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Capítulo 26

—Podrías ir con nosotros— comentó Alesia después de hablar con Calista sobre la situación mientras Donají alejada de ellas hacia muecas escuchando su conversación y rechazando la idea mentalmente creyendo que sería mucha responsabilidad y riesgo tener a dos mutantes juntas poniendo en peligro a los todos y mucho peor a su hermana.

—No podría, ustedes buscarán a otros y yo debo cuidarme y cuidar a mi hijo— comentó levantándose de la silla, —Solo quiero una vida normal— suspiró profundamente y se dispuso a marcharse.

—No sabía que tenías un hijo— comentó Donají sintiendo su preocupación y entendiéndola perfectamente.

—No estuviste en la entrevista y tampoco preguntaste extranjera— le contesto sonriendo mientras Donají tenía una extraña sensación que no la dejaba en paz desde hace horas.

—Vayan a México, aprendan nuestro idioma y tengan una nueva vida— le ofreció seriamente borrando la sonrisa de Calista, —Tienes razón, si nosotros te encontramos otros también pueden, peor aún, si el mundo confirma la existencia de los mutantes puede que no estemos seguros jamás— comento acercándose a ella para después hablar para todos, —Lo vimos con la chica coreana y a lo largo de la historia, siempre ha existido algún loco que busca "estudiar" las nuevas especies; no sabemos qué puede pasar y no podemos arriesgar a otros— explicó ante todos convenciendo a la mujer de irse inmediatamente tomando sus cosas mientras se dirigía velozmente hacia la puerta.

—No sé a dónde llegar— musitó a nada de tocar la perilla de la puerta con su mano temblorosa mientras la joven se acercaba a ella para susurrarle indicaciones que pararon sus temblores. —Gracias— susurró besando su frente y marchándose acompañada por Alesia.

— ¿A dónde la mandaste? — preguntó Marien nerviosa atrayendo las miradas de todos.

—Tenemos que volver a pensar en seguir a delante Marien— la confronto acercándose a ella para verla de frente mientras los demás dejaban de hacer sus cosas, —Ha sido muy sencillo hasta ahora pero puede que esto se vuelva muy peligroso si el mutante no es alguien bueno, o peor aún si alguien muy peligroso y con recursos lo busca— expresó sin subir el tono de su voz sonando preocupada y provocando que todos los oyentes tragaran saliva considerando la posibilidad. —No solo eso, piensa que si sacan está información a la luz todos aquí estaremos en peligro al saber los paraderos de estas personas— habló para todos tratando de hacerlos retroceder, —Sabes que vendrán por nosotros y luego por ellos— exclamó con tensión formando un silencio incómodo que duró unos segundos.

—Ya llevamos dos mutantes y nada malo ha pasado. Continuemos— exclamó Alondra siendo apoyada por Iván que asentía con la cabeza.

—Ella tiene razón— comentó Roberto seriamente dándole la razón a Donají, —Pero ya invertimos mucho en esta historia, e incluso si nosotros no la seguimos alguien más lo hará después; no podemos dejarlo aquí— terminó diciendo.

—Carla ¿Tú qué opinas? — preguntó Marien viéndola pensante.

—Ah, no estoy segura. Todo ha sido relativamente sencillo, pero no me gustaría que algo como lo que dijo tu hermana pase— expresó nerviosa rascándose el brazo.

—Son solo suposiciones, basémonos en lo que es concreto, no hemos tenido problemas, continuemos con lo que acordamos— reafirmaba Iván en un tono fuerte su postura.

—Concuerdo con él, y si se presentan problemas lo dejamos hasta ahí y regresamos a México con lo que juntemos— propuso Alondra convenciendo a Roberto mientras Donají comenzaba a frustrarse por su falta de comprensión de las posibles consecuencias.

— ¿Isaac? — preguntó por último.

—Apoyo la idea de Alondra— respondió bajando la cabeza ante la mirada de Donají, —Pero debemos ser más cuidadosos y precavidos— complemento tratando de aliviar un poco la molestia de joven que parecía sacaría humo de las orejas.

—Bien, la decisión está tomada, continuaremos— exclamó Marien con un aplauso tratando de disminuir la tensión.

—Aunque continuemos y nada malo nos pase, si alguien divulga la información antes de un buen tiempo tendremos serios problemas— musitó siendo escuchada por su hermana e Isaac el cual seguía pegado a la computadora.

Cuando Donají salió de la habitación una corriente de aire refrescó recorrió el lugar pues la temperatura había subido unos grados a raíz de la confrontación.

—Marien— llamó Isaac cuando todos se fueron a sus cuartos, —Antes de que te vayas a dormir tenemos que hablar de algo— exclamó mirando de nuevo el computador en el cuál aparecía un extraño chat y varias pestañas abiertas.

.... ...

El sol comenzaba a ocultarse y el viento fresco soplaba en las calles de aquel lugar, fuera del hotel en la banqueta Alesia permanecía sentada observando el cielo. Cuando Donají la vio se sentó a su lado observando lo mismo que ella.

— ¿Sucede algo? — preguntó la más joven al ver el rostro de la recién llegada.

— ¿Estás segura de querer continuar con nosotros? — preguntó mirando un ave volar.

—No es como que pueda regresar a mi casa— respondió sonriendo y volteando hacia ella.

—Si algo sucede no te despegues de mí, y si algo me sucede prométeme que te llevarás a mi hermana. Protégela si yo no pudiera— le pidió tristemente sin voltearla a ver mientras una lágrima fugaz se le escapaba, —Por favor— giró su cabeza estableciendo contacto visual por fin dejando ver una gran tristeza que se contagiaba a metros.

— ¿Qué sucede? — cuestionó preocupada tomando una posición menos relajada.

—No lo sé, pero tengo un mal presentimiento— respondió volteando de nuevo al cielo buscando el ave de hace rato, pero está ya no estaba.

... ...

~Me encuentro en ese momento en el que no puedo dormir; algo sucede, pero no estoy segura de que sea. La preocupación comienza a darme miedo y las ganas de llorar me quieren vencer, algo se avecina y el terror me consume pensando si podré proteger a mi familia~

La media noche había pasado para Donají, sus ojos pesaban pero no podía cerrarlos, una pesadez se postraba en ella impidiendo que se moviera mientras los sonidos de las personas durmiendo plácidamente hacía que le doliera la cabeza de la envidia.

Inhala y exhala, inhala y exhala; inhala y exhala. Inhala y exhala... Inhala y exhala; buscaba tranquilizarse al sentir su corazón ir más rápido de lo normal mientras el cuarto parecía crecer y hacerla inferior.

Inhala y exhala; se decía mentalmente volviendo su respiración más profunda hasta que al fin se quedó dormida después de una hora de tortura.

De nuevo se encontraba flotante en aquel lugar oscuro hasta que la flor despertó luminosamente atrayéndola hacia ella; mientras menos distancia había la tonalidad de la flor cambiaba, desde un rojo intenso pasando por un naranja y luego amarillo hasta una luz blanca cuando ella estaba cerca. Acercando su mano lentamente tocó el pétalo de la flor llenándose de su luminosidad y de una paz tranquilizadora que la elevó muy alto y después la dejó caer súbitamente en la oscuridad dándole la peor sensación estomacal que había sentido en su vida, como si su estómago se volviera un agujero negro que busca acabar con ella.

De pronto apareció en un campo sin mucha vegetación inundado por una espesa neblina que le impedía ver con claridad a más de un metro. Sin saber que hacer comenzó a caminar rápidamente escuchando voces a lo lejos mientras aparecía de nuevo esa horrible sensación que no la dejaba dormir y aumentaba precipitadamente su ritmo cardíaco hasta que cayó fuertemente en un hoyo lleno de lodo. Aturdida se puso de pie observando el lugar que parecía una trinchera vacía, curiosa comenzó a recorrerlo buscando alguna persona, pero nadie aparecía.

Al ver una estructura que asemejaba ser un cuarto corrió hacia este dando con su muerte pues un adolescente vestido de soldado la apuñaló con su bayoneta haciéndola caer al suelo en un charco de sangre con un dolor agudo y la sensación de desfallecer lentamente. En el rostro de aquel chico se podía observar el terror de matar a alguien, un miedo intenso que le palideció la piel y casi saca sus ojos de sus cuencas al ver a un hombre morir pues no era a Donají a quien veía si no el cuerpo de un soldado enemigo.

Cuando la joven abrió los ojos la escena anterior había desaparecido; ahora se encontraba marchando entre un tumulto de gente con vestimentas de otra época protestando en las calles de una ciudad que no reconocía, exigiendo derechos que su gobierno no les daba.

Siendo jalada por un niño y siguiendo las mazas llegó hasta una gran explanada donde se leían las exigencias que el pueblo tenía; todo parecía ir en paz hasta que un disparo desató el caos haciendo que todos comenzaran a correr aterrados esquivandose entre sí con el fin de escapar mientras más disparos aparecían de todos lados derribando la multitud. Donají corría con el niño en brazos entre un grupo de jóvenes hacia uno de los edificios que rodeaban la explanada mientras estos y otros iban cayendo heridos ante sus ojos. Un disparo le alcanzó la pierna dándole un dolor indescriptible que por poco la frena, pero gracias a los gritos despavoridos del niño tomó fuerzas y llegó a la entrada del edificio.

Revisando el estado del menor escucho pasos bajar las escaleras por lo que decidió dar media vuelta y advertirles de lo que sucedía afuera, pero al hacerlo quedó paralizada pues gente armada apareció disparando sin piedad a todos los ahí presentes; una muerte rápida pero más dolorosa emocionalmente al ver al niño morir mientras gritaba mamá y ella se desvanecía.

Despertando con sus ojos llenos de lágrimas observaba frente a ella una plataforma de madera con cinco personas sobre ellas: un uniformado de blanco y azul con espada y tres hombres y una mujer con una cuerda al cuello mientras los pobladores detrás de la joven gritaban hacia ese lugar custodiado por más uniformados con mosquetes. Un enorme miedo invadió el pequeño cuerpo que poseía la chica mientras el llanto comenzó a desbordarse de sus grandes ojos grises observando a la pareja sobre las tarimas que lloraban gritando que los cerrara.

— ¡Mamá! ¡Papá! — gritó un segundo antes de que sus cuerpos quedarán suspendidos de aquellas sogas. El impacto emocional fue tan grande que la niña se paralizó al verlos retorcerse mientras se asfixiaban por la cuerda que los aprisionaba.

Pronto una revuelta se levantó entre la multitud y la lucha comenzó mientras la pequeña permanecía quieta sin despegar la mirada de la orca hasta que una explosión acabo con su vida pero no con el dolor.

Al abrir los ojos de nuevo pudo observar un suelo cubierto de nieve blanca muy hermosa en una noche fría, sus patas flaqueaban al contacto con el frío y su pequeño refugio se estremecía con el pasar del aire mientras recuerdos comenzaron a azotar su pensamiento, recuerdos de una calidez que nunca había experimentado; niños jugando con carritos antiguos de madera por la sala cerca de la alfombra mientras ella estaba recostada frente a la chimenea de una gran casa llena de amor; días de paseo donde los padres de aquellos niños jugaban con ella en el pasto alegremente; tardes de lluvia donde salía a revolcarse en el lodo y al regresar a casa un baño divertido le esperaba; recuerdos hermosos llenos de felicidad que la desviaban de la realidad.

De pronto una fuerte corriente de aire hizo volar su caja de cartón, asustada y exhausta comenzó a caminar por las calles que se llenaban cada vez más de nieve hasta que dio con su antigua casa donde la chimenea estaba encendida y en la ventana un cachorro se asomaba. Esa noche permaneció afuera de aquel lugar que alguna vez fue su hogar hasta que sus ojos se cerraron y a la mañana siguiente no había llegado.

Cuando Donají fue consciente de nuevo no abrió los ojos. De nuevo las lágrimas brotaron alimentadas del sufrimiento de todo lo vivido mientras más experiencias dolorosas pasaban por su mente que jamás había vivido: niños abandonados, mujeres abusadas, bosques talados, hombres explotados, ancianos arrepentidos, refugiados maltratados, animales enjaulados; inocentes en constante sufrimiento la atormentaban con tantas emociones que la hacían sufrir un incontrolable dolor más allá de lo físico.

—Despierta— se decía a si misma, —Despierta, Despierta, ¡Despierta! — comenzaba a gritar llena de frustración sujetando su cabeza con fuerza esperando a que todo eso pasara. —Por favor detente— suplicó a la nada esperando despertar sin que las experiencias se detuvieran provocando que se clavara las uñas en los brazos tratando de distraerse y despertar sin éxito. — ¡DETENTE! —.

Las vivencias desaparecieron súbitamente pero el temor permanecía impidiendo que abriera los ojos. Al pasar unos cuantos minutos la confianza volvió ligeramente permitiéndole al fin ver su alrededor observando la flor frente a ella con pequeñas centellas negras que desaparecían gradualmente.

—Ya no quiero estar aquí— susurró con los ojos llenos de agua a punto de desbordarse.

Una extraña fuerza la jaló lejos de aquella flor, y en un parpadeo estaba en la cama del hotel mirando el techo de la habitación con la respiración entre cortada y en su cara la peor expresión que se podía formar.

Los minutos pasaron y ella permanecían en el mismo sitio observando el mismo punto en el techo esperando una señal que le confirmara que ese era el mundo real.

— ¿Donají? — la llamó Marien entrando a la habitación observando a su hermana completamente asustada al borde del llanto.

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