~ 𝔜𝔬 𝔰𝔦𝔢𝔪𝔭𝔯𝔢 𝔢𝔰𝔱𝔞𝔯𝔢 𝔞𝔥í ~

Todo comenzó aquella tarde de invierno en la academia Umbrella. Cinco y Diego se encontraban acostados uno junto al otro mientras escuchaban el tocadiscos a lo lejos (posiblemente en la habitación de Luther) y sus respiraciones en sintonía

Habían comenzado su relación cuatro meses atrás y aunque al principio fue difícil y problemática, lograron mantener estable aquel desastroso noviazgo

Cuando la canción se detuvo y se escucharon los pesados pasos de Luther buscando otro disco, Diego miró a su novio quien había caído dormido a su lado

No pudo apartar su mirada. Era un maldito ángel

Lo recorrió una y otra vez con la mirada; repaso sus largas pestañas, sus labios entre abiertos, su semblante tranquilo y como su pecho subía y bajaba lentamente

Hasta que se percató que gracias a la posición en la que había dormido, su camisa se había subido un poco dejando ver un poco de su pálida piel

Número dos se inclinó hacia el castaño e intentó bajar la prenda pero apenas puso un dedo sobre su piel, una luz azul envolvió al chico y este se teletransporto al otro lado de la habitación

El menor parecía desorientado y asustado, analizó toda la habitación hasta toparse con la mirada de su novio quien lo veía con una mezcla de preocupación y confusión

- Cinco, ¿Porque demonio...?

- ¡No me toques!