08 | Mentiras
JiMin mandó todo a la mierda en el momento en que YoonGi comenzó a introducir sus dedos una vez más. Necesitaba todo de él, joder, ya no quería seguir esperando.
Seokjin lo detuvo durante tanto tiempo, y una parte de su conciencia también. Pero ya no quería seguir así.
YoonGi soltó una risita, dejando besos en su pecho, justo sobre sus pezones dándoles esa atención que necesitaban. JiMin jamás había sentido tanto placer en aquélla zona, las veces en las que él mismo se tocaba, no se comparaban para nada con lo que YoonGi y su maldita lengua podían hacer.
-YoonGi... será mejor que te apresures- le dijo casi en un lloriqueo -, sí Seokjin llega...
El mayor gruñó al escucharlo, dejó de lado sus pezones, metiendo su lengua en la boca del menor, ocasionando que éste soltará un grito ahogado en cuanto lo sintió. Pero gracias gracias a ese acto, el menor pudo dejar de lado sus pensamientos sobre ser descubiertos por su hermano.
Oh dios, si Seokjin se enteraba de esto. Definitivamente estaría muerto.
-Me pregunto si Seokjin será consciente de lo que provocas en mí - YoonGi murmuró sobre sus labios, dio una suave mordida a su belfo[1] logrando que tensar el cuerpo del menor -, te lo juro, Park JiMin. Haces que se me pare tan siquiera de sólo verte, de sólo imaginar como sería follar contigo se me pone tan dura.
JiMin gimió, recordando las veces en las que él también imaginaba a su hyung follandolo. Si bien sería la primera vez que se acostaría con alguien, no quería que fuera lento y suave, ya no, estaba mandando a la mierda todo.
Quería ser follado tanto, tan fuerte y duro que realmente no lo dejara caminar en días, quería ser rellenado por él cual pavo de navidad, necesitaba sentir su polla en su interior, golpeándolo y que todos escucharan como le hacía llorar del placer.
Ni siquiera le interesaba si Seokjin llegaba justo cuando estuvieran follando. Sólo... necesitaba quitarse esas ganas de querer tener la polla de Min YoonGi en él.
-Entonces hazlo. Mételo ya, hyung - susurró el menor, levantándose un poco de la cama para alcanzar el rostro del mayor y lamer la comisura de sus labios.
YoonGi agradeció que JiMin fuese quien lo pidiera, siempre supo la clase de sentimientos y sensaciones que causaba en el menor. Pero ahora mismo, le excitaba de sobremanera que sea ese pequeño chico, quien le pidiera su pene.
YoonGi abrió sus piernas, dejando que estabas se acomodaran libremente sobre la cama. JiMin se aferró a sus hombros, bajó un poco su mirada, viendo el momento exacto en el que el miembro de YoonGi se perdía en su interior.
Gimió al sentirlo resbalar lentamente por su agujero, apretó sus ojos tratando de retener la respiración por unos segundos, y liberó el aire cuando sintió al mayor completamente en su interior.
YoonGi bajó por su cuello, quedándose unos segundos ahí, mientras trataba de asimilar lo bien que se sentía JiMin, apretándolo fuertemente. A pesar de que fue fácil introducirse, ahora mismo comenzaba a doler un poco.
Principalmente porque era el primer pene de verdad que estaba dentro de JiMin.
-M-me voy a mover.
JiMin sólo respondió con un quejido. Sintiendo como el mayor se separaba un poco de él, YoonGi acomodó sus manos a cada lado de JiMin. Después comenzó con un suave movimiento, que realmente no duró mucho, pues cuando sintió como JiMin movía sus caderas hacia su pene, comprobó que aquel chico necesitaba más que sólo suaves movimientos.
Con una de sus manos apoyadas sobre la cama, y la otra tomando de la nuca de JiMin. Se separó unos segundos de él, saliendo de su interior, dejando solamente la punta en aquel lugar, para después dar una estocada fuerte, haciendo que JiMin abriera la boca dejando salir un perfecto gemido.
Hizo lo mismo cuatro veces seguidas, saliendo casi por completo y luego entrando, duro y fuerte, sacando casi gritos de la boca del menor.
-¡O-oh! ¡santo cielo! ¡Min YoonGi!- gritó con fuerza, cuando las embestidas de YoonGi comenzaron a ser más rápidas, estaba vez entrando y saliendo con fuerza.
El sonido acuoso y los chapoteos que sus fluidos hacían eran como música para sus oídos, los gemidos de JiMin también sonaban, bajitos por la falta de aire que estaba sintiendo, ya que las estocadas de YoonGi parecían dejarlo sin aliento.
-¡Dios! ¡dios!- sus gritos fueron liberados, cuando YoonGi tocó su punto, sintiendo que en cualquier momento podía tener otro orgasmo -, ¡no! ¡n-no! ¡ugh...!
Lloriqueo como un niño pequeño al que le acababan de quitar su juguete favorito, al sentir que las embestidas de YoonGi comenzaban a disminuir. Quiso quejarse de nuevo, pero el mayor fue más rápido que él.
El pelinegro tomó sus caderas, volteándolo sobre la cama, dejándolo en cuatro sobre ésta, con su espalda arqueada y sus bonitos glúteos alzados, viéndose tan malditamente perfectos. Su entrada dejando salir aquellos fluidos, viéndose maltratada por la intromisión un poco ruda del mayor.
YoonGi sonrió divertido, dejó un par de besos sobre sus muslos y luego se acomodó entre ellos. Su pecho se pegó a la espalda de JiMin, quien se aferraba a las sábanas de la cama con fuerza. Dejó varios besos sobre su espalda para después pasar a tomar con una de sus manos, los cabellos del menor. Tomándolo con fuerza de ahí y dando un suave jalón, escuchando un gemido ronco salir de su boca.
Llevó su miembro de nuevo a la algo estrecha entrada de su chico, volviendo a hundirse en aquel lugar tan cálido, sintiendo lo acuoso que estaba, disfrutando de lo rico que se sintió cuando comenzó a embestir.
Su mano apretaba con fuerza los cabellos del menor, mientras impulsaba sus caderas, golpeando una y otra vez en su interior. Las nalgas perfectas y bien definidas de JiMin, rebotando al ritmo de sus estocadas. Una, dos y tres veces, fueron suficientes para hacer que JiMin volviera a gritar.
YoonGi pudo haberse asustado en un inicio, pero solamente pudo sonreír, llenándose de placer al escuchar esos gritos tan desgarradores que salían de la garganta de JiMin, sus mejillas cubiertas de lágrimas y probablemente un poco de baba, ya que al tener la boca abierta toda su saliva caía de ahí.
Eran lágrimas de placer, aunque lloraba como si realmente alguien le estuviera haciendo algo malo. Pero no podía evitar hacerlo, YoonGi estaba ahí, con su pene dentro de él, golpeando fuerte, una y otra vez. Escuchando los sonidos que hacían al unirse con cada golpe.
Su próstata fue encontrada segundos después, fue estimulado en aquélla zona. Esos fluidos blanquecinos y casi transparentes, salían de su agujero, el cual ya se sentía demasiado dañado, y aunque había comenzado a doler, no quería decirle a YoonGi que se detuviera.
-¡M-más!... ¡Oh, Hyung! ¡más, por favor, más! - gritó, deseando que alguien los escuchara, que supieran lo bien que YoonGi se lo estaba cogiendo contra el colchón de su cama.
-¡Agh! ¡m-maldición! que bien te sientes, mi amor -susurró sobre su oído -, de verdad me aprietas tan bien, me encantas, me encantas demasiado.
El pelinegro siguió moviéndose, follandolo con fuerza, con los sonidos resonando en la habitación, sus gritos fundiéndose contra los roncos y fuertes gemidos del mayor, al igual que los chapoteos de sus fluidos juntos.
YoonGi terminó por correrse en su interior, llenándolo por completo. Liberando un fuerte lloriqueo al sentir toda su esencia llenarlo, justo como siempre lo había querido.
Haber desobedecido a su hermano, definitivamente fue la mejor decisión de su vida.
[...]
-¿Qué haces tú aquí?- fue lo primero que preguntó Seokjin cuando entró en su casa, escuchando risas que provenían de la cocina de su hogar, encontrándose con JiMin recién bañado y un Min YoonGi sentado a la mesa mientras comía de lo que JiMin le había preparado.
Bueno, al menos no los habían encontrado follando.
-Ah, ya llegaste. Yo...
-Lárgate. - le respondió enseguida Seokjin.
-Jin Hyung, YoonGi Hyung sólo vino a dejarle esto- JiMin señaló la pequeña memoria USB que estaba sobre la mesa del comer.
-Sí, no te encontré así que se la dejé a JiMin, pero al parecer él estaba por comer algo, así que me invitó a pasar un rato. - se excusó el pelinegro.
Seokjin frunció las cejas, analizando la situación lentamente en su cabeza, miró por última vez a YoonGi y luego a JiMin, después de eso, subió corriendo las escaleras.
JiMin estaba un poco confundido por su actitud, así que quiso ir tras él. Sin embargo, YoonGi jaló de su brazo, provocando que quedará frente a él, besando rápidamente sus labios.
-Nos vemos luego, cielo- le dijo, guiñándole un ojo, para después salir de aquélla casa.
JiMin suspiró rendido ante sus acciones. Y para cuando YoonGi desapareció de su casa, subió las escaleras, para encontrarse con Seokjin justo frente a la puerta de su habitación.
-¿Hyung? ¿qué haces?- le preguntó algo confundido, se acercó a su lado, mirando también el interior de su habitación.
Sonrió internamente cuando vio su habitación perfectamente limpia como siempre, las sábanas de su cama estaban limpias y estaba bien arreglada, su ropa estaba ordenada y el cuarto de baño estaba ligeramente mojado. Pero había sido precisamente porque JiMin había acabado de bañarse hace unas pocas horas.
Después de haber tenido suficiente de YoonGi follándoselo en la cama, se sintió tan cansado que terminó por dormirse entre aquel desastre de sábanas. Cuando despertó, se dio cuenta que YoonGi ya lo había limpiado y cuidado, dejando unas cuantas pastillas sobre la mesita de noche y un vaso de agua, para su dolor muscular. El mayor ya se había bañado desde hace rato, así que después de despertar, él también lo hizo.
Justo después de eso, bajó, encontrándose con la grata sorpresa de que YoonGi se había comido casi todas sus palomitas y sus golosinas. Y como aún tenía hambre, JiMin decidió preparar algo de sopa instantánea rápidamente.
Pero ni bien comenzaron a comer, Seokjin había llegado.
Y fue cierto, Seokjin tardó más de lo usual en llegar, por esa razón no habían sido descubiertos en pleno acto.
-¿Seguro que YoonGi sólo vino a dejar eso?- preguntó Seokjin, mirando de reojo a su hermanito.
-Sí hyung- el menor asintió rápidamente -, no tenía mucho tiempo que había llegado -mintió perfectamente bien.
Seokjin bufó, dándose cuenta de que estaba siendo paranoico. JiMin nunca sería capaz de mentirle. El mayor se fue a su habitación, y JiMin simplemente bajó para terminar de comer, ya que él aún tenía hambre. Con una ligera sonrisa en su rostro, probablemente más de ilusión que de otra cosa.
Una pequeña esperanza de que YoonGi fuera realmente sincero con sus sentimientos se plantó en él.
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