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Capítulo 23

La decisión estaba tomaba, el grupo se dividió y el viaje ya había comenzado de nuevo. Isaac, Roberto, Alondra y Donají viajaban a Tirana con las esperanzas que quedaban pues su lista de posibles mutantes era corta y no encontrar a una en uno de los países más pequeños era estresante. Qué posibilidades hay para los demás lugares si no podían con el que creían sencillo.

Una ciudad colorida los recibió con un clima agradable por lo que instalarse fue sencillo y tranquilizador. Solo dos días estarían en esa ciudad de acuerdo con el trato establecido, sin embargo, Donají creía que no sería necesario tanto tiempo.

En cuanto logró instalarse salió a dar la vuelta por las calles cercanas al hotel buscando alguna señal que le dijera hacia donde ir, pero aún no llegaba. Gracias a sus antiguos retos está vez estaba tranquila buscando sin perder la confianza en lo que llegó a sentir, tranquila y receptiva ante cualquier señal que le indicará el camino correcto.

— ¡Tú! — escuchó decir desde detrás de ella haciéndola voltear para dar con dos personas que ya había visto: los chicos del bar que le ayudaron a rescatar a los secuestrados en el lugar.

La joven se acercó tranquilamente tomando asiento donde ellos estaban comiendo, haciendo un intercambio de miradas entre los tres sin decir una palabra.

—Sigues viva— exclamo el mismo que había hablado anteriormente mientras el chico del lunar la examinaba de arriba hacia abajo.

—Si, y ustedes están aquí— decía sorprendida de topárselos de nuevo.

— ¿Vienes a liberar a otras personas? — exclamó el chico del lunar burlonamente sorbiendo su taza de té.

—No, eso fue una coincidencia— contestó con molestia. —Y ustedes ¿Qué hacen aquí? — cuestionó por la sorpresa.

—Evitar cuestionamientos en donde estábamos— rio él otro y completó relajadamente —Tranquila, no diremos nada—.

— ¿Qué es lo que realmente haces aquí? — cuestionó el chico del lunar recargándose en la mesa buscando la verdad.

—Algo que no les interesa— exclamó parándose de la silla, —Gracias por cierto. Realmente espero que no digan nada o estaré en muchos problemas, y ustedes igual— terminó de hablar dándose media vuelta para marcharse.

— ¿Estas buscando a alguien? — le preguntó aquel chico del lunar mirándola a los ojos.

—Sí— respondió acercándose a él sin despegar la mirada, —Y tú sabes dónde está— afirmó dejando salir una pequeña sonrisa.

—No sé de quien hablas— respondió indiferente sin dejarla de ver.

—No fue una pregunta y lo sabes— reafirmó su postura y su sonrisa salió por fin haciendo tragar saliva al amigo de ese chico. —Donají— se presentó estirando su mano para saludar mientras ellos se cuestionaban si confiar en ella.

El primero en reaccionar fue el amigo él cuál con una sonrisa apretó delicadamente la mano de aquella joven.

—Pal, un gusto conocerte— saludó cordialmente mientras su amigo reaccionaba indiferente cruzado de brazos recibiendo un ligero codazo en señal de que se presentara.

—Dardan— estrechó su mano al fin.

Cuando acabaron su té continuaron caminando hacia una parada de autobuses urbanos donde tomaron uno continuando su camino cuando fue llamada por Isaac para saber dónde estaba y que tenía planeado hacer.

—Estoy caminando buscando algo, cuando termine hablaremos— finalizó la llamada.

Dos camiones más tomaron confundiendo a la chica que ya no sabía dónde estaba, la noche comenzaba a hacer presencia y en ese punto Donají se cuestionaba si la llevarían con ella.

Un edificio abandonado en una colonia descuidaba estaba frente de ellos. Las calles de tierra levantaban mucho polvo y los postes de luz apenas iluminaban el camino. Una llamada entro en el teléfono de Dardan avisándoles que su viaje hasta ahí había sido en vano pues ella se había marchado.

— ¿Y ahora qué? — preguntaba Pal mientras el otro volteaba a ver a Donají.

—vámonos— les dijo.

El regreso fue pesado para la joven debido a su fallo, pero aún le quedaba un día y ya conocía a sus contactos por lo cual no se desmotivaba. No podía obligarla a nada, así que forzarla a verla no sería la opción.

Los tres bajaron del camión, pero Donají no se ubicaba pues muy pocas casas había por ese rumbo. Dardan se apartó de ellos por un momento entrando a una de las casas, cuando salió llevaba consigo una moto y dos cascos. Poniéndose uno le dio el otro a la chica mientras Pal entraba a la casa.

— ¿Él no irá? — preguntó confundida.

—No, nos esperará aquí— fueron las últimas palabras antes de arrancar la moto.

Recorriendo las calles pavimentadas pero solitarias de ese lugar dieron con una enorme planta de energía donde un solo guardia cuidaba el lugar. Entrar fue sencillo pues parecía que no era la primera vez que Dardan ingresaba ahí. Todos de negro con gorra y casco para no ser reconocidos por las cámaras de seguridad.

Grandes pasillos recorrieron hasta llegar a la parte de atrás donde el gran generador estaba, observando en la penumbra una figura pegada a este gran aparato.

—Ale...— fue interrumpido por una descarga eléctrica que casi lo mata, sin embargo, solo tuvo dolor y entumecimiento en las extremidades pues la emisora se dio cuenta de quién era antes de que este pudiera causarle algún daño grave.

Lo siento, lo siento mucho en serio— susurró al estar cerca.

No te preocupes, estoy bien— se rió de lo que acaban de pasar confundiendo a Donají pues no lo había visto reírse a pesar de que su amigo lo hacía todo el tiempo. —Alesia ella es Donají. Mutante como tu— habló en inglés sin más preámbulos.

—Una disculpa por llegar así, es un placer— habló cordialmente, pero la chica solo la miraba confundida.

— ¿Cuál es tu poder? — preguntó seca y desconfiadamente.

—Ah, yo— expresaba torpemente tratando de pensar que le diría, pero fue interrumpida a tiempo por Dardan.

—Puede sacar cuchillos de piedra de dentro de su cuerpo— comentó sonriente, —Y es una gran peleadora— finalizó su comentario sujetando los hombros de Alesia.

—No— exclamó firmemente dándose media vuelta directo hacia su mochila.

— ¿No?, ¿Eso es todo lo que dirás? — cuestionó frunciendo el ceño caminando detrás de ella.

— ¡Dardan! — gritó sin pensarlo para después cubrirse la boca. —Por favor no me hagas esto— le pidió bajando la voz.

Ale, cada vez se vuelve más difícil, por favor considéralo— suplicó mostrando una verdadera preocupación en su rostro mientras Donají trataba de interpretar su plática.

—Ey tu— la llamó seriamente provocando el arqueo de la ceja de la receptora, — ¿Quién te envío? — la cuestionó.

—Ah— realmente estaba confundida por lo que instintivamente busco al chico con la mirada y la regreso a la chica al no ver respuesta. — ¿Mi hermana? — respondió como si preguntará estar en la respuesta correcta.

— ¿Quién es tu hermana? — volvió a cuestionar confundiéndose un poco por tan extraña conversación.

— ¿Marien? — seguía contestando de la misma forma pensando que debería preguntar mejor ella.

— ¿Marien? — replicó, —No conozco a ninguna Marien— exclamó juzgándola.

—Ella tampoco te conoce así que están igual— respondió volteando hacia la pared pues ya no entendía lo que sucedía.

En serio ¿Ella?, suena como una idiota— se burló descaradamente mientras Dardan se ponía serio de nuevo.

— ¿A quién mierdas le dices idiota?— exclamó molesta al entender la burla.

—Ah, la idiota entiende un poco eh— siguió burlándose, volteando a ver al chico riéndose de ella.

Cuando regresó la vista hacia Donají ella ya estaba a centímetros de ella con una de sus dagas rozando su cuello mientras su mirada le penetraba en lo profundo de su ser haciéndola sentir miedo.

— ¡Donají! Por favor baja el cuchillo— le pedía Dardan asustado pues ya había visto de que era capaz.

Después de discutir mentalmente soltó un gran suspiro y lo bajó sin dejarla de ver a los ojos para después comenzar a caminar por dónde había llegado dejando atrás y en shock a esas dos personas.

Una hora y media le costó regresar a su hotel, sus pies le dolían, su estómago aún seguía resentido y lo único que quería era llegar a dormir.

Cuando Isaac la vio entrar se quedó esperando una respuesta de dónde había estado, pero ni una palabra dijo, así que la siguió hasta su cuarto viéndola tirarse en la cama tratando de quitarse los tenis con los pies sin éxito alguno y sin más esfuerzos.

Isaac sin saber que hacer o como llevarse con ella se acercó a desatar sus agujetas quitándole hasta los calcetines pues sus pies ardían en temperatura.

—Tal vez deberías tomar una ducha y descansar— recomendó tomando su distancia.

— ¿Por qué me evitas? — preguntó sin dejar de hundir su rostro en la cama dejando a chico amarillo por tan repentina pregunta.

—Y-yo no te evito— contestó maldiciéndose a si mismo por tartamudear mientras la chica despegaba su cara de aquellas cobijas para darle una mirada penetrante que decía que no le creía.

— ¿Por qué? — volvió a preguntar sentándose en la cama para verlo de frente.

En ese momento Isaac trataba de salir de esa situación, pero el nerviosismo comenzaba a dominarlo por primera vez en su vida. No sabía que decir, no sabía sí hablarle con la verdad o buscar alguna mentira más que tal vez no funcionaría.

—Y-yo, yo... — suspiró tratando de relajarse, —Vi los videos de seguridad del rescate de los secuestrados— expresó al fin sorprendiendo a Donají que nunca pensó en las cámaras del lugar poniéndose nerviosa. —Tranquila, Rata metió un virus en los servidores, así que es probable que ya no existan esos videos, y si alguien los tuviera no le servirán de mucho pues su calidad era pésima— comentaba entre pequeñas risitas tratando de reconfortarla mientras ella bajaba la cabeza algo cansada.

—No soy un monstruo Isaac, lo prometo— habló desde lo profundo de sí sonando algo desanimada y sería.

La conversación acabo con ese comentario pues ella se fue hacia el baño a tomar aquella ducha que la haría sentir mejor.

El agua caliente de aquella tina relajaba cada parte de su cuerpo haciéndola desear que ese momento jamás terminara pues la dejaba en una paz increíble que no siempre podía tener.

Cerrando sus ojos comenzó a sumergirse completamente permitiendo que su cara se llenara también de aquel calor reconfortante y al pasar de los segundos bajo aquella manta acuosa memorias comenzaron a cruzar su mente. Al principio los recuerdos eran felices: liberaciones de animales, rescates, amigos e incluso algunas muertes, pero poco a poco comenzaron aquellos donde se sintió sola, incapaz y llena de dolor.

Cuarenta y uno, cuarenta y dos, cuarenta y tres, cuarenta y cuatro...

Los segundos avanzaban mientras ella permanecía sumergida hasta que una sensación de ahogo comenzó a abordarla haciéndola salir de aquel trance. Las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos camuflajeandose con el agua que escurría de su cabello; se sentía triste y ella no era la culpable de aquello sino su don que la hacía sentir lo de los demás como propio acumulándolo dentro de sí sin saber cómo sacarlo o hacer que su poder deje activarse.

_

La mañana llegó y Donají seguía acostada cubierta de cobijas hasta la cabeza observando la pared frente a ella sin pensar en levantarse o dejarse guiar por otros, pues cuando Isaac entro para llevarla a desayunar fue ignorado completamente hasta que se fue de la habitación.

Unas horas más pasaron cuando por fin se levantó, y sin cambiarse la pijama bajó a desayunar en pantuflas y sin desenredar su cabello.
Un enorme buffet la esperaba pero ella aún seguía desanimada, cuestionándose a sí misma ¿Por qué estaba ahí?, ¿Por qué no regresaba a la selva donde no se sentía de esa forma?, ¿Cuál era su necesidad de buscarlos?.

¿Estas seguro de esto? — preguntaba Pal comiendo un byrek de espinacas mientras Alesia estaba estaba sentada a un lado de él completamente seria y distraída.

Sí, no podemos dejar pasar la oportunidad— comentó Dardan marcando su celular hasta que dió tono observando a la chica frente a él con preocupación. — ¿Donají?, ¿Podemos hablar? — preguntó seriamente ante el teléfono.

— ¿Cómo conseguiste mi número? — cuestionó sin responder nada mientras comía helado llamando la atención de todo el que pasaba cerca debido a su desaliñades del momento.

—Tomé tu teléfono y lo conseguí. ¿Podemos? — volvió a preguntar dándole la sensación a la joven de la llamada de que era importante.

— ¿Ahora? — exclamó después de segundos de silencio.

—Sería lo mejor— respondió inmediatamente. —Estamos en el café de la otra vez, te mando la ubicación por si no recuerdas donde— respondió sin más.

—Bueno, llegó en un momento— respondió al ver la ubicación.

Sin pensar en cómo se veía o como la veían los demás salió del lugar con un pan en la mano en busca de aquel café que parecía no estar tan lejos de su hotel. Cuando llegó toparse con ellos fue sencillo pues la reconocieron después de verla en pijama.

— ¿En serio? — cuestionó Alesia al verla como iba vestida ganándose una mirada desafiante de la joven que la hizo callar.

— ¿De qué quieres hablar? — cuestionó ante Dardan sin saludar o sentarse.

— ¿Quieres algo para tomar o comer? — preguntó por cortesía.

—Acabo de desayunar, ¿Eso es todo? — replicó al sentirse incómoda.

—Toma asiento al menos— exclamó en un tono neutro por lo que ella se sentó. —Seré directo, necesito que te lleves a Alesia contigo— expresó algo susurrante sorprendiendo a Donají por completo haciéndola voltear hacia la mencionada que evitaba el contacto visual.

— ¿Por qué? — preguntó mirando a los dos chicos.

—Cuando supimos que Alesia podía generar energía decidimos mantenerlo en secreto, pero ella quería ayudar a otros pues muchos apagones sucedían por nuestra casa y la gente ocupaba electricidad— comentó la situación dándole un sorbo a su taza, —El problema fue que un día un niño la vio hacerlo; él le prometió que no diría nada, pero tiempo después su hermano mayor la grabo mientras daba energía y lo subió a internet. Gracias a qué no vivíamos por ahí nadie la reconoció por mucho tiempo y todo quedó olvidado hasta hace un mes cuando un tipo comenzó a seguirla hasta que trato de secuestrarla hace poco más de dos semanas. Ella en su defensa lo dejó en coma por una semana y cuando despertó nos enteramos de que el tipo es alguien importante dueño de una planta eléctrica— habló desanimado, —han estado siguiéndola desde entonces—.

— ¿Por qué no acudieron a la policía? — preguntó Donají ignorando la situación general.

— ¿Por qué no te quedaste cuando llegó la policía al rescate? — le cuestionó haciéndola entender que no podían confiar ni en sus gobiernos. —Solo esa persona sabe porque la sigue, gracias a eso solo tenemos que lidiar con un loco, pero si después de no poder conseguir su objetivo divulga la identidad de Alesia estar aquí será un gran peligro— comentó sus motivos. —No sé porque estás aquí Donají o porque la buscabas, pero creo que eres una buena persona y estará segura contigo—.

Un momento de silencio abordó el momento mientras ellos intercambiaban miradas y Donají se quedaba pensante viéndola mesa y rascando la con su uña ligeramente sin expresar nada.

—La verdadera razón por la que la buscaba es por mi hermana; ella es periodista y está buscando a personas como nosotras para entrevistarlas acerca de sus historias de vida. No nos detendremos aquí, seguiremos buscando a más por otros lados. ¿Aún crees que estará segura conmigo viajando por el mundo? — expreso sinceramente levantando un poco la mirada.

—Si estás tú sí lo creo— afirmó con seguridad haciéndola levantar la vista completamente para mirar a los otros dos.

— ¿Me confías la seguridad de tu novia? — preguntó asombrada haciendo reír a la todos en esa mesa. — ¿De qué se ríen? —.

—Él no es mi novio— se carcajeaba Alesia mirando a los dos chicos, —Es mi mejor amigo desde que tenemos cinco— explicó.

—Los tres nos hemos cuidado desde siempre— comentó Dardan.

—Somos como los tres mosqueteros: la audaz, el alegre y el ermitaño— señaló Pal riendo y contagiando a Donají.

—Una disculpa, pero no pienso soportar su actitud, así que si no cambia esa parte no la llevaría ni por un helado— comentó tomando el café de Pal para beberlo mientras ellos se lanzaban miradas incitando a la chica a hablar.

Entre suspiros y regaños mentales Alesia se disculpó prometiendo no causar problemas si la llevaba con ella por lo que a Donají no le quedó de otra más que aceptar. Cómo podría negarle la ayuda a alguien que lo ha hecho sin que sé lo pidieran.

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