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VII

Cuando SeHun salía de la cantina, lo llamaron al busca desde urgencias, así que se apresuró a llamar desde el teléfono del pasillo.

—¿Qué sucede? —preguntó SeHun.

—Tenemos a un hombre de cuarenta años que ha llegado a urgencias quejándose de que le duelen las piernas desde hace tres días, que tiene problemas para andar e insuficiencia respiratoria. No es fumador, y he comprobado el volumen de oxígeno en la sangre y tiene una insuficiencia de grado dos.

—Estaré allí en dos minutos. Necesito que lo manden a la UCI. —respondió SeHun.

Aunque nunca había estado en aquella zona del hospital, lo encontró en dos minutos, tal y como había prometido. El paciente estaba en una de las salas, tendido en una camilla. De inmediato, notó el tono azulado de su piel y el aspecto cansado.

—Hola, soy Oh SeHun.—le dijo a la enfermera que se encargaba de él, después de presentarse al paciente—. Soy el director temporal de la UCI. ¿Tú eres?

—Yeji.—dijo la enfermera.

—Bien, Yeji, vamos. Agarra del otro extremo de la camilla. ¿de acuerdo? —ordeno SeHun—. Gracias. Estamos trasladándolo a otro departamento. —le dijo a su paciente—. ¿Lo acompaña algún pariente?

—Hemos llamado a su mujer al trabajo. —le dijo Yeji—. Pero ha salido a comer. Alguien le dará el mensaje de que nos llame cuando llegue.

SeHun esperó hasta que el paciente estuvo acomodado en la zona de reanimación, antes de hablar con Yeji aparte.

—Trata de hablar con su mujer. — dijo SeHun en voz baja—. A ver si alguien puede ir a buscarla al lugar donde esté comiendo. Tiene que venir a toda prisa. ¿Tenemos algún espirómetro?

—Traeré uno cuando venga para acá. —respondió la enfermera.

Regresó junto al paciente y, con toda calma, le explicó quién era y cuál era su papel allí.

—El médico asistente que lo atendió al llegar, señor Dongwoon, me dijo que le dolían las piernas.

—Más que dolor era como si se me quedaran dormidas. Y también he sentido algo raro en los pies durante días. Pero las piernas solo se me han puesto realmente mal hoy.

Mientras el hombre hablaba, SeHun le examinaba las piernas. El tacto y la apariencia eran normales, pero no tenían fuerza.

—¿Ha tenido algún catarro? ¿Algún dolor en el vientre? —cuestiono SeHun.

—Tuve un pequeño catarro la semana pasada, un poco de tos, pero nada como esto. Me da la sensación de que voy a peor cada minuto. —jadeo el señor.

SeHun terminó su breve examen, chequeó los reflejos de sus extremidades y comprobó que habían desaparecido de las rodillas y los tobillos, pero que permanecían en los codos.

—Suba y baje los ojos, señor Dongwoon. Bien. Silbe. Infle las mejillas. Sonría. —SeHun comprobó que una parte de sus músculos faciales estaban debilitados—. Ahora siga mi dedo con la mirada. —dibujó una H en el aire, y notó un defecto en el modo en que seguía el trayecto—. Gracias.

Yeji, que había ido a llamar a la señora Garam llegó cuando SeHun estaba acabando su examen.

—Su mujer viene de camino. —le dijo la enfermera al señor Dongwoon, intercambiando una rápida mirada con SeHun. Le acercó la máquina que le había pedido—. ¿Le pongo esto?

—Conecte el monitor. —respondió SeHun, y le dio al paciente un tubo que pendía de la máquina—. Señor Dongwoon, quiero que tome todo el aire que pueda y lo expulse dentro de esto, vaciando sus pulmones por completo. Bien —SeHun asintió al ver que el hombre hacía lo que le había pedido—. Continúe respirando. Pare solo cuando no tenga más remedio.

Tal y como había esperado, presentaba serias dificultades respiratorias.

—¿Cuánto tiempo tardará en llegar su mujer? —pregunto SeHun a Yeji.

—Quizá unos quince minutos. —le dijo Yeji.

—Voy a intentar esperar. —dijo SeHun, pero sabía que no tenía mucho tiempo—. Señor Dongwoon, por los síntomas creo que padece el síndrome de Guillain—Barré, algo que suele atacar después de una infección vírica. Por algún motivo, después de una infección, la membrana que recubre los nervios se rompe. Eso reduce la conducción de impulsos nerviosos y, en su caso, lo está llevando a la parálisis. Lo más preocupante es que puede afectar a los músculos que controlan la respiración, por eso tenemos que actuar deprisa. Los análisis indican que los músculos no están trabajando, lo que provoca que no pueda inhalar suficiente cantidad de oxígeno ni expulsar el dióxido de carbono de su cuerpo. Vamos a tener que sedarlo y ponerle respiración asistida, ¿sabe lo que es?

—Una máquina para poder respirar. —respondió el hombre—. Lo he visto en la televisión.

—Por otro lado, voy a ponerle una transfusión con una proteína especial que ayudará a su cuerpo a luchar contra la infección. Empezaremos con eso dentro de unas horas, pero seguirá sedado, por lo que dudo que pueda saber lo que está ocurriendo. También le sacaremos un poco de líquido de la médula para analizarlo, pero esperaremos a que esté dormido, y lo realizaremos a la vez que una prueba de sus músculos. Aunque esté dormido, yo le explicaré lo que está sucediendo, por si puede oírme.

Yeji llevó a la señora Garam a la UCI cuando SeHun estaba terminando de explicarles a Ren y a Tommy los detalles del caso que acababa de llegar.

Se acercó a la mujer y la acompañó junto a su marido. Sabía que Yeji había hecho un buen trabajo preparando a la mujer para lo que se iba a encontrar. Su reacción inmediata fue correr al lado de su marido y tomarle la mano.

—Tiene cinco minutos. —le dijo SeHun, observando el esfuerzo que hacía el señor Dongwoon al respirar.

En cuanto pasó ese tiempo, Tommy se llevó a la señora Garam a la sala de espera, mientras SeHun sedaba a su paciente.

—Ayer estaba perfectamente. —dijo la mujer, cuando Tommy la trajo de vuelta—. Dijo que le dolían las piernas, pero creíamos que era porque había estado trabajando en el jardín. ¿Esa enfermedad puede ser realmente tan rápida?

SeHun asintió.

—Pero nunca había oído hablar de eso. —insistió la mujer.

—En los hospitales la vemos bastante a menudo. —comento SeHun con calma.

—Es un hombre muy fuerte. Todavía juega al rugby en invierno y nunca se pone enfermo. Tuvo un resfriado o una gripe hace poco, pero era la primera vez en años. Tiene que ponerse bien. —replicó la mujer alterada.

—Si no me equivoco en el diagnóstico, su recuperación es casi seguro. — dijo SeHun, y acercó una silla a la cama para que la mujer se sentara—. Necesitamos hacer una serie de pruebas para comprobar que el diagnóstico es correcto. Por desgracia, el médico con el que me gustaría contar está en Busan y no volverá hasta mañana por la mañana. Puede pasar tiempo hasta que podamos determinar con certeza lo que es.

—¿Y si no es lo que usted piensa? —replicó la mujer calmándose un poco.

—Los síntomas que tiene su marido son típicos del síndrome de Guillain—Barré. —le explico SeHun—. Espero que se corroboren mis sospechas.

—La enfermera me ha dicho que, prácticamente, lo que tienen que hacer es conseguir que Dongwoon siga respirando hasta que venza a la enfermedad.

—A grandes rasgos es así. —dijo SeHun—. Pero hay ciertas cosas que podemos hacer para ayudar a que el proceso se acelere. Una de Ellas, que ya discutí con su marido, es una transfusión con una proteína especial que ayuda a combatir la infección. Vamos a empezar hoy con eso. Otra alternativa es cambiar el líquido de su sangre por un fluido fresco. Dependiendo de cómo responda a la proteína, haremos eso o no. Ya le haré saber qué hemos decidido.

Garam parecía desconcertada.

—¿Eso quiere decir que es posible que siga así la semana que viene? —jadeo asustada.

—Es difícil saberlo. —SeHun la miró fijamente—. Hemos tenido suerte al poder empezar el tratamiento tan pronto, pero que se recuperara en una semana sería realmente rápido. Pueden pasar varias semanas antes de que podamos quitarle la respiración artificial.

—¿Tanto tiempo? —la mujer palideció—. ¿Y podré hablar con él?

—Sí, podrá hablar con él. De momento lo hemos sedado para que pueda tolerar la respiración artificial. En unos días, bajaremos la dosis de sedantes.

—Todo esto me parece tan extraño. Ayer estaba perfectamente —dijo Garam agitando la cabeza.

SeHun se preparó para hacerle al paciente una punción en la columna vertebral. Después de tres años trabajando con recién nacidos, le resultó extraño meter una aguja en la espina dorsal de un adulto. Encontró el espacio correcto de inmediato y, antes de extraer fluido, comprobó la presión. Luego sacó el fluido necesario y cubrió el pinchazo con una gasa esterilizada.

—Tendremos los resultados dentro de una hora. —le dijo SeHun a la señora Garam—. No nos van a decir a ciencia cierta si el diagnóstico es acertado, pero nos darán algún indicio de si voy por buen camino.

—El neurólogo viene para acá. —le dijo Ren cuando volvió a la unidad—. ¿Divirtiéndote?

—Me estoy esforzando por adaptarme al trabajo con adultos, después de tanto tiempo trabajando con bebés. —admitió SeHun ante Ren con una sonrisa—. El neurólogo, ¿es de aquí o es de Busan?

—Cubre ambas zonas. Ha estado en Busan esta tarde, pero no tiene problemas en venir aquí. —explicó Ren

—Necesitamos la información que pueda facilitarnos. —dijo SeHun.

Agarró las muestras que debía mandar al laboratorio y las metió en una bolsa de plástico con el nombre del paciente. Luego le pidió al auxiliar que pidiera que fueran a recogerlo.

—Estuve hablando con ZiTao. —dijo SeHun—. Me dijo que se encargaría de hacerle un seguimiento a la señora Yoolyn.

—La hemos trasladado a Kirk Ward. —le dijo Ren, refiriéndose al ala del hospital donde estaba medicina general—. La van a tener en observación toda la noche. ¡Ah! Chanyeol te ha llamado. —SeHun alzo la cara ya que le había dejado un mensaje—. Dice que las ocho y media está bien para la cena.

—Gracias. —asintió SeHun. Era jueves, así que hizo una nota mental de su compromiso para ir a cenar a casa de sus amigos con JunMyeon. Temía, no obstante, que se le pudiera olvidar, pues no sería la primera vez. Solo que, en aquella ocasión, no sería solo él el que sufriría las consecuencias de su negligencia, sino que sus amigos también se sentirían incómodos.

Recordar cuántas noches había pasado esperando a JunMyeon no le resultaba en absoluto agradable.

Por mucho que la quisiera, si en breve no daba ningún signo de que su relación podía llegar a algo más, tendría que tomar una decisión. 

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