Capitulo 4.
Capítulo 4.
Revelaciones.
Me encontraba sentada en la sala de la casa de los Salvatore, una taza de se te encontraba entre mis manos, mientras temblaba un poco, Damon y Stefan se encontraban sentados frente de mí, mirándome, detallándome, esperando que hiciera algo, pero ni siquiera podía habla.
-Camille, quiero que estés calmada y lista para lo que vas a escuchar- Stefan me hablaba de una manera calmada.- Por que en algún momento debías de saber esto.-dijo lo último mirándome.
-¿Qué son?-fue lo único que pregunte.
- Damon, Calorine, Enzo, Elena y yo somos vampiros, Tyler es un híbrido, mitad vampiro mitas licántropo, Matt es normal igual que Alaric y Jeremy, ambos usan un anillo el cual sirve para que ninguna entidad sobrenatural los mate. Y Bonnie es una bruja- Dijo Stefan explicándome las cosas.
Aquello no era posible, los seres sobrenaturales son mitos, leyendas historias de ficción.
Ambos me miraban esperando mi reacción, estaba paralizada, no quería, tenía miedo.
-Suficiente. Borremos su memoria y ya- dijo Damon-
-No! - grite poniéndome de pie, e intentando correr a la salida, lo cual fue inútil Damon me había tomado del brazo.
-Deja de ser tan cría- dijo Damon enfadado- No borraremos tu memoria, pero vas a prometer no decir nada. A nadie- me dijo mientras absorbía el olor de mi cabello- O te matare.
Y con aquellas últimas palabras quede muda, solo asentí mientras sentía mis lágrimas salir de mis ojos y manchar mis mejillas, escuche la puerta abrirse y de ella entraron Elena, Enzo, Bonnie, Jeremy, Tayler, Caroline y Rick. El último miraba con molestia a Damon, que aún me mantenía sujeta.
-Damon suéltala- dijo Alaric.
-No hasta que escuche por sus lindos labios que promete no decir nada- dijo.
-Lo prometo, les juro no decir nada- dije llorando.
En aquel momento que dije eso, Damon me soltó y yo como toda chica fuerte (Que se note el sarcasmo), fui corriendo a los brazos de Rick.
Todos me miraban, yo tenía miedo, no era algo que me pasara todos los días.
-Tranquila, ellos no te van a hacer daño- dijo Rick.
-Quiero volver a Manhattan, tengo miedo- dije.
Solo escuche el bufido de Damon.-Deja de ser tan caprichosa. Rick hizo mucho para que vinieras- dijo Damon molesto.- Solo me lleve por mis impulsos, no siquiera me tome un libro de tu sangre paranoica-.
Él lo decía con tanta calma, pero para mí no lo era, las cosas no eran así de fáciles, ¿había salido de vivir de un infierno, para pasar a otro? Claro que no, no quería sufrir, no quería nada de esto, yo nos los conocía del todo bien, no sabía si podían controlar sus impulsos, porque está claro que Damon no lo logro hoy.
-Damon para ella esto es nuevo, debes entenderla- decía Elena.
-Oh!, vamos Elena cuando tú te enteraste no querías irte como una niña de 5 años huyendo de un monstruo- dijo Stefan.
Pero ellos en realidad eran unos monstruos, tal vez Jeremy y Rick no, pero los demás sí, no eran personas normales, y humanos era más que obvio que no eran.
-Yo no soy Elena- dije entre dientes- Nadie me asegura mi seguridad- dije molesta- porque es obvio que Damon no puede controlar sus impulsos, y no sé si los demás pueden.- dije viéndolos fijamente.
-Para aclarar, tu sangre olía demasiado dulce y a parte no había comido- decía Damon con cinismo.
-Damon no seas cínico!- dijo Caroline molesta.
-Solo sanos una oportunidad, no te haremos daño Camille. Solo una- dijo Stefan sonriendo.
Era cierto, estaba siendo muy prejuiciosa, ni siquiera les había dado una oportunidad para conocerlos del todo, y ya me quería ir con la primera impresión errónea que me han dado.
-De acuerdo. Pero quiero saber todo- dije decidida- Quiero entenderlos.
Damon solo rodó los ojos, enserio estaba empezando a creer que era desequilibrado. Todos me sonrieron y así me empezaron a narrar las historias de los problemas que han tenido, las peleas, como salvaron más de una vez a Elena, sobre los Originales, Katherine Pretrova, Silas, los Herejes, viajeros, el coma mágico de Elena. Sobre todo, totalmente.
Yo solo me impresionaba con sus revelaciones, Damon tenía 174 años, Stefan tenía 170, Caroline y Elena eran las más jóvenes. Me hablaron de Klaus y que era el híbrido original.
Cada cosa me sorprendía más, me sentía abrumada, y Damon no ayudaba mandando miradas extrañas.
Al final Rick me llevo a casa, estaba demasiado cansada, necesitaba procesar tanta información por un día, eran las 12:03 de la noche, cuando llegue lo primero que hice fui ir corriendo a mi habitación, quería descansar, ya mañana seria otro día. Solo esperaba que todo allá sido una pesadilla.
(......)
Pov. Damon.
Aquella niña me había colmado la paciencia, Dios!, ni Elena se había puesto así años atrás cuando se enteró de la naturaleza de Stefan y mía. Pero claramente ella no era Elena, Camille tenía unos grandes ojos verdes que deslumbraban vida, un cabello rojizo oscuro y una piel blanca color crema. Ni olvidar sus labios, rojos. Aquella niña era demasiado sensual, era tierna, pero tenía algo, ese algo que hacía que te obsesionaras, como un cazador siguiendo a su presa. Y por el momento eso era Camille para mí, mi presa.
(......)
Pov. Camille
La luz del sol me despertó, sabía que lo de anoche no era una pesadilla, en mi celular había un mensaje de Stefan, así que lo abrí.
Camille, lamento lo de ayer, pero me gustaría hablar contigo a solas. Si podrías venir a mi casa a las 2:00 de la tarde te lo agradecería mucho.
Stefan.
Eran las 12:05 de la tarde, había dormido mucho, así que decidí darme un baño, me iría caminando por lo que haría casi una hora.
Cuando termine de arreglarme eran la 1:12 de la tarde, así que apure un poco el paso, caminaba entre las ramas del bosque, me sentía un poco extraña, paranoica por lo de ayer. Ya no sabía que podría salir de entre los árboles, me alivie al ver la casa de lo Salvatore, toque el timbre y para mi mala suerte apareció Damon. Se encontraba recargado en la puerta, mirándome de una manera extraña, había pasado su mirada por todo mi cuerpo aquello me había dejado una corriente eléctrica por todo mi cuerpo.
-¿Esta Stefan?- pregunte de inmediato.
-Buenas tardes a ti también Camille- dijo con ironía.
-¿Cómo puedes ser tan arrogante e imbécil después de lo de ayer?- estaba molesta mis brazos estaban cruzados.
-¿Y tú como puedes ser tan valiente y estúpida, para decirle a un vampiro arrogante e imbécil?- me respondió con otra pregunta mientras hacía un gesto con los ojos.
-Si me hubieras querido matar ya estaría muerta.- dije con sorna
-Es verdad- dijo él.
-Y aún sigo viva- dije
-Aun- me recalco sonriendo.
-Hola Camille, pasa- Stefan había bajado de las escaleras, me estaba sonriendo.
Yo solo sonreí e evadí a Damon, el cual paso a mi lado, sonriéndome arrogantemente, cerró la puerta y el quedo afuera.
-Hay cosas de ayer que aún no he podido contarte, ya que no sería apropiado frente a todos, aunque lo que te diré es un secretos a voces.- dijo mirándome.
-Claro, dime que pasa.- mi voz se escuchaba un poco desesperada.
Fue entonces que lo que me contaba Stefan me habían caído como un balde de agua fría, me hablo sobre como Damon al principio se obsesiono con Elena, pero termino enamorado de ella, de las personas que había matado, todo. Dios aquello era demasiado, ahora le tenía mucho miedo a Damon.
Al final, Stefan me dijo que volvería en unos minutos iría por Elena. Yo solo me quede esperándolo mientras tomaba un libro y me sentaba en la sala a leer un poco.
Escuche la puerta abrirse, pensé que era Stefan.
-Volviste rápido- dije.
-Me extrañabas acaso solecito- aquella voz era inconfundible.
Me puse rápidamente de pie, Damon estaba en aquellas pequeñas escaleras, me miraba con una sonrisa, pero a la vez sus ojos destellaban enojo.
-Escuche todo lo que mi hermanito te contó- dijo acercándose un poco- No sé por qué te lo comento, a ti no debe importarte en absoluto. Lo único de bueno que tiene todo esto es tu miedo hacia mí- dijo sonriéndome con aquella arrogancia que lo empezaba a caracterizar.
-Damon Aléjate de mí- dije un poco asustada por su cercanía.
-¿Por qué tendría que hacerlo? Te tengo completamente a mi merced- dijo acercándose mucho para mi mala suerte- Puedo hacer lo que quiera contigo, sin nadie, sola.- Dijo sonriéndome de una manera un tanto lobuna.
-Déjame en paz- dije-
-Sabes, tengo ganas de jugar. Cazar. Contare tres para que corras y si no BOOM!- aquello me hizo sobresaltar- Estas muerta. 1, 2,3...-y corrió hacia mí.
La estúpida de mí, en vez de salir por la puerta salí corriendo escaleras arriba, lo que no entendía era por qué no usaba su súper velocidad, al parecer todo para él era un juego.
Sentía mi pulso demasiado acelerado, casi tropiezo con la alfombra, pero me sostuve.
-Hasta acá escucho tu corazón pequeña Camille- dijo.
Yo solo seguí corriendo hasta que llegue a una habitación, intente cerrar la puerta pero él me alcanzo, poniendo un pie entre ella y la madera para cerrar, dio un empujón yo me hice hacia atrás y en entro.
-Vaya que suerte has tenido. Esta es mi habitación- dijo sonriéndome.
Un escalofrió recorrió mi espalda, y su sonrisa estaba en su rostro, mostraba felicidad y asombro.
-Que empiece el juego Camille.
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