6
Eso no estaba funcionado. Oh, funcionada a un nivel superficial. Zayn había dicho que le ayudaría a ocuparse de Dereck y Liam no podía quejarse de sus esfuerzos.
De hecho, resultó ser mejor de lo que imaginó. Siempre que estaba cerca de Dereck, Zayn mostraba una paciencia infinita y su presencia parecía calmar al bebé. Y Dereck rara vez protestaba cuando Zayn estaba con él. Si Liam pensaba que Zayn pronto se cansaría de ayudarlo, él realmente no mostraba señales de hacerlo.
Habían pasado más de un par de semanas desde que él había aparecido. Y en todo caso había mejorado en el trabajo de cuidar al niño. Ayudaba a bañarle y se turnaba con Liam para cambiarle los pañales y dormirle. Nunca se quejaba cuando el niño no le dejaba dormir o interfería en su horario de trabajo. Esa era una faceta que Zayn nunca había mostrado antes. Un aspecto que Liam no creyó posible. No, el problema no estaba en que Zayn mantuviera su palabra, sino en que la mantenía demasiado bien. Y Liam se estaba acostumbrando demasiado a tener a Zayn a diario. Aunque intentaba resistirse, se estaba acostumbrando a levantarse cada mañana con el aroma a café entrando en su dormitorio. El café se mezclaba con el olor de la colonia de Zayn y parecía invadir cada esquina de la casa, buscándolo.
Y sus planes para hacerle sufrir habían quedado olvidados.
Dereck sollozó de nuevo. Suspirando, Liam le coloco el biberón, y se quedó mirando con ternura su carita arrugada. Insatisfecho, Dereck lloró más fuerte.
¿Qué le estaba pasando? No era capaz de alimentar a su bebé. Quizá no había preparado la fórmula correctamente. A Liam se le llenaron los ojos de lágrimas. Pero se controló. Llorar no iba a ayudar.
-Inténtalo, cielo -le dijo suavemente acariciándole la cabecita.
-Liam.
Sobresaltado, levantó la cabeza y miró hacia la puerta. Zayn estaba ahí, con una extraña expresión. Estaba sonriendo, pero era como si la sonrisa ocultara algo más. Pero no tenía derecho a estar comiéndoselo con los ojos en un momento así. Liam se cambió de postura en la mecedora para darle la espalda.
-¿Qué estás haciendo aquí?
-Llamé a la puerta, pero no hubo respuesta.
Entonces él la abrió despacio y se quedó totalmente cautivado por lo que vio. Zayn había visto a Liam completamente desnudo más veces de las que podía recordar, pero había algo casi poético en su aspecto en ese momento. Quiso absorber la visión, almacenarla en su memoria, para procesarla luego en sus libros. Cada palabra que escribía estaba provocada por sus sentimientos. Zayn se dejaba abandonar sólo cuando escribía.
Hasta que conoció a Liam.
Sin hablar y sin pedirlo, el castaño le exigía más de lo que había dado nunca a nadie.
Y por eso huyó, asustado de la intensidad de lo que sentía, temiendo quedar reducido y haber perdido para siempre su creatividad. Pero mirándolo en ese momento, no entendió cómo tuvo fuerzas para marcharse.
Zayn se aclaró la garganta.
-Voy a la tienda y quería preguntarte si necesitabas algo.
Liam levantó los ojos al reflejo de Zayn en la ventana. Vio también su propio reflejo, una imagen transparente con el pelo desordenado, la bata totalmente abierta apenas cubierto por sus calzoncillos de algodón sosteniendo a su bebé. Y Zayn lo estaba mirando.
Una mezcla de vergüenza y placer lo ruborizó. -Me estás mirando.
-Perdona.
Se metió las manos en los bolsillos y miró hacia otro lado. Liam se ató la bata y se giró para mirarle. -Ya me has visto desnudo antes.
Zayn lo sorprendió. -Nunca así -susurró.
La visión de Liam con el bebé era algo que siempre quedaría grabado en su memoria.
-¿Por qué no estás trabajando?
Zayn se acercó y no pudo resistirse a hacer cosquillas al piececito de Dereck. Vio el rostro del bebé, que arrugó la cara y soltó un sonido parecido a una risa.-Ya he terminado por hoy.
-¿Tan pronto?
Zayn lo miró antes de volver de nuevo la atención al bebé. Dereck estaba intentando comerse la bata de Liam. Suavemente, él sacó el material de su boca. -Sí, es increíble, ¿verdad?
Lo era. Normalmente Zayn tardaba tiempo en ordenar sus ideas. Las palabras no le salían tan fácilmente como a otros escritores. Cada frase aparecía en la pantalla tras un proceso tortuoso. Y eso le exigía mucho de sí mismo y de su tiempo. Pero esa vez, todo le estaba saliendo con fluidez. De hecho iba adelantado según el horario que se había marcado.
Tenía que ser por la influencia de Liam. La situación era bastante irónica, porque el miedo a su influencia fue lo que le hizo abandonarlo. Quizás fuera el momento de que volviera a analizar las cosas.
Liam se levantó y se acercó a la ventana.
-Pensé traer algo para la noche y quería tu opinión. Pero veo que estás disgustado. ¿Quieres que me marche?
-No, no eres tú. Es sólo que...
Dereck llenó el silencio, llorando de nuevo, y esa vez con más fuerza. Zayn se acercó a él.
-¿Le ocurre algo al bebe?
-No. A mí.
Suavemente, Zayn tomó al niño y empezó a mecerle. Dereck se acurrucó contra su hombro.
-¿El qué, Liam? -Cuando Liam no contestó, Zayn le puso una mano en el hombro. Liam le miró, muy triste. -Liam, eres una de las personas que conozco que más le gusta hablar.
Inquieto, Liam se apartó de Zayn y de su hijo. ¿Por qué le dolía tanto verles juntos?
Liam se encogió de hombros. -A lo mejor he cambiado.
Él lo dudaba. -No puedes haber cambiado tanto.
Dereck se había quedado dormido. Muy suavemente, Zayn le dejó en su cuna y le tapó. Tomó a Liam de la mano y salieron de la habitación.
-Cuéntamelo. A lo mejor te puedo ayudar.
Liam cerró la puerta, dejando una ranura abierta. Empezó a bajar las escaleras y Zayn lo siguió. -¿Desde cuándo piensas que lo puedes arreglar todo?
-No todo. Sólo algunas cosas. Pero no se sabe si no se intenta.
Decidido a no contarle su problema, Liam no se molestó en responder. Cuando llegaron abajo, Zayn lo tomó de la muñeca y lo giró. A él le sorprendió la intensidad de su mirada. Casi pudo creer que le preocupaba. Pero no debía engañarse.
-Mira, estar tan alegre y jovial no me resulta nada fácil, Liam. Pero lo estoy intentando.
Inseguro, Liam le miró. No eran sólo palabras. Por alguna razón, a él le importaba realmente.
-Sí, lo estás intentando -suspiró-. Disculpa, creo que estoy muy sentimental últimamente, tengo miedo de no hacerlo bien, yo nisiquiera le puedo dar el biberón sin que llore.
-Oh...
-Sí, «oh» -Liam levantó las manos y se alejó. Había hablado demasiado. Zayn lo siguió a la cocina. Recordó que el había preparado la fórmula la mayoría de las veces.
-A lo mejor solo necesitas más práctica.
Liam puso los ojos en blanco.-¿Bueno, qué crees que te diría Steven? -insistió Zayn.
Liam sabía que no pararía hasta que le respondiera. Estaba preguntando por Steven. Bien, no podía culparle, ya que todo eso lo había empezado él mismo.
-No sé, además no se supone que haya otra llamada hasta dentro de unos días -dijo improvisando a toda velocidad-. Me llamó cuando llegó al aeropuerto de Alaska. Me dijo que intentaría llamarme dos o tres semanas más tarde.
Pero Zayn no pareció convencido. Liam le miró directamente.
-Mira, tiene muchas cosas en la cabeza. No es fácil ser ingeniero civil.
-Pensé que dijiste que era ingeniero petrolífero.
¡Oh, no!
-Es cierto. Es las dos cosas. Se sacó los dos títulos.
Zayn tomó un trapo y empezó a secar los platos. -Debe haber estado muy cansado estudiando tanto.
-Sí. Steven trabajaba de día y por la noche iba a la universidad. Por eso tardó más años y su carrera es tan importante para él.
Liam tomó un cazo, lo llenó de agua y la puso al fuego. Luego metió el biberón.
-Ya veo -dijo Zayn despacio, como si asimilara la información, aunque le costaba trabajo no reírse-. Eso posiblemente explique por qué es tan remilgado.
-¿Remilgado? ¿De qué hablas?
-Su ropa interior aún tiene las arrugas como si acabara de comprarla.
Liam imaginó que Zayn sólo miraría el montón, sin examinar nada. -¿Estuviste rebuscando entre la ropa interior de Steven?
La expresión de Zayn era de lo más inocente. -No ha sido por nada. Sólo estaba buscando algo.
En verdad buscaba pruebas de que Steven no pasaba allí las noches, como Liam le dijo, para consolarse un poco.
-¿Y lo encontraste? -le preguntó Liam con frialdad.
-Realmente no. Dime, ¿hay alguna razón por la que esa ropa tenga aspecto de no haberse usado? -preguntó terminando de secar y guardar los cubiertos.
Liam le miró. Sabía que eso era una trampa. Pero moriría antes de admitir la verdad. -Están planchadas. El es muy quisquilloso con esas cosas. Le gusta todo colocado y planchado.
Zayn asintió. -Digno de elogio.
-Parece como si no me creyeras.
-No es exactamente eso -dijo Zayn mirándolo en busca de la verdad-. Pero no se me ocurre ninguna razón por la que pudieras mentirme y decirme que tienes un amante.
La indignación brilló en los ojos de Liam.
-Eso es porque no estoy mintiendo. Mira, él está fuera, pero volverá. Yo estoy aquí -apagó el fuego-. Su hijo está aquí. Su ropa está aquí.
-Muy cierto.
Por impulso, Liam le tomó de la mano y le llevó al piso de arriba, a su dormitorio. Abrió el armario y sacó una camisa de manga larga. -¿Lo ves?
-Buen gusto -comentó Zayn tomando la percha-. Veo que la rigidez no es sólo propia de su ropa interior. Tampoco hay arrugas en su camisa.
Liam le quitó la percha. -Es porque están recién lavadas y planchadas. Yo me ocupo de ello -añadió orgulloso.
Aunque Zayn y él hacían el amor casi a diario, Zayn nunca mencionó irse a vivir con él, incluso aunque Liam esperó en secreto que lo hiciera. Y quería que envidiara su relación con Steven. ¡Dios, estaba empezando a actuar como si Steven fuera real!
Zayn miró la camisa de arriba abajo.
-Dime, ¿es Steven masoquista o no los siente?
-¿Sentir? -le miró perplejo-. ¿De qué hablas?
-De los alfileres -quitó uno de la camisa y lo levantó para que Liam lo viera-. Hay alfileres en el cuello y la parte delantera de la camisa. No entiendo cómo Steven se puede poner esta camisa sin quedarse marcado para toda la vida. Bueno, eso si ese Amish es normal.
¡Maldición! ¿Por qué no habría tenido Úrsula más cuidado?
Zayn miró dentro del cuello. -Talla dieciocho -fue al armario y sacó unos pantalones-. Pero veo que usa pantalones de la talla treinta y dos de largo. Por lo que veo estás enamorado de un hombre que tiene un tipo algo extraño. Largo y enclenque en la parte de arriba, y con unas piernas larguísimas. ¿No tiene problemas manteniéndose de pie?
Buscando una salida, Liam se puso a la defensiva. -Si vas a ser sarcástico, no te responderé. Guardó la ropa en el armario y salió. Se acordó de que había dejado el biberón en la cocina. Oyó a Dereck llorar y bajó corriendo.
Zayn corrió tras él. -No estoy siendo sarcástico, Liam.
Liam le miró por encima del hombro.
-¿No?
-De acuerdo. Estoy siendo sarcástico -admitió, entrando en la cocina-. Pero a lo mejor es porque estoy enfadado.
Liam se echó la leche en la muñeca. Estaba perfecta. -No tienes derecho a estar enfadado conmigo -le miró furioso-. Tú me dejaste, ¿recuerdas?
Él lo recordaba. Lo recordaba demasiado bien. -No estoy enfadado contigo, sino conmigo por haberte dejado -se detuvo, ya que eso no era fácil para él-. Quizá me apresuré.
-Quizás.
Durante un instante, Liam vaciló, queriendo decirle desesperadamente que Dereck
era su hijo, y sabiendo que si lo hacía, lo lamentaría. Miró el biberón en su mano.
-Tengo que ir a dárselo.
Zayn asintió. -Sí, sube -dijo recordando de pronto la razón original de ir a buscarlo-.¿Quieres algo de la tienda?
Liam asintió, y tomó el cuaderno y lápiz que había en el mostrador. -Espera un momento y te haré una lista.
Cuando volvió, Dereck dormía. Liam bajó justo cuando Zayn entraba por la puerta de la cocina con cuatro bolsas de plástico en cada muñeca.
-¿Por qué las llevas todas a la vez?
-Prefiero esto a hacer más viajes.
Dejó las ocho bolsas en la mesa. Liam empezó a abrir la primera y sacó una caja de cereales.
-Oh, por cierto -dijo Liam despreocupado-. Steven ha llamado.
-Mientras yo estaba fuera.
A Zayn le pareció muy con conveniente. Sacó unas botellas de leche y las metió en el frigorífico. Liam no hizo caso de su tono.
-No te llamaba a ti, sino a mí.
Zayn sacó una bolsa de patatas y la dejó en el mostrador. -¿Y qué te ha contado?
Liam le daba la espalda. Era más fácil mentirle sin mirarle a la cara. -Estaba muy emocionado por su hijo, claro. Y sentía no estar aquí conmigo.
Él dejó de colocar y le miró. -¿Le hablaste de mí?
-Sí. Te está muy agradecido por tu ayuda.
-Entones es mejor hombre que yo. Si Steven estuviera aquí en mi lugar, yo le arrancaría el hígado.
Liam le miró. -Veo que no has perdido tu diplomacia.
Zayn se encogió de hombros. -Ya vez que no. Supongo que se puede ser diplomático en muchas cosas, pero con la pareja de uno... Bueno, supongo que eso va más allá de la diplomacia, ¿no?
Liam no iba a picar el anzuelo. -Bueno, por suerte Steven no es así. Es muy tranquilo y sensato. No es nada celoso.
Para Zayn eso no era una virtud, sino falta de sentimientos. -Un merengue.
Liam se giró, y miró a la mesa y a las bolsas que faltaban. -¿Dónde?
Zayn se puso entre Liam y la mesa, forzándolo a mirarle. -Hablo de tu Steven. Suena como un merengue. Bueno si se toma una pizca pero pesado y no muy satisfactorio en conjunto.
-Pues es muy satisfactorio -insistió Liam acalorado. Zayn dejó caer una bolsa de sus manos. Las manzanas rodaron por el suelo. Las ignoró. No sabía si creer o no que ese Steven existía. Parte de él lo dudaba, pero la otra pensaba que sólo eran ilusiones. Sujetó a Liam de los hombros cuando él se inclinó para recoger las manzanas.
-¿Lo es, Liam? -preguntó rabioso de celos.
Liam levantó la barbilla. -Sí.
Liam no podría haberle hecho más daño aunque lo hubiera intentado. -¿Te satisface así?
Sin pensarlo, Zayn lo apretó de los hombros y bajó sus labios hacia los suyos. No tuvo intención de ser suave y tampoco de ser rechazado. Sólo pretendió recordarle lo que una vez tuvieron. Sus labios eran como la seda. Sentía el corazón de Liam latir con fuerza bajo su pecho. ¿O era el de él? No estaba seguro de nada. Liam gimió, se quedó indefenso bajo la pasión que instantáneamente surgió entre ellos. Nada había cambiado. Liam era su prisionero.
El deseo quemó su cuerpo, pidiendo más. Y Zayn pensó que tenía que parar, antes de que fuera demasiado tarde.
A Liam no le quedaba nada de aire en los pulmones. Todo el aire había sido absorbido por la fuerza de su beso. Le costó trabajo hablar.
-Esto no ha sido un concurso, Zayn.
Y con toda la dignidad que pudo, Liam salió de la cocina con piernas que sentía como si fueran de otra persona. No estaba seguro de cómo lo hizo, pero llegó al salón antes de desplomarse. Con las rodillas como flanes, cayó al sofá como una muñeca de trapo.
Liam había dejado a Zayn sin habla y petrificado. Si había empezado a sospechar que Liam no amaba a Steven, en ese momento estaba convencido.
Furioso y herido, lo había besado para probar algo. Que Liam aún sentía algo por él.
Pero eso no le daba derecho a haberse echado sobre Liam. La próxima vez, algo que Zayn se prometió que habría, sería Liam él que empezaría. No había otro modo de convencerlo de que pertenecían el uno al otro.
Zayn entró en el salón y lo vio sentado en el sofá, con los hombros inclinados.
-Liam... Lo siento.
-Sí, yo también -dijo el castaño sin mirarle.
Perturbado y arrepentido, Zayn salió del salón.
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