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—Mejor volvemos mañana.
Adele le detuvo y lo giró para que retomará su camino al módulo de información.
—Por favor, no me hagas esto—murmuró antes de llegar, en realidad no estaba poniendo mucha resistencia.
—Hola—ella saludo a la mujer tras el mostrador que levanto la mirada de la computadora un segundo, volviendo a lo suyo en seguida. —Buscamos la habitación de Yuri Plisetsky.
—Piso tres, suite treinta y cuatro, necesito una identificación.
La joven sacó su cartera y le pasó su credencial a la mujer que tecleo algo, luego les pasó un gafete que indicaba la habitación a la que iban.
—Gracias—murmuró volviendo a empujar a Otabek, está vez al ascensor.
Presionó el botón y tomó su muñeca para entrar a la caja transparente, sosteniéndolo del brazo para evitar que escapara. Cuando las puertas se abrieron de nuevo, le jalo fuera y agradeció que comenzara a caminar por cuenta propia.
Caminaron buscando la habitación y de inmediato supieron cuál era por las personas que esperaban afuera. Mila y Lilia platicaban en voz baja, se veían cansadas, Yakov dormitaba sentado en un sillón y a su lado Viktor estaba concentrado en el teléfono en sus manos.
Los ojos de todos se posaron en los recién llegados y Adele soltó a Otabek muy despacio, mientras menos la vieran mejor.
—Buenas tardes—saludó el kazajo, luego de tocar a la puerta de la suite y carraspear.
—Otabek, me alegra que vinieras—se adelantó Viktor, poniéndose de pie, invitándoles a entrar, jalándoles del brazo.
La pequeña sala se veía algo lujosa y al fondo había dos puertas, una conducía al herido y la otra al baño.
—Creí que era buena idea venir...
—Muy buena idea—Lilia tomó la mano del chico, alejándolo más de Adele. —Te veo bien, muchacho, a Yuri le gustara verte.
—Eso espero, no quiero ser inoportuno.
—Para nada, Ota—Mila le sonrió y le guió a la puerta del cuarto.
—Yuuri está adentro, pero puedes pasar—Viktor suspiro al notar lo que hacían las mujeres y negó.
—Gracias—murmuró y volteo a ver a la joven que se había quedado en la puerta. —Addy...
—Tranquilo, te esperare justo aquí.
Asintió luego de intercambiar una mirada rápida con Viktor y contuvo la respiración antes de entrar, empujando despacio la puerta. Se asomó encontrando primero la televisión, al fondo, luego estaban los pies de la camilla y Yuuri hablaba desde ahí, con la mirada preocupada. El japonés volteo y esbozó una leve sonrisa al notarlo, indicándole con la mano que se acercara.
Él no tuvo mucha opción de cualquier forma, entro con pasos silenciosos y trató de prepararse para lo que sea que iba a ver...pero cualquier preparación no iba a ser suficiente para lo mal que lo encontró.
Yuri veía a la ventana como perdido, tenía el labio partido, moretones en los brazos y marcas de ataduras en sus muñecas, su cuello estaba lleno de marcas rojas y se veía tan flaco que casi no le reconocía. Mordió su labio, incapaz de decir algo coherente.
—Yuri—la voz suave del japonés llamo su atención, aunque no volteo. —Tienes visita.
—Te dije que no quería ver a nadie—murmuró incapaz de alzar la voz.
—Dale una oportunidad—esbozó una leve sonrisa y vio a Otabek.
—Hola Yuri.
El rubio abrió los ojos sorprendido y volteo de inmediato, reconocería esa voz en cualquier parte.
—Otabek—murmuró, quería esconderse bajo las sábanas.
—Bueno...los dejaré solos—dijo Yuuri escabulléndose de inmediato del cuarto, huyendo del momento tan incómodo que era notorio.
— ¿Cómo supiste...? —preguntó cuándo quedaron solos.
—Me contaron—se encogió de hombros y se acercó un poco a la camilla. — ¿Qué te han dicho?
—Tengo...golpes, un par de costillas rotas y mi pierna derecha, mi tobillo igual—hizo una mueca y bajo la mirada, mordiéndose el labio inferior. —No podré practicar ballet de nuevo.
—Lamento oír eso, ¿no se podrá ni con rehabilitación?
Yuri negó con la cabeza y se sentía incapaz de levantar la mirada, cuando habían terminado, fue él quien le aseguro que sería feliz con el idiota ese.
—Es una verdadera lástima, eras muy bueno—guardó las manos en los bolsillos de la chaqueta y carraspeó, incómodo aún. — ¿Cuánto tiempo estarás aquí?
—El doctor dijo que será mejor que me quede dos meses, en casa no me cuidarían tan bien como aquí.
Asintió, caminando despacio a la ventana.
—Me sorprendió ver a tus padres afuera, pero me alegro que al menos hayan venido.
—Seguramente están esperando a que digan que estoy bien para irse otra vez.
—Los veo preocupados, no creo que sea así.
—Con ellos nunca se sabe...
—No seas tan desconfiado, no dejan de ser tus padres a pesar de lo que sea—se sentó en el marco de la ventana. —Además tus hermanos también están preocupados.
—Él fue a decirte, ¿verdad?
—Si—sonrió levemente. —Deberías dejar de ser tan malo con Viktor y Yuuri, digo, lo entiendo con Mila y tus padres, pero...Vitya y Yuu te han cuidado siempre y quieren verte feliz.
—Ellos parecen más mis padres...
—Siempre puedes cambiar tu apellido a Katsuki Nikiforov.
Yuri sonrió apenas y sorbió la nariz, sentía que quería llorar y pedirle disculpas, pero las palabras estaban atoradas en su garganta.
—Me mudé—dijo Otabek luego de un largo silencio. —Conseguí un departamento más grande y está muy cómodo, también cambié de trabajo...
—Me alegro, llevabas un tiempo queriendo hacerlo.
—No es la gran cosa, solo hice lo que creí mejor.
—Estás incómodo.
—Sí, un poco...en realidad no iba a venir, pero quería asegurarme que estás vivo.
Asintió, era lógico y no podía reclamarle por eso, mojó sus labios y trató de peinar su cabello desordenado por estar todo el día en la camilla, debía verse horrible para el único ser que al parecer de verdad le amo.
—Gracias por venir—susurró, con los ojos clavados en sus manos. —De verdad lo agradezco.
Otabek observó al muchacho, por el tono de voz sabía que estaba a punto de llorar y lo entendía, Yuri no tenía muchos amigos y en realidad toda la gente que conocía era por sus hermanos y su cuñado.
—Tal vez pueda venir otra vez, luego cuando...cuando tenga más tiempo libre.
—No tienes que hacerlo.
—Pero lo haré, no te haría mal algo de compañía distinta, Mila y Lilia serán algo asfixiantes estos días.
—Más ahora que no puedo bailar, mamá no se cansa de reclamarme y mi hermana...—se encogió, frotando suavemente sus manos.
—Bueno—le interrumpió, carraspeando. —Trata de no tomarle mucha importancia y concéntrate en descansar—se quitó la chaqueta y le hizo enderezarse despacio para colocársela sobre los hombros. —Cuídate, Yuri.
—Lo haré—dijo de inmediato, tomando su mano para evitar que se alejara, solo quería sentirlo cercano un poco más.
—Y déjate consentir por Yuuri y Viktor—sonrió de lado, aunque la sonrisa no llegó a sus ojos.
—Lo intentaré.
Asintió y besó su frente con suavidad para alejarse despacio, se sentía extraño y en su estómago parecía haber una revolución.
—Te veré después.
Caminó despacio a la salida, en realidad no quería salir, pero no sabía que decirle, estaba muy incómodo ahí dentro. Al salir, Viktor le sonrió y entró en su lugar luego de palmear su hombro, Yuuri no estaba y Yakov seguía durmiendo, por otro lado, Lilia y Mila tenían a Adele aun en la puerta.
—Entonces viven juntos.
—Si—respondió la joven, con los brazos cruzados.
— ¿Sabes? Es raro—dijo la pelirroja, con esa sonrisa falsa en su rostro. —La última vez que hablamos, Ota dijo que no quería nada con una mujer.
Adele hizo una mueca y luego sonrió de la misma manera que la que hacía el interrogatorio.
— ¿Y cuándo se lo preguntaste? ¿Cuándo tu hermano terminó con él? ¿O cuando aún eran novios?
Mila abrió los ojos y apretó los puños, Lilia frunció el ceño al escuchar eso.
—Addy—interrumpió antes de que le contestaran, al verle ambas mujeres relajaron la postura de nuevo. —Vámonos.
— ¿Tan pronto, Ota? —preguntó la joven, llegando a su lado para tomarle del brazo.
—Sí, debemos ir al trabajo—dijo zafando despacio su brazo.
— ¿Vendrás en otra ocasión a ver a Yuri? —preguntó la mayor.
—Tal vez—asintió, haciendo una mueca. —Addy.
Ella asintió y tomó su mano, despidiéndose con un gesto de la mano libre. Las mujeres los vieron alejarse, la muchacha se recargó de Otabek, rodeando su cintura con un brazo mientras él le rodeaba los hombros. Mila odiaba a Yuri y a esa mujer, siempre que veía una oportunidad con ese chico, ellos le impedían acercarse más.
—Tienes una última oportunidad—le dijo su madre, sin despegar la vista. —Si no sabes atraerlo entonces lo habrás perdido para siempre.
—Lo tendré para mí, lo sé.
—Más te vale—murmuró girando sobre sus talones para entrar a la habitación.
-/-
Adele vio los números del ascensor bajar y mordió su labio inferior.
—No traes tu chaqueta—dijo al fin, con una amplia sonrisa.
—No empieces.
— ¿Alguna vez dejarás de ser el caballero de Yuri? —preguntó luego de soltar una risita, divertida.
— ¿Alguna vez vas a callarte?
—No—se rio y lo abrazó. —Es que te veo a ti finalmente, es como si estos dos años no hubieran pasado...incluso me llamaste Addy de nuevo.
Otabek suspiró y posó el mentón en su cabeza, correspondiendo al abrazo, el elevador se detuvo y salieron sin despegarse, aunque el caminar era difícil.
—Lamento las molestias, Addy.
—No son molestias, son preocupaciones—se aferró a su camisa, sentía su cuerpo relajarse. —Te portaste tan...fuera de ti, hiciste tantas tonterías y yo creí que te iba a perder.
—En serio lo siento.
Ella suspiró y negó, sonriendo.
—Te prometo que volveré a ser como antes.
—Eso espero—alzó la cabeza y recargó la barbilla del pecho de Otabek, dejándose llevar fuera del edificio. —Ahora, hazle un favor al mundo y afeita esa horrible barba.
— ¿No te gusta? —se pasó una mano por el rostro. —Pensaba dejármela.
—No, por favor, pareces vagabundo—dijo separándose.
—Amas a este vagabundo—le dijo abrazándola de nuevo para restregar su mejilla en la de la menor.
Adele rió y negó tratando de alejarlo, quejándose por la sensación que le provocaba cuando sentía el roce.
—Es horrible, pica y lastima, ¿así piensas besar a Yura?
—Hm, tienes un punto—le revolvió el cabello y sonrió ampliamente. —Tú ganas, pero no me afeitare hasta que digas que amas a este vagabundo.
Hizo un puchero y gruñó, cruzándose de brazos.
—Está bien, tienes razón—suspiró, rodando los ojos. —Amo al vagabundo de mi hermano, ¿contento?
—Sí, bastante—sonrió y beso sus mejillas. —Vamos a casa, Addy.
— ¡Te toca invitarme a cenar antes de ir al trabajo! —dijo adelantándose al auto.
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Bueno~ me gusta este fic xD que sea corto me gusta también~ ojalá les guste también cx
Gracias por leer~ les loveo con el jart y el hipotálamo~
Rave~
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