Lars sigue a lo suyo. Habla de cambiarme los muebles, los pósters de mi habitación (dice que le da mal rollo verse a sí mismo en mi pared, pero yo no tengo la culpa de que me guste Metallica)...

-Lars.

-Y aquí pondría un sofá y...

-Lars.

-Y esta mesa no me gusta, es muy rara...

-¡Lars!

-¿Qué?

-¡No puedes vivir aquí!

-¿Por qué?

-Porque es MI casa, MI espacio, MI vida. No puedes llegar e invadirlo todo.

-Ah. Ya veo. Siempre tienes que ser tú. Nunca piensas en mí.

-¡¿Pero qué coño dices?! ¿Es que te parece normal vivir con alguien al mes de salir?

-Pues sí.

-¡Pues en el mundo real eso es raro!

-¿Me estás llamando raro?

-¡Sí!

-¡Pues vale! ¡Si te molesta que sea raro, déjame y ya está! Es más, ¡el que te deja soy yo!

Necesito el típico "Aw, es nuestra primera pelea" de las películas. ¿Por qué no pasa eso en la vida real?

-Lars...

-¡No, déjame! ¡No vuelvas a hablarme en tu puta vida!

*Portazo*

Ahora es cuando yo me siento en el suelo a llorar y a beber. Necesito que vuelvas, Lars.