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IV

 Horas más tarde JunMyeon llamó a la puerta pasadas las diez y media.

—Deberías usar tu llave. —le dijo SeHun mientras lo hacía pasar—. No tienes que llamar.

—Está en el fondo de la mochila, en alguna parte. —JunMyeon dejó la mochila en el suelo del recibidor—. No me podía poner a buscarlo.

SeHun lo abrazó.

—Siempre dices eso.

—Porque es la verdad. —respondió JunMyeon con la respiración entrecortada—. Mmm... Algo huele muy bien.

—Tú. —le susurró SeHun sobre el cuello, mientras sus manos se dedicaban a desabrocharle la camisa—. Muy bien.

—No soy yo. Huele a curry —JunMyeon lo apartó con una carcajada y trató de ver por encima de su hombro—. Hay curry aquí.

—Solo las sobras de un plato de encargo. —dijo SeHun—. ¿No has comido?

—No desde el mediodía. —JunMyeon pasó a su lado—. Pensaba haberlo hecho después de la piscina, pero me he puesto a estudiar y se me ha pasado el tiempo. ¿Qué tal? ¿No estás harto de tener que viajar todos los días?

—Me han dado un piso allí para cuando estoy de guardia. —le explicó SeHun—. Todavía no he tenido que ir y volver en el mismo día. JunMyeon, eso está frío. Ahí tienes el microondas. Funciona perfectamente.

—Tengo demasiada hambre. —dijo JunMyeon, mientras echaba las sobras en un plato—. Eres un vago, SeHun. Podrías haberlo preparado tú.

—Demasiada complicación para mí. —dijo SeHun mientras lo veía comer con gusto, tal y como hacía todo en la vida—. ¿Qué tal van las cosas? ¿Has sabido algo sobre tu madre últimamente?

—Sunghwa la ha dejado. —le contó JunMyeon con un suspiro—. Está muy triste, pero al menos ha sido un hombre decente y no le ha robado nada ni le ha hecho daño. No como los dos últimos. Estuvo llorando en el teléfono y había pensado ir a verla. Pero en cuanto empecé a decirle que me fuera a recoger al aeropuerto, me contó que había alguien que había conocido en el trabajo. Me dijo que iba a invitarlo a pasar el fin de semana, así que, si aparezco por allí, no voy a hacer más que estorbar. Creo que está enamorada otra vez.

SeHun sonrió. La madre de JunMyeon había estado casada cuatro veces y la media de tiempo de sus relaciones no maritales era de tres meses. En los dos años que llevaba con JunMyeon, su madre había vivido con seis parejas. Su entusiasmo por su última pareja había decaído mucho en las últimas semanas, por lo que no le extrañaba la noticia. Pero SeHun había conocido a Seung en Navidad y sentía pena por el hombre. Como JunMyeon decía, era un hombre decente y SeHun sospechaba que no sabía en lo que se metía cuando empezó su relación con Hyuna.

—Me alegro de que esté bien. —dijo SeHun calmadamente. Las rupturas de Hyuna solían ser dramáticas. JunMyeon, que era demasiado honesto emocionalmente, aun sabiendo que la histeria de su madre era solo pasajera, no podía evitar verse envuelto en el trauma—. Tener a otro hombre en perspectiva puede ayudarla mucho.

—Te fascina, ¿verdad? —dijo JunMyeon—. Al menos, te fascina su vida, admítelo SeHun. Siempre te interesas por cómo está.

—Sí, siento cierta fascinación, tengo que reconocerlo. —admitió SeHun—. Como toda mi familia está compuesta por parejas que han vivido juntos hasta la muerte, lo de tus padres tiene cierto atractivo para mí.

—Supongo que tú acabarás teniendo una larga lista de novios como la de mis padres. —lamento JunMyeon.

—No. —dijo SeHun. los padres de JunMyeon, ambos tenían, una cartera llena de relaciones matrimoniales y no matrimoniales—. Sabes que no es así, JunMyeon. Tú eres el único chico que quiero en mi vida.

Pero en lugar de responder con una declaración similar, JunMyeon se limitó a arrugar la nariz.

—No te pongas serio, SeHun. —dijo JunMyeon—. Me vas a producir una indigestión. ¿Qué tienes de postre?

—No te voy a dar nada. —dijo SeHun, deseoso de poder resistirse a JunMyeon, pero incapaz de hacerlo. Ni siquiera durante un rato—. Te tengo.

—¡SeHun! —protesto JunMyeon cuando SeHun lo levantó del suelo y lo puso sobre la mesa, sin fijarse en los platos y vasos de plástico—. ¡Eres como un hombre de las cavernas!

—Solo contigo JunMyeon. —susurró SeHun contra su boca, mientras lo desnudaba—. Eres tú el que me hace comportarme así.

—Pues me gustas cuando te comportas así. —dijo JunMyeon con una voz que torturaba sus sentidos del mismo modo que el tacto de sus manos bajo la camisa—. Fuerte y determinado. Me excitas.

—Bien. —SeHun lo besó brevemente en la boca, momentos antes de descubrir sus pezones, quitándole la camisa—. Me has estado excitando durante las cuatro semanas pasadas.

—Pero si no nos hemos visto.

—A eso es a lo que me refiero. —le susurró SeHun, mientras se quitaba primero la camisa, que JunMyeon le había desabrochado, y después los vaqueros. Pero al intentar quitarle a JunMyeon los pantalones del chandal, se dio cuenta de que no pasaban por las zapatillas de deporte—. ¿No podrías ponerte una falda cuando vienes aquí?

—Las faldas son para las mujeres SeHun. —dijo JunMyeon mientras se reía. Se inclinó, apartó sus dedos impacientes y se quitó las zapatillas. Se despojó de los pantalones y de la ropa interior—. Además, esto no sería divertido si fuera muy fácil.

—Pero seguiría siendo divertido. Además, la ropa no tiene generó conejito. —protestó SeHun, mientras posaba las manos en sus glúteos desnudos de JunMyeon, dispuesto a levantarlo—. Podría evitarme el ataque al corazón que voy a sufrir un día ante la impaciencia de quitarte la ropa.

—Estás en demasiada buena forma como para tener un ataque al corazón. —le dijo JunMyeon, mientras se restregaba contra SeHun de un modo que lo desquiciaba.

—Mghh... no hagas eso, —protestó SeHun, tratando de mantener el control. Había pasado mucho tiempo y tenía demasiadas ganas—. JunMyeon...

—Tranquilo lobito. —dijo JunMyeon con una risa suave—. Yo también quiero esto, SeHun. Por favor.

SeHun lo llevó arriba, gratificado por la agradable sensación de la piel húmeda y cálida de JunMyeon contra la de él.

SeHun fue empujándolo contra la mesa. JunMyeon le agarró el hombro y gozó al sentir el calor de su torso. Le deslizó las manos hasta los hombros y se aferró a él con fuerza. Sintió que el cuerpo le entraba en combustión cuando SeHun le cubrió un pezón con la mano. Nada le había resultado nunca tan agradable a JunMyeon. Los temblores del éxtasis le recorrieron el cuerpo mientras el pulgar rodeaba, acariciaba y apretaba. Un gemido se le escapó entre los labios, del que SeHun se hizo eco, aumentando así la excitación de JunMyeon.

Aquella mano tan grande y ruda de SeHun resultaba sumamente delicada. Las caricias eran perfectas, como si hubiera esperado los años de su vida a que llegaran. A que llegara aquel hombre.

El fuego le recorría el cuerpo, desde los labios que seguían fusionados a los de SeHun, pasando por el pezón, hasta la pelvis. Se movió ligeramente y notó la potencia de la erección contra su vientre y gozó ante la promesa que aquello suponía para ambos.

JunMyeon gozaba con el aroma que emanaba de la piel de SeHun, con su poderosa masculinidad, con sus fuertes músculos... La combinación de curiosidad y deseo era irresistible.

Nunca antes había ignorado ella su responsabilidad o el sentido de lo que era apropiado. Las dos cosas se le habían inculcado desde la infancia. Dejar todo de lado por una potente experiencia sexual era la experiencia más embriagadora de su vida.

JunMyeon se acomodó sobre la mesa abriendo más las piernas y deslizó las manos por debajo del cuello de SeHun. SeHun aprovechó el gesto para deslizarle las manos por las nalgas para apegarlo más a él, quedando así su duro miembro a escasos centímetros de la entrada de JunMyeon.

SeHun apartó la boca de la de JunMyeon justo lo suficiente para que ambos pudieran tomar aire. Los torsos de ambos se irguieron a la vez, haciendo que los sensibles pezones de JunMyeon vibraran de necesidad.

SeHun le levantó la pierna y le colocó la pantorrilla alrededor de la cintura, JunMyeon sonrió e hizo lo mismo con la otra pierna y SeHun lo animó a entrelazar los tobillos en la espalda. La erección de SeHun era firme y provocadora contra la ansiosa entrada de JunMyeon. Tenía la respiración agitada, fuera de control, y el pulso le latía erráticamente. SeHun parecía estar sintiendo lo mismo.

—JunMyeon... —gimió SeHun y volvió a besarlo, lo hizo duramente, pero JunMyeon gozó con aquella pasión y le correspondió estrechándole con fuerza contra secuestro con las piernas y agarrándole por los hombros. Se perdió en las sensaciones que estaba experimentando hasta tal punto que solo fue vagamente consciente cuando SeHun introdujo dos dedos en su entrada, abriéndose paso con urgencia.

Las paredes anales de JunMyeon se aferraron a los dedos de SeHun con fuerza y ardor, las mejillas se rozaron. JunMyeon le clavaba los dedos con fuerza en la piel. Sintió una oleada de aire fresco cuando SeHun quito sus dedos luego, para volver a embestirlo. Entonces, con precipitados movimientos, SeHun empezó a follarlo con los dedos.

JunMyeon jadeó apretando las nalgas al tiempo que se contraían sobre los dedos de SeHun, fascinado por la textura del grueso miembro de SeHun que se urgía entre sus nalgas. Luego JunMyeon cubrió los bíceps de SeHun con las manos, deslizándolas después hasta los hombros, fuertes y anchos. A continuación, bajó una mano hasta el torso y comenzó a seguir el rastro tan tentador que llevaba hasta su duro miembro..

—En unos minutos mi amor. —susurró SeHun atrapándole la mano.

SeHun lo miró de un modo que lo inmovilizó y que despertó algo dentro de JunMyeon, algo para lo que no tenía nombre, pero que parecía habitar en el centro de su ser. Propósito compartido. Comprensión. Algo tan elemental y real.

No pasó mucho antes de que JunMyeon alcanzará el orgasmo solo con los dedos de SeHun.

—Tranquilo conejito... —susurro SeHun.

SeHun lo besaba cuando JunMyeon temblaba ante las poderosas sensaciones que estaba experimentando. Cuando lo hacía, JunMyeon se deshacía, preso de un delicioso abandono. Después, SeHun volvió a sacar los dedos de la entrada de JunMyeon y paso a cubrirle de nuevo los pezones, lamiendo, rodeando el pezón con la lengua y finalmente introduciéndoselo en la boca y chupándolo con fuerza...

JunMyeon le clavó los dedos en la espalda, arqueándose contra él y gimiendo desesperadamente. Las sensaciones eran tan agradables. De repente, SeHun apretó el pezón entre los dientes y le provocó una intensa sensación a JunMyeon que su pequeño miembro volvió a erectarse. SeHun volvió a hacerlo y JunMyeon exhaló un potente gemido de placer que pareció desgarrarlo por dentro. Una vez más, se arqueó contra SeHun, agarrándole el cabello con los dedos y tirando de él como si todo el placer que le estaba dando no pudiera resultarle nunca suficiente.

Con cada movimiento que SeHun realizaba, el placer iba y venía. Entonces, sintió los dedos de SeHun contra su cuerpo, deslizándose lentamente hasta el lugar más sensible de todo su cuerpo, que en aquellos momentos se encontraba dilatado y caliente gracias a los dedos que SeHun había metido ahí hace minutos...

—Estás tan preparado... —murmuró SeHun antes de besarlo de nuevo muy profundamente—. Te necesito, JunMyeon...

Como si tuviera voluntad propia, su cuerpo apretó los dedos y los inmovilizó. Las sensaciones fueron maravillosas y gloriosas para JunMyeon.

—Yo también Hunnie... —gimió JunMyeon frotando su miembro contra el duro pecho de SeHun.

SeHun volvió a besarlo. Besos potentes y exigentes, que ahogaron las protestas de JunMyeon. Las palabras se esfumaron junto con las dudas. Su cuerpo se aceleró aún más. Las caricias de SeHun eran hábiles, lentas y concienzudas. El fuego la abrasaba por dentro.

—Dime que es esto lo que deseas, conejito..

—Sí... –gimió JunMyeon—, sí... pero yo...

SeHun retiró la mano. JunMyeon no pudo evitar que un gruñido se escapara de sus labios. Lo deseaba con una urgencia que no había conocido nunca, con una urgencia que jamás había experimentado, una urgencia que la animaba a levantar las caderas... JunMyeon lo estaba besando cuando SeHun se movió de repente.

JunMyeon notó la erección de SeHun rosándole la entrada y luego un rápido movimiento SeHun lo penetro empalándolo de golpe, estirando su entrada hasta lo imposible. JunMyeon abrió los ojos con un gesto de incomodidad a medida que fue siendo consciente del dolor.

SeHun lo miró sonriendo al ver que JunMyeon se quedaba completamente inmóvil por unos segundos hasta que empezó a mover las caderas incitándolo a más.

SeHun estaba tan caliente, tan duro, tan inflexible... Su enorme cuerpo rodeaba el de JunMyeon, aplastándolo contra la mesa. Su rostro presentaba el ceño fruncido ante el esfuerzo que le suponía mantenerse completamente inmóvil esperando a su conejito se acostumbrara, pero fue una sorpresa notar como JunMyeon ya estaba contorneando las caderas autoembistiendose.

JunMyeon le colocó las manos sobre los hombros para sostenerse mientras buscaba mayor fricción entre el miembro de SeHun contra sus paredes anales. SeHun sonrió y empezó a moverse de forma bestial para saciar el hambre de su conejito.

JunMyeon miró los ojos de SeHun y la respiración se le entrecortó al notar que SeHun volvía a hundirse en su interior, llenándolo de nuevo por completo....

Le agarró un pezón con las manos. JunMyeon volvió a excitarse. Le hundió las uñas en los hombros y levantó las caderas, buscando la fricción que intensificaría aquella frágil sensación de gozo.

Las embestidas frenéticas continuaron seguidos de los gemidos, gruñidos y jadeos de placer que inundaron toda la habitación de los amantes, como si solo fueran dos criaturas en celo. Entonces, SeHun se tensó contra JunMyeon. Los tendones de su cuerpo se resaltaron contra la piel y cerró los ojos mientras arqueaba el cuerpo, inmovilizándolo contra la mesa mientras los temblores del orgasmo que lo atenazaban también a JunMyeon lo llenaran.

JunMyeon se sintió fascinado al verlo, tan grande y poderoso, perdido en aquel momento de éxtasis. Dentro de sus paredes, el ritmo del placer que SeHun estaba sintiendo y JunMyeon sintió cómo la excitación volvía a despertarse en su interior.

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