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VIII

AL día siguiente, SeHun no fue capaz de localizar a JunMyeon en el trabajo y tuvo que dejar un mensaje a uno de sus colegas, confirmándole la hora de su cita el sábado. Así que, cuando alguien llamó a su puerta a las siete, se sorprendió.

—¡Qué expresión tienes! —dijo JunMyeon en tono acusador cuando SeHun abrió la puerta—. Pensabas que me había olvidado.

—No habría sido la primera vez. —dijo SeHun en un tono razonable, añadiendo una sonrisa—. Hola, pasa. Estás guapísimo.

Como JunMyeon no parecía tener intención alguna de usar su llave, él prefirió no comentar el tema otra vez.

—Estoy agotado. —dijo JunMyeon, limpiándose los pies en el felpudo antes de entrar—. Nos taparon los ojos, nos quitaron el dinero y nos llevaron más allá de Eastbourne, para que encontráramos el camino de vuelta. — JunMyeon lo besó en la mejilla—. Hueles muy bien. Me gusta tu camisa.

—Tengo un gusto excelente. —dijo SeHun, al ver que JunMyeon le lanzaba una significativa mirada. Tanto la loción como la camisa eran regalos que JunMyeon le había hecho por su cumpleaños—. ¿Cómo has conseguido salir de esa situación?

—Yoona se imaginó que nos iban a hacer algo así —le explicó—. Así que se pegó al cuerpo una tarjeta de crédito. Anduvimos menos de una hora, hasta que consiguió dinero y nos fuimos a comer. Luego tomamos el autobús hasta la ciudad.

—Entonces, ¿por qué estás tan cansado? —preguntó SeHun.

—Minho y yo nos fuimos luego a montar en bicicleta por la bahía. Hacía mucho viento. —conto JunMyeon.

—Deberías haberme llamado. No me habría importado dar una vuelta. —lamento SeHun.

—Pero estabas de guardia anoche. Pensé que estarías trabajando. —respondió JunMyeon.

—Solo hasta esta mañana. —le aclaro SeHun y observó a JunMyeon con un ligero brillo peligroso en los ojos ante la mención de ese tal Minho—. ¿Conozco a ese tal Minho?

—Es un nuevo representante. —se rio JunMyeon—. No me mires así, SeHun. Es muy guapo, pero no hace que me tiemblen las rodillas.

—¿Yo sí? —SeHun arqueo la ceja cruzándose los brazos.

—Tú sabes que sí. —dijo JunMyeon y lo besó otra vez—. Y haces temblar mucho más que mis piernas, cuando me besas así. Siempre me has hecho sentir eso. Desde el primer día en que entraste en aquella horrorosa reunión. —se levantó la camisa y le llevó la mano hasta uno de sus pezones desnudos—. ¿Tenemos tiempo?

—No. —admitió SeHun, con la voz ronca. Inclinó la cabeza y deslizó la lengua por el pezón—. Nos esperan a las ocho. —dijo, mientras lo tapaba—. Será mejor que nos vayamos.

No había mucho tráfico y pronto llegaron a la autopista que los conducía por la zona de negocios y luego alrededor del puerto, antes de subir las montañas,

— ¿De verdad que he hecho que las rodillas te temblaran desde el primer día? —cuestiono nuevamente SeHun.

—Sí, claro que sí Hunnie. —dijo JunMyeon—. Casi me desmayé. —SeHun captó su expresión divertida al mirarlo de reojo—. En el momento en que entraste, en mitad de mi discurso, perdí los papeles. Me había preparado cuidadosamente la presentación y, sin embargo, no fui capaz de mostrar nada. No me extrañaría haber estado hablando sin sentido durante una hora.

—A mí no me sonó mal. —rio SeHun quitando un vago recuerdo de algunos medicamentos nuevos, específicos para pediatría en las UCI, no se había fijado en nada más.

Había estado demasiado preocupado por el efecto que JunMyeon había causado en él como para enterarse de lo que decía. Pero en otras ocasiones en que lo había oído hablar en público, incluso cuando una leve mirada le había dicho que estaba tan pendiente de él como él lo estaba de JunMyeon, siempre había apreciado su confianza en sí mismo, su control de la situación y su profesionalidad.

—¿Y estabas enfadado conmigo por haber llegado tarde? —chasqueo SeHun.

—No estaba enfadado, sino a punto de desmayarme. —se rio JunMyeon—. SeHun, tú sabes lo que provocaste dentro de mí. Lo sabes perfectamente. Entraste, me miraste de arriba abajo, y se me encogió el estómago. Ya me habían advertido sobre ti, pero, a pesar de todo, me quedé sin defensas.

—¿Te habían avisado? —SeHun lo miró con el ceño fruncido—. ¿De qué estás hablando?

—De Baekhyun. —respondió JunMyeon suspirando.

—¿Byun Baekhyun? —SeHun hizo una mueca—. Vaya.

—Ese vaya lo dirás por ti. —ataco JunMyeon.

—Has mantenido esa información oculta por mucho tiempo. —regaño SeHun.

—Los dos trabajamos como enfermeros juntos. — dijo JunMyeon en un tono superficial, como sin darle mucha importancia, pero no negó el que se hubiera reservado esa información deliberadamente—. Fue años atrás. Estábamos en «urgencias». No lo conocía muy bien y no he vuelto a verlo desde que se marchó a Asan. Pero cuando conseguí el trabajo en el hospital de Wellinsung me contó muchas cosas sobre su exnovio, el doctor Oh SeHun.

—JunMyeon... —SeHun respiró profundamente y se dio una pausa para pensar sobre cómo proceder—. Baekhyun y yo no fuimos...

—No te guarda rencor, SeHun. —JunMyeon le acarició la pierna tratando de tranquilizarlo, pero a SeHun le resultó tremendamente excitante—. Solo quería que yo supiera que eres un ligón y que, si alguna vez me mirabas con esos irresistibles ojos, no debía cometer el error que él cometió de tomarte en serio y planear una vida juntos.

—No soy ningún ligón... —SeHun comenzó a decir impaciente, pero JunMyeon no le dejó terminar.

—SeHun, solías serlo. —rio JunMyeon—. digamos que ahora solo estas descansando.

SeHun protestó.

—Quizá cuando era estudiante...

—Pero ya te habías licenciado cuando Baekhyun y tu empezaron a salir. —ataco JunMyeon—. SeHun no tienes que mentir conmigo, no juzgo tu modo de vivir.

—Baekhyun y yo nunca salimos. —se indignó SeHun—. Al menos, no como Baekhyun pensaba o creía que salíamos. Nos reíamos juntos en el hospital y quedamos un par de veces...

—¿Te acostaste con Baekhyun? —cuestiono JunMyeon mirándolo con seriedad—. Ahí tienes tu respuesta.

SeHun suspiró.

—Baekhyun no puso ninguna objeción en aquel momento. —declaro SeHun empezando a sudar por la mala imagen que JunMyeon estaba teniendo de él.

—Estoy seguro de que no tenía ninguna objeción que poner. —JunMyeon colocó una vez más su pequeña mano sobre su pierna, con una carcajada—. Al contrario. Conociéndote, seguro que se lo pasó estupendamente. No te preocupes, SeHun. Nada de eso es asunto mío. No tienes que darme explicaciones.

Pero SeHun quería hacerlo. Baekhyun podía haberle dado una visión parcial de cómo había sido su breve relación, y eso lo preocupaba.

—Cometí un error con Baekhyun. —dijo SeHun—. No lo engañé deliberadamente, pero no me di cuenta de que quería ir en serio.

Había trabajado con Baekhyun durante tres meses. Habían ido al cine y a cenar un par de veces. Pero, cuando lo invitó a casa de su familia a una barbacoa, SeHun no se podía imaginar cómo Baekhyun había malinterpretado lo que para SeHun no había sido más que una relación casual.

Al ir a la cocina por una botella de vino que había llevado, SeHun se encontró una tarta con su nombre y el de Baekhyun escritos, y dos anillos unidos. Tanto Baekhyun como su familia esperaban que él aprovechara la ocasión para pedir la mano de Baekhyun. Por suerte, SeHun logró escaparse antes del postre y, al día siguiente, le explicó a Baekhyun que quería su amistad, pero no quería casarse con él ni tener nada serio. Durante meses, después de aquello, tuvo que soportar sus miradas dolidas.

—Pensé que Baekhyun lo había entendido...

—¿Qué tenías tanto interés en el matrimonio como en criar pollos? —dijo JunMyeon en tono alegre—. Creo que la pobre Baekhyun captó el mensaje al final...

SeHun la miró de reojo.

—Pues, últimamente, me he estado pensando lo de la crianza de pollos.

—No, SeHun. —lo corto JunMyeon, hasta entonces la atmósfera en el coche había sido animosa, pero, de pronto, comenzó a notarse tensión—. No quiero discutir.

—No tenemos por qué discutir. —SeHun salió de la carretera suavemente, y se metió por un camino de ovejas, tratando de mantener la conversación en un tono ligero—. No tenemos por qué discutir jamás. Basta con que digas siempre «sí, SeHun», «claro, SeHun», «por supuesto, SeHun».

—¡De eso nada, SeHun! —JunMyeon había logrado que se desvaneciera la crispación de la conversación—. No, eso no funcionaria. Tú nunca has querido casarte ni tener hijo y yo menos. Ya estabas demasiado seguro de eso ¿Por qué quieres cambiar al final?

Considerando lo que sentía cuando estaba con JunMyeon, a SeHun sus palabras le parecieron una ironía exquisita, pero no dijo nada hasta poco antes de llegar a casa de Kyungsoo y Chanyeol

—¿Cómo es que 1o que te contó Baekhyun no te hizo huir de mí? —pregunto SeHun para cambiar de tema, recordó como cautivado, había invitado a JunMyeon a salir después de aquella reunión y terminaron en la cama aquella misma noche—. ¿Por qué no me mandaste a paseo?

—¿Qué? —JunMyeon pareció atónito ante la pregunta—. SeHun, sé razonable. Solo con que me mires me entran ganas de desnudarme. Nunca había sentido nada ni remotamente parecido. El único hombre... —JunMyeon bajó la voz y se detuvo. SeHun se tensó ante lo que parecía iba a ser una confesión sobre sus relaciones anteriores, tema que JunMyeon había evitado antes. Sin embargo, desvió la conversación—. Bueno, es suficiente con que te diga que nunca antes había sabido lo que significaba, realmente, estar excitado.

JunMyeon respiró profundamente y, como SeHun no dijo nada, JunMyeon continuó.

—SeHun, sé que lo que voy a decir puede sonar inmoral, pero me habría dado igual que tú no me hubieras deseado aquella noche. Te habría perseguido sin descanso, hasta que ya no hubieras podido luchar más. Para mí, la cena que tuvimos fue una pérdida de tiempo. He intentado recordar dónde fue y no puedo. Solo sé que me pasé toda la noche tratando de sacarte del restaurante y de llevarte al coche. Te deseaba tanto que me dolía.

—Conejito, tú sabes que yo sentía lo mismo. —SeHun le acarició la mejilla, luego la garganta, luego deslizó un dedo por la comisura de su labio, bajo por la línea de su garganta hasta llegar a su clavícula, que ansiaba ver su cuerpo desnudo una vez más—. Yo te deseaba con la misma fuerza.

—Yo todavía siento eso. —dijo JunMyeon y presionó el pecho contra la palma de su mano. Él pudo sentir el pezón endurecido—. Ah.. Todavía siento que me quemo por dentro cuando me miras. Nada ha cambiado.

—Mgh...Tenemos que entrar. —dijo SeHun en un gemido de deseo. Ansiaba poder desnudarla, besar la piel que estaba bajo su mano, pero no podían hacer el amor a la puerta de la casa de Kyungsoo y Chanyeol Apartó la mano y le colocó la camisa—. Más tarde, ¿de acuerdo?

—Esta cena me va a parecer eterna. —puchereó JunMyeon.

Chanyeol abrió la puerta y los hizo pasar al salón.

—Hemos pedido comida tailandesa. —se disculpó Kyungsoo apresuradamente al entrar a saludarlos—. Del restaurante de la esquina. Espero que no os importe. Nos habría gustado cocinar, pero no nos ha dado tiempo. A pesar de todo, queríamos verlos.

—Me parece estupendo. —dijo SeHun y la besó en la mejilla—. A los dos nos encanta la comida tailandesa. Y a los dos nos sorprendió que nos invitaran tan pronto.

—No sabíamos la cantidad de trabajo que era esto —dijo Chanyeol—. El bebé no duerme mucho. Solo hemos tenido un par de horas para nosotros desde que vinimos a casa.

—Pobrecitos —dijo JunMyeon con una sonrisa—. Los dos tienen un aspecto estupendo, aunque supongo que por dentro estarán agotados.

—La felicidad está todavía ahí, cubriéndolo todo — dijo Kyungsoo suavemente y miró a JunMyeon—. ¿Quieres ver al bebé?

—Sí, claro que sí. —JunMyeon se fue detrás de Kyungsoo, y SeHun no pudo vencer a la tentación de seguirlos—. ¿Y han decidido el nombre?

—Hemos pensado en Sungmin o Jisung. —dijo Kyungsoo—. Sungmin es el nombre de uno padre de Chanyeol y Jisung, el de uno de mis padres. Siempre tenemos un padre favorito, sin embargo, el otro padre de Chanyeol se llama Kyuhyun y estamos empezando a pensar que es una alternativa neutral. Pero todavía no estamos seguros... ¡No me lo puedo creer! —todos miraron al interior de la cuna—. Cuando queremos que esté despierto, resulta que se ha dormido.

—Es una preciosidad. —susurró JunMyeon, y SeHun, que lo estaba observando, sintió que el estómago se le encogía de emoción al notar que su gesto se endulzaba—. Pero es tan pequeño.

—Díselo a SeHun. —Kyungsoo sonrió—. Piensa que es gigantesco.

—SeHun ha perdido el sentido de la realidad. —dijo JunMyeon y lo miró con sorna—. Solíamos celebrarlo juntos, cada vez que uno de sus bebés alcanzaba los quinientos gramos.

—Cualquier excusa es buena para una fiesta. — murmuró SeHun y le apretó la mano—. Tendrás que venir a verlo otra vez cuando esté despierto. Tiene unos inmensos ojos negros en los que parece que uno se puede sumergir. —«tal y como yo siento que me puedo sumergir en los tuyos», pensó SeHun mirando a JunMyeon, aún con su mano en la suya—. Seguramente estará despierto toda la noche.

—No se te ocurra ni bromear al respecto. —dijo Chanyeol irónicamente—. No necesitamos otra noche como la de ayer.

—En seguida se adaptan. —dijo JunMyeon con seguridad. Cuando todos, incluido SeHun, lo miraron con un gesto dudoso, JunMyeon añadió algo—. Al menos, eso es lo que le he oído decir a algunos padres.

—Crucemos los dedos. —añadió Kyungsoo—. Pensé que un bebé iba a ser un descanso después de años de turnos de urgencias. Jamás se me ocurrió pensar que podría ser mucho más agotador.

El Timbre interrumpió la conversación y SeHun siguió a Chanyeol para ayudarlo con la comida que acababa de llegar. Solo que, junto al repartidor del restaurante, también llegó Tao. Chanyeol lo besó entusiasmado y le rogó que entrara, mientras le explicaba a SeHun que lo había llamado aquella misma mañana y por eso lo había invitado.

Poco después, aparecieron Kyungsoo y JunMyeon, y SeHun, siempre pendiente de JunMyeon, se quedó inmóvil al notar la tensión, impresa también, de algún modo, en el rostro de Kyungsoo. SeHun miró a JunMyeon con un gesto interrogante, pero JunMyeon evitó sus ojos. Pronto, la crispación inicial que había notado entre los dos chicos se disolvió al hacer las presentaciones.

—Tao, SeHun, Chen y yo compartimos un viejo apartamento cuando estábamos en el cuarto año de facultad. —les explicó Chanyeol a Kyungsoo y a JunMyeon—. Nos lo pasamos muy bien juntos.

—Por lo que veo, tus habilidades en la cocina no han mejorado. —dijo Tao, mirando la comida de encargo que Chanyeol y SeHun tenían en las manos.

—No lo hace tan mal. —dijo Kyungsoo en un tono ligero—. Lo siento, Tao. Sé que es de mala educación invitar a alguien a cenar y no cocinar. Queríamos haber hecho algo...

—¡No me hagas caso, Kyungsoo! Lo siento. Realmente, solo me estaba metiendo con Chanyeol, pero no era más que una broma. —Tao agitó las manos en el aire—. Me encanta la comida tailandesa. Además, admiro a cualquiera que sea capaz de organizar una cena, sea como sea, tres días después de tener un bebé. Y, hablando de bebés, me encantaría ver al recién nacido.

—Ven por aquí. —le dijo Kyungsoo, complacido con la petición.

Mientras los dos chicos estaban ocupados, SeHun y JunMyeon ayudaron a Chanyeol a organizar la comida.

—¿JunMyeon? —SeHun lo agarró de la barbilla, en un momento que se quedaron solos, mientras Chanyeol había ido por cervezas y vino—. ¿Estás bien?

—Sí, claro que estoy bien. —dijo JunMyeon con una sonrisa forzada—. ¿Por qué no iba a estarlo?

La cena resultó muy agradable, porque la alegre conversación de Tao venció el silencio tirante de JunMyeon. Su silencio no era obvio para nadie, pues no era JunMyeon una persona especialmente habladora. Pero sí lo era para SeHun, que siempre estaba pendiente de JunMyeon.

Tao tenía infinidad de anécdotas que contar del año que habían vivido todos juntos, y mantenía la conversación viva y vibrante, provocando muchas sonrisas y carcajadas.

A SeHun le pareció que JunMyeon, a pesar de su seriedad, seguía entretenida las historias de Tao. Hacia el final de la comida, observó que estaba pensativo, pero sus miradas se encontraron y la expresión de JunMyeon cambió completamente hacia un gesto mucho más cálido y privado al darse cuenta de que SeHun tenía la atención fija en JunMyeon.

Apartó la mirada y observó que Kyungsoo estaba empezando a reprimir los bostezos, así que aceleró la marcha.

—No quiero protestas. —dijo Chanyeol con firmeza—. Tenemos confianza suficiente como para decirnos las cosas claramente. Tienes que dormir cuando puedes hacerlo.

Antes de marcharse, SeHun y JunMyeon fueron a ver al bebé otra vez y, al encontrarlo despierto, SeHun tuvo la oportunidad de tenerlo en brazos unos minutos. JunMyeon se apartó cuando SeHun trató de pasárselo, negando con la cabeza y murmurando algo que SeHun no pudo oír pero que era, claramente, una negativa de JunMyeon a tener hijos. Así que le pasó el niño a Tao.

Después, se despidieron. 

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