Capítulo 13 Control o sufrimiento
Un nuevo día iniciaba dejando ver a una hermosa joven retorcerse al despertar, por primera vez en mucho tiempo amanecía en la comodidad de su cama dentro de la casa en la que pocas veces permanecían por un tiempo prolongado.
- ¡¡Mierda!! - grito fuertemente sonriendo mientras se estiraba, -Aun sigo caliente- se carcajeo parándose de su cama en dirección al baño donde disfrutó del agua tibia mientras bailaba alocadamente y daba el mejor concierto a sus productos subiendo el calor del cuarto, generando mucho vapor que salió disparado al abrir la puerta.
-Empecemos bien el día- exclamaba alegre y entusiasmada con un aplauso que acompañó con una pausa mientras se quedaba pensante. -Me masturbaré primero- comentó divertida secándose el cabello mientras buscaba el vibrador de la noche anterior y se tiraba a la cama desnuda disfrutando del clima y su cuerpo entre sonrisas. -Intentemos no despertar a José- le susurraba al objeto entre sus manos mientras se carcajeaba por sus pensamientos mordiéndose el labio.
...
La mañana pintaba bien, salió sin prisas caminando por las calles a las que casi nunca les ponía atención, disfrutando del cantar de las aves, el aire que soplaba rosando su piel y las personas sonrientes que atravesaban el lugar saludando a sus vecinos. Los perros y gatos se le acercaban juguetones siguiendo los pasos de la joven mientras está los miraba sonriente y de reojo, hasta que en un segundo dio un salto veloz hacia ellos sorprendiéndolos y causándoles unas ganas increíbles de jugar con ella, lo que le llevo más tiempo de lo esperado pues al ver su reloj ya iba tarde al refugio, por lo que comenzó a correr por las hermosas calles del lugar hasta su destino sin dejar de mostrar una sonrisa, llamando la atención de todo aquel que vía a tan radiante persona.
- ¡Buenos días! Justo a tiempo ¿no? - le exclamaba al guardia de turno que la veía llegar.
-Como de costumbre, bienvenida señorita- le expresaba alegre permitiéndole el paso a lo que ella inmediatamente siguió su camino hasta los vestidores donde entró bailando y gritando.
- ¡Buenos días criaturas del señor! ¿Cómo amanecieron? - exclamó con entusiasmo ante todo los presentes provocando dos tipos de reacciones: el saludo cordial de unos y las miradas de putrefacción de otros que se curaban la cruda.
- ¿Sabes cómo está José? - preguntaba Franco entre susurros sujetándola del brazo muy cerca de su cara, mirándola fijamente con sus ojos profundos a los que la chica nunca les había puesto atención y que ahora le provocaban un escalofrío que recorría todo su cuerpo dejándola pasmada por unos segundos.
-Sí- respondió sonriente y coquetamente hacía el joven frente a ella mientras lo observaba de abajo hacia arriba mordiéndose el labio inferior, hasta que se topó con sus ojos cambiando su cara a una sería. -Quiero decir, que está dormido en mi casa- reía nerviosamente ante el ahora atractivo Franco al cual tomó de la playera acercándolo a su cara, -Sí quieres te puedo llevar a mi casa también- sonrió pícaramente, -pero no para dormir-.
Franco quedó estático y sorprendido ante la actitud de la joven pues no esperaba esa respuesta de la chica a la que tanta carrilla le daba, por lo que aún sujetado de la camisa a centímetros de la cara de su compañera solo se quedó observando los ojos verdes y cautivadores de la chica sin poder desviar la mirada de estos, inundándose de un calor agradable que aceleraba su corazón.
-A-ah, y-yo. Espera ¿Qué? - alcanzo a entonar torpemente mientras cerraba sus ojos fuertemente tratando de ignorar el calor que sentía y lo ponía tan nervioso mientras la joven no paraba de sonreír y se acercaba un poco más a él.
-Jhmm Jhmm- sonó su garganta Daniel para hacer presencia en el umbral de la puerta logrando por fin que el joven tomara distancia y un gran respiro que buscaba calmarlo, -Buenos días a todos- exclamó paseando su mirada fría por todo el lugar hasta Donají para después desviar su mirada. -Las actividades ya están en la pizarra, tenemos algunas liberaciones de aves y la recepción de nuevos animales debido al incidente de a noche-.
Estas últimas palabras sacaron a la joven de su trance seductivo provocándole una horrible sensación de preocupación en el pecho que no podía explicar, cambiando su semblante y centrando toda su atención a el hombre frente a ella que sabía lo que sucedía. -Disculpa, pero ¿A qué incidente te refieres? - preguntó temerosa de la respuesta que recibiría.
-Para los que se perdieron en toda la noche, en la madrugada hubo un gran incendio en la reserva norte- comento con demasiada seriedad en su tono mientras golpeaba su bolígrafo contra su pantalón inquietamente, -Un grupo de traficantes lo provocó como distracción de su escape al ser descubiertos en la reserva- dejo de mover su lapicero para comenzar a apretarlo por el sentimiento, -En este momento se están trasladando los animales heridos que se han encontrado por esta situación, así que les pido paciencia y acción inmediata. Sí son sensibles mejor eviten el ala médica y enfóquense en las otras tareas- finalizó dando media vuelta con una mancha de tinta en su pantalón y sin dar oportunidad a las preguntas mientras sirenas se escuchaban llegar al recinto provocando la movilidad de todo el personal que buscaba apoyar en lo mayor posible o evitar el sufrimiento.
La escena era horrible, diversos animales eran ingresados al ala médica en pésimas condiciones, algunos cubiertos de mantas y otros completamente expuestos debido a las grandes heridas en sus cuerpos, anestesiados o completamente despiertos, adoloridos, agresivos y llenos de pánico. El peor lugar en el que podía estar Donají pues las emociones estaban a flor de piel ensordeciendo la mente de la joven que solo lograba estar de pie frente a las puertas del ala, paralizada entre un cúmulo de sentimientos que la petrificaban completamente mientras el llanto comenzaba a brotar de sus ojos abiertos de par en par precipitándose por todo su rostro mientras su boca se secaba hasta la garganta donde yacía un enorme nudo del que parecía pendía su estómago al borde del colapso. No había movimiento, no había pensamientos, solo dolor y sufrimiento incontrolable que le impedía reaccionar.
-Do-na-jí... Dona-jí... Donají...-
Oía lejanamente su nombre mientras veía el mundo pasar lentamente entre un largo pestañeo y una sacudida que parecía lo menos relevante del mundo pues no la hacían reaccionar, ya que reaccionar implicaba conectarse con la realidad sufriente de ese momento, un dolor profundo que no acabaría con el fin de la situación, sino que dejaría marca.
- ¡Donají reacciona! - gritaba franco en una enorme frustración al ver la parálisis de su compañera ante tan grave situación, - ¡Donají! - la sacudió de nuevo con más fuerza hasta que los ojos de la joven por fin dieron con los de él.
Un grito ahogado salió de la chica mientras caía al suelo cubriéndose los oídos en un intento desesperado de callar todo lo que sentía en ese momento, todo el dolor que le transmitían y que no podía controlar. El sudor comenzaba a inundarla, sus manos temblaban al igual que sus labios y su cara inundada de lágrimas reflejaba un sufrimiento que el joven frente a ella no comprendía pues era como si el peor de los miedos la estuviera atormentando en ese momento, como si en ese instante la chica fuerte y valiente que siempre se había visto se esfumara en un segundo y se transformara en una niña pequeña que no podía controlar sus impulsos.
Donají nunca en su vida creyó que desearía morir por sentimientos ajenos, el dolor crecía con cada ingreso externo al lugar mientras ella agonizaba en el pasillo. Sus oídos comenzaban a sangrar y su mirada se tornaba vacía, en cuestión de segundos su cuerpo tirado en el suelo se convulsionaba frenéticamente ante su compañero que no sabía que hacer más que gritar por ayuda.
...
~Controla tu mente, separa el exterior de tu interior y deja que las emociones fluyan. Despierta Donají~.
La voz tranquilizadora de Yum despertó a la joven de su inconciencia la cual yacía acostada en la sala de estar del lugar. Tan pronto como abrió los ojos las emociones de todos los presentes en el lugar la invadieron regresando el dolor y sufrimiento incontrolable que la hacían retorcerse en su mismo lugar mientras las palabras de Yum comenzaban a repetirse en su cabeza. Su respiración se aceleraba con cada segundo, la saliva comenzaba a escurrir de su boca sin poder tragarla y sus manos se retorcían en su cabeza con fuerza tratando de que el dolor físico cubriera su dolor mental, pero nada funcionaba.
-Solo deja que fluya ¡Solo deja que fluya! - grito Donají desesperada mientras los pensamientos volvían a su cabeza, las emociones se volvieron más claras, pero no menos dolorosas, aun así, las recibió y las dejo fluir permitiéndose experimentarlas, comenzando a llorar torrentes en una enorme emoción de tristeza propia al sentir y ver los recuerdos doloroso de los animales que luchaba por sobrevivir.
-Lo siento mucho ¡En serio lo lamento! - expreso llena de frustración al comenzar a reprocharse su ausencia en la selva. -Como lo siento- susurro cubriéndose la cabeza con sus brazos.
~No es tu culpa tú no lo ocasionaste, pero si puedes hacer un cambio~.
Escucho de nuevo tan hermosa voz que la llenaba de paz buscando rápidamente al Dios en la sala, pero seguía estando sola mientras el dolor permanecía.
-Por favor para... para, para, para para, por favor para- se repetía golpeando su cabeza, -Lo siento, te falle, no puedo controlarlo- exclamaba al aire esperando al Dios que la salvará de esa situación, pero este no aparecía. - ¡Por favor ayúdame ¡Aún no sé qué hacer! - gritaba desesperada posicionándose en posición fetal mientras clavaba sus uñas en su piel como distracción.
Los minutos eternos pasaron, el dolor no cesó y el Dios no apareció. En el fondo de la habitación se podía observar una joven destrozada que ya no suplicaba ayuda, una chica presente pero dispersa que parecía no vivir la realidad, callada tirada en el suelo detrás del sillón esperando que todo llegará a su fin mientras trataba de apaciguar el sufrimiento con recuerdos de su vida sin éxito.
-Respira... Respira... Respira...- se decía cada ciertos segundos, -Respira, ya pasará-.
Justo en ese momento el recuerdo de su madre acariciando su cabeza llegó a su mente, pues cada vez que ella se sentía mal ella estaba ahí para calmarla con esas palabras, finalizando con un -Yo estoy aquí para ti-. Una gran lágrima rodó por el costado de su cara hasta su oído con esa frase.
-Yo estoy aquí para ti- habló sola.
La chica se sentó aturdida mientras todo daba vueltas, colocó sus manos sobre su cara y secó los restos de sus lágrimas, sobó sus sienes al mismo tiempo que una gran y profunda inhalación la cual dejo salir lentamente hasta la última porción de aire dentro de sí. Los recuerdos externos comenzaron a bombardear su cabeza, imágenes y sonidos se proyectaban dentro de ella mientras mantenía su respiración profunda y constante, las lágrimas de nuevo comenzaron a brotar, su pecho parecía generar un agujero negro, y su estómago parecía ser tragado por este, sus labios temblaban de tristeza y sus ojos se cerraron por tanta emoción. Poco a poco comenzó a recuperar su control mientras las emociones fluían con su respiración, pero la tristeza no se iba. Después de un intenso sufrir su mente se calmó lo suficiente como para reaccionar., lentamente se puso de pie y con una enorme exhalación comenzó a caminar hacia el ala médica.
Al entrar todo el dolor tuvo imagen en ese lugar generando de nuevo todo el sufrimiento que creía ya haber controlado, pero esta vez no se derrumbó, respiró de nuevo profundamente y retuvo el aire hasta que no pudo más.
-Donají, no deberías estar aquí- expreso preocupado Daniel.
-Lo siento si los preocupe antes, pero vengo a ayudar- exclamó decidida caminando hasta el veterinario, - ¿Que necesita? - pregunto seriamente controlando sus impulsos de escapar del lugar.
- ¿Estas segura que puedes con esto? - cuestionó el hombre frente a ella mientras la analizaba.
-Sí- respondió firme.
La joven sujetó y trasladó a los animales que eran atendidos. Poco a poco pudo controlar tanto dolor reflejado en ella, y en su descanso por fin encontró paz, misma que extendió por todo el lugar a través de su don mientras meditaba frente a su comida.
~Como lamento lo que han pasado~ comentó desde dentro de sí mientras transmitía tranquilidad.
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