XXVII
JunMyeon se quedó inmóvil. Por fin, reaccionó y miró en su mochila empezando a rebuscarlo con desesperación, sacando otra cinta que le dio a Minho. Pero, antes de que Minho pudiera ponerlo, JunMyeon avanzó.
SeHun sintió sus ojos fijos en él.
—¿Se puede saber quieres que haga SeHun? —le dijo JunMyeon claramente, hablando con SeHun como si estuvieran solos en la habitación, en lugar de estar en una sala con otros treinta médicos—. ¿Quieres que deje mi trabajo?
—Nunca he dicho que quisiera eso. —respondió SeHun.
—¿Cambiaría en algo las cosas? —cuestiono JunMyeon y por su voz se notaba la frustración que cargaba.
—Yo no quiero que lo dejes. —se defendió SeHun nuevamente—. Jamás te he pedido algo así.
—Son las horas. ¿Quieres que trabaje menos horas? ¿Quieres que deje de viajar? —pregunto JunMyeon ignorando la respuesta de SeHun.
—No es eso JunMyeon, yo...
—¿Son los niños? Podemos tener niños, a mí me encantan. —continuo JunMyeon sintiendo su voz más aguda.
—No tiene nada que ver con eso. JunMyeon déjame hablar.
Tao, que estaba junto a SeHun, se levantó.
—¿Qué les parece si solucionan esto a solas? Vamos salgan a fuera, que nosotros queremos oír la charla del antidepresivo. —señalo Tao con una falsa sonrisa.
SeHun tomó la mano de JunMyeon y se lo llevó fuera, a un banco que había delante del edificio.
—¿Cuándo llamaste? —le preguntó SeHun—. La luz no me ha indicado que hubiera ninguna llamada en la que no hubieran dejado un mensaje.
—Ahora cuelgo antes de la señal. SeHun...
—JunMyeon...
Los dos hablaron al mismo tiempo, pero SeHun le indicó a JunMyeon que continuará.
—Voy a perder mi trabajo. —dijo JunMyeon—. Después de esto, habrá protestas. Y si no las hay, Minho protestará.
SeHun sonrió.
—Como miembro del público, te garantizo que nadie va a protestar. Esos médicos están ahí solo por la comida. Cualquier diversión añadida es siempre bienvenida. Y si ese idiota se quiere quejar, dile que yo me encargaré de él. —amenazó SeHun—. Dile que no le va gustar tenerme de enemigo.
—La verdad es que, en el fondo, no me importaría perder ese trabajo. Ya no me entusiasma. —confesó JunMyeon sonriendo un poco al soltar la carga que guardaba en su corazón—. Realmente, no es tan importante para el mundo. Debería hacerme socorrista o volver a ser médico.
—Recobrarás el entusiasmo. —susurro SeHun y le acarició la cabeza—. Yo también he estado un poco distraído estas últimas semanas.
—Incluso me he estado planteando que no estaría mal hacer un alto en el camino durante unos años para tener niños. —agrego JunMyeon dejándose consentir por SeHun.
SeHun no pudo evitar emocionarse y fantasear con una hermosa familia. Le acarició suavemente la mejilla.
—Sigue mi amor.
Pero JunMyeon no siguió. SeHun suspiró y bajó los ojos.
—¿Qué tal la nueva casa? —cuestiono JunMyeon cambiando de tema.
—Muy bien. Ven a visitarme. —suplico SeHun sintiéndose desilusionado.
—Lo haría si supiera que tú quieres que vaya. Pero no estoy seguro. La verdad es que no estoy seguro de nada. —comentó JunMyeon separándose de SeHun, para caminar en círculos—. SeHun, me has hecho perder los nervios. ¿Por qué me estás castigando así?
—No te estoy castigando, al menos no más de lo que me estoy castigando a mí mismo. Necesito tiempo para decidir si realmente me quiero comprometer contigo. No es una decisión fácil y no creo haberla tomado aún. Todavía lo quiero todo. —SeHun se acercó a JunMyeon y le acarició el pelo—. Sé que no puedo tener lo que ansío, pero eso no impide que lo desee igualmente.
—Pero yo quiero dártelo todo también. —grito JunMyeon, su voz sonaba tan desesperada, que SeHun casi le creyó—. Soy tuyo SeHun, completamente. Y no fui capaz de darme cuenta de cuánto, hasta que no te alejaste de mí. No sé ni qué hacer conmigo mismo cuando tú no estás. No hay chispa en mi vida, no hay nada excitante. Es como si no me importaran las cosas. No quiero sentirme así. SeHun, te necesito. Por favor, dime qué es lo que quieres que diga.
—Estás a punto de decirlo. —le aseguró SeHun, incapaz de pensar claramente, con el corazón contraído—. Conejito, el problema nunca ha sido tu trabajo, ni los niños. Todo eso es superficial. Claro que quiero tener hijos y criarlos contigo. Pero, para eso, tú también tienes que desearlo con la misma pasión. No quiero que cambies, ni que dejes de trabajar. Pero, si tú quieres hacerlo, eso es diferente y yo te apoyaré hasta el final. Lo que quiero es que sintamos la misma pasión, el mismo amor. No quiero quedarme siempre fuera, mirándote y amándote muchísimo, pero sabiendo que hay una parte de ti que no me quieres dar. Quiero que desees casarte tanto como yo, pero, sobre todo, quiero que creas que puede durar para siempre. No me puedo comprometer si no es en esos términos.
—SeHun...
—Déjame terminar. Quiero que te cases conmigo solo si, realmente, te resulta imposible la vida sin mí. —soltó SeHun, se sentía expuesto, como si acabara de sacarse el corazón y estuviera ofreciéndose a JunMyeon, ahí latiente.
—Pero eso es exactamente lo que me pasa. —sollozo JunMyeon acariciando el rostro contrariado de SeHun—. Siento lo mismo Hunnie.
—Sin embargo, las otras veces que hemos hablado de matrimonio, siempre dijiste que no funcionaría. Un mes después de que te vinieras a casa ya decías que era un desastre. —recordó SeHun con los ojos llorosos.
—Eso fue porque estaba convencido de que no iba a funcionar. No me podía relajar porque pensaba que, si lo hacía, nuestros sentimientos desaparecerían. Por favor, SeHun, trata de entenderme. He visto tantos divorcios, tanta gente infeliz. No solo mis padres, sino también amigos. Muchos niños a los que enseño son hijos de padres separados, y luego están los del centro de caridad. —explicó JunMyeon cerrando los ojos para reprimir esos dolorosos recuerdos—. Para mí, nuestro amor es algo especial y extraordinario. Siempre he tenido miedo de perderlo. Pensaba que, si intentábamos enjaularlo, si hacíamos lo que todo el mundo hace, acabaríamos por matarlo. Me daba miedo jugar con algo que era perfecto.
—Pero ahora sí quieres.
—No puedo no hacerlo. —dijo JunMyeon—. SeHun, tenemos que hacerlo. Me has puesto en tal estado de nervios que ya no puedo pensar. Ya has oído la cinta. Me estoy volviendo loco. He grabado muchas veces tu voz y me la pongo sin cesar a lo largo del día. —tragó saliva—. Siempre he intentado que nada fuera muy profundo, ni llegara muy al fondo. Así tenía la sensación de control cuando las cosas iban mal. Pero ya no me importa. Estoy dispuesto a asumir cualquier riesgo. Te amo, SeHun. Quiero estar contigo el resto de mi vida. Por favor, dime qué quieres hacer.
—Quiero oír más. —dijo SeHun suavemente—. Vuelve a decirme cuánto me amas otra vez.
—Bueno... —JunMyeon de pronto se detuvo—. ¡Manipulador, malvado, cruel! —dijo de repente—. Sabes de sobra cuánto te amo. Sabes que me he rendido a tus pies. Ahora quieres que te suplique.
—Claro que quiero que me supliques. Yo he estado haciéndolo meses. Ahora te toca a ti. —señalo SeHun.
—¡Vamos, SeHun! ¿Qué más puedo decir? ¿Qué puedo hacer para convencerte? —suplico JunMyeon con desesperación.
—Acuéstate conmigo mi amor. —dijo SeHun con ilusión.
—De eso nada, SeHun. —se rio JunMyeon—; Eso es ir muy lejos, lo siento. Hace tanto que no lo pruebo, que me he acostumbrado a no practicarlo. Me he vuelto completamente casto.
—Pues creo que voy a hacerte romper el voto. —SeHun se aproximó a JunMyeon y la levantó en brazos. Se puso en marcha hacia el piso que tenía cerca del hospital, ignorando por completo sus protestas—. Esto me va a tomar algún tiempo. Pero ha llegado el momento de que te convenzas de que vamos a estar felizmente casados para el resto de nuestras vidas.
—Te va a costar convencerme Hunnie. —bromeo JunMyeon—. Mucho, mucho, mucho.
—Chanyeol está en mi puesto esta tarde, así que tenemos dieciocho horas para empezar. —SeHun abrió la puerta y lo llevó directamente a la cama—. Después, tendremos sesenta o setenta años más. Minho va a tener que reemplazarte en tu trabajo durante el resto del día.
—¿Trabajo? —JunMyeon se rio, lo besó y comenzaron a despojarse de sus ropas—. ¿Trabajo? ¿Qué es eso?
SeHun lo atrajo hacia sí con manos impacientes y atrapó su boca. JunMyeon, probándolo, saboreándolo, se estremeció cuando le acarició sus pezones. No había esperado que la exposición acabara así, pero lo deseaba, lo necesitaba como nunca habría creído que necesitaría a nadie. Le quitó la camisa y recorrió los contornos de su fuerte y velludo torso masculino antes de bajar la mano a su erección, imaginando ya cómo sería volverlo a tener en su interior.
—Nunca quiero esperar contigo, JunMyeon. —gruñó SeHun contra su boca, mordisqueando su labio inferior y deslizando un dedo por la seda húmedad de su boxer—. Y creo que tú tampoco quieres esperar.
JunMyeon temblaba de deseo, desesperado por sentir la pasión que SeHun desataba en su cuerpo con toda naturalidad. De repente, empezó a besarlo con esa exigencia que la volvía loco y encendía su cuerpo.
Sus caricias se volvieron más intensas, justo lo que JunMyeon deseaba en ese momento, porque estaba tan impaciente como SeHun.
SeHun mordisqueó uno de sus pezones rosados con los dientes mientras lo liberaba de la última prenda que lo separaba de SeHun e introducía un dedo en su interior. JunMyeon gritó, impotente ante el anhelo que despertaba en cada fibra de su ser. SeHun lo agarró sus caderas y penetró su sexo cálido y húmedo con fuerza exquisita.
—¿Te he hecho daño?
—¡No te atrevas a parar! —gimió JunMyeon, jadeante de placer. «No pares, no pares, no pares», era como un mantra que resonaba en su cabeza. Cada nervio de su cuerpo respondía a sus embestidas.
Sus músculos internos se tensaron alrededor de SeHun mientras SeHun utilizaba la mano para frotar el punto más sensible de todo su cuerpo.
—No voy a parar mi amor. —gruñó SeHun, mordiéndole el hombro con suavidad–. Me pasé toda la noche soñando con hacer esto, tomarte una y otra vez hasta que ninguno de los dos podamos movernos.
Su ritmo pagano la llenó de excitación. Respirar suponía un reto mientras las oleadas de placer se intensificaban en su pelvis y su corazón martilleaba a un ritmo de locura. Justo cuando su cuerpo se entregaba a las salvajes convulsiones del orgasmo, SeHun dejó escapar un grito de satisfacción y embistió con fuerza una última vez. JunMyeon se retorció bajo SeHun, perdiendo el control de su cuerpo y dejándose llevar por los exquisitos espasmos del placer.
—Ha merecido la pena esperar por ti mi amor. —jadeó SeHun junto a su mejilla, abrazándolo.
—¿Otra vez? —murmuró JunMyeon pegándose a SeHun y endureciéndose en cuanto lo tocó.
—Bueno, tus deseos son ordenes mi amor... —SeHun gruñó con satisfacción cuando con una mano le acaricio el pequeño miembro a JunMyeon, limpiándole los rastros de semen y llevándoselos a la boca—. Soy un adicto, tengo que paladearte otra vez.
Fue descendiendo y le separó las piernas. JunMyeon gimió por el placer de que SeHun lo satisficiera así. Hacía que se sintiera como si estuviera dándole algo al permitirle que le hiciera eso porque, en realidad, se adueñaba de él. Era algo que lo dejaba sin defensas, que lo desinhibía por completo y que hacía que estuviera dispuesto a pedirle que entrara cuando se retiraba antes de que llegarán al clímax.
—Tienes que estar dentro de mi Hunnie. No puedo esperar más. —suplico JunMyeon.
SeHun le dio la vuelta y lo puso a gatas. Lo cubrió como un animal que dominaba a su pareja, que lo llenaba con acometidas posesivas, que era placenteramente implacable cuando JunMyeon se sentía derretido y anhelante. Le acarició los pezones con una mano que fue bajando hasta llegar al punto donde estaban unidos.
JunMyeon lo recibió con gritos, se dejaba llevar por la excitación hasta tal punto de que le daba igual quién pudiera oírlos. Cuando llegó al clímax, el delirio le atenazó un grito en la garganta mientras SeHun se estremecía con gritos guturales.
JunMyeon era suyo y ninguno de los dos podía discutirlo porque pronto se casarían y seria para toda la vida.
Al cabo de unos minutos el celular de JunMyeon empezó a sonar y mientras JunMyeon se vestía decidió responder la llamada.
—¿JunMyeon se puede saber dónde estás? —renegó Minho—. No puedo creer que me dejaras solo, esto. tengo que notificarlo.
—No es necesario que notifiques nada Minho. —respondió JunMyeon observando a SeHun de reojo—. Mañana enviare un correo con mi carta de renuncia. Así que, no tienes que molestarte
JunMyeon pudo oír el grito exasperado de Minho y SeHun se acercó abrazándolo por detrás, SeHun diría que fue para reconfortarlo, pero lo cierto era que aun tenía muchos celos hacia Minho. No podía olvidar el tino de voz que había usado para autonombrarse novio de su conejito.
—¿vas a dejar la empresa? ¿Es por SeHun verdad? —bufo Minho— JunMyeon ese es un hombre violento, no te conviene... mira regresa y no diré nada, la empresa no tiene que saber que hoy no fue un buen día. Yo correré con la culpa tu solo... no regreses con SeHun.
SeHun quiso tomar el celular y demostrarle a Minho que tan violento podía ser, pero JunMyeon se lo impidió con un corto beso en los labios.
—Si voy a dejar la empresa y no te debe importar si es por SeHun o no Minho. Yo aprecio tu amistad, pero si sigues diciendo que mi prometido es agresivo no seré indulgente. —advirtió JunMyeon acariciando la mejilla de SeHun.
—¿Prometido? JunMyeon tú no puedes casarte con ese tipo. —grito Minho ofuscado—. Como puedes pensar en casarte con un hombre que te pide que abandones el trabajo de tus sueños.
—Este no es el trabajo de mis sueños Minho. —corto JunMyeon impacientándose—. Yo he estudiado para ser medico y he estado trabajando en la farmacéutica, pero creo que ya es tiempo de regresar a mi verdadera vocación.
—JunMyeon tú...
—Adiós Minho. —finalizó JunMyeon, no tenía ganas de darle explicaciones a Minho, habían sido amigos de trabajo y casi perdía a SeHun por ello.
—Para que veas que el violento de mi persona no te odia. —agrego SeHun antes de JunMyeon corte la llamada—. Te enviaremos una invitación a nuestra boda.
JunMyeon empezó a reír mientras lo miraba. Lo amaba muchísimo. ¿Qué sentido tenía mantener el enfrentamiento cuando iban a estar juntos toda la vida?
—¿Ahora si ya puedo dormir en tu cama esta noche? —susurro JunMyeon con coquetería.
Los ojos de SeHun dejaron escapar un destello y su cuerpo se tensó.
—No te dejaré que la abandones mi amor. —le advirtió SeHun.
Curiosamente, aunque ese tono posesivo e implacable podía ser autoritario y aterrador, aquello excitaba a JunMyeon, hacía que sintiera que eran una unidad, que se dirigían juntos hacia el porvenir.
—Lo sé Hunnie. —susurró JunMyeon.
SeHun observó los ojos llameantes de JunMyeon y casi de un salto con JunMyeon en brazos y lo llevó al auto y empezó a conducir hasta la casa que había comprado de Chanyeol. No tardaron mucho en llegar y con la misma fuerza y necedad SeHun llevó a JunMyeon al cuarto que estaba usando él.
Cerró la puerta y encendió la luz.
—¡Guau Hunnie cuando quieres puedes ser muy rápido! —exclamó JunMyeon acomodándose en la cama donde SeHun lo había tirado.
SeHun se rio y se quitó la ropa con tanta brusquedad que JunMyeon pudo oírlo. JunMyeon le rodeó el cuello con los brazos y le ofreció la boca para que se lo besara con avidez. Gimió y cerró los ojos.
—También has echado de menos esto. —dijo SeHun y le quitó la ropa—. pero no tengas prisa, ya tenemos toda una vida. Me ocuparé de ti, pero con delicadeza.
JunMyeon quiso protestar y decirle que fuera deprisa, pero SeHun lo besó con indolencia mientras iba bajándole poco a poco el pantalón por las caderas y los muslos.
JunMyeon jadeó mientras esperaba estar desnudo para SeHun. SeHun le dio la vuelta, lo besó por encima de la clavícula y bajó una mano entre sus piernas.
—Sí, por favor... —susurró JunMyeon poniéndole una mano encima.
—Shh... Te prometo que vas a gozar.
SeHun lo exploró más profundamente y JunMyeon se arqueó para que se adueñara de su placer.
JunMyeon apoyó la cara en el cuello de SeHun y ronroneó como un gato que se deleitaba con una caricia. ¿Cómo se había resistido todas esas semanas?
SeHun le pasó la mano que tenía libre por la cadera y le tomó el trasero de JunMyeon para que se moviera contra los dedos que tenía dentro de su culito. Ambos se movían para intentar estar más cerca y se besaban sin descanso.
—Estás ardiendo conejito...
JunMyeon bajó la mano por su pecho y siguió bajándola hasta que tomó la turgencia de la erección de SeHun. y se acordó de todas las maneras que conocía para hacer que gimiera.
—Dilo conejito. —le ordenó SeHun—. Dime exactamente qué quieres.
—Quiero tenerte nuevamente dentro de mí, Hunnie. Esto... —JunMyeon le acarició el miembro palpitante a SeHun—. Por favor.
SeHun gruñó con voracidad contra su cuello y se lo mordió suavemente. El ligero dolor contrastó con el placer que le producían sus dedos al separarle los húmedos pliegues anales a JunMyeon. Entonces, JunMyeon gritó, se agarró a SeHun mientras el clímax se apoderaba de él como una oleada incontenible y se le doblaron las rodillas.
SeHun lo sujetó con un brazo alrededor de la espalda y siguió acariciándolo para mantener su excitación.
—No hay nada que me excite tanto como saber que te provoco eso conejito. —comentó SeHun—. No hay nada que haga que te desee más. Quiero comerte vivo y tenerte de mil maneras distintas. Meternos en esta cama y no volver a salir nunca.
SeHun lo tumbó, se apoyó en una mano y se frotó contra la entrada anal fruncida de JunMyeon donde estaba ya dilatado y receptivo, palpitante todavía.
—No me provoques Hunnie. —se quejó JunMyeon.
—¿Lo deseas? —cuestiono SeHun.
—Mucho.
—¿Cuánto mi amor? —le preguntó SeHun introduciendo solo la punta.
—Más Hunnie. —suplico JunMyeon y le empujó al trasero con los talones para que entrara más y dejó escapar un gruñido cuando SeHun entró por completo. Por un instante, solo sintió placer, el éxtasis de recuperar ese júbilo.
—Conejito. —murmuró SeHun como si estuviera igual de extasiado.
—Demuéstrame que me deseas Hunnie. —jadeo JunMyeon.
—¿Cómo puedes dudarlo? Estoy tan duro que me duele. —sincero SeHun mientras se movía con premeditación, se retiraba con cuidado y volvía a entrar todo lo que podía, estar dentro de las paredes anales de JunMyeon le producía unas sensaciones tan intensas que le costaba soportarlas.
—¡Ahí! —exclamó JunMyeon levantando las caderas. SeHun se inclinó sobre JunMyeon y se fundieron entre besos abrasadores—. ¡Tómame Hunnie!
SeHun murmuró algo como si quisiera mantener un ritmo mesurado, pero había llegado a un punto de placer mutuo tan intenso que cada caricia era una tortura que la llevaba al borde del orgasmo sin acabar de llegar.
JunMyeon o agarró de los hombros y le arañó los brazos.
—No vas a romperme, entra más, más deprisa...
—Tú sí vas a romperme a mí conejito. —SeHun se acometió con más fuerza—. Párame si...
—¡Sí! —gritó JunMyeon—. ¡Ahh así! —se movió con SeHun, lo acompañó en las embestidas. Se estremeció con el clímax y SeHun dejó de dominarse. Soltó un grito de satisfacción y siguió dentro de JunMyeon mientras quedaban devastados por esa oleada incontenible.
—Bienvenido a nuestra casa mi amor. —jadeo SeHun recuperando el ritmo de su respiración.
JunMyeon salto a reír.
—Me encanto la bienvenida. —JunMyeon se acurruco a SeHun—. gracias por esperarme SeHun.
—¿Cómo iba no hacerlo si eres mi vida JunMyeon? —susurro SeHun abrazando el suave cuerpo de JunMyeon—. cuando dije que podía vivir sin ti no era más que una mentira.
—Ay SeHun. —JunMyeon lo abrazo y beso con más ganas—. Fui muy tonto, dejé que las dudas y los traumas de mi infancia triunfaran sobre el amor que te tenía y fui cobarde.
—Eso jamás conejito. —replicó SeHun—. Solo necesitabas un leve empujoncito para superar todo y ahora soy el hombre más feliz.
—Ambos somos los hombres más felices SeHun. —ronroneo JunMyeon.
FIN
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Falta el piologo y eso como saben lo subo despues 7v7... espero les haya gustado tanto como a mi y las escenas del scrin soudaaaa jsjsjsj inspirados en el jun cachondo infiel
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