II
Cuando SeHun llegó a la UCI la paciente a la que esperaban acababa de llegar.
—Tiene treinta y ocho años, y se ha intoxicado deliberadamente con monóxido de carbono. —le dijo la encargada del registro, mientras los enfermeros preparaban la cama—. Se llama Yoolyn. No ha perdido la conciencia. Fue encontrada por su marido esta mañana cuando, de improviso, volvió a casa del trabajo para recoger algo. Así es que puede que no haya estado expuesta a los gases durante demasiado tiempo. Los vecinos dicen que el motor no estuvo en marcha más de diez minutos.
SeHun asintió.
—¿El marido viene de camino?
—Está realmente afectado. —dijo el doctor Ren—. Hay un ayudante social con él abajo. Lo mandará aquí en cuanto considere que puede soportarlo.
—¿Test de embarazo? —preguntó SeHun.
—Negativo. —Ren sonrió—. Sabía que lo preguntarías, teniendo en cuenta de dónde vienes.
—Bien hecho. —las grandes inhalaciones de monóxido de carbono eran especialmente letales en los embarazos, pues la sangre del bebé absorbe el gas con más vehemencia que la de la madre. Eso significaba que el bebé habría muerto o podría sufrir daños permanentes por la falta de oxígeno. Si había embarazo, había que trasladar a la paciente a un centro que dispusiera de oxígeno de alta presión.
Ren y SeHun se acercaron a la cama de la paciente.
—Señora Yoolyn soy Oh SeHun. —le explicó—. El doctor Oh SeHun. —se lo deletreó y le hizo que lo repitiera para asegurarse de que lo comprendía—. Soy uno de los especialistas de la UCI. ¿Tiene alguna pregunta?
La paciente cerró los ojos.
—Me duele la cabeza.
—Vamos a ponerle remedio a eso ahora. —le dijo— SeHun—. ¿Sabe usted dónde está?
—En el hospital.
Sus palabras sonaron poco claras.
—¿Sabe qué día es hoy?
La señora respondió correctamente y SeHun asintió.
—Bien. —animó SeHun
El enfermero ya le había conectado a los monitores y SeHun pudo ver en el contador que su pulso y la presión sanguínea estaban dentro de los límites normales y estables.
—Hace un momento, le he dicho mi nombre, señora Yoolyn. —SeHun se tapó la placa que llevaba en la bata—. ¿Lo recuerda?
—Doctor. —dijo ella vagamente, acomodándose en la almohada que uno de los enfermeros le había preparado—. Doctor algo.
El sonido del corazón y de los pulmones era normal. Tenía los reflejos ligeramente ralentizados, pero la coordinación era razonable. Al mirarla con el oftalmoscopio, SeHun comprobó que tenía las retinas tan claras como debían estar.
—Me ha parecido que todo estaba bien. —dijo Ren, desde atrás.
—Sí, lo está. —confirmó SeHun. Si la retina hubiera estado empañada, habría sido un síntoma de inflamación del cerebro, una consecuencia de la intoxicación por monóxido de carbono—. Señora Yoolyn va a pasar con nosotros al menos un día, hasta que tengamos los resultados de su análisis de sangre. Si tiene alguna pregunta, no dude en hacerla.
—Cuando se haya recuperado, haré una valoración sobre el riesgo de que vuelva a repetir una acción suicida. —le dijo Ren y se apartó de la cama—. He dejado un aviso en psiquiatría para que vengan a verla. Mire, ese es su marido.
SeHun asintió y se acercó al hombre pálido y lloroso que acababa de entrar en la UCI.
—Su mujer va a ponerse bien. —le dijo SeHun, después de presentarse y de explicarle cómo estaba y cómo estaban tratando a su mujer—. Existe la posibilidad de que tenga algunos problemas en el futuro: pérdida de memoria, o fallos de coordinación. Pero la inhalación de monóxido de carbono ha sido muy corta, y el riesgo, por tanto, es menor.
—Gracias a Dios. —el hombre se dejó caer en una pequeña silla de la oficina, a la que SeHun lo había llevado—. No tenía ni idea... ¿Por qué habrá hecho una cosa así?
—¿Parecía deprimida?
—Preocupada. —dijo el esposo Soojoon—. Supongo que tenía algo que ver con la pérdida del niño. Pero no me podía imaginar que las cosas estuvieran tan mal.
—¿Cuándo perdió el bebé?
—Hace seis meses. —dijo el hombre claramente confuso—. Llevábamos años intentando que se quedara embarazada y, cuando nos disponíamos a hacer gestiones para un tratamiento de fertilidad, resulta que se quedó embarazada. Pero, después de dos meses, comenzó a sangrar y terminó perdiéndolo. Fue muy duro, pero habíamos empezado a intentarlo de nuevo. Sé que lo ha pasado muy mal, pero pensé que lo estaba superando.
—¿Podía imaginarse que usted vendría y la sorprendería? —cuestiono SeHun.
—No. —él negó con la cabeza y SeHun notó que tenía las manos temblorosas—. No podía ni imaginárselo. Dejé la carpeta en el porche cuando llegué a casa y entré apresuradamente, huyendo de la lluvia. Aunque la hubiera visto, no se habría podido imaginar lo importante que era. Seguramente, la habría metido en casa, para que la encontrara allí por la noche. Jamás se habría imaginado que volvería a por ella. Por eso me cuesta tanto entenderlo. Realmente, quería llegar hasta el final.
—El doctor Ren que ha estado con usted antes, ya ha avisado al equipo de psiquiatras para que vean a su esposa. —le dijo SeHun—. Espero que le puedan aconsejar sobre lo que debe hacer. Mientras tanto, nosotros haremos lo que esté en nuestra mano para que se recupere por completo.
—Gracias. —dijo el hombre y se pasó la mano por el pelo, claramente apenado—. ¿Puedo verla?
—Sí, por supuesto. —dijo SeHun y le abrió la puerta—. Está un poco confusa y su memoria inmediata se ha resentido, pero no se asuste. En cuanto el oxígeno sustituya al veneno, su mente empezará a aclararse.
Uno de los médicos en prácticas, recién incorporado en la unidad, se acercó a SeHun.
—Doctor Shizun, siempre nos han dicho que la intoxicación por monóxido de carbono pone la piel de color rojo brillante. —dijo el joven médico—. La señora Yoolyn está pálida.
—La descripción clásica es «rojo cereza» —confirmó SeHun—. Pero nunca he visto ese color en nadie que llegara vivo.
—¿Se pondrá bien? —pregunto el esposo.
—Tiene posibilidades. —dijo SeHun.
Una vez que Ren hubo solventado todos los trámites de admisión de la nueva paciente, SeHun y Ren hicieron la ronda de visitas a los demás.
La unidad tenía doce camas. Diez de Ellas formaban una U alrededor de la estación central de monitores y había dos camas en las habitaciones contiguas fuera de la zona principal. Estas últimas podían ser adaptadas para niños o para pacientes con problemas de inmunodeficiencia o con enfermedades contagiosas, pues podían ser aislados del resto de la unidad.
Después de la ronda, tomaron café en la sala de personal, y SeHun mencionó que había estado viendo al recién nacido de Kyungsoo y Chanyeol.
—Es pequeñísimo. —dijo Jimmy, el enfermero jefe de la unidad, en tono animoso—. Lo he visto esta mañana, mientras Chanyeol esperaba a que se despertara Kyungsoo. ¿No es lo más pequeño que han visto jamás?
SeHun sonrió, reconociendo que su visión distorsionada del tamaño del bebé debía de tener mucho que ver con su trabajo en la unidad de recién nacidos.
—Y tiene el pelo tan oscuro. —dijo Tommy.
—Tiene el mismo pelo que sus padres. —dijo Ren, revelando que él también había ido a la zona de maternidad— ¿Ha sido una operación muy larga?
—Catorce horas. —dijo Tommy, antes de que SeHun dijera nada.
—El embarazo en los donceles es mucho más complicado que el de las mujeres. —respondió SeHun—. la operación del parto es difícil porque un error puede afectar los otros órganos del paciente. A estas alturas pienso que es un milagro que los donceles puedan tener hijos.
—No quiero más detalles. —dijo Ren—. Me descompone pensar en el dolor.
—No entiendo que es lo que incita a los donceles y mujeres a pasar por algo así. —dijo Jimmy—. Tommy y yo vamos a intentar tener un bebé muy pronto, pero si fuera yo el que tiene que pasar por todo ese dolor, creo que preferiría adoptar.
—Pero, puesto que no eres tú, seguro que estás pensando, ¡bien, más sexo! —dijo Ren con una carcajada.
—Por supuesto —sonrió Jimmy—. No soy estúpido. ¿Qué persona en su sano juicio puede decir que no al sexo?
Desde luego, Jimmy no, pensó SeHun, aunque limitó su reacción a un intercambio de sonrisas con el otro hombre. No, claro que no podría decir que no al sexo, especialmente teniendo en cuenta que hacía casi un mes que no veía a JunMyeon.
El sexo entre ellos siempre había funcionado. SeHun se preguntaba si eso no era parte del problema. Viendo el modo en que JunMyeon lo evitaba últimamente, se empezaba a preguntar si no le habían dado demasiada importancia al sexo, a expensas de no dejar madurar las partes menos físicas de su relación. SeHun sabía que lo que quería de JunMyeon era más que sexo y encuentros ocasionales. Al recordar la sensación de tener al niño de Chanyeol en brazos, se dio cuenta de que quería tener sus propios hijos, y los quería tener con JunMyeon.
Pero JunMyeon no se lo iba a poner fácil. Tenía la sensación de que había estado tratando de evitarlo y, en su último encuentro, SeHun había tratado de hacerle ver que no estaba contento con la relación casual que tenían; pero, con su respuesta, JunMyeon le dejó muy claro que no compartía su interés por un compromiso.
Después de cuatro semanas sin tener a JunMyeon en su cama, tenía que reconocer que estaba ansioso, simplemente, de tener a JunMyeon de nuevo en sus brazos. Lo necesitaba inmediatamente y con urgencia. Estaba dispuesto a aceptarlo en las condiciones que JunMyeon impusiera.
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Ren
jsjs no, no es morra, es vato es de nu'est
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