LOS resultados del análisis de sangre de Yoolyn fueron malos.

—Hemos bajado el nivel de oxígeno por la noche. —le dijo su asistente a SeHun, a la mañana siguiente—. Hay una cama preparada para ella en el hospital, para cuando se decida que la traslademos allí.

SeHun asintió.

—¿Y los psiquiatras?

—EL doctor de turno tuvo una charla con él ayer por la noche y va a volver ahora por la mañana. Pero la señora Yoolyn no quiere ir a una de sus salas voluntariamente.

—Tenemos tres camas vacías. —observó SeHun, mirando de un lado a otro—. A menos que necesitemos su cama, déjenla aquí de momento. Le puede perturbar que la cambiemos ahora. —consultó con el enfermero—. ¿Te parece bien, Tommy?

—Sí —asintió él—. Es una buena idea.

La señora Yoolyn era la última paciente sobre la que tenían que hablar antes de comenzar la ronda. Guardaron las notas y las radiografías y se dirigieron hacia la sala de enfermos. Se estaban aproximando a la señora Yoolyn, cuando las puertas se abrieron.

—Un momento. —dijo tommy—. Este es el psiquiatra. ¿Vemos a la siguiente más tarde?

—Empezaremos por la cama de al lado. —dijo SeHun—. Eso le dará a al psiquiatra tiempo de hablar con ella. —miró al doctor que se estaba aproximando—. ZiTao

—¡Oh SeHun! —con una sonrisa, el doctor se acercó a SeHun—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Yo debería preguntarte lo mismo. —señaló SeHun.

Tao y SeHun habían estado en la misma clase en la universidad y habían salido juntos, ocasionalmente, cuando eran estudiantes. Después de un año trabajando, Tao había sentido el deseo irrefrenable de viajar por Europa.

—Lo último que oí fue que estabas trabajando en Birmingham. ¿Cuándo has vuelto?

—Hace tres semanas. —dijo Tao—. La verdad es que pensaba llamarte este fin de semana para ver cómo estabas. Estoy trabajando de interino aquí. ¿Y tú? ¿Qué estás haciendo en Daegu? Según había oído te habían ofrecido un trabajo de especialista en la UCI de un hospital del centro de Seúl. No me digas que lo has rechazado.

—El puesto no queda vacante hasta mediados de año. —le dijo SeHun—. Mientras tanto, estoy aquí. —consciente de que Ren y tommy estaban esperándolo, zanjó la conversación—. Tenemos que quedar para hablar como es debido. Llámame.

—Te llamaré en cuanto termine con Yoolyn. —le aseguró Tao con una sonrisa—. Luego quedamos.

Los biombos estaban todavía rodeando la cama de la señora Yoolyn cuando terminaron la ronda, lo que indicaba que el psiquiatra continuaba con ella. Dado que SeHun tenía otras cosas que hacer, dejó la unidad en manos de Ren y le pidió a Tommy que le diera a Tao el número de su celular.

Cuando Tao lo llamó, una hora más tarde, quedaron para comer en la cantina del hospital.

—¡Estás fantástico! —le dijo SeHun con toda sinceridad, mientras esperaban a que les dieran los sándwiches—. Pero estás diferente.

—Me he teñido el pelo. —dijo Tao con una carcajada—. Me encontré unas canas meses atrás y me aterroricé. Pero gracias. Tú también estás estupendo. Me alegro mucho de verte.

Encontraron una mesa cerca de la ventana. Desde allí, tenían una estupenda vista de las montañas.

Tao miró el paisaje aparentemente contento.

—Esto es precioso, ¿verdad? Me encanta Daegu. Cuando me enteré de que iban a construir este hospital me alegré mucho. Ese fue en parte el motivo de que volviera. —comentó Tao.

—¿Qué otro motivo hubo? —cuestiono SeHun.

—Echaba de menos a mi familia. —dijo Tao con un suspiro—. Y me acordaba de lo maravillosos que eran los hombres, así que pensé en conseguirme alguno. Rompí con alguien con quien había estado viviendo cinco años. —su inmediato silencio le dijo que, seguramente, había sido una experiencia dolorosa—. Me pareció un buen momento para regresar. ¿Y tú? Realmente estás guapísimo, SeHun. Se me había olvidado lo atractivo que eras. ¿Sigues rompiendo corazones en el hospital?

—Eso es parte del pasado. —dijo SeHun con un gesto impaciente—. Aunque no creo que nunca haya roto corazones. En cualquier caso, hoy en día, soy hombre de un solo chico.

—Me resulta muy difícil creer eso. —Tao lo miró—. No me puedo creer que hayas sentado la cabeza. No me digas que te has casado.

—Todavía no, pero no soy tan alérgico a la idea como solía serlo. —SeHun se sorprendió a sí mismo con lo que acababa de decir—. Por desgracia, JunMyeon parece decidió a no tomarme en serio.

—Me gusta eso. —dijo Tao con diversión que llamó la atención de algunos de los enfermeros que estaban en las mesas contiguas—. Me gusta mucho. Es realmente irónico. ¿Me estás diciendo que, a ti, Oh SeHun, ¿te están tratando como a un objeto sexual?

—Algo así. —respondió SeHun secamente, un poco incómodo por la sagacidad del comentario—. Estoy tratando de convencerlo, pero se está convirtiendo en una batalla.

—¿No se te ha ocurrido pensar que, tal vez, no sea el chico adecuado? —Tao hizo una pausa y lo miró—. Si estás por fin dispuesto a sentar la cabeza, hay un montón de chicos ansiosos por lanzarse a tus brazos.

—No me había percatado de eso. —SeHun frunció el ceño al ver su sonrisa—. ¿De qué te ríes?

—SeHun mírate. Eres increíblemente atractivo, inteligente, divertido, y eres fantástico en la cama. Además, acabas de conseguir uno de los mejores trabajos de hospital del país. —alabó Tao—. Francamente, y hablándote como un viejo amigo, yo me casaría contigo mañana mismo y lo mismo digo de todos los chicos que están aquí ahora mismo.

SeHun suspiró.

—Tao, eres un encanto...

—No se trata de que yo sea un encanto, idiota. —regaño Tao—. Es la verdad ¿Sabes lo que creo? Que, si ese chico con el que estás es tan tonto como para no saber valorarte, deberías buscarte otro, alguien que te pudiera dar lo que quieres.

—La vida no es tan simple Tao. —dijo SeHun arrepentido de haberle hecho semejante confidencia sobre JunMyeon. La situación entre ellos era demasiado complicada como para poder explicársela a alguien.

Era cierto que se casaría con JunMyeon si aceptara, y era verdad que, desde que había tenido al bebé de Chanyeol y Kyungsoo en brazos, había sentido un tremendo deseo de ser padre; y sabía que quería todas aquellas cosas con y solo con JunMyeon. De no haber sido porque lo quería tanto, el tema del matrimonio y los niños seguiría siendo algo ajeno a él.

Le hizo un breve resumen a Tao de lo que había ocurrido con sus amigos comunes durante su ausencia.

—¿Has regresado para quedarte, Tao? ¿0 solo el tiempo suficiente para curarte el despecho? —bromeo SeHun.

—He vuelto definitivamente. —dijo Tao, notando que había cambiado radicalmente de tema de conversación—. Se va a quedar vacante un puesto en la unidad de psiquiatría de KenSan. —dijo Tao mencionando otro de los hospitales de aquella zona—. También hay mucho trabajo para interinos en la ciudad y aquí, si no consigo ese puesto. He decidido quedarme. Los hombres de Corea son buenos maridos, y quiero tener hijos antes de que se me pase el momento, así que voy, a tratar de encontrar a alguien.

SeHun sonrió. Al parecer Tao no había perdido su decisión en su viaje a Gran Bretaña.

—¿Tienes a alguien en mente? —le pregunto SeHun.

—Tú, si hicieras lo razonable y dejaras a ese novio. —lamento Tao.

SeHun suspiró.

—Tao...

—Sí, lo sé. —Tao se río y él se dio cuenta de que había estado bromeando—. Lo leo en tus ojos. Estás totalmente coladito por JunMyeon.

—Totalmente. —le confesó SeHun.

—Bueno, pues espero que todo vaya bien. —dio un sorbo de café y, de pronto, frunció el ceño—. ¿Has dicho antes algo sobre el bebé de Chanyeol? Park ¿Chanyeol? —él asintió y JunMyeon se apartó la taza de los labios—. Park ¡Chanyeol tiene un bebé! No puedo creérmelo. Lo último que oí es que tenía un puesto muy importante en una UCI en Londres.

—Pero ya hace unos años que volvió —le explicó SeHun—. Le ofrecieron un trabajo aquí, justo cuando quería volver —Chanyeol estaba con ellos en la misma clase también—. Se ha casado con uno de acá, médico especialista de la ICU también. Kyungsoo es adorable. Te va a caer muy bien. La verdad es que estoy cubriendo la vacante de ellos dos. Chanyeol va a tomarse un permiso de paternidad y unas vacaciones, y Kyungsoo ha pedido una excelencia de seis meses. Su primer bebé nació ayer.

Tao golpeó la mesa con el puño.

—¡Ya los han atrapado a los dos! —protestó Tao con soma—. ¡Maldición! ¡Tenía que haber venido antes!

—Te doy su número de teléfono. —SeHun arrancó una hoja del cuaderno de notas que llevaba en el bolsillo de la bata—. Se han trasladado aquí. Estoy seguro de que a Chanyeol le encantaría verte.

Le escribió su teléfono y el de Chanyeol

—Me encantaría ver al bebé. —murmuró Tao—. Adoro a los bebés. Por cierto, SeHun, se me había olvidado. Sobre Yoolyn ...

—¿Sí?

—Ya le he explicado lo que he averiguado a tu asistente, pero supongo que querrás que te lo cuente. Por lo que he visto, tiene una depresión clínica desde que perdió al bebé, hace seis meses. No ha consultado con ningún profesional desde entonces, así es que nadie se había dado cuenta. Los atenderé, a ella y a su marido, durante unos meses. Pero no creo que corra peligro de volver a intentar suicidarse, aunque recomendaría que no se fuera a casa aún.

—¿Y el intento de suicidio de ayer? —interrogó SeHun.

—Un acto impulsivo motivado porque le había bajado la regla. —le dijo Tao—. Ella misma está sorprendida de la reacción tan exagerada que ha tenido, y parece aliviada de que la descubrieran a tiempo. No había planeado nada y el único motivo por el que intentó intoxicarse con monóxido de carbono fue porque acababa de oír en la radio que un idol se había matado así. Me da la sensación de que ha recuperado la lucidez.

—¿Se lo ha motivado su período... porque quería estar embarazada? —preguntó SeHun, recordando lo que el marido le había contado.

—Está desesperada por quedarse embarazada. —le confirmó Tao—. Esta vez, al descubrir que no lo estaba, no lo pudo soportar. Tiene miedo de que se le esté agotando el tiempo. Por lo que, yo sé, no hay ninguna razón aparente que justifique que perdiera el bebé ni que tengan dificultades para el embarazo. Así que le he concertado una cita con los médicos de obstetricia y ginecología para que la revisen.

—Todo eso suena a alguien muy eficiente. —dijo SeHun.

—En mi vida profesional, SeHun, soy muy eficiente. —dijo Tao, agitando una vez más las pestañas —¡Vaya! Tengo mucho que hacer y es tarde. Me tengo que marchar ahora mismo. Ha sido un placer verte. A ver si quedamos otra vez, pronto. Te llamaré.

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¿opiniones de la llegada de tao?