo quiera de ti- susurraba observando sus alrededores mientras absorbía el fuego buscando su siguiente víctima hasta muy a lo lejos pudo escuchar la agonía de animales siendo torturados y enjaulados emprendiendo de nuevo su carrera contra los verdaderos salvajes.
Escondida entre la maleza observando la situación dió con lo esperado.
-!No tenemos tiempo! Esos imbéciles jodieron el día- se escuchó gritar desde una de las tiendas mientras cazadores salían de ella para cargar todo e irse del lugar, -¡Pablo!- gritó de nuevo la voz a los cuatro vientos mientras salía de la tienda, Donaji estaba frente a lo que quería pues el origen de esa voz era aquel hombre que se había ofreció a ayudarla, el origen de su dolor. -Toma el camión con los animales y manda a Jesús con el de las pieles, ya sabes a dónde ir- ordenaba con frustración regresando a la tienda pues debido al incendio debían escapar antes que llegara la policía o cualquiera que pusiera en juego su trabajo.
Donají estaba decidida a atacarlo para acabar de raíz con el problema pero los camiones ya estaban listos para partir por lo que tendría que esperar. Calmando su calor salió de su escondite caminando con seguridad por el campamento sin ser detenida hasta que un hombre le apunto por la nuca.
Un gran estruendo comenzó a escucharse por todos lados haciendo salir a Juan de su tienda para poner orden percatándose de que una mujer asesinaba a sus hombres cortándoles la garganta, impactado desenfundó su arma corriendo hacia los camiones que lo sacarían del campamento hasta que se detuvo sorprendido al ver qué esa mujer era la misma con la que había dormido noches antes en su tienda. Con una sonrisa pícara y de burla tomó su radio ordenando abandonar el lugar rápidamente asegurando el cargamento mientras Donají asesinaba a todo aquel que se cruzara en su camino.
Cuando la joven clavó su cuchillo en el cuello de su contrincante vió como Juan se subía a uno de los camiones buscando escapar por lo que comenzó a caminar hacia ellos siendo interrumpida por los disparos de quienes aún quedaban lejos de su transporte, la agilidad que jamás había tenido salió a la luz tratando de esquivar todas las balas posibles mientras los camiones emprendía su huída.
Las voces seguían en su cabeza pidiendo auxilio y volviéndose más fuertes con forme miraba los camiones alejarse encendiendo de nuevo la llama en lo más profundo de su ser transformandola en un jaguar que aumentó su velocidad considerablemente.
En un parpadeo del conductor el jaguar salto sobre el camión que traía cautivó a algunos animales transformándose en una Boa que se deslizaba por la ventana tomando al copiloto preso entre su cuerpo y clavando sus colmillos en la cara del piloto acabando con la vida de ambos y siendo arrojados del camión en movimiento mientras la joven frenaba y apagaba el motor para salir rápidamente del camión y alcanzar el siguiente.
-¡Señor, un camión se detiene!- avisaba un hombre a través del radio alterando a Juan quién revisaba por el espejo lateral confirmando el hecho viendo como un jaguar perseguía otro.
Sin pensarlo Donají siguió corriendo rápidamente detrás del otro camión como si su familia estuviera en el, y siguiendo la misma técnica se trepó en el techo en su forma rojiza mientras un hombre salía de la cabeza a disparar con una escopeta, la joven esquivo la primera bala pero debido a los movimientos del camión recibió el segundo impacto en un costado de su estómago haciéndola rodar del camión sacándole una sonrisa al cazador mientras regresaba a su asiento informando de la victoria a través del radio, sin embargo como terror nocturno la joven apareció por la ventana tomándolo de la cabeza y azotandolo contra el tablero para después sacarlo grotescamente del vehículo mientras el conductor tomaba la escopeta con una mano tratando de apuntarle sin éxito pues ella tomó el cañón del arma para golpearlo en la cabeza y dispararle mientras el camión perdía el control. Juan al ver esto se llenó de irá y frustración golpeando desenfrenadamente el tablero entre gritos desesperados pues había perdido más de la mitad del cargamento quedándose solo con las pieles y sin oportunidad de regresar por los camiones pues sabía que eso implicaría ser atrapado.
A lo lejos se podían ver algunos camiones marcharse mientras Donají bajaba del suyo dirigiendose a la parte trasera de este para liberar a todas las criaturas encerradas quienes reflejaban un miedo intenso en sus ojos, al ver esto una lágrima se suicidó ante el sufrimiento que podía sentir de ellos. Concentrado su calor en una de sus manos pudo derretir las cerraduras y cadenas liberando a todos los animales cautivos que lentamente salían a esconderse en la profundidad de la selva.
Regresando a su forma empezó a sentir el cuerpo pesado por lo que comenzó a dirigirse a la orilla del camino para sentarse bajo un árbol pero fue interrumpida por el fuerte olor sofocante de la sangre que cubría su cuerpo causandole un horrible sentimiento que la llenaba de escalofríos, asco y ojos llorosos.
-Por un momento creí que te quedarías llorando en un rincón- se escuchaba detrás de ella mientras está volteaba entrando en un estado de shock.
-L-los maté... Los maté sin piedad t no siento remordimiento- exclamó al mismo tiempo que las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos mientras miraba horrorizada a Yun, -¿Soy un monstruo?- preguntaba dejando ver el miedo hacia sí misma en su mirada.
-¿Tu? ¿La qué los salvó?- dijo seriamente mientras las nubes grises comenzaban a aparecer trayendo consigo la lluvia que calmaba el calor interno de la chica, -Jamás- complementó con calidez abrazándola fuertemente recostando su cabeza en su pecho.
La confusión se podía observar en los ojos cristalinos de la chica, sus labios temblaban y en su cabeza solo pasaba el pensamiento de ser una asesina. El Dios alerta terminó el abrazo tomándola del brazo sacándola del camino y su trance hasta un gran árbol poniéndola entre su cuerpo y el tronco mientras arbustos y flores crecían cubriéndolos por completo. Donají podía sentir el aliento y la calidez del Dios acelerando extrañamente su corazón mientras su boca salivaba al contacto, al darse cuenta de esto decide apartarlo de ella pero el sonido de un helicóptero interrumpió su acción.
-Debemos irnos, tengo mucho que enseñarte- finalizó sonriendo caminando de regreso hacia la profundidad de la selva.
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