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10

Liam miró a su hijo. Dereck iba en el asiento trasero del coche, completamente dormido en su sillita. Liam suspiró.

—A veces no puedo creer que esté aquí.

Zayn sonrió. —Yo habría pensado que los dolores del parto te habrían dejado huella en la memoria.

—No, no realmente —dijo satisfecho de que Dereck estuviera durmiendo tan
tranquilamente—. Lo que dicen es cierto.

—¿Y qué es lo que dicen?

—Que te olvidas del dolor en cuanto tienes al bebé en tus brazos.

Liam miró a Zayn de reojo. Había estado toda la noche esperando una oportunidad para hablar con él. Quería hacerle varias preguntas, especialmente una.

Sólo sabía algunas cosas de él. Sabía que tenía una herencia que le dejó su padre y que no le importaba su familia. Aparte de eso, no le había hablado mucho más. De repente, era importante para Liam saber más cosas del padre de su hijo.

—Una vez me dijiste que tus padres te amargaron tu niñez, o algo así —le miró bajo la luz de las farolas que alumbraban la carretera solitaria—. ¿A qué te referías exactamente?

Zayn se encogió de hombros.—Bah, a nada.

Liam conocía ese tono. Significa que cerraba una puerta. Liam miró su perfil. ¿Era su imaginación o se había endurecido? —¿No quieres hablar de ello?

Él rara vez pensaba en Alexis y Walter Malik como en sus padres. Eran sólo dos personas que tenían el mismo apellido que él, nada más.

—No especialmente.

Liam suspiró.

—Casi empezaba a creer que realmente estabas cambiando. Pero aún te andas con juegos, sin abrir la puerta de tu vida.

—A lo mejor es porque no es una vida agradable, a pesar del dinero — Zayn respiró profundamente y miró a Liam—. ¿Realmente quieres saberlo?

—Sí.

—De acuerdo. Te lo contaré. Mis padres tuvieron un matrimonio convenido. En su momento les pareció buena idea unir su dinero, y también eran una pareja atractiva. No se podía negar que se les veía bien juntos en sociedad, pero los fotógrafos nunca captaron lo que había debajo de la ropa cara. —Su voz se tiñó de sarcasmo, endureciéndose.—El único problema que tenían era que no se querían, ni tampoco al hijo que tuvieron. Mi abuelo me apreciaba más que mi padre —sonrió—. Era estricto, pero tenía sus buenos momentos. Lo único que mi abuelo y mi padre tenían en común, además del apellido, era su afición al sexo, a tener a cuántos amantes pudieran.

De hecho, su abuelo le ofreció a una prostituta muy cara llamada Annette como regalo de cumpleaños, cuando cumplió los quince, diciendo que ya había llegado el momento de que se estrenara. Y para Zayn fue un cumpleaños horroroso.

—Pero al menos mi abuelo se aseguraba de que mi abuela no se enterara. Pero mi padre Walter no era tan discreto —habló sin emoción—. Mi padre Alexis intentó suicidarse tres veces, y nunca lo consiguió.

Zayn recordaba el terror que sintió la primera vez. A los diez años, él fue quien descubrió a Alexis, extendido en su cama con un frasco de pastillas vacío a su lado y una dramática nota de suicidio en el suelo. Se puso histérico, pidió ayuda, le suplicó
que no muriera. Cuando se recuperó, él lo regañó por haber entrado en la habitación. Zayn maduró mucho aquél año.

—Creo que él maquinaba los intentos de suicidio sólo para vengarse de mi otro padre. Como si a Walter le importara.

Liam se estremeció, imaginando cómo debió sentirse.—¿Y dónde estabas tú? —preguntó con suavidad.

—En internados casi siempre. Estuve en muchos —llegaron a casa y paró el coche—. En caso de que no lo hayas notado, no me gusta demasiado la autoridad.

Liam sonrió con afecto. —Sí, lo he notado.

Zayn tiró del freno de mano. Imaginó que esos fueron sus años de formación. Le enseñaron a arreglárselas solo, a que no necesitaba depender de nadie, excepto de sí mismo. Le hicieron temer depender de alguien.

—Me echaron de muchos colegios. Mi padre me amenazaba con desheredarme,
pero realmente era mi abuelo el que tenía el control del dinero.

Zayn supuso que eso fue lo que más irritó a su padre. El quiso que al abuelo le declararan incompetente y ocuparse él de la fortuna familiar. Pero Robert Livington Malik tenía un ejército de abogados que eran invencibles y también incorruptos.

—Tras una pelea, yo me fui de mi casa, con un fondo a mi nombre en caso de necesitarlo.

Zayn no se avergonzaba de tener dinero. Le hacía la vida más fácil. A lo mejor era la luz de la farola, pero él habría jurado que vio lágrimas brillando en los ojos de Liam, no quería compasión. Todo eso pasó hacía muchos años. Parecía que había ocurrido en otra vida e incluso a otro niño. Lo había superado y lo había dejado atrás.

—No te pongas tan triste. Todo eso me dio mucho material para mis historias. Pero no mucha maña para hacer que una relación funcionase. Por eso a lo mejor se me da tan mal.

Liam iba a decirlo, pero como él se le había adelantado, Liam quiso consolarle.

—No tanto. —Y por impulso, le dio un beso en la mejilla. Zayn sintió su amor.

—Liam, estás siendo muy agradable.

Zayn se inclinó y le quitó el cinturón de seguridad, bajándole la correa de su hombro. Sus nudillos apenas rozaron su camisa y sintió que Liam aguantaba la respiración.

—¿Nunca te he dicho que me encantan los chicos agradables? —dijo Zayn mirando a Dereck, que seguía dormido—. ¿Crees que aguantará dormido?

Liam sabía exactamente a qué se refería. Y era exactamente lo que él quería.
—Esperemos que sí.

Liam salió del cuarto del bebé.

A bajar se encontró a Zayn en el sofá, con un cuaderno sobre sus piernas. Estaba escribiendo con rapidez. Parecía ajeno a todo lo que le rodeaba. Sintiendo su presencia, Zayn levantó la cabeza. Liam se estremeció.

¿Por qué estaba temblando? Porque estaba inseguro.

Pero tenía que hacerlo.

Se acercó a la mesita frente al sofá y se sentó en una esquina, mirándole. Eso no iba a ser fácil. ¿Qué diría Zayn cuando se enterara y supiera que no sólo le había ocultado un secreto sino que también le había mentido para mantenerlo?

—El niño sigue durmiendo. Estoy empezando a pensar que debería robarle a Marlene su Sally. No sé lo que le hizo al niño, pero ha funcionado. Le ha dejado muy tranquilo.

Liam estaba charlando nervioso, mientras la voz de Marlene resonaba en sus oídos, diciéndole que debía contarle la verdad a Zayn. Era lo único correcto.

Durante esa tarde y noche, viendo a Zayn mezclarse con sus amigos, y luego en el coche, escuchando su historia, Liam se sintió más y más culpable por haberle ocultado la verdad. Un hombre tenía derecho a saber que tenía un hijo.

¿Y qué había de los derechos del hijo?

La pregunta llevaba varios días consumiéndolo. Pero al fin se había decidido.

—Zayn, tenemos que hablar.

El cuaderno resbaló de su regazo cuando Zayn se sentó más recto. Pensando que sería algo sin importancia, el pelinegro le tomó la mano.

—Más tarde —le dijo con suavidad—. Hablaremos más tarde.

En ese momento, todo lo que quería era hacer el amor con Liam. Si era sincero consigo mismo, era en todo lo que había pensado esa tarde y toda la noche.

Pero Liam tenía que hablarle en ese momento antes de que perdiera el valor y cambiara de opinión de nuevo. —Pero...

Con un movimiento rápido, Zayn se bajó del sofá y se arrodilló delante de él. Al mismo tiempo, lo besó. Lo sintió suspirar contra sus labios, ya fuera de rendición o resignación. No lo sabía, pero no importaba. Lo que importaba era que le excitaba y estaba con él.

Despacio, Zayn movió su boca sobre la de Liam, haciéndole el amor sólo con los labios y la lengua. Liam gimió mientras la cabeza le daba vueltas, en peligro de perderse.

—No, en serio... Tengo que decirte...

—Más tarde —prometió Zayn—. Luego escucharé lo que quieras decirme. Pero ahora mismo te pido que tengas compasión.

—¿Compasión?

—Si. Llevo todo el día deseándote. Si tienes algo de piedad, por favor, apiádate de mí. De otro modo moriré, por mi amor.

Liam se rió.

—No tienes que hacer poesía para hacerme el amor.

Aún de rodillas, le quitó fácilmente la camisa. —¿Entonces qué tengo que hacer?

Liam sintió sus dedos, desabrochando cada botón. Hechizado, le miró a los ojos mientras Zayn le deslizaba la prenda por los brazos.

—Sólo ser tú, Zayn.

Zayn levantó tirando de Liam y lo abrazó.

—Eso pretendo —lo besó en el cuello, y pasó las manos por su torso—. Quiero envejecer contigo, Liam. Es la verdad —dijo con sinceridad.

La verdad... Zayn le ofrecía sus verdaderos sentimientos y Liam había estado ocultándole la verdad todo el tiempo. ¿Cómo reaccionaría al saber que le había mentido?

Zayn vio en los ojos de Liam indecisión y dudas. Posiblemente no sabía si creerle. Él quería borrar toda la indecisión de su mente. Tenía que conseguir que Liam le perdonara por lo que le hizo. Que le perdonara para siempre.

Por una vez, Zayn tenía que decir las cosas en voz alta y no escribirlas. Le acarició la cara y le dijo las palabras que llevaba grabadas en su corazón.

—Te amo, Liam. Volví para verte, esperando que verte me curara. Pero verte sólo empeoró mi enfermedad.

Liam frunció el ceño.—¿Entonces ahora soy como una enfermedad?

—No — Zayn le besó y lo sintió estremecerse—. Más bien una fiebre ardiente.

Liam tenía que decírselo. Aunque temía su reacción ante la mentira, tenía que decírselo. Marlene tenía razón. Debía saberlo, y él odiaría que se enterara por accidente.

—Zayn...

Él le puso un dedo en los labios, callándolo.

—Basta de palabras, Liam —dijo besándolo. No hubo más palabras ni más pensamientos, sólo la pasión que les envolvió desesperadamente.

Zayn desabrochó su cremallera. Liam se puso de pie, Zayn le quitó la ropa interior y luego lo levantó, poniéndole las manos en las caderas. Liam enrolló las piernas a su cuerpo, pegándose a él como una lapa.

Buscó su boca y le hundió los dedos en el pelo. Liam cubrió su cara de besos frenéticos. Y en el último momento, Zayn se controló. No, no podía hacer la bestia cuando estaba intentando convencerlo de que su amor iba más allá de lo físico.

—Oh, para, Liam —le suplicó. Zayn le tomó la cara entre las manos. — Liam, por favor. No puedo controlarme si sigues así.

Liam no quería que lo hiciera. Quería que lo tomara como un salvaje. Se apretó más a él y le miró a los ojos.

—Pues no lo hagas.

Sus palabras le perdieron. Era como si Zayn no tuviera voluntad propia.

—Oh, ¿qué me has hecho, Liam? No puedo pensar de lo mucho que te deseo.

Entonces Liam se puso rígido y bajó al suelo. El fuego desapareció al instante, como si le hubieran tirado un cubo de agua fría. Zayn lo miró, perplejo. No entendía nada.

—¿Qué pasa? ¿Qué he dicho?

Liam sabía lo que había dicho. Se lo estaba diciendo, de nuevo.

—Que otra vez estoy interfiriendo en tu trabajo.

Eso era. Seguramente Zayn iba a hacerle el amor una última vez antes de marcharse. Y Liam estaba agonizando por no decirle lo del bebé mientras Zayn había estado preparándose para irse.

Pero Zayn estaba confundido. ¿De dónde había sacado Liam esa idea?

—No, es justo lo contrario. Tú eres mi héroe. Cuando volví, usé lo de la investigación como una excusa. Pero resultó que realmente estoy trabajando mucho. No eres ningún estorbo —le acarició el pelo—. Eres mi musa, mi inspiración.

Liam quería creerle. Pero tenía miedo.
—¿Entonces no vas a marcharte?

Zayn negó con la cabeza, abrazándolo. Tenía que hacerlo entender. —No puedo marcharme, Liam. Nunca. Sería como partirme en dos.

Y Liam tenía que creer que él era su otra mitad. Debía hacerlo. Se puso de puntillas para besarle. Y entonces, como Zayn pidió, no hubo más palabras. Con ansiedad, Liam terminó de quitarle la ropa y los dos se quedaron desnudos, uno frente al otro.

Las manos de Zayn recorrieron su cuerpo, para asegurarse de que eso era real, que no eran sólo sueños, que Liam había ido a él sin vacilar, sin reservas.

Zayn lo amaba con todo su corazón. Siguiendo una fantasía, recorrió todo su cuerpo con los labios, saboreando y disfrutando. Se puso de rodillas mientras su lengua se metía entre sus muslos. Liam clavó los dedos en su pelo.

—Abre las piernas.

Cuando Liam lo hizo, Zayn capturó su erección. Lo trabajó con su lengua hasta que Liam gimió y llegó al éxtasis, que se prolongó hasta que pensó que no podría seguir soportándolo.

— Zayn... Para... No puedo... no puedo...

—Sí, puedes —murmuró él—. Los dos podemos.

Entonces lo tumbó en el sofá y él se puso encima. Liam necesitaba que lo tomara en ese momento. No quería seguir solo sin Zayn. Pero Zayn siguió provocándolo. Le besó los hombros, uno por uno, y luego siguió con su lengua y sus dientes, hasta que Liam se quedó sin fuerzas. Satisfecho de que Liam no tuvieras más dudas, Zayn lo llevó a la última etapa de su viaje emocional.

Entre la ropa, Zayn lo tomó. Lo tomó y entró en su corazón y en su vida. En el paraíso.

—Eres mío, Liam. Ahora y para siempre.

—Sí, sí.

Las últimas palabras fueron más bien un jadeo mientras el ritmo que crearon les llevaba donde los dos querían estar.

Juntos.










¿Les gustó el capítulo? Yo espero que sí ❤

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