11 | Confesiones
—¿Hyung? — JiMin talló sus ojitos con cansancio, justo frente a él se encontraba YoonGi, quien desde luego traía sobre uno de sus hombros a su hermano mayor.
—Perdón JiMin, tuve que traerlo, está demasiado borracho — murmuró el mayor, debido a que él también había tomado suficiente alcohol como para arrastrar un poco sus palabras.
—Pase.
YoonGi arrastró a Seokjin hasta su habitación con ayuda de JiMin, ya que Jin era más alto que ambos juntos, tuvieron que subirlo con cuidado de no perder el equilibrio y tirarlo a mitad de la escaleras.
—¡Ugh! que pesado. — YoonGi tiró el cuerpo del mayor sobre la cama, suspiró cansado debido a la fuerza que había utilizado para poder subirlo, ya que aún se sentía mareado por el alcohol antes ingerido.
JiMin esperó fuera de la habitación para después bajar, la noche era fría, podía sentirlo ya que al momento de abrir la puerta para dejarlos pasar, serenaba notablemente al ver el auto de YoonGi cubierto con leve humedad. Además de que corría aire a cada rato y no era precisamente la época del año más caliente.
YoonGi salió de la habitación de Seokjin, cerrando la puerta para dejarlo descansar y así partir a su casa. Necesitaba dormir, le dolía tanto la cabeza, no sabía por qué razón esta noche no la había disfrutado, quería salir, tomar un rato y divertirse, tal vez encontrar alguna chica o chico para satisfacer sus necesidades y olvidarse un rato del rechazo que tuvo por parte de aquel lindo chico que le gusta.
Pero era todo un lío, porque a pesar de que quiso distraerse y trató se entretenerse con alguna persona, las palabras de JiMin no podían abandonar su cabeza.
Y no era precisamente porque alguien por fin lo había rechazado, lastimando su ego de mujeriego.
Sino porque era la primera vez en mucho tiempo que le gustaba alguien, y ser rechazado no era precisamente su plan, solamente quería llevarse la fiesta en paz con aquel chico y confesarle sus sentimientos poco a poco.
Ser detallista tal vez, comenzar a salir, tener citas e intentar ser cursis hasta que JiMin tuviera presente en su vida que, sí, efectivamente estaba enamorado de él.
Pero, cuando escuchó las palabras; "fue sólo diversión" no pudo evitar sentirse herido.
No pudo evitar pensar que era su culpa, por haberse creado tremenda cagada de fama durante la universidad. Y sabía que algo así iba a suceder, por esa razón quería ir lento con el chico, aunque eso significará empezar por tener sexo.
Lo cual era muy estúpido, pero sus ganas pudieron más, además de que JiMin también lo deseaba, no había porque negarse.
Después de todo, el orden de los factores no altera el producto, pero en esta ocasión, al parecer sí.
Tambaleándose por las escaleras, se dio cuenta de que al pie de éstas se encontraba ese lindo chico que lo traía loco, recargado sobre el barandal mientras lo miraba atentamente.
Dio un fuerte respiro para tratar de mantener la poca cordura que le quedaba.
—YoonGi hyung, ¿piensas manejar así? — preguntó el menor, observando con atención a aquel pelinegro que parecía algo atontado por el alcohol en su sistema.
—Tengo que, estoy demasiado cansado y sólo quiero irme a casa— le respondió, estando ya de pie a su lado, mirándolo directamente sin una pizca de nervios, logrando poner nervioso al contrario.
JiMin sintió sus mejillas sonrojarse un poco al lograr mantener sus miradas conectadas durante tanto tiempo.
—Pero es muy noche, tal vez podría...
—¿Podría qué?— la ronca voz del mayor le hizo detenerse —, ¿quedarme aquí? nah, Seokjin se despertará mañana temprano con resaca y estará siendo demasiado insoportable, imagínate que me encuentra en tu casa, ¿quieres arruinar nuestra diversión?
YoonGi sabía que estaba sobrepasando su límite, pero no podía evitar soltar aquéllas palabras, demostrando lo feo que se sentía para él ser sólo un método de diversión. Aunque ya sabía que JiMin era demasiado bueno para tener esa clase de pensamientos, pero aún así, se preguntaba que tan lejos podía ir esto.
—Pero no puedes manejar en esta situación— la preocupación en sus palabras era notable.
Había ignorado lo que YoonGi le trataba de decir, sí, también le dolió haber insinuado que lo que habían hecho fue sólo por diversión, sobre todo cuando YoonGi lo repetía.
Se sentía tan mal, tan doloroso.
—Sí puedo, de todos modos, no creo que sea tan difícil. — se alzó de hombros tratando de restarle importancia.
El mayor avanzó para poder salir de aquélla casa sin siquiera volver a mirar a JiMin, éste se sintió algo angustiado porque sí dejaba que YoonGi se fuera de esa manera, si algo le llegaba a pasar, se sentiría culpable y no, definitivamente no quería que nada le ocurriera a su Hyung.
Antes de que el mayor tomara la manija de la puerta para poder salir, JiMin ya lo tenía agarrado del grado para poder llamar su atención, lo cual no fue muy difícil.
—Hyung, por favor no te vayas, mejor quédate aquí — JiMin lo jaló levemente, se posicionó frente a él, casi pegado a la puerta.
—¿Quedarme? — YoonGi frunció el ceño y dejó salir un fuerte quejido de cansancio —, JiMin realmente tengo mucho sueño, hoy no fue una buena noche, así que déjame ir...
—¿No fue una buena noche con Hoseok hyung?— preguntó rápidamente el menor —, ¿cómo es eso posible?
Y entonces se escuchó un suave gruñido por parte del mayor, sí, ahí estaba de nuevo. JiMin creía que YoonGi podía estar cerca de quien quisiera y acostarse con cualquiera, pensaba que tal vez Hoseok había sido su método de diversión esa noche.
El problema es que, JiMin no sabía que Hoseok no era un maldito muerde almohadas y que para empezar, ya tenía pareja.
—Escucha niño, no estoy para bromas, me voy.
Intentó moverse de ahí para poder esquivar a su menor, pero lo siguiente que pasó, hizo que se quedara quieto en su lugar sin queja alguna.
El menor dejó un suave beso sobre sus labios, un beso sin necesidad de algo más, simplemente queriendo transmitirle su cariño.
—Hyung, por favor. — miró directamente a los ojos de YoonGi, sonrió leve y esperó de todo corazón que realmente YoonGi se quedara.
El mayor soltó una risita llena de burla y empujó levemente al menor. —No, no, Park JiMin, tienes esos malditos ojos que amo tanto, y esa sonrisa que me vuelve loco, y sé lo que tratas de hacer, y sé que sabes lo mucho que puedo ceder ante ti, por eso lo haces.
YoonGi parecía entrar en crisis.
—Espere... — JiMin se detuvo un segundo para analizar lo que YoonGi le había dicho —, ¿ceder ante mí? creí que quién tenía el control sobre esto — se señaló a ambos —, era usted.
YoonGi negó rápidamente y dijo: —Siempre tuviste todo el poder sobre mí, cariño.
JiMin no sabía lo mucho que necesitaba escuchar de nuevo esas palabras llenas de cariño, palabras dichas en susurros o jadeos, palabras que iban acompañadas de suaves besos o fuertes embestidas, pero, ahora realmente anhelaba tanto escucharlas.
El pequeño rubio llegó al límite, porque sinceramente ya no quería seguir haciéndose el ciego, sí, se había ilusionado y enamorado de YoonGi, el jodido tipo que ponía todos calientes y nunca tenía un compromiso con nadie, el mejor amigo de su hermano y al cual, no se debía acercar.
Pero cualquier clase de pensamiento, bueno o malo, fue olvidado en el momento que sus labios volvieron a unirse, está vez con ganas de besarse a profundidad durante un gran rato.
YoonGi tomó esa cintura que tanto amaba, rodeándola con sus brazos para apegarlo a su cuerpo y no dejarlo escapar fácilmente. JiMin se aferró a la camisa que traía el mayor, una camisa negra de tela ligera que le quedaba tan bien y que lo hacía lucir tan atractivo.
Se separaron con lentitud, sintiendo sus cuerpos calientes en segundos. Ya lo habían hecho una vez, ya habían probado cada parte de sus cuerpos, y querían volver a hacerlo.
Sin tomarle realmente importancia que Seokjin estuviera ahí.
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